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Fui cogida en una camioneta
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Recordando una época de locura, cuando yo tenía 24 años, me andaba paseando con unos tipos que la verdad no tenía nada bueno, más que su camioneta y sus tratos indebidos, pero ahí andaba con ellos, como toda una grupi lista para seguir a mi ídolo.

Alfa era el líder por eso su apodo, en ese entonces él tenía casi 40 años, un tipo alto, blanco, de cabello cano y una cara de mal humorado que apantallaba a cualquiera, tal vez era eso lo que me agradaba, pero como yo andaba con unos de sus amigos él siempre se limitó y hasta era cortante.

Les comento que en esa época andaba muy desubicada y me juntaba con personas que no, en esa época Alfa, mi novio, otra chica y yo nos dedicábamos a vender aparatos eléctricos, desde televisiones hasta celulares, eso significa que siempre andábamos en camioneta llevando los aparatos con los compradores, la otra chica y yo éramos el atractivo visual, caderonas, piernonas, embobamos a todos y por eso nos compraban los aparatos, así que siempre andaba de short o falda y a veces de calza.

Una ocasión la recuerdo muy bien, andamos tomando y repartiendo, todos estábamos con alcohol en la sangre y felices ya que ese día estábamos vendiendo todo y significaba más ganancias para mí.

Esa noche Alfa estaba más aventado que nunca, cantaba, me sonreía, me lanzaba indirectas y a pesar de que la otra chica se le estaba poniendo en bandeja de plata, él prefería tirarme el perro a mí, eso no me desagrado, yo le seguía el juego a pesar de la incomodidad de mi novio.

Llegando al lugar de la última entrega de la noche, mi novio y la otra chica tomaron los aparto y los llevarían mientras nosotros esperábamos en la camioneta, pero una vez que ellos entraron a esa vecindad Alfa prendió la camioneta y manejo hasta detenerse en un lugar lejano, solo casi sin luz.

K: ¿Que hacemos aquí?

A: Tranquila, ¡quiero privacidad!

K: ¿Privacidad para qué?

Sin decir más comenzó a besarme y toquetearme, yo me sorprendí, pero lo recibí con gusto, su lengua se entrelazaba con la mía, sus manos acariciaban mis muslos y mis rodillas subiendo por mi abdomen y hasta apretar mis tetas.

Cerraba mis ojos y gemía del placer y la excitación que surgía en ese momento, no sé qué me pasaba, ¡pero quería ser poseída por ese hombre!

A: ¡Estás bien rica! ¡No sabes cómo quiero cogerte!

Mientras me decía eso me despojaba la blusa dejando mis tetas al aire, las cuales como si de un bebe se tratara empezó a devorar con gran intensidad, yo le apretaba la cabeza, no quería que me dejara de morder, lamer y succionar, me tenía suspirando y jadeando, sus manos lentamente entraban debajo de mi falda de mezclilla y sus dedos empezaban a palpar por encima de mi cachetero.

Alfa se quitó la camisa y me encanto su torso, un poco graso pero marcado, se veía que de joven era buenísimo, reclino el asiento y empezó a besarme las piernas con suavidad, mientras sus manos juagaban mis pechos.

A: ¡Que piernas! ¡Eres mucho para ese pendejo!

K. Ah!! Chúpamela por favor!

Alfa me despojo del cachetero y comenzó a sobar mis labios vaginales, sus dedos empezaron a palpar mi vagina, apretaba mi clítoris con maestría, me tenía gimiendo, me retorcía como un gusano, eran ya tres dedos dentro de mi concha y gimiendo suplicaba ser poseída por él.

A: ¡Que hermosa pucha!

K: ¡Por favor, cómetela!

Alfa se agacho y empezó a devorar mi cuca, la succionaba, metía su lengua para enrollarla dentro, me lamia como gato limpiándose, recorría desde mi culito hasta mi clítoris, sus dedos también acompañaron esa acción, estaba súper caliente, ¡el maduro me estaba sacando un rico orgasmo!

K: ¡Ah!!! ¡Que rico, ah no mames!!

A: Sabes riquísimo, ¡la mejor concha que eh probado!

Entre lengüetazos y dedazos, Alfa me hizo tener un rico orgasmo en el cual expulse fluidos en su cara, los cuales el festejo y probo mostrándome el macho alfa que era.

Se bajó el pantalón y la trusa y un pene blanco, grueso sin prepucio salió duro y listo para mí.

Lo tome con mis manos y empecé a masturbarlo mientras nos besábamos con desenfreno, sin decir más él se levantó un poco acomodando su verga en mi cara y como buena chica empecé dándole besos a la cabeza para luego lamerla como si fuese una rica paleta.

A: Eso es, que rico, ¡vamos devórala uhm!

K: ¡Esta rica!

