Para los que no lo leyeron la primera parte de este relato, les hago un breve resumen sobre mi estadía en un telo de Mendoza, donde mi esposo debió llevar a reparar una rueda del auto y yo tuve que quedarme en la habitación esperándolo.
Estando allí fui visitada por el encargado del hotel, Gustavo, con quien tuve sexo a lo grande.
Como él me había comentado que en el telo había una pareja swinger que es habitué de ese lugar, pero que ese día habían ido solos, yo le propuse a Gustavo que los invitáramos y lógicamente ellos accedieron.
A los 5 minutos sentimos unos golpecitos en la puerta de ingreso por la cochera. Gustavo los hizo pasar.
Ambos eran bastante jóvenes y dijeron estar casados. Nos presentamos con un beso en la mejilla. Él, un rubio bastante bien parecido de unos 28 años, con sus brazos tatuados, dijo llamarse Rodrigo y ella Lucía, una chica muy hermosa de pelo oscuro y piel trigueña que tendría unos 25.
Gustavo pidió 4 tragos, ellos tomaron cerveza y yo continué con el Fernet con coca.
Luego de una breve charla de presentación, risas y mucha buena onda, de inmediato nos quitamos la ropa, ciertamente la nuestra se reducía a toallones. Rodrigo tenía un cuerpo exuberante, moldeado a puro gimnasio y le colgaba semi erecta una verga casi tan larga como la de Gustavo, aunque más gruesa.
Nos acostamos los 4. Gustavo en un lado de la cama y yo junto a él, luego Lucía y Rodrigo del otro lado.
Los besos que me daba Gustavo en la boca y en el cuello y el roce de mi espalda con la piel de Lucía me hizo levantar temperatura rápidamente. Lucía se giró y quedó frotando sus senos en mi espalda, haciendo cucharita con mis piernas. Aparentemente Rodri la había penetrado porque ella suspiraba y me besaba la parte de atrás de mi cuello. Levanté mi pierna montándola sobre las de Gustavo y él apoyó su pene ya totalmente erecto en los labios de mi vagina. Lucía comenzó a acariciárselo suavemente desde atrás y lo introdujo en mi vagina. Mi respiración era bastante sonora y el cosquilleo en mi cuerpo ya era estremecedor.
Tuve mi primer orgasmo. Lucía me tomó de las caderas y me separó de Gustavo, pasando ella por sobre mi cuerpo. Rodri me volcó de espaldas y fue besándome con gran estilo en la boca, bajando al cuello, se detuvo un buen rato en mis pezones haciéndome vibrar, luego bajo a mi abdomen. Pasó su lengua rodeando me vulva y continuó por mis piernas. Yo enloquecía.
Lucía lo tumbó a Gustavo y empezó a succionarle el pene con gran devoción. Gustavo disfrutaba la felación. Luego ella lo montó a horcajadas, se introdujo el pene en su vagina y comenzó a moverse suavemente con contorsiones espectaculares de su cadera. Yo observaba y mi temperatura subía a 1000.
Rodrigo comenzó a lamer mi vagina que babeaba en fluidos, me levantaba las piernas y me lamía el esfínter, abriéndomelo con sus dedos y metiéndome la lengua. Yo lo tomaba de los cabellos y dirigía su cabeza desde el clítoris a mi ano y reversa. Mi temperamento ya me estaba arrastrando a un segundo orgasmo, que descargué en la boca de Rodrigo. Lucía había aumentado el ritmo de sus bombeos, buscando su orgasmo.
Luego Rodrigo me puso en cuatro al borde de la cama con mi cabeza cerca de Lucía y me la mandó por la vagina. Qué rica verga, me hizo delirar y estremecer. Comenzó a moverse muy fuerte y yo también lo hacía con feroces bombeos.
Lucía se bajó de Gustavo y lo hizo desplazar hacia mí. Ella había acabado, pero él no. Tomó su pija comenzando a chupársela y luego me la puso en la boca, dejando su rostro junto al mío.
Gustavo se movía para masturbarse con nuestras bocas que se alternaban. Ella aprovechaba cada cambio para besarme y meterme la lengua en la boca, cosa que me excitaba de sobremanera, más aún con las bombeadas que me daba Rodrigo, provocándome otro orgasmo feroz.
Lucía colocó 2 almohadas y lo guio a Gustavo a recostarse con su trasero sobre ellas, dejando su pelvis más alta y su pija muy dura, elevada apuntando con su botón hacia el techo como un misil.
Lucía había notado mi temperamento. Me sacó de la posición de su esposo y me hizo montar a Gustavo, tomando su verga y metiéndomela en la concha. Fue algo maravilloso volver a tener dentro de mí la magnífica poronga de mi macho. Mis bombeos no tardaron en surgir, por momentos profundos y por momentos violentos. Pero en ese trance sentí las manos de Rodrigo tomándome desde atrás por la cintura. Yo me detuve al borde de un nuevo orgasmo. Presintiendo lo que venía, me tomé las nalgas relajando mi culo.
Yo podía ver en el espejo lateral, como Lucía le chupaba la pija a su esposo. Luego la dirigió hacia mi ano y Rodrigo enterró su cabeza atravesándome el esfínter. Continúo presionando, yo separándome las nalgas para facilitar la penetración de ese grueso tronco y Lucía empapándolo con su saliva a medida que entraba. Yo me había aferrado a Gustavo y le mordía los labios. No tardé en sentir los testículos de Rodrigo tocando mi cola sobre la Pija de Gustavo que se movía entrando y saliendo de mí sin pausa.
