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Fui su presa (Parte 2)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

A la mañana siguiente desperté algo desorientado, estaba solo y en cama ajena. Miré a mi alrededor y empecé a recordar, me sentí cómodo, abracé la almohada y empecé a hacer pereza. Me di media vuelta y vi el arnés colgado en la percha de la entrada, me excité llevándome una mano a la cara.

Me incorporé y fui al baño para darme una ducha, en el suelo estaban tiradas sus braguitas del día anterior, sí, eso dice, el olor me puso a cien, olían a ella, olían a sexo. Se me puso durísima y sin poder apartarlas de la nariz me masturbé en la ducha con una intensa eyaculación, conteniendo el gemido para que no me escuchara. Me duché, me puse el calzoncillo y salí del baño.

Estábamos cómodos, medio desnudos y decidimos no salir, estábamos muy relajados. Se fue a la cama a leer un rato y yo me senté a fumar un cigarro en la terraza. Pensaba en mis cosas con la mirada perdida cuando noté un movimiento en una terraza del edificio de enfrente.

Cuando vi aquella mujer mirándome me dio un pequeño cosquilleo y se me empezó a poner dura, tendría unos 50, vestía camisa de tirantes y pantalón corto. De reojo veía como espiaba entre las barandillas y empecé a masajeármela, la punta se salía del calzoncillo y me excitaba que me estuviera espiando. No pude apreciar si ella se estaba tocando, pero quise pensar que sí.

Decidí mirar sin reparos, era ella quien espiaba y si no se cortaba podría ser excitante, imaginaba como me enseñaría las tetas y se tocaría el chocho mirándome. Miré fijamente, la busqué entre las barandillas, pero ya no estaba, qué pena, estaba excitado. Esperé un ratillo pero no volvió.

Con el calentón fui a la habitación y allí estaba mi chica, estaba tumbada boca abajo abrazada a la almohada, su pelo recogido detrás de la oreja dejaban ver sus ojos cerrados. Estaba desnuda, solo con unas bragas metidas en la raja del culo. Me excité muchísimo cuando pensé en oler sus bragas, estaba en plan guarro y me recosté dejando su culo a la altura de mi boca. Empecé a besarlo y morderlo, sus ligeros gemidos me indicaban que le gustaba. Seguí dándole mordisquitos mientras le acariciaba el chocho, tenía un chochito blandito y me encantaba tocárselo por encima de las bragas, gemía y se retorcía un poco, noté la humedad.

De un tirón le bajé las bragas y dio un fuerte gemido, vi su chocho como brillaba y palpitaba, estaba muy mojada y yo empalmadísimo. Mojé mis dedos en el chocho y le lubriqué el culo, ella gemía y metía la cara en la almohada, estaba cachondísima, yo también.

Empecé a comerle el culo y eso la encantó, sobre todo cuando intentaba penetrárselo con la lengua y empezaba a subir el tono de los gemidos. Levanté su culo y lo puse en pompa, estaba tan excitada que mordía la almohada, empecé a comérselo mientras le penetraba chocho con el dedo, gemía sin parar.

Su coño estaba abierto y metí la lengua, gemía y empujaba contra mi cara. Con su vagina en mi boca empecé a masajearle el culo, le metí el dedo y se corrió a chorros en mi boca, fue explosiva en tamaño y decibelios. Seguía en pompa con la cara en la almohada, yo estaba empalmadísimo y no había terminado, me sequé la corrida de la cara con las bragas que le colgaban de una pierna.

Lubriqué mi polla frotándosela en el coño, cuando vi como metía la cara en la almohada se la metí hasta el fondo de golpe, dio un fuerte grito y yo seguí empotrándola sin piedad, se notaba que le gustaba.

Frené el ritmo, estaba a punto de correrme, pero me controlé y mientras la follaba más despacio le masajeaba el culo y le metía el dedo. Noté como apretaba mi polla con el chocho y volví a bombear con fuerza mientras le follaba el culo con el dedo, noté cómo le temblaban las piernas y perdía las fuerzas mientras volvía a correrse gimiendo a gritos. Perfectamente yo podría haber terminado ahí, pero aguanté.

La puse boca arriba, a estas alturas dominaba yo y ella era mi juguete, se dejaba con gusto. Levanté sus piernas, tenía el chocho chorreando, tanto que las gotas escurrían y mojaban su culo, y ahí apunté. Sentir mi polla frotándole el culo la volvió a activar y empezó a gemir.

Apreté con ganas y entró entera, gritó de dolor y me agarró del cuello, la mandé callar chistando, la agarré las tetas, la tumbé, y volví a levantar sus piernas. Sus gestos y gritos de dolor me excitaban mucho y empecé a follarla con fuerza mientras le sujetaba los tobillos, estaba follándola el culo fuerte y profundo. Ella estaba tensa, con las manos en la almohada y la cabeza hacia atrás, ya más que gemir jadeaba.

Muy excitado separé sus piernas y empecé a embestir rápido, ella jadeando casi sin aire empezó a frotarse el chocho, seguí follándola el culo con fuerza hasta que volvió a correrse a chorros con un gemido fuerte y los ojos en blanco, se notaba como perdía las fuerzas y la corrida golpeó mi pecho y salpicó mi cara.

Ver su cara de placer cuando se corría hizo que me corriera yo también dentro de su culo, fue muy intensa y gemí como un cabrón. Cuando se la saqué se quedó tirada con las piernas abiertas, sudada, llena de sus corridas más otra mía que brotaba de su culo. Me puse entre sus piernas y lamí su cuerpo desde el ombligo hasta la barbilla, era guarro, pero estaba deliciosa, me agarró la cabeza y me besó.

Salí de la habitación y ella se quedó ahí tirada, agotada y completamente desnuda, excepto con las bragas que le colgaban de una pierna. Yo, muy satisfecho.

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