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Hice un footjob en la biblioteca
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Después de mi primera experiencia sexual en la zapatería nunca fui la misma. Ya no podía dejar de pensar en esas vergas botando su leche sobre mis pies. Siempre que pensaba en eso me mojaba y necesitaba masturbarme. Se me hizo una obsesión.

En esa época tuve un novio de la universidad que era más chico que yo, tenía 18 y yo 21. Estaba alto y mamado y me trataba muy bonito. Pero la primera vez que me lo cogí descubrí que tenía fetiche con los pies. Mientras estábamos cogiendo me confesó que estaba obsesionado con mis pies y que por eso quiso andar conmigo. Me dijo que le llamaba la atención que mis pies estuvieran tan grandes a comparación de mi estatura, y eso le daba mucho morbo. Entonces me pido que si lo podía masturbar con mis pies, y luego le dije que sí.

Me hice hacia atrás, le agarré la verga con mis dedos del pie y con el otro le empecé a sobar la verga. Mientras se la jalaba con mis pies yo no podía dejar de recordar ese día en la zapatería, y quería que mi novio me llenara los pies con su leche como ese día.

Pero no se venía, entonces le pregunté qué quería que le hiciera (para que se viniera más rápido). Y me pidió que usara mis dedos de los pies para acariciarle la cabecita de la verga. Entonces empecé a mover mis dedos sobre su cabeza y a acariciarla suavemente, y se sentía súper rico. Luego le pedí que me chupara los dedos a ver si eso ayudaba. Me los empezó a chupar y me empecé a mojar cada vez más. Sentía como si mis pies estuvieran conectados con mi vagina, y cada que me pasaba la lengua entre los dedos de los pies era como si me estuviera metiendo la lengua en la cuca.

Ya estaba toda mojada, gimiendo como loca y metiéndome los dedos esperando a que ya se viniera, y de repente me dijo "Ya me voy a venir", y le grité "¡aviéntamelos aquí en mis pies"! Le extendí los pies y me aventó su leche sobre mis dedos. No era mucho pero a mí me encantó. Me empecé a embarrar la leche en los pies y de repente mi novio me dijo que si me podía grabar un video de mis pies con el semen y tomarme fotos. Le dije que sí pero que no saliera mi cara. Me tomó las fotos y el video y ya pasó.

Pero después de unos días me empezó a pasar algo en la universidad. Algunos hombres pasaban y se me quedaban viendo los pies (porque toda la vida me ha gustado usar huaraches o zapatos abiertos). Pero cada vez era más y más y se me hizo raro, pero en cierta forma me gustaba. Hasta que un día un chico muy alegre se me acercó y me preguntó que si me gustaría ganarme $1000 pesos. Como yo apenas iba en la carrera y no trabajaba se me hizo mucho dinero y me llamó la atención. Entonces me dijo que primero le debía responder una pregunta, y sacó su teléfono y me enseñó una foto y me dijo "de casualidad se te hacen conocidos estos pies?" y era la foto que me había tomado mi novio.

No supe qué decir y me quedé callada, me sentí muy avergonzada y me puse roja. Le dije que no sabía pero él se dio cuenta de mi reacción y me dijo que no me preocupara, y que además todo el mundo sabía que yo era la del video y las fotos, pero que eso era algo bueno porque me había hecho popular y mucha gente hablaba de mí. Entonces le dije que ya me tenía que ir y me detuvo y me dijo "pero no quieres saber cómo te puedes ganar los $1000?". Yo estaba muy avergonzada pero tenía curiosidad, y le dije que cómo podía ganármelos. Entonces se me acercó y me dijo al oído que si estaba dispuesta a dejarlo hacerme lo mismo que mi novio en el video. La verdad el chico estaba muy guapo y como yo estaba obsesionada con sentir el semen en mis pies me hice pendeja al principio pero al final le dije que sí, pero sin coger.

Me llevó a la biblioteca de la uni y nos fuimos a una sección que estaba muy vacía. Yo le dije que mejor fuéramos a un hotel o a un salón, pero a él le excitaba que fuera en un lugar público, y como no había gente yo accedí. No había nada donde me pudiera sentar pero él me dijo que me sentara en el piso. Entonces me senté y me dijo que le extendiera un pie. Me quité mis huaraches, levanté la pierna derecha y la estiré para que me agarrara el pie. Él estaba parado y ya tenía la verga afuera del pantalón, me agarró el pie y me empezó a frotar la verga encima del empeine de mi pie. Tenía su mano en mi planta y su verga en mi empeine, y me empezó a coger el pie.

Mientras me la frotaba yo movía mis dedos y le acariciaba los huevos, hasta que ya no pudo más y se vino encima de mi pie. Esa si era mucha leche y me quedó el pie todo embarrado. Me lo iba a limpiar pero rápido me dijo que no me lo limpiara, y me pidió que me volvería a poner mi huarache pero con el pie lleno de leche. Yo le dije que no pero me dijo que era la única condición para que me diera los $1000. Entonces tuve que hacerlo. Metí mi pie lleno de esperma en mi huarache y se embarró todo. Salimos de la biblioteca y aunque me sentía rara, me daba mucho morbo saber que iba caminando en la calle con el pie embarrado de semen y que todos me lo vieran.

A partir de ese día empezó mi negocio.

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