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Historias de verano: 1 y 2
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Hola, mi nombre es Camilo (nombre ficticio, debido a que se trata de una historia 100% real), vivo en Punta del Este, Uruguay, ciudad hermosa dedicada casi íntegramente al turismo, en especial en los meses estivales, paso a describirme, soy alto (1.86 m) peso 85 k, y para mi edad (actualmente 45), dicen que me conservo muy bien, aunque soy de los que creen que la buena onda y actitud son los factores más importantes, pues bien vivo en una zona muy exclusiva y mantengo una relación con una compañera que me ha bancado todo, pero reconozco que mi perdición es el sexo y la energía que este irradia, por lo que he tenido más de un problema por ser demasiado jugado.

Lo que sucede es que mi edificio es de pocos aptos y solo se completa en verano, cuenta con una hermosa piscina y vista privilegiada, y es en estos meses en de vacaciones que llegan muchos turistas argentinos y brasileros, y como buen amante del sexo es donde busco oportunidades para saciar mi apetito e inundar mi cuerpo de la adrenalina que tiene lo prohibido.

Ya con más de 4 décadas arriba se imaginarán que experiencia sobra y he desarrollado ese sexto sentido que me brinda la posibilidad de detectar algunas situaciones que quizás para otros pasen desapercibidas, bueno sin más preámbulos les cuento que hace unos años llegó una pareja de argentinos – cordobeses- y se alojaron en el apto vecino al mío, y como saben estas construcciones modernas permiten oír todo si uno se lo propone, es así que comencé a darme cuenta de una situación que sería factor determinante en esta historia, la chica (tenía 19 años, lo cual al ser pendeja es una de mis debilidades) era hermosa, piel canela, ojos verdes, alta (como 1.75), y un físico para el infarto, casada con el típico hijo de empresario que le gusta más el billete que cualquier cosa, lo mío no pasaba de algún cruce de miradas picaras que hacían sonrojar a la pendeja, y por las noches escuchaba las discusiones entre la joven pareja, pues el chico soñaba con el poker en el Enjoy y dejaba a esa hembra en celo sola y caliente, fue ahí donde idee mi estrategia; por las mañanas mi mujer se iba temprano y mi cuarto daba al de mis vecinos, entonces cuando mi mujer se iba, ponía porno a alto volumen y golpeaba la pared con la cama, sabiendo que esto ponía loca a la pendeja, un mediodía subí a la pileta y ahí estaba esta diosa tomando sol de espalda, dejando apreciar sus formas en todo su esplendor, ni lerdo ni perezoso me senté a su lado y estable conversación, y me fui poniendo atrevido, hasta que la pendeja me confesó que escuchaba mis falsas actividades matutinas y que envidiada a mi mujer, que el marido no le prestaba atención y pasaba en el casino, y ahí me jugué, y le dije que si se sentía sola yo podía escucharla y aconsejarla, que mi mujer llegaba 23 h y que si quería podía ir a mi casa, ella se sorprendió, pero enseguida me dijo que le encantó la idea y que el marido estaría hasta la noche en Montevideo por unos trámites aduaneros, fue así que a la media hora estábamos tomando unas cervezas y hablando de todo y estas charlas fueron rodando hacia el plano sexual, cuando quise acordar estábamos besándonos como posesos y con mi experiencia le corrí el bikini con mis dedos y palpe la humedad de su depilada vagina, y fue ahí cuando le realicé un cunnilingus de película, 3 veces la sentí acabar en mi boca, y no desperdicie ni una gota de su miel, luego ella me bajo mi bermuda y quedo como asombrada no es que sea un súper dotado pero 19 cm y 5 de ancho se hacen respetar, como hipnotizada y con mucha seguridad y delicadamente tomo mi pene que en ese momento estaba en su máxima expresión y me realizó una mamada de película, mirándome a los ojos mientras succionaba de manera suave acariciaba mis testículos y con su dedo jugaba con mi ano, luego de un rato en el que hice mi mayor esfuerzo por no eyacular la coloque en mi sillón y comencé a frotar mi glande en su clítoris generando un inmediato orgasmo y logrando que suplicaba que se la metiera, me hice rogar unos minutos hasta que suavemente la ensarte haciéndola delirar y suplicar, así la tuve mucho rato arrancándole un sin número de orgasmos y yo no acababa se la saque y volví a chuparla toda y con mis dedos y ayudado por sus flujos fui lubricando su ano, ella me dijo que era virgen por su pequeño orificio y le daba miedo, entonces me senté con mi mástil a full y le dije que confiara que se sentara y si le dolía que saliera, se sentó de a poco y fue deslizándose suavemente hasta empalarse sola, paro unos segundos y comenzó a cabalgar como loca, mientras yo chupaba sus pechos y jugaba con su clítoris arrancando más orgasmos, y fue ahí cuando sentí que me venía , le avise y aceleró más y explote como un volcán de semen, llenándole las entrañas con mi leche, ella gozaba y reía, y así estuvimos mientras duró sus vacaciones, la cogí en todos lados, pileta, playa auto ascensor, y hasta el día de hoy seguimos en contacto por Internet y nos masturbamos mientras recordamos nuestras aventuras.