Después de probarla suave, ahora me la comía todita, me ahogaba, el me apretaba la cabeza para follarme la boca, no sé si nos veían ni cuánto tiempo llevábamos, pero solo me tragaba su riquísima verga.

Alfa que ya estaba súper caliente me llevo a la parte trasera de la camioneta reclino los asientos quedando plano y me acostó, me abrió las piernas y la metió suave.

K: ¡Mmm, que rico, ah!

A: ¡Ah!!! ¡No mames que rica pucha!

Me la metía riquísimo, me besaba el cuello, me apretaba las nalgas, su dureza me encantaba, sonaban los celulares, pero seguíamos parchando.

Me levanto las piernas y la coloco en sus hombros, me lamia la pantorrilla, las mordía con desesperación, sus manos apretaban mis tetas y sus movimientos me tenían gimiendo delicioso.

A: Como quería cogerte, ¡que rico aprietas!

K: ¡Mas, dámela toda!

A: Siempre he querido meterte la verga, ¡uhm!

K: ¡Que rica verga ah!!

Se acostó y me subí en el para cabalgarlo, me movía suave y rápido, sus manos apretaban mis muslos, mis tetas y mi trasero el cual lo arañaba y apretaba como loco.

A: ¡Ah!! Que rico no mames, uhm, muévete, así, ¡que rico!

K: ¡Que dura, ah, te gusta, uhm, yo también te quería dentro, ah!

Me di la vuelta y me daba de sentones que a él lo tenían viendo estrellas, sus manos apretaban mis carnosas nalgas, me jalaba el cabello, de pronto sentí como su verga se endureció y empezó a venirse dentro de mí.

K: ¡Ah!! ¡Que rico, que rica leche!

A: No mames tómala, uhm, que rico, ¡ah!

K: ¡Dame toda tu lechita!!

Pero a pesar de haber tenido un orgasmo y de haber expulsado tremendo chorro de leche, ¡el seguía duro y me ordeno poner en cuatro patas como toda una perra!

K: ¿Todavía más?

A: Claro, aun te quiero dar, uhm, que ricas nalgas, ¡y que rico culo!!

Empezó a sobarme mi ano mientras mis nalgas masajeaban su dura tranca, ¡sentí su saliva hacer en mi anito y de pronto su cabeza ya estaba empezando a perforarme!

K: ¡Ah!!! ¿Qué haces?

A: ¡Uhm, que apretado, ah!!

No podía hacer nada, ¡me la estaba metiendo por el culo! Me dolía, pero él me tenía bien trenzada y no me quedo de otra que resistir su metida.

Una vez que logro entrar, empezó a moverse como toro poseído, me dolía, pero al mismo tiempo me encantaba tenerlo ahí dentro.

K: ¡Ah, me duele, me duele!

A: ¡Pero te gusta perra! ¡Que rico culo, es el mejor!

K: ¡Si!!! Ah que rico, dámela, ¡toma mi culo!!

A: Eso, eres una buena chica, toma tu premio, ¡uhm!!

Sus embestidas eran magnificas, gemía, jadeaba, recibía de nalgadas fuertes que sus manos quedaban marcadas en mi trasero, me apretaba el cabello como maniático, que rico me estaba empalando.

Yo también me movía, mi vagina escurría, mis tetas las pellizcaba con violencia, me hacía rico su puta, los celulares sonaban, pero nosotros seguíamos fornicando como locos.

A: ¡Ah chiquita muévete, ah!!

K: ¿Ah, te gusta?

A: Eres muy buena, que nalgas, uhm, ¡vamos sácame la leche!

K: ¡Ah, uhm, ah, sí, dámela!

Me moví como loca de tal forma que él no resistió más y nuevamente comenzó a venirse, ¡pero esta vez en mi culo!

A: ¡Ah!!!! ¡Que rico, tómala, tómala!!!!

K: ¡Ah!! Si, así que rico, mas, dámela toda, ¡no dejes ni una sola gota!!

El orgasmo fue maravilloso, luego de expulsar tremendos chorros finalmente quedamos pegados como perros, sudados y llenos de fluidos.

Luego de un cigarrito y una cerveza, nos vestimos, sin querer ya había pasado una hora y media y teníamos que ir por los demás.

Al llegar mi novio nos reclamó, pero él inmediatamente lo domó diciéndole que fuimos a dejar un dinero y que si no les había avisado es porque no quiso.

No sé si ambos lo creyeron, decidimos seguir la noche en casa de la otra chica, Alfa y yo intercambiábamos miradas que mi novio notó, pero por miedo o no sé, no reclamaba nada.

Lamentablemente para mi esa fue mi única experiencia con él ya que esa fue la última noche que lo vi, pero aún recuerdo lo rico que me cogió en su camioneta.

Kali

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