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Gordas a mí
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En una página de citas por Internet conocí a Miriam, fue mientras miraba perfiles cuando me fijé en una foto de una chica guapísima y pinché para ver más. Era muy guapa, pero estaba algo gordita y no era mi tipo, estaba a punto de descartarla cuando me fijé en una foto donde estaba desnuda sentada en una silla, estaba muy sexy, me gustó.

Tenía cara de sorpresa, con las manos en la boca y juntando sus tetas con los codos, sus piernas abiertas y su barriguita apenas dejaban ver un poco de la raja de su chocho. Me imaginé chupándole los pezones y metiendo la cabeza en su entrepierna intentando llegar a su chocho, acabé masturbándome. Estaba offline, la puse en mis favoritos y la dejé un mensaje diciéndole lo guapa y sexy que me parecía para llamar su atención.

Unas horas después eché un vistazo a la web, vi que se había conectado y tenía un mensaje, también me había incluido entre sus favoritos. En el mensaje me daba las gracias y se sorprendía que me hubiese fijado en ella, yo era lo contrario, no tenía ni gota de grasa. Me dijo que yo también era muy guapo y que si quería charlar estaría conectada esa noche a las 11.

Llegó la hora y me conecté, estaba algo nervioso, era una web erótica y antes de decirnos nada ya nos conocíamos desnudos. Online, ya estaba ahí, pasaron unos minutos hasta que rompí el hielo con un hola, ella me saludó, la dije que había estado mirando sus fotos y que me gustaba su cuerpo, también que era preciosa.

Me dio las gracias y me preguntó porque me gustaba, llevaba algunos meses en la web y nadie le había dicho nada nunca, decía que yo estaba tremendo y no entendía porque me había fijado en ella, no lo comprendía y sospechaba. Le conté la verdad, que llevaba un tiempo solo, que buscaba desahogarme con alguien en las mismas circunstancias y tropecé con ella y la foto de la silla, sin cortarme le dije que me había excitado con esa foto.

Charlamos un rato de la vida y empezó a confiar, me decía que ella también estaba sola, casi siempre lo había estado, hacía años que lo dejó con su novio y que desde entonces no había follado mucho. Yo la conté que salía de una relación, tampoco estaba follando nada y tenía muchas ganas.

La conversación subió de temperatura y fui a saco, la dije que yo quería follarla y que estaba deseando meter la cabeza entre sus muslos y comerle el chocho, le conté que me había masturbado mirando la foto de la silla. Le gustó y me dijo que se estaba poniendo cachonda, le dije que ojalá estuviese allí para remediarlo y me contestó: "ojalá". Nos quedamos unos minutos sin decir nada.

Se lanzó y me dijo que como lo íbamos hacer, que para follar había que estar físicamente. Los dos vivíamos en Madrid, le dije que yo tenía libre el día siguiente, si estaba dispuesta, podríamos tomar algo y luego ir a mi casa, contestó que prefería en todo caso ir a la suya, decía que era todo un poco locura y estaría más cómoda, por supuesto teníamos que vernos antes en algún lado. Yo no tenía ningún problema con eso y volvimos a quedarnos unos minutos en silencio.

Me dijo que si quería tomar un café al día siguiente, para vernos y conocernos un poco, decía que no teníamos que follar ese día. Le contesté que sin problema, me parecía bien. Me mandó la dirección y quedamos por la tarde. Estaba seguro que me la iba a follar ese día, noté que estaba un poco desesperada, estaba deseando que la follaran y sabía que me la iba a llevar al huerto, seguro que no estaríamos lejos de su casa.

Llegué puntual, sin llegar a entrar en la cafetería esperé sentado en unas mesitas altas del exterior, la vi llegar de lejos, las fotos no engañaban, preciosa, pero gordita, vestía un pantalón vaquero, estaba embutida en él y lo llevaba subido hasta el ombligo, no podía disimular el enorme culazo que tenía, sus grandes tetas se apretaban metidas en un body rosa, conocía la prenda, he desabrochado algunos corchetes, llevaba también una chaqueta rosa de punto para intentar taparlo todo, misión imposible. Para nada era mi tipo, nunca me había fijado en una chica gorda.

Sabíamos quiénes éramos, yo la reconocí de lejos aunque ella se hizo la despistada, la llamé y se acercó, estaba avergonzada, se notaba que estaba muy acomplejada, no puedo describir la ternura que me género, la agarré de su ancha cintura y la di dos besos, asegurando que el segundo tocará la comisura de sus labios, se puso roja.

Nos sentamos, intenté que se sintiera cómoda, la decía que era una chica guapísima y que aunque estaba gordita yo la veía estupenda, llena de curvas y recovecos para explorar. Ella se reía y empezaba a sentirse más a gusto, dejó de estar pendiente de sí alguien nos miraba y se centró más en mí, por fin.

Estuvimos un par de horas sentados charlando y riendo, lo estábamos pasando muy bien y la besé en la boca, me miró sorprendida y volví hacerlo con mi mano en su muslo, la dije: "vamos a tu casa", me dijo: "vamos". Decía que vivía a 10 metros y aproveché el camino para meterle mano, le tocaba el culo y metía la cara en sus tetas, todo era enorme para mi mano, estaba muy cachondo y ella también.

