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Incesto con mi prima Paola (parte 1)
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Mi familia es bastante grande, si bien soy hijo único, mi familia por el lado de mi madre es bastante grande. Tengo dos tías, un tío, tres primos y seis primas. Mis primos son bastante menores que yo y entre mis primas, tres son muy cercanas a mi edad y las otras tres son también menores que yo. Esta historia es de cuando tenía 20 años. Paola, tenía 23, era muy guapa, la más bonita de mis primas y un cuerpo muy bonito. Unas tetas y un culo grandes. Siempre fantaseaba con ella.

Un día mis padres me dicen que mi tío iba a organizar una fiesta muy grande en su casa de campo por el cumpleaños de mi abuelo. Su casa era muy grande, así que entraría toda la familia sin problemas. Me dijeron que al ser tan lejos, nos quedaríamos a dormir. Iríamos un viernes en la noche y regresaríamos el domingo en la tarde.

Llegó el viernes, yo tuve clases todo el día en la universidad, por lo que estaba muy cansado. El viaje duró alrededor de una hora. Cuando llegamos, estaba muy cansado y lo único que quería era acostarme. Cuando llegamos, saludé a mis tíos y a dos de mis primas, ya que los menores estaban durmiendo y Paola hablaba con su novio, mis abuelos recién llegarían al día siguiente. Después de los saludos, me disculpé, diciendo que iría a descansar, que había tenido un día difícil.

Fui al cuarto que me habían asignado, era un cuarto compartido con mis primos. Fui por el pasillo, buscando la habitación. Cuando pensé que la había encontrado, abrí la puerta suavemente para no despertar a mis primos, pero me di con la sorpresa que era el cuarto de mis primas. La luz estaba apagada, pero se iluminaba con la luz de una laptop. Mis primas menores dormían, pero, para mi sorpresa, pude ver a Paola, sentada en su cama, haciendo video llamada con su novio. Ella estaba completamente desnuda, masturbándose, mientras su novio hacia lo mismo.

Pude ver las hermosas tetas de Paola, una mano se las apretaba intercaladamente, mientras la otra, se frotaba la vagina. Me quedé un par de minutos mirando cómo se masturbaba mi prima, frotándome el pene por encima del pantalón. Me fui a mi cuarto, me metí al baño y me hice una paja increíble, pensando en mi prima. Después de eso, me cambié y me fui a dormir.

Al día siguiente, me levanté temprano, me puse mi ropa de baño y bajé para meterme a la piscina. La casa estaba vacía, imaginaba que todos dormían. Cuando salí al jardín, pude ver a Paola nadando en la piscina. Tenía puesto un bikini que dejaba ver un poco sus tetas y se metía entre sus grandes nalgas. Al verme, salió corriendo y me abrazó.

-Primo, tiempo que no te veía, anoche, me dijeron que te fuiste a dormir temprano –dijo.

-Si, estaba cansado –estaba nervioso, en mi cabeza estaba la imagen de Paola masturbándose.

-Vamos, metete a la piscina y seguimos hablando –dijo, jalándome de un brazo.

Dentro de la piscina, estuvimos conversando un buen rato, pero yo seguía nervioso, lo que hizo que la trate un poco cortante. Al parecer se dio cuenta, porque comenzó a hablarme de otra manera. Al rato, salieron todos los primos, y dejamos de hablar. Salieron mis tíos y mis papas luego. Tomamos desayuno y volvimos a la piscina, estuvimos jugando un buen rato. Un rato después salí de la piscina y fui al baño. Al salir, me encontré con Paola.

-Primo, está todo bien, te noto raro conmigo –dijo.

-No, no pasa nada –mentí, pero no me creyó.

-Primo, ya pues, dime que pasa –insistió, siguió insistiendo ante mi negativa.

