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Follada de nuevo (10)
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Hola amiguis, es un gusto regresar a contarles mis aventuras. Creo que tengo mucha suerte porque continuamente conozco hombres con quienes logro acostarme y casi todos son maravillosos en el arte de follarse a una chica trans. La mayoría me contactan por internet o a veces nos conocemos en bares gay. Esta vez, les cuento de uno de ellos, Chuy. Me cité con Chuy en un hotel, un chico que había conocido antes de salir del clóset y que me hacía muchas insinuaciones, quizás sospechaba mi verdad íntima. Era medianamente guapo, muy varonil, cuerpo normal, pero tenía un pene verdaderamente hermoso, uno de los más deliciosos y adecuados que he tenido en mi colita.

Como ya sabía de mi verdad y casi salía del clóset llegué al hotel donde nos citamos en pants, chamara deportiva y tenis, por debajo ya traía lencería, toda muy sexy, como para quedar luego despampanante. Entré a la habitación me saqué las ropas de hombre y me puse una peluca rubia hasta los hombros y unos tacones altísimos, luego, un micro-vestido abierto de los lados, de gran escote, la lencería era nueva. Procedí a hacerme un maquillaje casi profesional. Lo destacable es que andaba súper caliente debido a que ya tenía como tres semanas sin nada de nada, sólo mis dildos, por lo cual, mi calentura no estuvo tan intensa.

En un par de horas y puntual llegó Chuy con una botella de tequila y tomamos unos tragos. Al llegar me dijo –te ves divina-. Me sentí soñada y animada a complacerlo en lo que quisiera, enseguida me besó con pasión, mi mano bajó hasta su bulto, al tocarlo confirmé lo que había visto antes de reojo, era grande y gruesa. Al poner mis dedos sentí que estaba durísima y la empecé a sobar, creo que se puso aún más dura y como que le creció un poco más, era como una muda invitación a sacarla del pantalón y del bóxer, cosa que de inmediato hice. Saltó un miembro hermoso, duro, grande, cabezón e hinchado por las venas de su tronco, realmente era un hermoso pene, cuyo grosor era una invitación a mamarlo.

Tomé su tronco con ambas manos, lo olí, pues es uno de mis fetiches, me encanta el olor de un pene, sobre todo si no está recién limpio, adoro su olor y sabor a sudor de pubis de hombre, mezclado con restos de orina y de hormonas, le pasé la lengua por el glande varias veces recogiendo todo ese enloquecedor sabor, le besé con suavidad la cabeza brillante, luego pasé la lengua por todo lo largo desde las pelotas hasta la cabeza, le di mordiscos y con una lentitud desesperante abrí mi boca y me la metí toda o lo que me cupo en ese momento inicial de la mamada.

Practiqué todo lo que sabía de chuparle la polla a un macho caliente y erecto, le daba muchos besos absorbentes en la cipota, se la lamía, se la besaba y me la introducía cada vez más ayudando con ambas manos, entonces, me cabían otro centímetros más de carne de macho, hasta que casi me entró toda. Mis labios tocaban su vello púbico, la aguantaba unos segundos y me la sacaba para poder respirar. Así estuve unos 15 minutos gozando de ese miembro duro como fierro y suave como bebé. Sentí que su olor quedaba impregnado en mi boca.

En seguida, le pregunté -¿cómo quieres que me ponga, papacito?- Contestó que le mojara más el miembro y que me sentara en él, cabalgando como una jinete muy puta. Yo di un gritico de placer y obedecí, me la metí toda, se la llené de saliva y me senté de horcajadas lentamente, primero la cabeza, dando círculos con mi trasero, jugando con su fierro en mi cola, me metía la punta y la sacaba con ella en la entrada de mi orificio, hacía círculos abriendo y cerrando mi botoncito de amor apretando su rica cabeza de pene.

Luego de varias veces de lo mismo, me senté en su pija hasta que me entró la mitad. Sentí como abría mis pliegues y las paredes de mi ano se pegaban con frenesí a su tronco. Era divino y yo me concentraba en la sensación de ese pene delicioso abriéndome y entrando milímetro a milímetro. Finalmente, con mi macho ya súper excitado y con su verga muy dura, me senté hasta el fondo. Toda esa polla se me resbaló hasta que su vello púbico rozó mis nalgas. Su glande me tocaba el fondo más íntimo y me hacía gemir como una loca, poco a poco subí el ritmo de los sentones, hasta que fue violento, me perforaba y me clavaba su hermosa verga, la sentía cada vez más dura.

Me hacía el amor tan rico que empecé a gritar como poseída por la diosa del placer, adoradora de penes.

Finalmente, en uno de los sentones la sentí hasta el fondo y explotó dentro de mí, fueron como varios litros de semen tibio y pegajoso o así lo pensé. Todo ese líquido de macho me llenó el entresijo y pugnaba por preñarme, sentí que se metía a mi sangre y me volví loca de placer y un ataque de paroxismo inundó mi mente, tanto que pude sentir su semen en mi cerebro haciéndome más puta y poniéndome un sello de marica transexual, chupa vergas. Por fin, me desmonté y su semen se me escurrió por la zanja de las nalgas, las piernas y hasta los pies. Suspiramos ambos de felicidad y nos recostamos abrazados.

Bueno, después, nos duchamos, nos arreglamos y salimos tomados de la mano rumbo a un restaurant a cenar algo.

Bye, amiguis, espero que les haya gustado y que sigan muy bien y tan calientes como siempre.

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Comentarios

1 COMENTARIO

  1. Uffff paty eres toda una bombón tentación q suerte d el q haiga sido ese suertudo d haberte probado y comido. Te dejo mi Gmail **no se permiten correos o datos personales en los comentarios** bendiciones

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