En el principio de cada verano nos reunimos algunas amigas y celebramos la llegada de la estación. No hace falta decir que nuestro punto en común es el rol "Hotwife", que practicamos junto a nuestros maridos, nuestros queridos cornuditos.
Cada año, pues, quedamos en casa de alguna de nosotras y la anfitriona prepara alguna sorpresa. Cabe decir que la sorpresa suele ser un buen corneador nuevo. A veces dos.
Esta temporada le tocó a Marga preparar la velada y nos anunció que haría un concurso. Silvia y yo nos quedamos muertas de la curiosidad, mientras que Laura nos advirtió por whatsapp que no podría asistir por asunto familiares, aunque lo lamentaba mucho.
Llegamos a casa de Marga un viernes por la tarde y nos recibieron Salva, el marido de Marga, junto a un amigo, un joven negro que se presentó como Tore: un chico alto y atractivo, muy fornido y con una sonrisa maravillosa. Tore estaba ya desnudo: así, Silvia y yo nos hicimos una perspectiva muy interesante de lo que nos esperaba aquella tarde, aunque lo del "concurso" nos tenía algo inquietas todavía.
En el salón nos esperaba Marga, solo con unas medias y ofreciéndonos unas copas. Yo, de refilón, vi que mi marido Luis oteaba el miembro de Tore con una mezcla de envidia y curiosidad. Sin duda, Luis se preguntaba dos cuestiones: la primera, como debe ser vivir con un pene así y la segunda si eso se iba a meter por la vagina de su mujer. Respecto a la segunda, Luis pronto tuvo la respuesta.
Marga nos contó las reglas del concurso, que tenía tres fases: A, B y C. En la fase A, las tres amigas nos pondríamos a disposición de Tore y el nos iba a penetrar durante cinco minutos a cada una, pero siempre con los ojos vendados. Deberíamos aprovechar esos cinco minutos para mostrarle al corneador nuestras virtudes y solo por una vez, mientras él estaba dentro, deberíamos pronunciar nuestro nombre. Al terminar con las tres, Tore se sacaría la venda y debería relacionar a cada una de nosotras con su nombre. Si acertaba, se llevaba el premio. Eso sería la fase B.
-¿Y si acierta las tres? -preguntó Sergio, el marido de Silvia.
-No hay problema -le espetó Marga- El primer nombre que acierte es el ganador, ya que por algo será el primero.
Entramos en la fase A, aún sin saber en qué consistiría la C. Tore cumplió escrupulosamente sus cinco minutos con cada una (Luis llevaba el cronómetro sin perder ojo de las vistas). Al terminar, Salva le sacó la venda a Tore y le pidió:
-A ver… ¡culo y nombre!
Tore señaló a Marga, le lanzó su sonrisa estupenda y dijo:
-Marga.
-Felicidades, Marga y Tore -celebró Salva- Pasamos a la fase B. Todos al dormitorio.
En la alcoba habían dispuesto butacas y sofás alrededor de la cama. Tore y Marga se sentaron en ella y los demás en las butacas excepto Salva, que permaneció de pie a los pies de la cama para no perder detalle.
-Fase B. Tore dispone de treinta minutos para hacer lo que le plazca con Marga.
Y el chico le propinó a Marga un repertorio de posturas que hizo las delicias de todo el mundo, aunque Marga terminó descoyuntada y exhausta, jadeando y gimiendo camino de la ducha.
Fue entonces cuando Salva nos anunció la fase C.
-Como habréis visto, Marga ha terminado y sin embargo el amigo Tore no lo ha hecho. La que consiga que culmine será la organizadora del próximo evento.
Silvia y yo nos levantamos de nuestras butacas como si tuviésemos un muelle debajo del culo, decididas a ganarnos el premio de consolación.