-Lo siento prima, lo que pasa es que anoche que llegué, me confundí de cuarto y entré al tuyo –dije nerviosamente– y te vi con tu novio –su cara cambió rápidamente, sus ojos y su boca se abrieron de la sorpresa.

-Ay, qué vergüenza. Por favor no le digas a nadie –dijo, avergonzada– pero no te pongas así, solo estaba haciendo unas cositas –dijo coquetamente– seguro tú las haces también con tus noviecitas

-Bueno, si tienes razón, pero igual me sorprendió –dije.

-¿Por qué? ¿tan fea me veo? –dijo, un poco triste.

-Al contrario, no sabía que estabas tan buena –dije sin pensar, ella se sonrojó y nos fuimos a la piscina de vuelta.

Durante toda la mañana, miraba a Paola, disimuladamente, aunque ella se dio cuenta un par de veces. Lo mismo pasó al revés, la descubrí una que otra vez, mirándome. El día transcurrió con normalidad, conversando y jugando con mis primos menores. En la tarde comenzaron los preparativos para la fiesta del abuelo, que llegó alrededor de las 7 pm.

En la noche, comenzó la fiesta. Había DJ, dos personas atendiendo en la parrilla, varios mozos y dos bármanes. Mi tío tenía mucho dinero, ya que era gerente de una empresa muy grande. Paola vestía un vestido pegado, color rojo, se veía hermosa. La fiesta estuvo divertida, bailamos, tomamos y comimos bastante.

En un momento de la fiesta, ya bastante tarde, pude ver a Paola que revisaba su celular, la noté muy rara. De repente, entró rápido a la casa, parecía que lloraba. Todos en la fiesta estaban bastante tomados, así que fui el único que se dio cuenta de esto. Seguí en la fiesta un momento, hasta que, al ver que Paola no volvía, me preocupé y fui a buscarla. Al llegar a su cuarto, toqué, pero no obtuve respuesta, abrí suavemente la puerta y encontré a mi prima, sentada en la cama, llorando. Me acerqué a ella.

-Prima ¿Qué pasó? ¿estás bien? –pregunté.

-No, mi novio es una mierda –dijo, mostrándome una foto en su celular, en la que se veía a su novio, besándose con una chica en una discoteca.

-Pero, ¿estás segura que es él? –dije, tratando de ayudar– ¿has hablado con él?

-No, pero no necesito hablar con él, seguro inventará algo –dijo, aun llorando– estoy segura que es el, y ella es su ex. No puedo creer que sea tan idiota.

-Pero no te pongas así, piensa que el que se lo pierde es el –dije, tratando de consolarla– una chica como tú, no se merece esto.

-Gracias primo, pero me siento mal –dijo– no puedo creer que me haga esto, y con ella todavía.

-No te llega ni a los talones prima. –dije.

-¿en serio lo crees? –preguntó, calmándose un poco.

-Prima, estas buenísima, y con ese vestido más todavía –dije, estaba un poco tomado, al igual que mi prima.

Me abrazó y me agradeció por consolarla. Al separarse de mí, nuestras caras quedaron frente a frente, muy cerca. Debido a que había tomado, no pensé, me acerqué y la besé. Ella respondió a mi beso. Nos besamos como dos enamorados, nuestras lenguas jugaban entre sí. Se levantó y se subió encima mío. Al sentarse, el vestido se le subió hasta la cintura, dejando libres sus enormes nalgas. Las comencé a manosear y me di cuenta que no llevaba calzón. Mi pene comenzó a endurecerse, ella lo sintió y comenzó a frotarse contra él.

-Sé que esto no está bien, pero que rico besas –dijo.

-Desde que te vi anoche, no he dejado de pensar en ti, me encantas –dije, mientras seguía manoseando sus nalgas.

-Cuando me contaste, me dejaste intrigada, también pensé en cogerte –dijo.

