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Historias de un matrimonio cornudo: Pandemia
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Ciertamente casi el siguiente año no cambiaron muchas cosas, mi esposa ya tenía un buen de amantes que le daban bien y bonito lo que obviamente no le podía dar en casa, se acostaba con sus tres compañeros de la escuela donde da clases, y cuando las cosas se salían de control en fiestas (por ejemplo, la de fin de año o las que se hacían antes de que salieran de vacaciones) invitaban a dos profes más de otra escuela, aunque casi siempre se los cogía estando borracha.

Por otro lado, estaban sus excompañeros de la universidad (Armando y Alejandro) que normalmente la veían una o dos veces al mes, tenía mucha química sexual con ambos, a pesar de que con sus compañeros de trabajo ya tenía tríos y hasta cuartetos, me contaba que disfrutaba muchísimo más con estos dos; yo creo que tiene mucho que ver con el hecho de que a ella le fascina el sexo rudo, entre más rudo mejor y Armando así era, en cambio ninguno de sus compañeros de trabajo tomaba ese rol.

Finalmente, el nuevo amante era nuestro vecino Enrique, exmilitar que ahora estaba en la Guardia Nacional, este también era muy dominante, el problema es que también era muy serio, casi no hablaba, y cómo era normal por su trabajo viajaba mucho por mucho tiempo, es decir, lo acuartelaban en otros estados por meses, eso sí, cuando regresaba le daba tremendas cogidas a mi mujer, impresionantes; naturalmente no era tan común que yo los viera (lo que lamentaba muchísimo), sobre todo porque los niños no me lo permitían.

Pero había noches en que mi esposa se iba a casa del vecino y cuando al fin dormía a mis hijos me iba a ver como se chingaba a mi esposa, los gritos y gemidos eran increíbles, me gustaba mucho estar presente a pesar de que mi mujer sin falta me ponía a atender a Enrique en cuanto acababa, cada que tenía el honor de estar presente, me tocaba lamerle los huevos, limpiarle la verga e invariablemente terminaba haciéndole sexo oral a mi vecino que no parecía molestarse, al contrario, terminaba siempre tomándome de la nuca y clavándome su tremenda vergota hasta la garganta.

Yo pensé que esta situación sería conflictiva para mí, pero nada más lejos de la realidad, como decía mi mujer, me encantaba ser una putita chupa vergas y creo que ayudaba mucho que mi esposa se mega excitaba mientras me ordenaba limpiar y atender a Enrique, ella misma me ordenaba que me pusiera de rodillas a limpiarle el rabo o me decía burlona que un pito chico como yo debía agradecerle a un macho de verdad como Enrique que se cogiera a mi esposa lamiéndole esos huevotes que tenía, ella se calentaba tanto que o se masturbaba o besaba y tocaba a Enrique mientras yo seguía con mi labor de lame huevos.

También encendía mucho a mi esposa que el vecino terminara directamente en mi boca mientras ellos se besaban y manoseaban y al final nos tragáramos la lechada de Enrique; yo solo me dejaba llevar por la calentura, porque cuando en frío pensaba lo que hacía me daba hasta asco, pero en el momento ni lo pensaba, solo disfrutaba.

Esta dinámica duró poco más de un año, pues llegó la pandemia del COVID-19 y en México fue especialmente fuerte, yo que me dedicaba a los sistemas, me pasaron de inmediato a home office y mi esposa en el sector educativo también; fueron meses que se transformaron en años muy complicados, con los niños y nosotros 24/7 en casa y sobre todo que de la noche a la mañana se acabaron las aventuras de mi esposa con todos sus amantes, pues justo antes de declararse la pandemia en el país, mandaron a Enrique a Chiapas (un estado muy alejado de donde vivimos), por lo que estuvo alejado prácticamente toda la pandemia (recuerdo que mi esposa regresó a clases hasta inicios del 2022), por lo que fueron prácticamente dos años sin poder ver o acostarse con sus amantes.

Debido a esta situación, mi esposa y yo tuvimos muchísimo sexo durante la pandemia, es más, el uso del dildo que le compré a mi mujer era prácticamente cotidiano, pues ella cuando se calentaba le gustaba insultarme diciendo que no sentía mi pitito, que ya extrañaba las vergas de verdad de sus amantes, que yo era un pito chico y encima eyaculador precoz poco hombre, por lo que en esos momentos era que me pedía el dildo para terminar de satisfacerla.

