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Iniciando a nuestros hijos mellizos (13)
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Tiempo de lectura: 12 minutos

Después de la cena despedimos a sus amigos, la atención de mi esposa y mía se centró en nuestra hija. Mi esposa, sin perder la sonrisa le preguntó directo: “¿Estás saliendo con Alejandro?” Sandra se ruborizó un poco, su respiración se aceleró ligeramente y asintió, parecía que se sentía incómoda. Sin duda a mi mujer la presencia del plug en su culo la hacía sentir más atrevida de lo habitual. Con un susurro en la oreja apoyando a mi hija le confese que me parecía un buen chico.

“Supongo que al aceptar que están saliendo y traerlo a casa. ¿Lo podemos tomar como tu novio formal? Mi duda ahora es si aun estás interesada a seguir adelante con la idea de probar en el swinger, tu papa y yo teníamos en mente que mañana por la noche modelé la ropa que adquirí en la tienda” -dijo Myriam, con un brillo pícaro en su mirada.

“No tiene nada que ver que este saliendo con Alejandro, por supuesto que quiero continuar. Y con respecto a que modeles mañana tu ropa sexy. ¿Están ustedes de acuerdo?, me parece que la de la idea de modelar fue mía” Contesto con una sonrisa triunfal.

Sí, y además aceptamos la propuesta de que Enrique esté presente, y te elegimos para seas quien le informe” -Agregue.

“¿De verdad? ¡Lo sugerí solo por diversión, vaya que son unos pervertidos!”

Nuestra charla fue interrumpida por Enrique camino a su habitación.

“Hermana ahora entiendo porque vistes como zorra últimamente, Alex te comía con la mirada”

“Vaya que eres bobo ya deberías saber que tenemos varias semanas saliendo” Le contesto

“¿Entonces, Laura y el no tienen nada que ver? Me encanta esa pecosa. ¿Podrías entonces ayudar a tu hermano hablando bien de mi con ella?”

“¡No, por favor! Es muy buena amiga no quiero perderla por tu culpa”

“Todos en esta casa se divierten menos yo, nuestros padres tienen su reunión-orgia el fin de semana, mi hermana trae a casa chicos y yo el único aburrido”

“Qué bueno que tocas el tema bobo, mañana mama nos quiere mostrar la ropa sexy que usara para la reunión y nos corresponde darle nuestra opinión”

“Es en serio?”

“Claro que es en serio yo misma los acompañe a una sex shop a elegirla” Contesto mi hija.

“Fuiste a dónde?”

“A una bonita tienda de artículos para personas de amplio criterio y no cretinos como tú. ¿Cuento contigo mañana?”

“¿Es, en serio papa y mama? ¿o es otra ocurrencia de Sandy?” Insistió incrédulo

“Es verdad y nos gustaría saber tu opinión” Contesto mi esposa.

“A qué horas lo tienen planeado?”

“A las 8 de la tarde, la cita es en la sala” Contesto mi hija

Al día siguiente después de cenar nos subimos a nuestras habitaciones para el surrealista evento que pasaría en nuestra propia casa. Antes de que mi esposa y mi hija entraran a la habitación para preparar a su madre me puse un pantalón suelto, mi miembro ya me picaba de la ansiedad, al salir me encontré con Enrique que igual salía de su cuarto caminando con las manos dentro de las bolsas de su bermuda, y al mismo tiempo nos cruzamos con mi esposa e hija que entre risas subían juntas las escaleras.

Bajamos en silencio y nos sentamos en la sala, en un ambiente que se sentía extraño y emocionante a la vez. Compartimos una gaseosa, intentando mantener la conversación normal:

“Todo bien Enrique?, relájate es solo un juego divertido entre familia”

“Si claro, un juego divertido, solo que hay una gran diferencia entre jugar Catan y ver a mama en ropa provocativa que usara en una de sus reuniones especiales”

Escuche que la puerta de nuestra recamara se abrió y algunos pasos de zapatillas golpeando la madera del piso, así como risas mezcladas de mi hija y Myriam, de pronto la figura de Sandy se perfiló en el umbral y bajo lentamente las escaleras, a lo lejos escuche la voz de Myriam aun sin asomarse, seguramente tomando valor en la habitación. Mi hija había cambiado su atuendo casual de la cena y se vistió con una falda corta de mezclilla que le hacían lucir sus muslos tonificados y unas botas hasta las rodillas que elevaban su estatura, Nos sonrió al ir descendiendo, la imagen de Sandy, con su atuendo provocador, me recordó la tarde de la visita a la tienda para adultos. Se veía espectacular e imponente.

