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Hice mi primer footjob y me obsesioné
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Hoy quiero contarles la continuación de mi experiencia en la universidad. Cuando regresé a la clase, descalza y sin pantis, me senté en mi lugar y mi compañero me preguntó discretamente que si me sentía bien:

—¿Te sientes bien? Te saliste corriendo de la clase como si te sintieras mal ¡y descalza! ¿Segura que estás bien?

—Me acerqué a él y le susurré al oído— No, la verdad es que tú me pusiste muy mal. Y ahora vas a tener que ayudarme a bajarme la calentura. —Volteó discretamente hacía atrás y cuando me vio se dio cuenta de que ya no tenía mis pantis. Poco a poco abrí mis piernas para que pudiera verme todo abajo del vestido.

La clase terminó y todos salieron del salón, menos nosotros dos. Cuando salió la última persona, me acerqué a la puerta y la cerré con seguro. Miré a mi compañero y le dije: —No sé qué me hiciste en los pies, pero me pusiste demasiado caliente y ahora quiero que termines lo que empezaste. ¡Agárramelos! —Me senté sobre el escritorio del maestro y le extendí los pies para que me los tocara otra vez. Se puso muy nervioso y no supo qué hacer. Entonces empecé a mover mis dedos de los pies y a abrirlos y cerrarlos enfrente de él para provocarlo, y le dije: —¿No te gustan mis pies? Hace rato hasta les tomabas fotos. Ándale agárramelos, y tal vez te deje hacerme algo más.

Entonces lentamente estiró su mano y empezó a agarrarme los pies. Primero me acarició las plantas, luego me tocaba los dedos, me los frotaba con su mano y de pronto me agarró de los tobillos con firmeza. Sus manos no alcanzaban a sujetar mis tobillos por completo porque los tengo muy gruesos, pero de forma violenta se paró, me levantó las piernas y me las abrió, y eso me excitó mucho. Cuando me abrió las piernas mi vestido se levantó y toda mi vagina quedó expuesta. Nos miramos a los ojos pero no dijimos nada. Me mordí el labio y con un simple gesto le hice entender que podía chupármela.

Mientras me sujetaba de los tobillos, me empezó a lamer con suavidad, usando su lengua de un lado a otro para estimular mi clítoris. Después comenzó a pasar su lengua alrededor de mis labios mayores, y otra vez regresaba a mi clítoris. Mi vagina estaba empapada. Después hizo algo que no esperaba, con su lengua empezó a recorrer toda mi pierna, empezando desde mi vagina, pasando por mis ingles, el muslo, la parte trasera de mi rodilla, la pantorrilla, el tobillo y la planta de mi pie hasta llegar a mis dedos, todo en un mismo recorrido. Mientras su lengua recorría mi pierna, me estremecí y sentí que un escalofrío recorrió toda mi espalda. Y finalmente me empezó a chupar los dedos de los pies.

En ese momento fue como si mi mente hubiera salido de mi cuerpo y sólo hubieran quedado mis instintos sexuales más primitivos. Estaba tan excitada sintiendo su lengua pasando por en medio de mis dedos, que me metí la mano a la vagina casi completa con mis 4 dedos y empecé a masturbarme. Era como si mis pies estuvieran conectados directamente a mi vagina, y todo lo que mi amigo le hacía a mis pies yo lo podía sentir en mi panocha. —¡Dame verga papi, dame verga por favor, la quiero aquí!— Le dije gimiendo como si no fuera yo misma. Le bajé los pantalones y los bóxers y sin preguntarle le agarré la verga y empecé a masturbarlo muy rápido. Con una mano lo masturbaba y con la otra me masturbaba yo. Si hubieran visto la escena hubiera sido muy gracioso verme en esa posición: Yo seguía sentada en el escritorio con las piernas abiertas, con uno de mis pies en la boca de Sergio, con una mano mi vagina y la otra en medio de mis piernas jalándole la verga.

Entonces Sergio me agarró otra vez ambos tobillos, me bajó las piernas, se acercó mis pies a su verga y me dijo. –¡Jálamela con los pies Paola, con estas pinches patotas gigantes que tienes! Usa esos dedos largos para sacarme la leche. —Yo no tenía idea que se podía hacer eso, pero me pareció algo tan pervertido y morboso que me excité aún más. No tenía idea de lo que estaba haciendo, así que traté de hacer con mis pies lo que hubiera hecho con mis manos: abrí mis dedos del pie izquierdo y metí su verga entre mis dedos para sostenerla bien y que no se moviera, y puse mi pie derecho de lado para agarrarle la verga con mis dedos largos, como una pinza.

Mis dedos de los pies son tan largos que alcanzaban a envolver casi toda su verga, casi como si la estuviera agarrando con mi mano. Empecé a masturbarlo de arriba a abajo unos segundos y después intercambié mis pies. Sentir una verga en mis pies era una sensación completamente nueva, pero a la que ahora me declaro totalmente adicta. Empecé a improvisar un poco y de pronto le acariciaba las bolas con la punta de mis dedos, o ponía mis dedos sobre su glande y doblaba mis dedos para apretársela.

Al principio, cuando decidí seducirlo al llegar al salón, mi primer deseo fue cogérmelo, pero ahora lo único que pasa por mi mente era cómo se sentiría si se venía y me botaba la leche en los dedos de los pies. Seguí usando toda la habilidad de mis pies y mis dedos para hacerlo venirse, hasta que uno o dos minutos después lo sentí estremecerse, supe que iba a venirse ya y le dije: —Quiero que te vengas aquí, en mis pies. Quiero toda tu leche en mis patas. Por favor dame esa leche, dámela papi, la quiero toda, toda en mis dedos… —Se vino y eyaculó encima de mis pies.

Cuando creía que no había sensación más placentera que sentir una verga penetrándome, conocí la maravillosa sensación de tener una verga entre los pies, pero desde ese día y después de tantos años, sé que no hay sensación más rica y placentera que sentir el semen cayendo sobre mis pies, metiéndose entre mis dedos, espeso y caliente.

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PatonaQuintero
PatonaQuinterohttps://www.instagram.com/paopatotas/
IG: @paopatotas Mail: [email protected] Mexicana. 🇲🇽💕 Soy chaparrita y caderona, piernuda y nalgona. Me gusta hacer pajas con los pies y amo que se corran encima de ellos. También me gusta que me hagan tributos y que se vengan encima de mis fotos.

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