-¿Fue Sandra? –Pregunté en un susurro a mi esposa.
-No lo sé, no escuché nada, quizá lo imaginaste. –Me dijo con la boca pegada a mi oído.
Nuestros corazones aun latían desbocados, el ruido pudo ser producto de mi imaginación, la adrenalina o la combinación del alcohol, el deseo y la confesión. Decidimos no darle más vueltas al asunto. Nos acurrucamos en la cama, el silencio se apodero de la habitación.
Al día siguiente como todos los lunes es el día de más trabajo en el despacho, tenía una cita en el juzgado a las 10 am y requería estar puntual para entrega y recepción de un oficio legal, Myriam atendía mercantil y patrimonial, yo temas penales. En la oficina solo teníamos dos asistentes, una chica que atendía al público y ordenaba nuestras agendas, así como un joven abogado pasante en derecho que nos apoyaba tanto a mi esposa como a mí.
En las tardes ocasionalmente iba a la oficina para citas específicas y así tener los fines de semanas libres. Desperté a las 7 am, con resaca y recuerdo que la última vez que vi el reloj eran las 4:20. Luché algunos minutos por no quedarme dormido, mi esposa ya no estaba en la cama, ella no tenía pendientes ese día en la oficina. Llamé a Ramiro mi asistente, le solicité pasara a mi casa por el expediente con la documentación y dividirnos el trabajo, lo alcanzaría más tarde, tomé una ducha de agua fría mi mujer ya tenía mi traje listo sobre una silla, 25 minutos más tarde bajé las escaleras terminando de vestirme y peinándome, me dolía horrible la cabeza.
Mi esposa estaba preparando el desayuno y me miro preocupada, “¿Quieres que te prepare un café?” me ofreció. “No gracias, tengo que irme ya”, dije con la boca seca. “¿Crees que todo salió bien ayer?” me cuestionó ofreciéndome un plato con fruta recién cortado y jugo de naranja. “Pienso que sí, cumplimos con los chicos de contarles como es nuestro estilo de vida”, contesté sin en realidad tener nada claro en mi cabeza, “No te preocupes, ahora tenemos que enfocarnos en nuestros respectivos días de trabajo”, agregué con un suspiro mientras revisaba la documentación que llevaría, el sonido de un auto llegando me indicó que Ramiro estaba afuera.
Me despedí besando a mi esposa. “Hablamos más tarde, Ramiro llevará el expediente al juzgado y yo iré a la oficina por otra documentación que necesitaré”.
Al entrar a la oficina, saludé a Jessica la asistente de oficina quien seguramente notó mi estado desaliñado, el aroma a café me dio la bienvenida. Mirando el reloj, me di cuenta de que aún faltaban 45 minutos para mi cita. Decidí aprovechar el tiempo para aclarar mis ideas y revisar los correos electrónicos relativos al despacho. Entre el ruido de teclado y el murmullo de mis pensamientos, intentaba concentrarme, sin lograrlo. Los recuerdos inundaron mi mente. El whisky, la tensión y excitación no dicha que había llenado el aire mientras Myriam y yo revelábamos nuestro estilo de vida a nuestros hijos.
La forma en que al final a Sandra se le iluminaron los ojos de emoción ante la posibilidad de también participar en algún grado de iniciación.
Antes de salir revisé mi correo personal, “mi otra vida” en donde tenía comunicación con el mundo swinger. Un correo electrónico atrajo mi atención. Era de Juan y Martha, nuestros amigos swingers. El asunto decía: “Re: La Noche del Sábado”. Con un estremecimiento, abrí el correo. Juan me informó que Martha y él se encontraban en la cama, recordando nuestros momentos con sus hijos, el texto era explícito, describiendo cada detalle de lo que habíamos compartido.