Se acercó a nosotros, sus hermosas piernas torneadas y musculosas se balancearon al caminar, la falda se movió al ritmo de cada paso, exponiendo la piel suave que se adhería a su falda, se paró delante de la chimenea y se puso de perfil, mostrando su figura completa. La iluminación suave la envolvía, resaltando sus curvas y haciéndola parecer aún más sensual.

Enrique tragó saliva, su hermana melliza se movía con gracia y se balanceaba al caminar con un paso elegante dando vueltas, cada paso que daba hacía que su corta falda se levantara ligeramente permitiéndonos ver sus piernas desnudas. Enrique no podía quitar la mirada de su hermana, su boca abierta, sus ojos salidos de las orbitas, era evidente que se sentía intimidado y excitado a la par.

Sandy sonrió, su entusiasmo era contagioso. “¿Listos para la pasarela?” Nos preguntó, asentí con la cabeza, tenía la boca demasiado seca para emitir alguna palabra.

“¡Mami, puedes salir!” Le grito.

Myriam salió de la habitación con un vestido ajustado. El brillo en sus ojos y la sonrisa en sus labios me decía que estaba tan excitada como yo, sabía que aún conservaba el plug en el ano ya que antes de cenar me solicito colocarlo de nuevo pidiéndome que le quitara la cola de zorra para que no fuera evidente el promontorio bajo su ropa. El vestido era abajo de las rodillas entallado a su cuerpo aun así mostraba sus piernas bonitas y cubiertas con lencería, las zapatillas que eligió eran de las más altas de su guardarropa, se veía imponente.

Mi hija subió las escaleras y se acercó a mi esposa tomándola de la cintura, haciéndola dar un giro lento y sensual invitándola a bajar “¿Chicos les gusta como se ve mama?” Myriam sonrío. Siguieron bajando con sensualidad con movimientos suaves y cadenciosos. Sandy iba delante, su atrevida falda subiéndose con cada paso, detrás de ella, Myriam se movía de una forma que me dejo sin aliento.

El silencio en la sala era absoluto, la tensión palpable. Ninguno de nosotros podía creer lo que sucedía. Era un acto de exhibicionismo que jamás hubiéramos imaginado en nuestro hogar.

Al pie de la escalera, las dos se detuvieron, Sandy se pegó por la espalda a su mama y la abrazo sin imaginar que presionaba el plug anal, mi esposa cerró los ojos y gimió suavemente, realmente lo estaba disfrutando, la tensión era evidente, nadie hablo ni opino nada, todo fluía con naturalidad, habíamos traspasado una barrera emocional que aún no entendíamos.

“¿Ahora que les parece el look de mama?” -Preguntó Sandy,

Mi esposa camino hasta ponerse frente a nosotros, en realidad estaba modelando, regreso hasta el pie de la escalera en donde mi hija la esperaba para regresar de nuevo a nosotros caminando sensualmente.

“¿Les gustaría ver lo que mamá compro para la reunión y trae abajo de su vestido?” Sandy sonrío con picardía, su tono sugerente fue la gota que colmó el vaso.

“Claro, claro, adelante” -dije, mi corazón latía desbocado.