2:

Hola, luego de publicar mi primer relato, he decidido seguir contando mis aventuras; en mi anterior participación les decía que mis relatos son 100% reales, es por eso que los nombres son ficticios.

Vivo en un edificio en una zona exclusiva de la península a la que acuden muchos turistas argentinos y brasileños, que como decía llegan a este sitio y buscan cumplir todas sus fantasías, y uno ya curtido y con experiencia aprovecha estas situaciones.

He de decir que me gusta el sexo a full, pero me pierdo con las pendejas, pues vienen con una fuerza y ganas de experimentar y todas dicen lo mismo: los guachos no las cogen, están para las pastillas, la play etc. y es ahí donde los lobos atacan.

Esta historia me sucedió cuando al ir a un supermercado cerca de mi casa vi 2 parejas de pendejos, de unos 20 años, y los guachos meta comprar alcohol y en otra y las pendejas (divinas ambas, de Buenos Aires) con los ojos como faros, al cruzarnos me miraron y les aguante la mirada, y se rieron, mientras los pajeros gritaban y se hacían ver, note como ellas murmuraron algo, y yo que no soy lento busque la oportunidad para atacar. Cuando los guachos estaban esperando para comprar fiambre y las pendejas andaban x las góndolas las encare directamente y les dije: “si fuera sus parejas no las dejo un minuto solas, mi nombre es Camilo, vivo cerca, y si cuando sus novios salgan Uds. necesitan un guía les puedo mostrar toda la ciudad, o lo que deseen”, guiñándoles un ojo, y entregándoles el número de mi celular, ellas se rieron y se fueron.

Seguí en lo mío y regrese a mi apto con la esperanza de que me escribieran.

Paso ese día y yo ya no esperaba respuesta, cuando a la mañana siguiente mientras desayunaba me llega un mensaje que por la característica vi que era un número argentino, y eran las pendejas, se presentaron una se llamaba Oda y la otra Ana, me contaron que sus novios habían ido a un viaje de buceo y pesca a la Isla de Lobos y regresarían a la noche, y que sabían de la existencia de una playa nudista y les encantaría conocerla pues nunca habían ido a ninguna y me preguntaron si las guiaba, a lo que respondí que me complacería llevarlas, fue así que quedamos en encontrarnos a las 11 h y nos dirigimos a la famosa playa distante unos 16 km de la península.

Esta playa es muy concurrida, van parejas, pero lo que más se ven son gays y está todo bien, se puede estar sin ropa o con ropa y nadie molesta a nadie.

Cuando llegamos luego de una charla amena pero Hot las chicas estaban medias inhibidas, aunque quedaron en unos micro bikinis que las hacia ver espectaculares, fue ahí donde les explique que se podían desnudar o no, como se sintieran cómodas y les pregunte si les molestaba si yo me quedaba en bolas, a lo que respondieron que no. Fue casi instantáneamente que me despoje de mi ropa y quede desnudo viendo como de reojo las guachas miraban mi pija depilada que estaba semi dura por el morbo, les dije que iba al agua que si querían fueran, y quedaron conversando en voz baja, cuando entré al agua y me di vuelta casi infarto, venían esos dos camiones solos con las tangas y los pechos al aire, y que tetas hermosas paradas divinas, así se metieron a la mar y comenzamos a jugar, un juego que yo sabía en que terminaría, nos rozábamos, mi pija ya dura a pleno las tocaba y ellas se daban cuenta, y se reían de la situación, en un momento Oda no resistió la tentación y me agarro la pija y me miró a los ojos y sin pensarlo nos fundimos en un beso de lengua mientras Ana miraba con cara de gata en celo, hasta que se nos unió, mis manos hurgaban en sus conchas que eran un manantial de jugos calientes que contrataban con el agua fría, no hubo más palabras, salimos como locos y fuimos a un bosque de pinos, tendimos las toallas y ahí comenzó una fiesta de sexo inolvidable, Oda me mamaba como desesperada mientras yo chupaba como un loco a Ana, la que no demoro en acabar en mi boca y ahí cambiamos, mientras chupaba yo a Oda, Ana chuponeaba con su amiga, Oda acabo como intensamente, luego Ana se empalo mi pija hasta el fondo y me cabalgo como poseída mientras Oda le chupaba las tetas y yo con mi dedo lubricaba el ano a Oda, cuando Ana acabó varias veces coloque a Oda en modo perrito y la fui penetrando el ano suavemente haciéndola enloquecer, ya casi yo no daba más, pero cuando sentí que Ana me chupaba mi culo me vacíe intensamente en el culo de Oda, llenándola de leche, mi pija seguía dura y continúe bombeando y luego con Oda preparamos la cola de Ana que no tenía mucho uso, la penetre suavemente gimió de dolor y luego de placer, y comenzó a acabar en la boca de Oda que la chupaba a full, luego saque mi pija y entre las dos me mamaron hasta que las bañe en leche, y chuponeaban y se pasaban mi semen con sus lenguas, al fin descansamos un rato y volvimos y en esos días tuvimos varios encuentros, pero esas son otras historias.

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