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Historias lésbicas de mi esposa
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Habiendo llegado a entablar una conversación picante con mi esposa, tocábamos temas sobre sexo y experiencias sexuales que ella había gozado participando.

La historia fue contada por mensajes de texto, lo cual provocó que mi verga se pusiera dura mientras leía el relato. Ella habiendo tenido una vida de éxtasis y muchos gustos en todo sentido, inició diciéndome que en una ocasión que ella se encontraba en su casa tomando whisky su compañera al verse excitada por los comentarios que se habían dado en su conversación le pidió que llamara a un hombre para que pudieran divertirse. Mi esposa llamó a uno de sus amiguetes, un bien parecido también de vida y locura. Al llegar ellas ya habían tomado algunas copas demás y el ordeno a la acompañante de mi esposa que se desnudara y recostara en el piso, ella accedió sin si quiera pronunciar una palabra ni calentarla con un solo beso.

Ahí acostada enseñaba unas buenas tetas medianas de pezones rosados, piel blanca y coño rasurado perfectamente dejaba ver unos labios carnosos limpios y perfectos, él se agachó y levantando las piernas de ella suspendió sus caderas y comenzó a comerle el culo y el coño de abajo hacia arriba mientras ella gemía muy fuerte desde el principio.

Mi esposa seguía sentada en el sofá mirando todo, la primera vez fue invitada a participar por parte de su amigo, sin acceder, ya que según ella prefería disfrutar de las sensaciones tan desinhibidoras del whisky. Paso un rato y él seguía lamiendo su coño y ella mantenía las piernas elevadas en el aire, ella miró hacia donde estaba mi amiga y la invitó de nuevo, pero esta vez no se negó.

Dejando su copa a un lado, y sin desvestirse, la tomó por los brazos y estirándolos sobre su propia cabeza se sentó en ellos, bloqueando sus movimientos y así comenzó a amasarle las tetas. Tomando las palabras de mi amiga, me dijo que primero tomó una buena porción de cada teta y aplastándolas con seguridad sus pezones salieron a flote y mI esposa comenzó a lamerlos y mordisquearlos lo cual provocaba tanto libido en aquella mujer que gritaba y gemía del placer.

Él seguía lamiendo su humedad bruscamente y metía sus dedos profundamente mientras que los pezones eran estimulados de tal manera que pronto se sonrojaron, las miradas de los amigos se cruzaron y el le pidió que le frote el clítoris que ya en ese momento estaba bastante erecto y mi esposa comenzó a frotarlo suavemente tratando de hacerlo al mismo ritmo que la lengua y sus dedos, la mujer se retorcía y contorsionaba por tanta excitación y llenándole la boca de sus líquidos junto a sus dedos y toda su mano.

Él se incorporó y dijo que va a penetrarla sacando su verga y dejando que la vean las mujeres del trio, saco un condón de su bolsillo lo abrió con sus dientes y se lo coloco en la verga, que según mi esposa tenía buen tamaño y grosor. Sin que mi esposa se baje de los brazos de su “juguete” disfrutaba de la escena casi como una espectadora en el cine, esa dura verga se meneaba mientras abría las piernas de la mujer y las dejaba en una posición como de “v", para mi esposa esa parte de toda la escena fue la que mejor se grabó en sus recuerdos y se excita al recordarla. Cuando al fin la penetró mi esposa retiró sus dedos del clítoris de la mujer y él sin haber bombeado más de unas cuántas veces terminó, lo cual produjo risas en las mujeres, él se avergonzó metió su verga en los pantalones y se fue.

Mi esposa regresó al sofá y la mujer se puso en pie acercándose a mi esposa le dijo que no quería quedarse iniciada, a lo cual mi esposa respondió tocándole el clítoris y agarrándole una teta, luego le ordeno que se arrodille sobre el suelo y haciendo que doble sus caderas pegó su cabeza al piso, abriendo una vista hermosa e increíble de su ano perfectamente limpio y coño mojado con labios rosados, enseguida mi esposa metió dos dedos sin humedecerlos en su culo, esto causó reclamos de parte de la mujer por ser “grosera" pero mi esposa no los retiró y siguió estimulándola mientras que ella ya más a gusto comenzó a frotar su propio clítoris pasando brevemente a meterse 4 dedos en su mojado coño, metiendo los y sacándolos de una forma más bien salvaje. Ella gemía y se retorcía de placer, con la mano libre mi esposa enredó los cabellos de la mujer y la levantó levemente, solo para que sintiera la tensión, sus gemidos se convirtieron en gritos y terminó por su coño gotas de líquidos que formaron un pequeño charco en el suelo. Mi esposa se puso de pie y fue a lavarse las manos, ordenando a la mujer que se vistiera y que se fuera.

Deberán entender el grado de excitación que yo tenía cuando mi esposa me contó esta historia por mensajes de texto, mi verga estaba tan erecta y dura que al llegar a la parte de – los dos dedos en el ano, chorros de semen salpicaron mis brazos y pecho.

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