La idea de que mi hija nos invitara a ver a su mamá era una situación que jamás me hubiera imaginado. Mirando a mi esposa, sus ojos se cruzaron con los míos, el deseo que emanaba de su mirada era obvio. Con un gesto de ojos le pregunte si se sentía cómoda en continuar, Myriam sonrió levemente y asintió con la cabeza, sus mejillas estaban sonrosadas por la excitación. Sin perder un instante, Sandy le tomó de la cintura y le bajó la parte de arriba del vestido, mostrando la piel suave y el corpiño negro que resaltaba contra su piel almendrada. Las tetas turgentes de mi esposa se expandieron dentro de su brasiere al liberarse de la prenda.

Enrique, tragó saliva, seguramente no podía creer que su propia mamá se exhiba de tal forma. Sandy, sin darse por aludida, continúo bajando el vestido que cayó en cascada sobre el piso, mi esposa con un sensual movimiento se agacho a recoger la prenda y se la entregó a mi hija, quedando en liguero y zapatillas. Sandy, tomó el vestido y lo colgó cuidadosamente en la barandilla de la escalera. “¿Y bien, ¿qué les parece?” -Preguntó triunfal, haciéndose la ingenua. Mi hijo y yo éramos incapaces de articular una sola frase coherente.

Myriam, se paró ante nosotros sin ningún pudor. Los encajes del corte se ceñían a su cintura y sus pechos se alzaron por encima del escote. Sus muslos se veían lisos y firmes.

“¿Qué les parece?” -preguntó nuevamente Sandy y le dijo a su mamá: “Ahora mami, modélanos un poco, imagina que ya estás en la reunión y te muestras a las otras personas, a la pareja y al chico”. Myriam, se dio la media vuelta lentamente, mostrando sus espectaculares nalgas, se movía suavemente, acariciando su propia piel, Sandy caminó detrás de Myriam, sus dedos juguetearon con la tira de encaje que atravesaba el culo de su mamá, “Mamá se ve tan sexy que podría ser la estrella de una película xxx, de las que papa veía y se imaginaba situaciones”. Myriam se sonrojó aún más, su respiración se aceleró, la excitación era evidente.

Enrique, se notaba incómodo, se levantó y fue a la barra, sirviéndose un trago y bebiéndolo de un sorbo, “¿Esto es normal?” -preguntó, su rostro realmente mostraba la confusión. “Lo que es normal para nosotros no lo es para todos” -Respondí, intentando mantener la calma, mi propia excitación se acrecentaba.

Enrique trago saliva, sus ojos no podían apartarse de la visión que les ofrecían su mama y hermana. Su rostro era una combinación de deseo y asombro.

Solo atine a decir “Este es el ambiente que se vive en una fiesta swinger, los preparativos forman parte de la fiesta”.

Mi hijo tomo un trago grande, “Sí, es… Es un shock, lo admito. Nunca pensé que vería a mamá y a Sandy en ese tipo de ropa. Pero… Hay que admitir que es… Excitante”

Myriam, noto la incomodidad de nuestro hijo, sin embargo, tomo la delantera y para que no se enfriara el momento ya que indudablemente lo estaba disfrutando tanto como yo voltio a ver a nuestra hija. “Sandy, tú tienes que mostrarnos lo que compraste en la tienda”.

Mi hija sonrió y asintió. “Qué opinas hermanito?” – Enrique se quedó mudo.

Sin esperar respuesta Sandy subió las escaleras de dos en dos, deseando mostrarnos su adquisición. Enrique, aun un poco aturdido por la insólita situación, se sentó en el sofá, intentando digerir lo que estaba sucediendo.

Miriam seguía de pie semidesnuda, mientras Enrique y yo algo incomodos tomábamos de nuestras copas. La puesta en escena era perfecta.

Mientras Sandy se preparaba, Enrique y yo intercambiamos miradas incrédulas. El, que aparentemente estaba al margen de las cosas, ahora se encontraba inmerso.

Myriam, aprovechando el silencio, se sentó en el sillón frente a nosotros, cruzo las piernas y nos miró, conozco su mirada, mi esposa estaba sumamente excitada, ahora ella era la que manejaba la situación. “Té gusta la ropa que he elegido, cariño?” Me preguntó con un tono suave acariciando sus piernas e ignorando a Enrique.

“Sí, te ves… Espectacular, mi vida, como siempre vas a impactar en la reunión,” Le dije.

