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Hago que a mi madre se la folle un negro
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Me llamo Diego, tengo 20 años, soy de Chile, vivo con mis padres y soy hijo único. Mi padre trabaja 7×7, o sea, que una semana está en la casa y la otra no. Mi madre se llama Sandra, ya tiene 43 años, pero se mantiene en una condición física impecable, es una mujer blanca con una cara bonita, pero que muestra su madurez, con grandes senos y un trasero bastante tonificado.

Mi padre es un hombre muy respetable y bondadoso, cosas que enamorarían a cualquier mujer, pero infiriendo por su actitud y contextura física gorda no debe ser muy bueno en la cama.

A través de comportamientos he podido ver la fascinación que tiene mi madre por los negros, cada vez que sale un actor de color en alguna película o video musical, especialmente si está sin polera, se puede ver en su cara nerviosismo y un poco de timidez, pero principalmente me di cuenta porque en una ocasión me dijo que le viera algo en el celular y en internet había dejado una pestaña abierta donde se veía una escena porno interracial.

En los últimos años se ha producido una gran llegada de haitianos a Chile (mucha gente de color). En el lugar que estaba (y sigo) trabajando hay varios inmigrantes negros, por lo tanto, había posibilidad de cumplir la fantasía de mi madre. Esta idea rondó en mi cabeza un mes entero, como sería y a quien le pediría.

Le hablaba harto y me hice amigo de un haitiano de nombre Pierre que trabajaba acarreando cajas (mucho trabajo físico), el tipo mide más de 1.8 m, es delgado, pero fibroso (en una ocasión lo vi sacándose la polera y tenía su sixpack bien definido), cercano a los 30 años, tiene un estilo bastante como salvaje y veraniego.

Pasadas unas semanas, vi a su señora que le fue a buscar al trabajo, una haitiana hermosa de amplias caderas con su pequeño bebe. Ahí fue cuando me decidí que sería él, ya que para tener una mujer como esa debes ser un experto en la cama. Esa misma semana le hablé a este compañero de trabajo y después de charlar de varias cosas, le dije lo más calmado posible que le pagaría 70 mil pesos (cerca de 80 dólares y que es como el cuarto del dinero que se gana ahí) si se follaba a mi madre.

En primera instancia pensó que era una broma que le estaba haciendo, pero le volví a decir lo mismo y le conté la fascinación de mi madre con los hombres de color. Creo que después de eso pensó que mi madre sería una señora mayor y fea, porque me decía que no podía decir que si por su esposa, pero luego le mostré una foto de mi madre, tenía preparada en mi celular la foto en donde se veía más sexy. Después de observar la foto un instante, me dijo que lo pensaría.

Al día siguiente ya había aceptado y planeamos que esto sería este viernes, ya que mi padre no estaría en casa y mi madre no tenía nada que hacer. Lo invitaría a mi casa con el fin de tomar, que mi madre nos acompañara y se diera la situación.

Llego el día viernes, la idea fue que viniera a las 10 de la noche para empezar a tomar unos tragos y compartir, a mi madre le dije que vendría un compañero del trabajo, pero no le dije que era un haitiano, quería ver su cara cuando apareciera.

Obviamente como vendría un invitado se arregló para la ocasión, aunque con una ropa informal como deportiva que acentuaba sus muslos y trasero además de mostrar un gran escote.

Antes de las 10 llegó Pierre, vino como le había dicho, con una polera ceñida al cuerpo y unos shorts que acentuaban la gran herramienta que tenía (y que en horas sería utilizada por mi madre), nos saludamos y se lo presenté a mi madre. Lo mismo que observaba cuando veíamos películas o videos y salía un negro, sucedió en ese momento, se ruborizó y lo saludó con un beso en la mejilla con cierta timidez.

Para entrar en confianza nos sentamos a la mesa y empezamos a servirnos unos tragos, la idea era que mi madre no se embriagara, pero sí que estuviera más relajada (ella no es buena para tomar así que con poco ya está bien). La estábamos pasando bien charlando, hasta que saqué el tema de si era verdad lo que decían de los negros, que tienen grandes penes, a lo que Pierre contestó que era verdad, agregué: “con tu esposa lo deben pasar genial en la cama”, mi madre de a poco se iba poniendo roja.

Le conté a mi madre como era la señora de Pierre, luego él siguió contando de cómo son de fogosos los hombres de color, que incluso antes de llegar y como permiso tuvo que hacerle el amor a su esposa para que le dejara venir, en ese momento mi madre yo creo que estaba muy caliente con todo lo que él decía con lujo de detalle.

