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Follada otra vez (5): Recuerdos
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Hola amiguis, les cuento otra aventura. Hoy me levanté pensando en un chico que fue mi amante hace años, su nombre era Chano.

No era muy guapo, pero sí fortachón y con un miembro exquisito. Grande, como 25 cm, grueso, como de 10 cm, en la base, todo lleno de venas, de color entre rosadito y morado, muy suave pero duro cuando se ponía erecto, con un aroma delicioso y sin circuncisión.

Esto me encantaba pues cuando se lo mamaba, le bajaba la piel de la cabezota con mis labios. Recuerdo que me relamía con su delicioso sabor.

Bueno, una vez estaba en mi apartamento, de noche, gozando con mis ropitas de mujer. Me paseaba por todas las habitaciones, en liguero, medias, tanga, brassier de media copa, todo de encaje blanco, me había metido un plug en el ano, peluca rubia, tacones altos tipo sandalia y destalonados, me maquillaba y bebía unos tragos.

De repente tocaron el timbre, me tomó por sorpresa y no supe qué hacer. Escuché una voz masculina que me decía que abriera la puerta. Yo aún era de clóset, pero estaba tan caliente y deseosa de macho que decidí abrir. Era este chico, entró rápido y me miraba con sorpresa y lujuria. Me dijo que me veía hermosa y muy sexi, que no sabía que yo era trans, pero que no le extrañaba, pues mi comportamiento era “raro” a veces.

Le pasé un trago y tomamos asiento en un sofá. Me sentía confundida, pero muy excitada, avergonzada y temerosa. Le pedí que lo mantuviera en secreto y que lo recompensaría en ese mismo momento.

Asintió y me rodeó con sus brazotes, me besó en la boca y yo grité (mentalmente) de placer. Puse mis manos en el bulto en medio de sus piernas y se lo sobé, sentí como se empezó a poner duro y grande.

Le dije que si quería que se lo mamara y sin responder se bajó pantalón y trusa. Saltó un enorme miembro e hice un gesto de súper zorra al verlo, lo tomé con ambas manos y acerqué mis labios, le besé la cabeza y me lo metí hasta donde me cupo. Le practiqué todas las técnicas para mamar pene, que conocía porque fue lo primero que le hice a un hombre, cuando yo era adolescente.

El sabor de su fierro era riquísimo y se la mamé durante 20 minutos. Me la metía toda en la boca y se la oprimía con la lengua contra el paladar, me la sacaba hasta la punta y se la absorbía, se la besaba y se la pajeaba, luego le chupaba todo el tronco hasta las pelotas.

Me la metía de nuevo, toda esa vergota en modo de garganta profunda, con movimientos de saca y mete, me dejaba toda su largura adentro unos segundos hasta que me ahogaba, la sacaba rápido y se la besaba, chupando sus líquidos precum. ¡Ay, adoraba chupar y besar un pito así de sabroso!

Ya estaba como una loca, anticipando que me perforaría el ano con esa hermosa herramienta viril.

Así, que en seguida le pregunté si ya me la quería meter y que me le pondría en cuatro, cosa que hice mientras él se ponía condón.

Me quité la tanga y el plug de mi botoncito de amor ya dilatado, me acomodé en el sofá en dog style, abriendo bien mis nalgas y poniéndome un poco de dilatador, pues su pene parecía amenazar con romperme el culo.

Él se colocó detrás mío colocando su enorme y duro miembro viril en la entrada de mi orificio, estaba feliz ante la expectativa de ser penetrada por un hombre en un instante más, aunque ya estaba bien experimentada en ser follada, me sentía como si fuera la primera vez.

Me empezó a introducir su enorme y deliciosa polla poco a poco, podía sentir cada uno de sus duros centímetros abriendo mis pliegues anales.

Luego de un par de minutos, ya le tenía toda dentro de mi cola de mujer trans. No había duda, adoraba ser cogida por un hombre, el único requisito era que tuviera una hermosa, dura, gruesa y grande verga.

Ya con su pitote adentro de mí, se empezó a mover sacándomela hasta la punta y luego empujándola toda, hasta que podía sentir rozando mis nalguitas su vello púbico, era un enorme placer sentir sus movimientos, los repetía varias veces en un ritmo enloquecedor.

Después de varios minutos y cuando sintió que mi ano bien dilatado, aumentó su ritmo y yo empujaba mi culo hacia atrás, al encuentro de su verga, mientras pujaba con los músculos del recto, lo cual, hacía que su pene se me resbalara con mayor facilidad. Ya conocen este truco las chicas trans putitas, este movimiento realmente nos abre bien el ano y las vergas de nuestros machos nos entran toda hasta el fondo.

Siguió cogiéndome que era una locura, yo estaba delirando de placer y ya no pensaba nada, sólo gemía con cada empujón de tripas, sólo podía pensar en ese miembro entrando y saliendo de mi vagina anal de mujer trans, pero muy putita. De repente, aumentó hasta el paroxismo sus movimientos provocando que yo gritara de placer como una loca y explotó dentro de mi entresijo.

Sentí varios chorros de su semen tibio y pegajoso invadiendo todo el interior de útero trans, sus espermatozoides buscaban cómo preñarme y entraban en mi torrente sanguíneo, provocándome una mayor feminización y un mayor sentimiento de ser toda una puta. Terminó de cogerme y me la sacó escurriendo de erotismo y lujuria.

Ambos nos quedamos tirados en el sofá y luego, se fue plantando antes un beso en mi botoncito de amor, lo cual, fue tierno y muy erótico.

Ojalá les guste este relato y se hagan muchas pajas a la salud de alguna chica trans. ¡Hasta la próxima!

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