“No sé qué digan los demás, mami, para mi te ves muy sexy” Opino para mi sorpresa Enrique

Sandy bajo las escaleras con un vestido corto ceñido que realzaba sus curvas, el material era suave y se le pegaba al cuerpo, resaltando su figura esbelta y atlética. Llegando al piso, giro lentamente, mostrando el vestido de una pieza con abertura en la espalda dejándonos ver su piel joven, suave y tersa, Abajo se adivinaba lencería y liguero. Al igual que su mama calzaba tacones de punta de aguja. Sonrío al ver la reacción de todos.

“¿Qué les parece mi outfit?” -preguntó, con un toque de inocencia como si fuese el vestido de Rapunzel que nos mostraba para un festival de la primaria.

Mi boca se abrió y cerró, sin saber que responder. El mini vestido era absolutamente atrevido. El corpiño que sostenía sus tetas era lo más escaso que podría existir y la falda era más corta que la anterior, la tela se adhería a sus muslos.

Enrique y yo nos miramos por enésima ocasión. “Te ves… Impresionante, Sandy,” dije con la garganta seca.

Mi hija se dio la media vuelta lentamente, con un movimiento que parecía ensayado mostrando su espalda, resaltando la curva de sus nalgas. “¿Y de espaldas, papa?”, Sandy arqueo la espalda mostrando su redondo y respingado culo mirándome a través de sus hombros. Sus movimientos eran fluidos y deliberados. Camino sonriendo entre nosotros y le pidió a su mama que se levantara, Myriam obedeció, la abrazo por detrás y le susurro al oído “Vamos mami, vamos a darles un buen show, imagina que ellos son tu cita de mañana”.

Sandy, a su vez desabrocho la cremallera de su ajustado vestido, la prenda se deslizo de su joven cuerpo, revelando la lencería de cuero. El tanga escaso y el sujetador de encaje, mostrando sus glúteos firmes y redondos. Enrique la miro con la boca abierta. Una vez liberada del mini vestido se para frente a nosotros retadora y segura.

Myriam se une a mi hija y comienzan a caminar en círculo alrededor de la sala con sus diminutos atuendos. Los pechos de Myriam amenazan con salirse de su sujetador de encaje, mientras que las nalgas de Sandy se asoman por los lados de su tanga. Los ojos de Enrique se mueven de un lado a otro, sin duda por su aspecto su excitación crece a medida que observa a las dos mujeres más importantes de su vida hacer alarde de sí mismas tan descaradamente. Verlas juntas, tan íntimamente vestidas, es a la vez emocionante y desconcertante. Continúan dando vueltas en círculos y contoneándose, ocasionalmente haciendo contacto visual con nosotros, sus expresiones son una mezcla de dominio y desafío.

De pronto ante la señal de mi hija, toman sus vestidos, y suben las escaleras semidesnudas, sus caderas se balancean con cada paso. La tela de su ropa interior se adhiere a sus cuerpos, acentuando sus curvas a medida que ascienden. Vuelven a mirarnos, sus ojos brillan con picardía, dejándonos a Enrique y a mí en una neblina de excitación. El desfile ha llegado a su fin, pero la tensión sexual sigue siendo palpable.

Llegan a la parte superior de las escaleras y lanzan besos antes de desaparecer, sus risas resuenan por el pasillo. Mi hijo y yo nos miramos, se produce un silencio algo incomodo, me levante y tome un par de cervezas, Enrique estaba realmente en shock, al entregarle la cerveza exclamó: “¡Ufff! ¡Eso fue intenso!”, Dijo con voz ronca rompiendo la tensión con una risa forzada.

“Vaya que lo fue!” Le contesté tapando mi erección con un cojín, nos tomamos la cerveza y me despedí de mi hijo, necesitaba urgentemente ir a reunirme con mi esposa.