Me llegaron de golpe las imágenes que relataba, la cara de Martha, la piel brillando por el sudor, la boca abierta en un grito silencioso cuando su hijo Mario y yo le hicimos doble penetración, Mario y Juan poseyendo a mi esposa y humillándola con palabras obscenas, mi esposa mamándonos a los tres, Lily su hija recibiendo la leche de todos al final como pacto de iniciación.
El correo continuó, nos invitaba en sábado dentro de dos semanas a una reunión en su casa, Mario deseaba volver a encontrase con nosotros, en esa ocasión no podría estar Lily por motivos familiares y pensaba que podría ser una excitante noche de quinteto. El corazón me latía con la emoción de los recuerdos y la posibilidad de un nuevo encuentro, además la oportunidad de consultar con ellos sobre la experiencia de la confesión con nuestros hijos.
Ya en el juzgado y en las pausas de las diligencias que atendimos mis pensamientos seguían desviándose hacia la confesión. “que procesarían nuestros hijos de lo que les contamos?, ¿Cambiaria nuestra relación?, ¿Y qué hay de sus vidas románticas con las personas que salen?, Decidí que la mejor opción era mantener las líneas de comunicación abiertas y estar atentos para cualquier inquietud o pregunta.
Recibí la notificación de un mensaje en mi celular, era de Sandra. “¿Podemos hablar?” decía el texto. Mi corazón se aceleró. Salí del edificio del juzgado y la llamé. “¿Estás en la universidad?” le pregunté con tono casual. “Sí, papá, tengo muchas cosas en la mente”.
-¿Todo bien hija? –Con evidente preocupación delatándose en mi tono.
-Si, tengo algo de resaca tomé demasiado vino, estoy procesando aun lo que nos confesaron anoche y quiero decirte que te amo y no te preocupes tengo la suficiente madurez, mamá me comentó antes de salir que estabas angustiado, soy tu hija y también ya una mujer adulta mayor de edad y lo que les pedí de sobre vivir la experiencia sigue en pie.
Me sentí aliviado al escuchar sus palabras.
-Mi beba, gracias por entender, mi miedo es que te lastimáramos o causarte algún trauma.
-No te preocupes por ello –agregó– No le contaré nada a Enrique sobre la última revelación.
Mi corazón se detuvo un instante, me olvidé que Enrique se fue antes a la cama en mal estado.
-¿Han hablado entre ustedes del tema? –Inquirí temeroso.
-Él no sabe esa parte, es nuestro secreto, necesito saber más del tema y saber si fue real que la pareja que iniciaron era… bueno tú sabes. Enrique solo sabe que son swingers y al igual que yo los apoya.
-¿Qué te dijo?
-Que no le incomoda y respeta su vida íntima, Enrique es un bobo sin embargo es muy reservado.
-Nos vemos a la hora de la cena –Me despedí.
Regresamos Ramiro y yo a la oficina a ordenar los asuntos pendientes y programar citas. Mi mente divagaba en todo menos en mi trabajo, necesitaba estar solo para volver a leer el provocativo correo electrónico de Juan, me excitaba mucho esa nueva reunión y modalidad, en tantos años en el ambiente jamás habíamos estado en un quinteto, de dos parejas y un hombre con el añadido que el quinto en discordia era su hijo.
Mis cavilaciones fueron interrumpidas por un nuevo mensaje de Sandra, mi corazón dio un vuelco. “Papá los amo, vida solo tenemos una y hay que disfrutarla”. Respiré tranquilamente y decidí que era hora de volver a mi hogar.
Camino a casa tomé una decisión, llamé a Juan, eran demasiadas emociones. Me sentía ansioso y excitado a la vez.
-Hola Juan. ¿Cómo están en casa?, recibí tu invitación a la reunión, lo comentaré con Myriam y te tengo hoy mismo una respuesta. ¿Cómo está Martha?