Se levantó el vestido y se lo sacó por encima de la cabeza. Tampoco llevaba sostén, sus tetas salieron y cayeron en mi cara, comencé a besarlas y lamerlas. Desabrochó rápidamente tres botones de mi camisa y me la sacó por encima de la cabeza. Se levantó y me sacó el pantalón rápidamente. Mi pene, completamente erecto saltó, se lo metió a la boca hasta el fondo. Me la comenzó a chupar de una manera deliciosa. De repente, se levantó de golpe y fue a la puerta, le puso seguro y volvió hacia mí.

Nos acostamos en la cama, me la chupaba mientras yo le besaba la vagina, la cual ya estaba muy mojada. Rápidamente, se recostó boca arriba y abrió las piernas. Me acomodé encima de ella y la penetré rápidamente. Entraba y salía a gran velocidad. Ella se tapaba la boca para tapar sus gemidos.

-Hazlo rápido que pueden venir a buscarnos –dijo– pero no te vengas adentro.

Se la fui metiendo cada vez más rápido. Estábamos muy excitados. Se la metía con fuerza mientras le chupaba las tetas y apretaba sus nalgas. Ella seguía conteniendo sus gemidos. Pude sentir que se corrió, su cuerpo temblaba y su vagina apretaba y mojaba más mi pene. Se sentía muy bien cuando se corría.

La seguí embistiendo unos minutos más hasta que sentí que se acercaba mi corrida. Sin pensarlo, me salí y me acomodé en su boca, para mi sorpresa, Paola abrió la boca. Metí la cabeza de mi pene en su boca y me comencé a masturbar rápidamente, ella succionaba la cabeza de mi pene, hasta que dejé salir una gran cantidad de semen, llenándole por completo la boca. Se lo tragó sin chistar.

Nos levantamos, nos vestimos rápidamente, asegurándonos de estar bien vestidos y salimos rápidamente del cuarto hacia la fiesta. Cuando llegamos, seguimos como si nada hubiera pasado. pero en un momento mi padre se me acercó.

-¿Dónde estaban? –preguntó seriamente.

-Estábamos conversando –dije lo más tranquilo que pude– es que ha tenido un problema con su novio, la vi llorando y fui a ver como estaba.

-Ah ya, pero, ¿todo bien? –dijo, un poco preocupado.

-Sí, creo que ya se le pasó –dije, tratando de no sonreír.

La fiesta siguió un buen rato más, hasta que se comenzaron a ir uno por uno a dormir. Yo me quedé hasta el final, para ver si podía quedarme a solas con Paola. Pero al final, mi prima Julia, la mayor, se la llevó a dormir. Hice lo mismo y me fui a dormir.

Al día siguiente, todos despertamos muy tarde. Tomamos desayuno, nos metimos a la piscina. Comenzamos a jugar unos juegos de luchas en la piscina, disimuladamente froté las nalgas de Paola debajo del agua un par de veces, ella me sonrió. Ella también aprovechó para sobarme el pene erecto. Antes del almuerzo, le pedí las llaves del carro a mi padre para ir a comprar algunas cosas. Paola se ofreció a acompañarme.

En el carro, rápidamente me bajó la ropa de baño y se agachó a chuparme el pene mientras yo manejaba. Lo hacía delicioso. Se metía un dedo en la vagina, haciendo a un lado su bikini, por debajo de la faldita que llevaba. No podía concentrarme muy bien con tremenda mamada que me estaba dando.

-Que rica verga tienes –dijo, levantándose– en la siguiente entrada dobla a la derecha. Tengo un sitio secreto por acá.

-Muero de ganas de cogerte de nuevo –dije, mientras seguía sus indicaciones.

Se sacó el polo y el bikini, subió su faldita hasta la cintura y se bajó la tanga. Con una mano me masturbaba y con la otra se metía dos dedos. Se notaba muy mojada. Mi pene estaba durísimo. Se volvió a agachar y volvió a chupar mi pene. Con una mano manejaba y con la otra sobaba sus tetas. Que ricas tetas.