Cuando llegamos no frené y quería quitarle el pantalón con la cara en sus tetas. Me paró y me dijo que iba a ponerse cómoda, comprendí que no quería que la viera sacándose el pantalón. Me quité la ropa y me quedé solo con los calzoncillos, esperé impaciente y algo empalmado a que saliera del cuarto. Tardo unos minutos pero mereció la pena, llevaba un camisón corto transparente que terminaba donde empezaban sus bragas blancas engullidas literalmente por su cuerpo, las tetas libres parecían dos enormes gotas de agua, quería chuparla, besarla, quería comérselo todo, esa niña gordita me tenía a 100.

Me puse de pie, se acercó y empezó a besarme mientras me tocaba el paquete, la tenía tiesa como un bate y ella apretaba excitadísima, hacía mucho tiempo que no tocaba una polla. Me bajó los calzoncillos y me sentó en la cama, se arrodilló en el suelo entre mis piernas y empezó a lamerme los huevos mientras me hacía una paja, estaba ansiosa, me la chupaba, me la mordía, sacaba la lengua y me lamía el capullo, me encantaba.

Mi pene estaba tenso como nunca, pero cuando se quitó el camisón y lo metió entre sus tetas el empalme empezó a doler, las puso sobre mis caderas y mi polla se perdió metida entre ellas. Se las agarró y empezó hacerme una cubana, yo estaba extasiado del gusto y fue a más cuando se metió el capullo en su boca mientras agitaba las tetas con mi polla entre ellas, no podía más, me iba a correr y no podía evitarlo.

La avise, dije que me iba a correr y la sacó de su boca, pajeándome muy rápido me pedía que lo hiciera en sus tetas que era mi putita, literalmente dijo: "en las tetas cariño, en las tetas de tu putita". Me corrí gimiendo como un perro, seguía pajeándomela despacio mientras se miraba como la chorreaba mi corrida por su pezón y por el canalillo. Mientras yo bajaba del cielo ella se limpiaba, me quedé mirándola, era redondita, su barriguita y sus muslos prácticamente hacían desaparecer sus bragas, solo se veía un triangulito blanco tapando lo visible de su chocho, me gustaba lo que veía.

La dije que se tumbara a mi lado, lo hizo y levantó las manos como si fuera un atraco, nos quedamos mirando, estaba preciosa tumbada desnuda, acaricié su pelo y la besé con ternura, yo estaba falto de cariño, pero sé que ella necesitaba algo así. La besaba el cuello y la mordía la barbilla mientras le tocaba las tetas, la encantaba. Estaba blandita, me gustaba tocarla, apretaba sus pechos contra mi cara y lamia sus pezones mientras ella gemía sin parar.

Me arrodillé en el suelo entre sus piernas y la hice acercarse al borde de le cama, me tumbé encima de ella con la boca a la altura de sus tetas, ella seguía manos arriba dejándome hacer lo que quisiera, junte sus tetas, las bese, seguí besándola el cuerpo mientras bajaba, le di mordisquitos en la barriga a la altura del ombligo mientras notaba el calor y la humedad de su chocho en mi pecho, bajé su barriga con la punta de la lengua desde el ombligo hasta la goma de más bragas, la hizo dar un gemido y atrapó mi cabeza entre sus piernas, me encantaba lo blandita que estaba.

La quité las bragas, estaba muy excitada, respiraba fuerte y rápido, abrí sus piernas, estaba ahí, esperaba un chochote y me encontré con un chochete encantador, pequeñito y carnoso. Empecé besándolo, luego seguí abriéndolo con la lengua, ella no paraba de gemir, la daban pequeños espasmos y la vibraba todo el cuerpo. Le lamí el clítoris, sus alrededores, también lo hice de abajo arriba varias veces, la oía jadear, no podía ver su cara por su barriguita, pero me estaba empalmando de oírla disfrutar, la encantaba que la penetrara con la lengua.

Empezó a temblar y jadear más deprisa cuando la metí el dedo, se lo metí entero y a su vez le chupaba el clítoris completamente hinchado, empezó a gemir fuerte y se corrió en mi boca gritando de placer, la tembló todo el cuerpo, parecía gelatina y me excité mucho.

Me incorporé y la miré, la niña era guapísima y recién corrida lo era más, me miraba mientras acercaba mi polla como un garrote a su chochito, se estremeció al notar el primer roce, se la metí despacio, ella jadeó de placer, llevaba tiempo esperándolo y lo estaba sintiendo como si fuera la primera vez. Seguí empotrándola cada vez con más rapidez y fuerza mientras ella me pedía entre gemidos gritos y jadeos que siguiera, que por favor no parará. Seguí como pude embistiendo fuerte mientras ella gemía, en un momento dado agarré sus tetas mientras la embestía, jadeo encorvando el cuello y gritó de placer mientras se corría, su cuerpo vibraba y me encantaba ver esa preciosa cara llena de gusto.

Cuando terminó de retorcerse la sequé de su chocho y me puse de pie, tiré de su mano y la senté en la cama, acerqué mi polla a su boca, la recibió con gusto, me la chupaba mientras se levantaba las tetas y me miraba a los ojos, no tardé mucho en notar que me iba a correr.

Quise sacarla de su boca, pero ella lo impidió y me dijo no con la cabeza, lo quería y se lo di, me corrí en su boca mientras me miraba, perdí las fuerzas de las piernas del gusto. La miré mordiéndome el labio, ella me miraba completamente despeinada, limpié los restos de mis fluidos de su barbilla y la di un besito muy tierno, nos tumbamos y nos quedamos dormidos.

Era gordita si, por la calle jamás me hubiese fijado en ella, pero me había echado uno de los mejores polvos de mi vida, y además, nunca había dormido en un lugar tan blandito.

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