Al llegar a la habitación Sandy estaba sobre la cama sentada muy despreocupada tenía una pierna sobre la otra, aún conservaba la lencería cuando me vio entrar se levantó en señal de despedirse y le dio un beso de buenas noches a su mama, mi esposa enseguida se metió al baño, al mismo tiempo me dio un beso en la mejilla y antes de salir me pregunto “¿me puedo quedar un momento mientras sale mama de ducharse?”, asentí desconcertado y mi hija regreso a la cama y tomo de nuevo su posición.

Al quedarnos solos fue inevitable mirar directamente la pose relajada y desinhibida de mi hija, el tono de musculo de sus piernas es demasiado atrayente para cualquiera y yo no sería la excepción.

En el breve e incómodo silencio que envolvió la habitación, no pude evitar sentir una tensión creciente entre nosotros, mis ojos se fijaron nuevamente en las torneadas piernas de Sandy, el delicado encaje de su lencería. Me miró con una sonrisa cómplice, como si fuera plenamente consciente del efecto que tenía en mí, tragué saliva, tratando de mantener una apariencia de normalidad, pero el encanto era innegable.

Sin saber qué decir o hacer, me senté en el borde de la cama y rosé sin intención la tersa y firme pierna de mi hija con la mano. Ella no se apartó, sino que dejó escapar un suave suspiro, sus ojos se cerraron bruscamente. El momento flotaba en el aire, cargado de anticipación y deseos no expresados.

“Papa que te comento el bobo de Enrique?” Dijo de pronto rompiendo el hechizo

“No mucho, pero está bien, hija no te preocupes, simplemente para él fue un shock, se acostumbrará ” Respondí

Sandy me miró con una sonrisa maliciosa moviendo su pierna y rozando mi mano, sus ojos brillaban con curiosidad y una pizca de picardía. “fue muy divertido” Agregó.

De repente, la ducha se detuvo, el sonido de Myriam cerrando el grifo. El hechizo se rompió y ambos saltamos un poco, dándonos cuenta de la situación en la que nos habíamos permitido caer. Los ojos de Sandy buscaron los míos, una pregunta silenciosa flotando en el aire.

Myriam salió del baño, con el pelo envuelto en una toalla y otra toalla apenas ocultando su figura, levanto una ceja al ver a Sandy todavía descansando en la cama junto a mí, sus mejillas se enrojecen y sonríe ligeramente. “Sandy, cariño, ¿no te dije que te vistieras?”, pregunto con voz ligera y juguetona. Sandy se ríe, se recuesta en la cama y se estira, dándome una vista completa de sus curvas. Se levanta y se pavonea hacia su madre, “Mamá, te estaba esperando”, ronronea. Myriam ríe nerviosa y se aleja de mi hija acercándose al armario para elegir un atuendo para dormir.

“Me puedo quedar un momento con ustedes?” Me gustaría saber cómo se sienten por la reunión de mañana con sus amigos y… su hijo”

Myriam y yo compartimos una mirada cómplice, se sienta en la cama junto a mi e inicia su ritual de cremas en las piernas, mi hija se queda de pie al centro de la habitación semi desnuda con su mini vestido en la mano esperando nuestra respuesta, al parecer no tenía ninguna intención de vestirse o retirarse a su habitación.

“La emoción y excitación previa a cada reunión hija” Respondí

“Entiendo que será más que diferente, habrá un hombre sin pareja y además es hijo de ellos…” Lo dijo regresando a la cama junto a Myriam

“Bueno sí, es algo diferente” respondí

“No hay secreto ya entre nosotros papa y mama, como es que los hijos de sus amigos aceptaron tener relaciones con ellos y ahora con ustedes?”

Sandy, ahora sentada a mi lado, se reclinó en la cama y apoyó su barbilla cariñosamente en mi hombro. Su respiración cálida acariciaba mi piel y la tensión volvió a subir. Myriam me miraba con ojos que delataban su propia excitación. “Juan y Martha han tenido una relación muy abierta con sus hijos desde hace años. Tuvimos muchas conversaciones de como iniciaron fue un proceso lento y progresivo, somos muy cercanos a ellos, no es algo para lo que me sienta preparada para contarlo por ahora Sandy, ¿qué te parece si dejamos siga fluyendo nuestra confianza y que tu misma descubras en tu primera reunión como sucede todo?” Le respondió mi esposa sin dejar de untarse crema en sus piernas.