Pero después de unos meses con la misma rutina mi esposa empezó a ser cada vez más fuerte en sus insultos y humillaciones hacia mí, ya tranquila me decía que estaba cada vez más caliente, que necesitaba sentirse sometida, desde la primera vez le dije que yo no podría hacerlo, que la amaba y la respetaba muchísimo, y sobre todo no me calentaba ser dominante, que la verdad me excitaba más ser sometido, por lo que ella viéndome de la manera más maliciosa posible me dijo que una forma de desfogarse sería someterme completamente, y quería intentar algo, que si estaba de acuerdo, le pregunté qué quería y ella sin tapujos me dijo que quería penetrarme con el dildo.

Me saqué mucho de onda, le dije que eso no le daría placer directamente a ella, pues el penetrado iba a ser yo, ella me contestó que si se excitaba tantísimo viéndome de putita mama vergas de Enrique que creía que se calentaría aún más penetrándome y sometiéndome a lo que ella quisiera, aún con algunas dudas acepté su propuesta, ella se puso muy, pero muy alegre.

Esa noche en cuanto los niños se durmieron me dijo qué hacer para tener mi culito muy limpio, y después de eso, tuvimos sexo bastante caliente, le hice sexo oral, la penetré en cuatro y ella completamente loca de placer (después me comentaría que en realidad estaba ansiosa por penetrarme) al fin la hice terminar solo con penetración, pero no se calmó, por lo que saqué el dildo para terminar el trabajo y me dijo que no, que esa noche yo sería el penetrado que no se lo metiera, por lo que le pregunté como quería hacerlo, ella de inmediato me dijo que la mejor manera de hacerlo era con las piernas abiertas, pero que eso no la calentaría.

Directamente me ordenó que me pusiera en 4 en la cama justo como ella estaba antes, con mi cara pegada al colchón y que me abriera las nalgas, que ella haría lo demás, la obedecí, primero sentí muy frío pues me embadurnó mi orificio con lubricante mientras me decía con una voz muy ansiosa que prácticamente nunca le había escuchado que me relajara, que el secreto era trabajar un poco la colita para que se dilatara lo más posible, por lo que empecé a sentir un dedo penetrándome, primero hizo círculos alrededor de mi anito para después meterlo hasta el nudillo, sentí incomodidad, pero como solo había sido un dedo me relajé aún más, ella me preguntaba si me gustaba.

Yo le contestaba que se sentía incómodo, ella me decía que al principio era así, pero que después disfrutaría muchísimo, y después de jugar un ratito con su dedo medio me introdujo dos dedos, la verdad es que no me sentía tan incómodo, solo sentía raro, cuando ella notó que no me quejaba fue cuando me introdujo 3 dedos, y ahí sí empezaba a meter y sacar los dedos, ella empezó a calentarse porque me dijo, parece que tu culo si va a aguantar todo y a la primera, hay amor, estoy muy emocionada de desvirgarte el ojete, para acto seguido tomar el dildo y empezar lenta, pero inexorablemente a penetrarme con él, no sentía dolor, pero si extrañeza e incomodidad.

Ella me dijo al oído que ya era toda una putita que había logrado meter más de la mitad y yo como si nada, así que me lo fue clavando hasta el fondo, ya que lo tuve todo adentro ella me besó apasionadamente y me dijo que estaba orgullosa de mí y empezó a hacer el típico movimiento del mete saca con el dildo, he de aceptar que en ese momento sí me dolió aunque durante muy poco tiempo, mientras me penetraba cada vez más fuerte yo empezaba a dar quejidos, y ella se masturbaba con sus dedos diciéndome, aguanta maricona, aguanta puta.

Para ser completamente sincero no me dolió tanto a pesar de que mi esposa estaba completamente enloquecida penetrándome, eso sí, terminé quejándome, aunque se escuchaban más como gemidos que como quejidos además de que me prendía mucho todas las cosas que me decía mi esposa, era muy excitante como me humillaba. No se cuanto tiempo pasó mi esposa dándome por el culito pero ella acabó de manera muy escandalosa masturbándose.

Después de la euforia me preguntó si me había gustado, le dije que no me había molestado y que podía llegar a gustarme pero que debía acostumbrarme, que no sabía como ella lo recibía prácticamente siempre; ella se empezó a reír y me dijo que ya que le agarras el gusto es delicioso y hasta adictivo; me preguntó muy seria si íbamos a repetir, yo sabiendo todo lo que había disfrutado ella le dije que cuando quisiera, que quería acostumbrarme; lo que no esperaba es que se volviera tan adictivo para ella; aunque no me quedaba claro si lo que le encantaba era insultarme o penetrarme.

Ese mes no la penetré ni una vez, en cambio ella me lo hizo al menos 3 veces por semana, llegó el punto en que tenía que caminar de manera muy incómoda y sentarme de lado porque me ardía el culo, pero ella no quería detenerse, solo se burlaba y me decía que no fuera tan mariquita, que si ella aguantaba yo también.