Llegamos a un lugar bastante escondido y me dijo que parara. Apagué el carro y tiré el asiento para atrás. Paola se subió encima mío y se metió mi pene de un sentón. Entró hasta el fondo fácilmente. Comenzó a moverse mientras nos besábamos muy apasionadamente. Manoseaba sus tetas y sus nalgas con fuerzas. Ahora ya no contenía sus gemidos.

-Que rico coges primo –dijo, entre gemidos– que rica verga tienes. ¡Ahhh! ¡si! ¡que rico!

-Te mueves delicioso, prima –dije, mientras besaba sus tetas– y tus tetas son perfectas.

-¡Ahhh! Me voy a correr –dijo, mientras se corría– ¡Ahhh! ¡si! No pares ¡Ahhh!

Después de correrse, se levantó y se dio la vuelta, era un poco incomoda la pose, pero su culo se veía perfecto así. Saltando encima mío, sus nalgas rebotaban en mi abdomen. Comenzó a saltar encima mío, gimiendo fuertemente, yo apretaba esas enormes nalgas y les daba palmadas suaves. Paola se movía muy viene en esa posición.

Le pedí que se levante un poco, que se apoye en el volante. Así, con el culo un poco levantado, me comencé a mover yo, levantaba mis caderas, para metérsela rápidamente. Así estuvimos unos minutos, hasta que me cansé de la pose. Abrí la puerta, salimos, se acomodó doblada, apoyando los brazos en el capó del auto, levantó una pierna y la puso encima también. La comencé a penetrar rápidamente. En esa posición, se veía espectacular. Así que no pude aguantar mucho más.

-Que rico me coges primo –dijo, entre fuertes gemidos– me encanta tu verga.

-Tu culo me vuelve loco –dije, sin parar de embestirla– va a hacer que me corra.

-Córrete, quiero tomarme tu leche otra vez –dijo mientras gemía– me voy a correr ¡Ahhh! ¡que rica verga! ¡Ahhh! ¡así! –se corrió gritando fuertemente.

-Yo también. Agáchate –dije, mientras sacaba mi pene– ahí va ¡Ahhh! ¡Ahhh! –me corrí, tirando una gran cantidad de semen directamente a su boca.

Se tragó toda la leche, se metió mi pene en la boca para limpiarlo, cuando lo dejó limpio, se levantó, le chupé las tetas, mientras masajeaba su hermoso culo. Nos besamos largamente, ahí frente al carro. Luego nos acomodamos la ropa y nos fuimos a comprar un par de cosas.

Regresamos a la casa, pasamos todo el día conversando, bañándonos en la piscina, comimos y en la noche, mis padres y yo, regresamos a casa. Pero antes de regresar, mientras arreglaba mis cosas, Paola entró al cuarto. se acercó a mí, me dio un beso en los labios, suave.

-Mañana me voy a la universidad –dijo casi susurrando– pero en dos semanas estaré en casa de mis papás. Quiero volver a cogerte, pero esta vez sin apuros.

-Yo también, me encantas primita –dije, mientras apretaba sus nalgas y la pegaba a mí, haciéndole sentir mi pene, otra vez erecto– pero quiero darte por el culito.

-Bueno, depende de cómo juegues tus cartas, primito –dijo, apretando fuertemente mi pene por encima del pantalón– te aviso para coordinar ¿ok?

Esas dos semanas fueron eternas. Además, que no ayudaba que Paola me mande fotos desnuda, videos masturbándose o chupando un consolador. También le mandaba fotos de mi pene y uno que otro video masturbándome, soltando chorros grandes de leche. Cuando al fin llegó el sábado en que habíamos quedado. Me llamó y me dijo que quería ir a un hotel, que en su casa diría que íbamos a ir al cine. Nuestra excusa era, que, en la fiesta, debido al problema que tuvo con su novio, nos comenzamos a llevar muy bien, después de mis consejos.

Continuará.

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