“Vale, lo entiendo, solo que… No sé qué pensar realmente, es todo tan excitante” dijo Sandy “¿Ya tiene su amigo alguna fecha para mi iniciación?”

Mi corazón dio un salto en mi pecho al escuchar eso, imaginar a mi hija en acción sexual me excitó enormemente, “Mañana seguramente Juan nos dará los pormenores, quedo de enviarnos algunas fotos de la pareja para que te des una idea y quedamos de enviar un par de fotos tuyas” Le dije intentando mantener la calma.

“Fotos mías de que tipo, sexys o normales, ¿Ellos saben que soy inexperta y primeriza?” preguntó.

Mientras yo reflexionaba sobre el tipo de fotos que le enviaríamos a Juan de nuestra hija para que las envié a la pareja, Myriam me mira buscando algo adecuado para responderle. Está claro que comparte la idea de mostrar la belleza y la sexualidad de nuestra hija. Myriam, sin inmutarse sugiere que seleccione algunas fotos favorecedoras normales de las que usa en sus redes sociales y le pide que use algún editor para tapar su rostro.

“Esperen, Juan hoy nos enviaría algunas fotos de la parejita, voy a enviarle un mensaje” Recordé la promesa de Juan y enseguida le envié un mensaje.

Mientras, la tensión continuaba en crescendo. Sandy, aún en lencería, se movía con gracia por la habitación. Ella sonreía, aparentando inocencia, más la picardía en sus ojos delataba sus intenciones.

Unos momentos después, mi teléfono zumbo con una respuesta de Juan. Me envió varias fotos de la joven pareja, no mayor a 25 años ambos atractivos y seguros posando para la cámara. Son una pareja en forma, joven y aventurera, bronceada y con ojos penetrantes, y exudan una química innegable entre ellos. Junto a las fotos, hay un enlace a su perfil en un conocido sitio web de intercambio de parejas. Las imágenes los muestran participando en diversos actos íntimos y explícitos entre ellos. También di un vistazo rápido a su perfil en el sitio en donde incluyen una lista de preferencias y límites, lo que indica que son serios y respetuosos. Dude un momento en mostrar las fotos a mi hija. Sin embargo…

“Sandy, mira, Juan acaba de mandar las fotos de la pareja que podrían ser quienes te inicien. Son imágenes algo fuertes” Le advertí, entregando mi teléfono a mi hija.

Ella, con curiosidad, toma el dispositivo y comienza a desplazar las imágenes. Su rostro se sonroja y sus ojos se agrandan a medida que ve a la joven pareja en diversas poses sexuales. “¿Son… Son reales?” balbucea, su dedo tembloroso se mueve por la pantalla.

“Si, además hay un enlace a una página de contactos con información más extensa sobre su perfil y búsqueda dentro del swinger, también hay más fotos”. Agregué.

Sandy, intrigada por las fotos explícitas, hace clic en el enlace proporcionado. Se abre la página web, que muestra un perfil más detallado de la joven pareja, hay más fotos, algunas incluso más íntimas que las del teléfono. El perfil detalla sus experiencias, y detallan que son iniciantes y les gustaría encontrar a una chica sin experiencia para iniciar, y es evidente que están bien versados en el estilo de vida swinger.

En algunas fotos se les ve interactuar con otra pareja, lo cual me indica que en efecto tienen algo de experiencia como lo comento nuestro amigo Juan. Sandy se desplaza por las imágenes con una mezcla de emoción e inquietud, me mira primero a mí y luego a Myriam, con los ojos muy abiertos e inquisitiva.

“Son… Perfectos papa, muy atractivos… Wow” Atina a opinar mi hija.

Continuará.

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4 COMENTARIOS

  1. Me encantó el primer contacto de amor familiar, espero pronto puedan unir cuerpos y almas toda la familia junta, sería un éxtasis fuera de este mundo

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