Pero la inversión de roles no terminó en ese mes, es más, se profundizó, porque un día muy alegre recibió un paquete de Amazon que escondió como una niña traviesa y me dijo que era un regalo para la noche, sabía lo que significaba y me intrigaba mucho qué sería, llevábamos más o menos semana y media que no me penetraba porque queríamos que me sintiera mejor y más cómodo, a lo que me ordenó que me aseara bien el culo, pero en cuanto llegué al cuarto de dormir a los niños veo una imagen increíble de mi mujer con una verga en su entrepierna viendo hacia arriba, me dijo que ya que nos gustaba tanto nuestro juego de inversión de roles ella quería llevarlo al completo.

Y había comprado un strapon doble, ni siquiera entendía qué era cuando ella me dijo que me pusiera de rodillas a chuparle la verga, que quería ver a la maricona de su marido comiéndole el rabo como una buena putita, uf, ahora sí me calentó y mucho, después de eso me empinó y me estuvo cabalgando durísimo por bastante tiempo, y al lado de sus insultos habituales ella gemía muchísimo, tanto que la verdad me los contagiaba, pero la verdad era que llevaba un poco de tiempo disfrutando de sus penetraciones, pero ahora eran mucho más profundas y fuertes porque las hacía con todo el cuerpo, hasta que terminó en un escandaloso orgasmo.

Ya que estábamos acostados en la cama veo como se quita el strapon y entiendo porque disfrutaba tanto, tenía un dildo por dentro que ella se clavaba mientras me cabalgaba a mí.

Esto se volvió aún más adictivo para ella, pero con la diferencia que ahora a mí también me gustaba; me culeaba prácticamente a diario, solo cuando necesitaba descanso se lo pedía y ahora que al mismo tiempo que me penetraba ella también era penetrada estaba encantada, me insultaba y me sometía de lo lindo, hasta me tomaba del cabello mientras me la enterraba hasta los huevos (porque el dildo que venía en el strapon por fuera era muy realista y enorme, tenía hasta huevos, y me dijo que lo pidió así para que no extrañara las pelotas de Enrique); así vivimos por todo lo que restaba de la pandemia, y poco a poco me iba gustando cada vez más, ya gemía y pedía más, y eso la mega prendía.

Pero también me iba excitando cada vez más por lo que ya tenía erecciones cada vez más fuertes mientras era sodomizado por mi esposa que cada vez era más agresiva; tanto que como a las 2 o 3 semanas me vine por primera vez mientras mi esposa me penetraba por detrás, ella se dio cuenta y estaba encantada, en cuanto terminamos me llenó de besos y me dijo que ya era tan putita como ella, que lograba terminar como una verdadera nena, igual que ella, que me acostumbrara a tener mis orgasmos clavado por el ano porque mientras no terminara la pandemia ese sería nuestro sexo cotidiano.

Y vaya que lo cumplió, aún faltaba al menos un año para que se abrieran las escuelas, yo no regresaría a mi oficina porque la mayoría lo haría por home office; y durante lo que faltó de toda la pandemia mi mujer no me permitió penetrarla ni una vez, me dijo que era su putita, eso sí, más o menos un mes antes de que se regresara a la normalidad regresó Enrique y se encerró prácticamente un fin de semana completo con mi esposa, la traía muy atrasada y se quería desquitar, no tuve el honor de verlos pues estuve cuidando a los niños, les dijimos que su mami tenía muchas ganas de ver a su abuela, jeje.

Cuando regresó me burle bastante de ella porque caminaba como yo cuando abusaba demasiado de mi culito, por lo que en cuanto se recuperó me dio tremenda cogida por el culo con el strapon para dejarme igual que ella.

Continuará.

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4 COMENTARIOS

  1. Muy de acuerdo contigo, cuernosFelices. La vida es muy compleja en el sentido de que cada ser humano es único. Por eso nadie puede jusgar a nadie y mucho menos a la ligera, simplemente aprender de la vida que es muy bonita. Te felicito y mucha suerte en la vida, cuernosFelices

  2. Es evidente qué el protagonista de estar hirtiria no es un hlmbre, sino es un homosexual reprimido, solo eso explica el por que se comporta como lo hace y encima lo disfruta.

    Y no es insulto, cada quien puede ser lo que quiera, como si se doncideea un unicornio pues bien por el o ella, pero por que no mejor ser sincero con uno mismo y decir, soy homosexual y mejor buscará hombres para estar en vez de con una mujer con la que, no puede ni satisfacer?

    • Es impresionante tu poca tolerancia a vivir sexualidades diferentes a la tuya, no todo se puede resumir en me gustan unos u otras, realmente lo que he aprendido es que no me gustan los hombres, me encanta mi esposa, y me fascina que me sometan, tan difícil es de entender?

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