Así fue como se pasaron dos horas y media volando, le dije a mi madre que Pierre se quedaría a dormir en la casa y que yo me retiraría porque los tragos me habían hecho efecto y estaba cansado, ella también dijo que se iría a acostar, pero le dije que no podía dejar al invitado solo, a lo que Pierre con una cara coqueta le dijo lo mismo, que la acompañara y que siguieran hablando. Ellos pasaron a sentarse en un sofá y yo hice como que me iba a mi pieza, pero me quedé en la cocina que daba al comedor, observando lo que iba a pasar.

Ellos siguieron hablando de sus familias, de sus planes a futuro y siguieron tomando uno que otro trago. Mi madre en ese momento ya no tenía casi ningún atisbo de timidez, por eso fue que ya le empezaba a coquetear a Pierre, diciéndole lo bien que estaba físicamente y le tocaba a veces las piernas. Hasta que mi madre no soportó más y volvió a preguntar lo que yo había mencionado minutos atrás, de que si los negros tienen penes grandes. Pierre en un solo instante y con una sonrisa de oreja a oreja respondió que sí y se hizo el short hacia abajo dejando ver su gran verga (fácilmente eran 20 cm siendo que no estaba ni erecta), mi madre quedó impactada por lo rápido de la situación, pero más por esa monstruosidad que le estaba mostrando el haitiano.

Él tomo la mano de mi madre y la acerco a su pene, ella ni siquiera dudó y empezó a masturbarlo, estuvo cerca de un minuto masajeando y maravillándose con la verga de Pierre. Ahí fue el único momento de duda de mi madre, ya que dijo: “Mi hijo podría despertarse y vernos así”, ella se estaba retirando, pero Pierre la sostuvo del brazo y le dijo: “¿cuándo tendrás una ocasión como esta?”, en ese momento mi compañero se quita la polera y completamente el short dejando ver una figura envidiable, a lo que mi madre no pudo negarse y volvió a sentarse en el sofá.

Ella iba derecho a seguir masturbándolo, pero Pierre dijo que no, que ahora tenía que darle besos en el pene como perdón por querer irse, mi madre se lanzó inmediatamente a hacer lo que le pedían y mientras le daba besos decía: “Perdóname, no lo volveré a hacer”, luego de eso ella iba a intentar masturbarlo, pero no estaba en las opciones de Pierre. Era el momento que se la tendría que chupar toda, mi madre sentada se hizo hacia al lado para empezar a hacerlo.

Sandra empezó a saborear como loca la verga de Pierre, a pesar de las ganas que le ponía, no podía tragársela toda, a lo que el negro le prestó ayuda sujetando la cabeza de mi madre e introduciendo todo su pene en su boca, en varias ocasiones. Tanto el pene de Pierre como la boca de mi madre terminaron llenos de saliva. En ese momento yo tampoco soporté la situación y empecé a masturbarme con tamaño espectáculo.

Luego de eso mi madre se sacó la ropa (todavía no se había quitado nada) se estaba sentando arriba de Pierre que seguía en el sofá, pero este le dijo no tan rápido y la sacó de arriba de él. Pierre dijo: “Si quieres esto, (señalando su pene negro erecto) tendrás que andar en cuatro patas por la sala” (él se estaba aprovechando de la fascinación de mi madre, pero eso me gustaba y me excitaba más, ver como ese negro la humillaba).

Sandra ni siquiera rechistó y comenzó a andar como perra por el salón paseándose por delante de Pierre, pero este se aburrió y le dijo: “Párate y báilame mejor, perra”. Mi madre se acercó lascivamente a él mientras hacia su mejor intento de baile y se estrujaba sus inmensas tetas. Por fin se pudo sentar arriba de este, viéndose cara a cara, este la empezó a follar a una velocidad endemoniada, haciendo que sus tetas empezaran a rebotar, el sonido que hacían al follar era magnifico, se escuchaba en toda la casa. Siguieron así mirándose hasta que Pierre se abalanzó sobre esos pezones rosados que seguían saltando, sus manos grandes y sus labios carnosos cubrían esos inmensos pechos, a lo que mi madre rendida solo lo abrazó por el cuello.

Luego giró a mi mamá para que le diera la espalda y todavía sentada arriba, comenzó a saltar sobre esa gran verga, Pierre le preguntó ¿si esto era lo que quería? a lo que Sandra solo dijo que: “Si” y le dio unos sentones impresionantes, mi compañero solo estaba quieto disfrutando como mi madre continuamente se paraba y caía con todo ese trasero gordo sobre él.

Luego de esos primeros 20 minutos de show yo acabé de tanto masturbarme, quizás hasta estaba más caliente y excitado que los actores principales. Seguí viendo porque el espectáculo todavía iba por la mitad.

Pierre sacó a mi madre de arriba de él y por primera vez se paró del sillón, besándola y agarrándola del trasero. Mi compañero depositó su mano en la cabeza de mi madre para que bajara, así que ella fue besando desde su boca pasando por su pecho fornido, su abdomen definido hasta llegar nuevamente a su pene. Luego de un momento de chupadas que le dio mi madre, cambió de opinión y dijo: “Ahora usaras tus tetas”. Ella comenzó a pasar el pene por sus pezones mientras le escupía y toqueteaba, luego lo puso entre su pecho y comenzó a masturbarlo, Pierre se motivó y empezó a follar esas tetas como si fuera una vagina.

