Voy rumbo al trabajo y como todas las mañanas hay mucha gente en fila para subir al autobús, ya no alcancé asiento y me fui de pie apretujada por tantas personas, frente a mi quedó un asiento doble donde estaba sentada una pareja, ella pegada a la ventana y el en el asiento que da al pasillo, él va dormido abrazando una mochila y ella dormida con su cabeza recostada en el hombro de él.
Debo admitir que amanecí un poco cachonda hoy y el vaivén del autobús junto con lo apretujada hacían que mi vagina rosara el hombro de aquel caballero, eso poco a poco me fue calentando y mi pantaleta empezaba a humedecerse, al cabo de un rato no pude evitar el descaro y buscando mas placer empecé a frotar con más fuerza mi vagina sobre su hombro, pero me excedí, con el último roce aquel caballero se despertó.
El caballero volteó a mirarme y no sé si se me veía lo caliente o lo intuyó, pero hizo como que se sobaba el hombro y dejo su mano ahí con los dedos estirados, sin más acepte el obsequio y clave mi entrepierna en sus dedos, el empezó a acariciar discretamente sobre mi falda, poco tiempo bastó para que mi pantaleta se humedeciera mucho más, podía sentir mi vagina escurrir.
Poco antes de llegar a uno de los parabus retiro su mano y despertó a la dama que lo acompañaba, le dijo que ya casi llegaba a dónde se tenía que bajar, en cuanto freno el autobús ella y casi toda la gente se bajaron, solo quedamos unos pocos que vamos hasta la terminal.
Una vez que arrancó el autobús de nuevo pido permiso para pasar a ocupar el asiento que ocupaba aquella dama hace unos momentos, en cuanto mis nalgas tomaron el puesto aquel acomedido caballero se dispuso a terminar el trabajo.
Paso su brazo derecho sobre mi cuello y metió su mano bajo mi blusa y brasier, acariciaba mi pezón suavemente mientras que con su mano izquierda bajo mi falda hizo a un lado mi pantaleta para introducir sus dedos. Estaba tan mojada que sus dedos entraron sin obstáculo alguno, con tres dedos masajeaba el interior de mi vagina mientras que con el pulgar rosaba mi clítoris, mientras lo hacía, se acercó a mi oído y me dijo:
-Eres toda una puta, tienes suerte de que haya quedado gente en el autobús si no ahorita mismo te haría tragar verga hasta vaciarme en tu boca.
Cuando terminó de decirme eso perdí la noción, no pude evitar estremecerme de placer, sentía los espasmos muy intensos en mi vagina y acabe bañándole toda la mano de mis fluidos a aquel caballero.
Una vez recobre el sentido devolví la cortesía, con la mochila tape un poco y baje el broche de su pantalón, empecé a sobarle la verga por encima del calzón que también estaba ya muy húmedo y le dije:
-Tienes muy mala suerte, si solo hubiéramos quedado nosotros en el autobús, ahorita te estaría arrancando la verga a mamadas hasta que te vinieras en mi cara.
No soporto más, se vino ahí dentro, un poco de su lechita alcanzó a traspasar el calzón y mi mano quedó un poco batida, lo miré a los ojos y empecé a chuparme los dedos con sus restos de semen, aquel caballero quedó pasmado.