Que placer. Que goce. Que delirio. Me dejé arrastrar al cúmulo de sensaciones febriles que me estaban prodigando esos dos animales con la colaboración de Lucía que gozaba con mi frenético viaje hacia la locura total. Uno, luego otro y luego uno más, mis orgasmos se sucedieron casi sin pausa mientras mi cuerpo se contorsionaba recibiendo esas dos fantásticas pijas.
Ellos también terminaron. Rodrigo me entregó su semen en el recto. Gustavo me volcó a su lado y se arrodilló tomando su pene para acercarlo a mi rostro.
Yo abrí mi boca y lo continué masturbando hasta que comenzó a eyacular. Sus chorros de leche fueron a parar todos a mi lengua y garganta, no dejé que se perdiera una gota. Luego Lucía tomó la pija para chupársela intentando limpiar algún resabio de semen mientras yo me tragaba toda la miel de mi macho.
Lucía muy sensual, les dijo a los hombres que ahora le tocaba a ella ser penetrada por ambos.
De inmediato comenzó a masturbarlos a ambos y colocando su cabeza entre sus miembros los comenzó a chupar con gran destreza.
Evidentemente que a ambos les quedaba resto porque ya estaban alcanzando la erección. Pero en ese momento se escuchó el motor de un auto que se detenía, unos ruidos de puertas y de baúl y voces 2 hombres.
-Es mi esposo! -Grité con desesperación.
Gustavo rápidamente abrió la puerta del servicio y como gatos espantados salieron los tres desnudos de la habitación en segundos, llevando su ropa y calzados en la mano.
Yo me quedé mirando en la cama con gran nerviosismo y en el momento en que salía Rodrigo, se abrió la puerta de ingreso por la cochera, y apareció Arturo.
-Hola mi cielo -me dijo-. Como has estado, te aburriste mucho?
-Holis mi amor. La he pasado estupendo viendo unas fantásticas películas porno. Me excité tanto que estoy sonrojada y transpirando. -le dije mientras le daba un beso en la boca con sabor a semen.
-Se nota que has estado disfrutando porque te veo despeinada y bastante desarreglada.
-Si mi Tori, estuve jugando con mis aparatos y me corrí varias veces, mirá, aún me sale el flujo de mi conchita sedienta. -En realidad el flujo producto de mis orgasmos bajaba en hilos por mis piernas, mezclado con el semen que Rodrigo me había vaciado en el recto.
-Veo que te estás caliente mi cielo y yo también me estoy excitando de solo verte así. No querés que hagamos el amor mi vida, para no desperdiciar la tarde de mierda que hemos tenido? -Yo me había quedado con deseos de estar con Gustavo y mi conchita golosa latía con ganas de comer, así que le dije a Arturo que se sacara la ropa que me lo quería coger.
Cuando él caminó hacia el baño, vio junto a la puerta una prenda interior.
-Y esooo? -Me preguntó sorprendido.- De quién es ese bóxer de hombre.
Yo lo reconocí de inmediato, era el de Gustavo.
-No se Torito, seguramente se le ha quedado a alguien que ocupó la habitación antes que nosotros y la mujer de la limpieza no lo vio. -Él se quedó pensativo, pero tenía más ganas de coger que de continuar investigando.
Se tendió sobre la cama y comencé a chupársela durante varios minutos intentando hacer que se le endureciera un poco. Me monté sobre él y me la metí semi blanda en la concha empapada. Casi no la sentía, pero en un momento se puso más dura y logre venirme. Después él me puso en cuatro para penetrarme por el ano, a ambos nos gusta mucho hacerlo. Yo se la tomé para tratar de metérmela, hasta que de nuevo tomó cierta erección y me entró con la lubricación del semen de Rodrigo que aún escurría de mi ano.
-Así mi Torito, dámela así hasta los huevos. Hayyy como me estás haciendo gozar, eres un verdadero toro salvaje.
-Si mi gatita putita, gozá mucho que yo también gozo con vos. Siento que tus juguetitos te han dilatado bastante putita hermosa, me encanta ese juguito tibio que lubrica tu tripita. -El bombeaba con fuerza pero su discreto pene casi flotaba en mi culo totalmente abierto. En el mete-saca, su pito se salió un par de veces, pero finalmente con la ayuda de mi automasaje de clítoris, logré mi último orgasmo de ese día maravilloso.
Luego de colocar la rueda salimos con el auto. Al detenernos en la salida del telo para pagar, le dije a Artur que solicitara una tarjeta para poder pedir reserva una próxima vez, lo cual le pareció excelente idea.
Camino a casa, Torito me hablaba de lo bien que la habíamos pasado a pesar del contratiempo de la rueda del auto. Yo le decía que la había pasado maravillosamente bien, mientras mi mente repasaba los maravillosos momentos con Gustavo y luego con Lucía y Rodrigo.
En realidad la tarjetita me sirvió para tener el teléfono de Gustavo y si bien no hemos vuelto al lugar con Arturo, yo lo he hecho en dos oportunidades en mi auto, para estar con mi amigo.
Espero que les haya gustado y espero sus críticas o comentarios. Todo me sirve para perfeccionarme en mis aventuras sexuales. Hasta pronto.