-Todo bien Miguelito, Martha está en casa de Lily. Mi hijo se va de vacaciones con su familia en tres semanas, y antes le gustaría que se repitiera un nuevo encuentro, me comentó que no deja de pensar en la noche que pasamos, y confieso que tenemos el mismo sentimiento por ello te envié el correo tan descriptivo, ya conociste un poco el carácter de Mario.
-¡Sin duda! Es un chico impetuoso, de igual manera nosotros no dejamos de pensar lo excitante que la pasamos y estoy seguro que Myriam aceptará. Que pena que Lily en esta ocasión no estará.
-Si es una lástima mi flaquita se lo perderá, cuando se tiene una familia con hijos pequeños y un marido demandante nunca será fácil, a propósito, hablé con ella y les pide una disculpa estaba nerviosa, pero me asegura que la siguiente vez será diferente, ella quiere explorar más su lado bi y Myriam le pareció muy sexual.
-Es un encanto de mujercita Lily, me agrada saber que el motivo fue su nerviosismo llegué a pensar que no le agradamos del todo, aunque los nervios por lo que implicó este primer encuentro fueron normales, en cambio Mario todo lo contrario amigo, Myriam disfrutó estar con él, de hecho, tuvimos una charla y pensamos en la posibilidad de invitarlo a que esté con nosotros en trío, ya es hora de tener otras variantes, por supuesto que antes se los íbamos a consultar.
-¡Wow! Me encanta tu apertura, por supuesto que no nos molestaría, al contrario, solo imagina las variantes que ahora tenemos, mis hijos y nosotros queremos divertirnos y ustedes son los cómplices perfectos. Muy bien, es hora de salir a caminar, espero tu respuesta. –Se despidió Juan.
-Espera tengo algo más que consultarte y pedirte. ¿Tienes tiempo de vernos en persona? Estoy a solo unas calles de tu casa.
-Por supuesto es el momento idóneo, estoy solo ahora.
En 5 minutos estaba afuera de su casa.
-Adelante amigo. ¿Te ofrezco algo de beber?
-Te acepto una cerveza, tengo demasiado alcohol en mi organismo anoche tuvimos una plática con nuestros hijos y se nos pasaron las copas, es el motivo de esta visita, no te quitaré mucho tiempo me esperan para cenar.
Juan fue a la barra y a su habitación por algo que pensé era un libro. Me entregó mi cerveza y se sentó a un lado mío.
-Antes que me cuentes quiero mostrarte algo que guardo como un tesoro, quizá a Martha no le gustaría que te lo comparta, pero no está presente para reclamarme.
Limpió la tapa de algo que supuse era un libro grande y resultó ser un álbum al inicio había algunas fotos familiares impresas, sus hijos en diferentes etapas, paseos a caballo, playa, vacaciones en general. Martha y Juan en sus medianos treintas, cuarentas, así las primeras 5 hojas del álbum, no entendía realmente porque me mostraba un álbum familiar, nada anormal.
Al dar vuelta a la quinta o sexta hoja las fotografías eran en formato polaroid instantáneas, un formato que tenía años que no veía, eran de ellos ya en edades cercanas a la actual y sus hijos desnudos posando, era evidente que ya eran mayores de edad en algún club nudista que coincidía con el relato de como iniciaron su relación con ellos.
-No sé qué decir Juan.
-Si quiero que las veas es porque me excita que lo hagas, continúa, no hay nada indebido ya eran mayores de edad nuestros hijos en las fotos “especiales”.
Pasé otras hojas y vi a Lily con cuerpo más joven quizá de 23 o 24 años con las pollas de Mario y Juan en las manos, a Martha en otra hincada y desnuda entre las piernas de Lily y también a Lily devolviéndole el favor a su madre, otra foto me impactó mucho ya que Lily tenía un consolador en el ano y la polla de Mario en la vagina mientras Juan posaba mostrando una gran sonrisa junto a ellos, todas las siguientes hojas eran un álbum pornográfico de sus encuentros, mi erección era evidente.