Mi madre en todo esto nunca dejó de mirar a los ojos a Pierre, la cara de ella era sensacional, se veía su calentura y que ya no le importaba nada más que el negro que se estaba follando, ni siquiera que su hijo pudiera llegar a escuchar algo. A continuación, no conforme con eso, Pierre hizo que mi madre le chupara los testículos, a pesar de no ser tan impactantes como su miembro, eran grandes igualmente.

Luego de esto, Pierre levantó a mi madre y la tiró al sillón acostada de espalda y este se puso arriba de ella (misionero), dándole cogidas al principio más lentas, pero que iban subiendo en intensidad, mientras se besaban y esta tocaba la espalda fuerte y los brazos con sudor de Pierre. Mi madre gemía y gritaba cosas como: “Dame más fuerte negro”, “Rómpeme” y ¿Eso es todo que tienes?

Mi compañero inmediatamente aceptaba las suplicas de mi madre y le daba la potencia que pedía, a veces, se enojaba por lo que decía, la agarraba del cuello con las dos manos mientras se la follaba muy fuerte y le decía: “¿Así te gusta, puta?”.

Después de varios minutos así, mi madre tomó la iniciativa y salió de debajo de mi compañero, se puso en cuatro patas en el sofá y mirándolo le dijo: “Ven a follar a tu nueva perra blanca”. Pierre se dirigió a Sandra, escupiéndose la mano y la empezó a masturbar con sus dedos grandes, la hacía gemir tanto como cuando se la follaba. De un momento a otro, mi compañero deja de toquetearla, se aparta un poco y dice: “No creo que te merezcas que te de este placer”, a lo que mi madre se para rápidamente y lo comienza a besar por el cuello y en la boca, luego pasa su lengua por sus pectorales, baja nuevamente a su pene y sin manos comienza a chupárselo además de por fin poder introducir ella sola esa gran verga negra completamente en su boca, provocándole hasta pequeñas arcadas.

Pierre después de 1 minuto de mamadas dijo: “Esto es lo mismo que me hace mi señora”, Sandra ya no sabía qué hacer. Esta vez se lanzó al suelo y comenzó a lamer los pies de mi compañero. “Por ahí estamos hablando, esto nunca me lo habían hecho y me está gustando”, dijo Pierre.

A continuación, mi madre se para de espaldas mientras pasa todo su enorme culo por la verga del negro y con la voz más caliente que le podría salir dijo: “No seas malito y cógeme negro”, esta lo tomó del pene y lo llevó al sillón donde se volvió a poner en cuatro patas. Así fue como se la continúo cogiendo, a pesar de la motivación de mi madre en ese momento, ya no podía seguirle el ritmo a Pierre, ella solamente se movía en su sitio mientras el negro le daba unas grandes embestidas.

Estuvieron ahí varios minutos hasta que Pierre agarró los brazos de mi madre que seguía en cuatro patas y los puso en su espalda y depositó la cabeza de mi madre en el sillón, subiendo las embestidas a su máxima velocidad, a esa intensidad solamente aguantó 30 segundos y sentó a mi madre para que le chupara el pene y se tragara todo el semen. Sandra no desperdició ninguna gota, saboreándolo todo como si fuera una bebida, antes de pasar por su garganta. Pierre dijo: “Mi perra blanca, ¿Te gustó como te follé?”. A lo que mi madre respondió: “Desde que te vi entrar me imaginé follando contigo, pero nunca esperé que fuera tan rico”

Luego de esos 40 minutos de actuación, cayeron rendidos en el sillón, los dos cuerpos totalmente sudados, se siguieron tocando y besando, no pasaron ni 2 minutos y el pene de Pierre ya se estaba poniendo en funcionamiento nuevamente.

Mi madre vio esto e inmediatamente dijo: “Vamos a mi pieza, estaremos más cómodos”. Dejaron botada toda la ropa, se fueron desnudos agarrados de la mano hacia la habitación y con una cara de felicidad dibujada en la cara de mi madre.

Lamentablemente por eso no pude seguir mirando, me fui a mi habitación y nuevamente me masturbé escuchando los gemidos y embates que salían de la pieza de mis padres.

En la mañana desperté por mi compañero que ya se estaba arreglando, se había hasta bañado incluso y le pagué lo acordado. Pierre solamente agradeció y dijo: “Aunque hice el trabajo tres veces solo te cobraré uno, tu madre sí que es una verdadera perra tetona”. Y se retiró.

Lo bueno es que no sería la última vez que se la follaría.

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