Durante mucho tiempo imaginé que mi esposa fuera una hotwife, como esas que leemos en las historias o vemos en los perfiles de páginas de intercambios, plantear la idea no fue fácil, sobre todo el que ella se convenciera de que es algo que yo deseaba y no una prueba de que tan fiel podría serme.
Pasado algún tiempo y negociadas las condiciones, aceptamos que fuera una hotwife, virtual, es decir, solamente mostraba sus fotos y respondía mensajes y comentarios cachondos de las mismas.
Indicamos con las travesuras en una boutique que ella visitaba frecuentemente, donde el dependiente no estaba de mal según sus comentarios, y ella no le era indiferente. El juego consistió en que ella me marcaba y dejaba la llamada abierta y yo escuchaba la interacción de lo que en la tienda, respaldada después por una llamada de ella al salir donde me contaba que había sucedido y yo podía hilar lo que había escuchado con lo que había sucedido.
En esas interacciones solamente se dejaba ver accidentalmente su tanga cuando se probaba la ropa o le pedía que le ayudara con los cierres mostrando más de lo que debía mostrar. Eso ha sucedido y sucede hasta la fecha, sin embargo el dependiente no se ha animado a ir más lejos.
Un día por cuestiones de bienes raíces, apareció en el radar un arquitecto, más joven que ella y también atractivo a su parecer, las cosas con el iban de manera normal, nada más que lo profesional, hasta que un día mi mujer escucho por accidente detrás de la ventana una plática entre el arquitecto y su maestro de obra en donde respondía su apreciación de mi mujer… ¡¡¡Buenísima!!! Lo anterior dio pie a que mi esposa me comentara lo que escucho y sugiriera que podría ser la persona que habíamos fantaseado para nuestro juego hotwife.
La interacción salió, y un día el arquitecto se atrevió a pedirle una cita para un café, mi esposa lo platico conmigo y acordamos que iría a ver qué le diría. Desde esa primera cita la excitación empezó a crecer en ambos, ya que ella se sentía deseada y yo sentía mucha adrenalina de que fuera, preparamos el encuentro desde que me mandara fotos de como iría vestida mostrándome sugerencias ya acordando que se pondría.
Esa primera marco lo que seguiría en el juego él le planteo que le gustaba y que deseaba verla y obviamente no para platicar, lo platicamos y decidimos que avanzaríamos a la siguiente fase, el conocerlo en la intimidad, en los besos en otras cosas…
Un día siguiendo en algunos trabajos de remodelación que estaba haciendo en un departamento, mi mujer fue sola a darle seguimiento a los mismos, encontrándose con él la propiedad mencionada, después de planteada la propuesta la cita anterior, el esperaba una respuesta y la respuesta de mi esposa fue aceptar los besos, cachondeo y faje que se dieron, el asunto llego a que él le quito la camisa, le quito el bra y bajo su pantalón y la toco muy rico, la subió en una tarja y se metió entre sus piernas rozando rico con ella mientras se comía sus tetas y ella gemía rico de placer, el encuentro fue muy rápido pues no había mucho tiempo y termino con demasiada excitación al grado de que el no pudo más y se vino…en las tetas de mi mujer. Tuvimos que esperar a la noche para que ella me contara con detalle y escuchar la grabación que previamente habíamos acordado hacer, me dio detalles de lo que cuento en este relato y escuche como gemía delicioso cuando él se comía sus tetas, cuando el la tocaba. Me dijo que se mojó riquísimo del faje y los besos y que le habían bañado delicioso las tetas, que le había excitado mucho que el terminara ahí, tanto que le dije… ¿así te lo hizo? y no aguante más y le moje todas las tetas con mi venida.
Después de hacerlo deliciosamente y arrancarle un orgasmo, ella me dijo que quería probar más…