Mi esposo debía viajar a una convención a Ciudad de México. Le pagaban el hotel, los pasajes y todos sus gastos. Con lo que le daban alcanzaba de sobra para los dos, así que me propuso ir juntos. Pidió tres de días de vacaciones antes de la convención para pasear juntos y consiguió que le compren su pasaje para salir un sábado de Lima y volver el domingo luego de su convención. Con su itinerario listo, compró mi pasaje y preparó todo el viaje juntos.
Llegamos a Ciudad de México el sábado a medio día. Del mismo aeropuerto tomamos un bus a Puebla. Estuvimos una noche allí. Luego viajamos en bus a Oaxaca y estuvimos dos noches. El martes volvimos a Ciudad de México en avión y paseamos lo que quedaba del martes y el miércoles. El jueves y viernes era su convención y me compró un ticket de dos días en un bus turístico para subir y bajar y visitar lo que quería. No me animaba a hacerlo sola, pero la parada del bus era a una cuadra del hotel y finalmente me decidí a hacerlo.
El jueves se fue temprano. Como a las 10 salí. Tomé el bus y rápido me adapté. Con el mapa era fácil usarlo. Por la tarde se me juntó un señor de Colombia y comenzamos a caminar juntos. Quedamos en hacer los paseos juntos al día siguiente. Para ser sincera, no tuve el menor morbo con él y todo en plan tranqui. Intercambiamos números para coordinar al día siguiente y hacia las 6 llegué al hotel, mi esposo llegó unos minutos después.
Esa tarde fuimos a cenar con mi esposo a un restaurante lindo, en una zona llena de bares, estuvo genial. Pero a las 10pm volvimos al hotel. Recién abrí mi celular en el hotel, mientras mi esposo se bañaba. El colombiano me había escrito muchas cosas, diciéndome que era linda, genial, preciosa, encantadora y todos los piropos imaginables.
Le respondí riéndome y empezamos a charlar. De pronto me mandó una foto de su pene. Me dijo que estaba pensando en mi y que se masturbaría. Que esperaba no me molestara. Me quedé fría, su pene era ufff, como de todos, más grande que el de mi esposo, no excesivamente largo, pero si muy grueso por lo que se veía. Me calenté. Mi esposo volvió a la cama, hicimos el amor, pero yo, como casi siempre, no llegué. Se quedó dormido. Me acosté a su lado y me dormí.
Al despertar bajamos a desayunar, él ya listo para su convención. Yo sin bañarme, sólo cambiada. Al terminar él se fue y yo volví a la habitación. Abrí mi celular y tenía más fotos del pene del colombiano, inclusive una luego de eyacular, estaba muy caliente y me masturbé sobre la cama, viendo las fotos. Llegué. Pensé que con eso me tranquilizaría.
Seguí con el plan de pasear con el colombiano. Coordinamos por mensajes y nos encontramos. Esa mañana no me decía nada subido de tono. Empezamos a pasear y almorzamos juntos. Durante el almuerzo me dijo que me deseaba mucho. Le dije que yo también. Cerca al restaurante había hoteles. Fuimos a uno que no parecía tan caro, si que lo era, pero igual pagó.
La habitación era realmente muy linda, no era un hotel “de paso” sino uno turístico, y estuvo genial así. Nos desnudamos y de pie nos abrazamos, empezó a besarme y le respondí. Sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo y muy pero muy rápido estaba lista para ser penetrada.
Nos acostamos, él encima de mí. Seguimos besándonos y cuando pensé que me penetraría, empezó a bajar, besando mi cuello, mis senos, mis pezones, mi vientre hasta llegar a mi vagina, que atendió con una lamida que me hizo llegar en pocos minutos. Pensé que llegaba mi momento de hacerlo gozar, pero no, me dio vuelta y empezó a lamerme el culo con tanta magia que volví a llegar solo con su lengua y labios. En ningún momento me había introducido los dedos, ni a la vagina ni a mi culo y yo ya llevaba dos orgasmos.
Volví a pensar que llegó mi momento de atenderlo y nada. Empezó a hacerme masajes, tan ricos que me relajaron y cuando estaba a punto de quedarme dormida, tras dos orgasmos y la suavidad de sus manos en el masaje, cambió de técnica y empezó unos masajes excitantes que me volvieron a calentar en instantes. Sentí que estaba ya lista para ser penetrada. Me pidió que me ponga como perrita y lo obedecí, pensé por tercera vez que me penetraría y no lo hizo, comenzó a lamerme cola y concha.
En ese momento, al borde de un nuevo clímax, mi esposo empezó a escribirme al WhatsApp. Felizmente tenía el celular sobre la cómoda, al lado de la cama. Le dije al colombiano que tenía que responder. Más que molestarse, le gustó. Comencé a responder, que seguía de tour, trivialidades, que volvería a las 6 al hotel y todas las cursilerías que me venía a la mente. Por el momento, tuve un tercer orgasmo sólo con la lengua del colombiano.
Mientras seguía escribiendo, él se puso a mi lado, colocó su pene en mi boca y mientras le respondía a mi esposo, me llenó la boca de semen. Supongo el momento lo puso tan caliente que eyaculó en instantes, no más de dos minutos.
Seguía mensajeándome con mi esposo, se acostó a mi lado. Mi esposo no paraba de escribirme. Estaba en un break. Felizmente no se animó a llamarme, supongo estaba rodeado de personas. Me animé a chupársela de nuevo al colombiano y pronto estuvo nuevamente dura. Yo chorreaba de placer por el momento, chupando su pene, con el celular en la mano escribiéndole a mi esposo.
Cuando estuvo muy muy dura empecé a montarlo. Seguía chateando con mi esposo. Llegué demasiado rápido y él conmigo. Dejé de chatear. Nos duchamos juntos y seguimos de tour.
Nunca supe si él era precoz. Supongo que sí, pero como pasaron las cosas, fue genial y quedé satisfecha. Seguimos mensajeándonos un tiempo hasta que se apagó el interés.