-¿Qué me quieres consultar? –Pregunto mientras yo no podía dejar de hojear el álbum.
-Bien… anoche les confesamos a nuestros hijos sobre nuestra vida swinger era algo que les habíamos prometido, la confesión fue total desde los inicios hasta incluso la última reunión con ustedes y sus chicos, sin embargo les contamos que junto a ustedes iniciamos a una pareja joven sin mencionar que ustedes eran los padres –Mentí no quería que Juan sintiera que había traicionado la promesa de su cofradía al confesarlo a mi hija– La conversación con nuestros hijos fue muy abierta y general sin llegar a detalles íntimos.
-Continúa Miguel, me serviré otro whisky. ¿Como lo tomaron los chicos?
-Son muy maduros, se tocaron algunos temas íntimos incluso mi hija confesó algunas situaciones y en algún momento mi hijo se emborrachó y se salieron un poco de control las cosas. Quisimos abandonar la plática ya que Enrique nos cuestionaba ciertas situaciones, finalmente lo llevamos a su habitación, nos quedamos Myriam, mi hija y yo pensando que terminaría la plática y confesión, ella es muy inteligente y abierta, lo tomó bien, el mismo alcohol nos desinhibió. Sandra nos sorprendió…
-Disculpa que te interrumpa. ¿Te excitó la situación?
-Si, lo reconozco y a mi esposa también, tan es así que al final tuvimos un encuentro muy candente que en otra ocasión te contaré, ¡fue épico!
-Continúa, porque yo ya estoy empalmado, la reunión que tuvieron de apertura con sus hijos me parece de lo más excitante. Tu hija es una belleza, con un cuerpo de diosa. Discúlpame, pero imagino la situación. Continúa y siéntete en confianza.
-Si, es por ello que ahora te lo comparto, confío mucho en tu criterio y consejos. En resumen, a mi hija le llamó la atención nuestro ambiente y le gustaría experimentar, confesó que quisiera iniciar en algo en donde ella pueda explorar una inquietud con respecto a estar con otra chica, le prometimos que la apoyaríamos en su decisión e incluso los mencionamos a ustedes sin revelar su identidad como una pareja que nos podría recomendar algún grupo de swingers jóvenes, alguna pareja o chica sola. Incluso le mencioné la posibilidad que fuera la pareja que iniciamos o sea tus hijos…
-¡Que excitante! Bueno creo que lo último no es buena idea a menos que solo fuese con Lily, pero no siento que Lily tenga esa apertura aún. Y me parece mala idea por Mario, no es el mejor para iniciar a una hermosa damita como tu hija, es muy pervertido y lo sabes, no te he contado, pero tiene la firme idea de hacer real el involucrar realmente a mi nuera, me cometa que ya la convenció sin embargo no sería con nosotros, lógicamente no hay esa apertura… aun. Me pidió le ayude a organizar un encuentro con un chico con ciertas características que le podrían gustar a mi nuera, confía en mi experiencia es algo que estamos por resolver.
-¿Te excita saber que tu nuera haga algo así?
-Mi nuera es una mujercita muy tierna y dulce, me gustaría ver cómo reacciona esa primera vez que esté con otro hombre que no sea Mario, él solo quiere verla no participar. Claro que le puse una condición para ayudarlo: Que grabe el encuentro y me lo muestre.
-¡Que excitante! –Confesé agarrándome la polla y viendo las fotos restantes del álbum que cada vez eran más sexuales.
-Me aseguraré de que también veas la filmación. Miguelito cuenta conmigo, sé quienes pueden iniciar a tu muñequita, ¿te gustaría que vea la forma que se filme en cámara oculta? –Me preguntó con respiración agitada señal de su excitación.
-Emm… si, me gustaría mucho –Le confesé.
-Déjame encargarme, sabes que soy el mejor organizador.
-Lo sé, gracias por todo, me tengo que ir me esperan en casa.
Continuará.