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Fiesta con amigos, encuentro inesperado (2)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Hola nuevamente, queridos lectores. Por fin me doy tiempo de continuar el relato de aquella noche:

Resulta que cuando llegamos al cuarto donde pasaríamos la noche (para evitarnos el riesgo de conducir en estado inconveniente) la pareja de borrachos (Sandra y Leo) se encontraba despierta e intentando seguir la fiesta, cosa a la que ya no accedimos por la hora, así que medio de mala gana volvieron a recostarse en la cama que deberíamos compartir todos. Cuando Nay y yo nos comenzamos a quitar la ropa algo pasó, nos echamos una mirada cómplice y de deseo al mismo tiempo y una llama se encendió. Ella estaba sentada al borde de la cama al lado de los borrachos y yo de pie quitándome la playera y el pantalón, ella hacía lo propio cuando, tal vez por el alcohol, descubrí que tenía unas piernas y unos pies preciosos, super sensuales. Ella me atrapó mirándola y sus ojos lo dijeron todo, nos reímos maliciosamente y todo pasó en automático: me acerqué a ella, que se levantó y nos fundimos en un profundo beso.

Ahí comenzó todo: Nay y yo comenzamos a besarnos con la intensidad que a veces sólo el alcohol nos facilita, inmediatamente mis manos comenzaron a recorrer todo su cuerpo, las suyas el mío, nuestras bocas se fundían en un mar de placer y deseo. Mientras esto sucedía, Sandra y Leo nos observaban con la boca abierta, se miraron y no hubo que decirse nada, comenzaron a besarse torpemente y a recorrerse los cuerpos con sus manos. Yo por mi parte estaba volviéndome loco sintiendo las caricias de Nay, que casi desde el inicio se había dirigido con sus manos a tocar mis nalgas y a acariciar magistralmente mi pene y testículos. Estuvimos así por unos minutos hasta que llegó al cuarto nuestro anfitrión Juan, que no se creía lo que veía y nos dio mucha gracia su expresión. Le hicimos la seña de que se acercara y no esperó a una segunda llamada, se lanzó sobre mi amiga Nay y comenzó a besarla, ella le respondió gustosa y al mismo tiempo comenzó a ayudarlo a desprenderse de su ropa.

En el otro lado de la cama estaban Leo y Sandra comiéndose a besos, ya desnudos y Leo a punto de penetrarla mientras nosotros nos hacíamos cargo de Nay, Juan la besaba, acariciaba sus senos, yo detrás besando sus hombros y espalda, sintiendo sus deliciosas piernas, sus nalgas.

Leo comenzó a penetrar fuertemente a Sandra, Nay se giró hacia mí y se agachó para meterse mi pene a la boca, comenzando a hacerme un sexo oral de fábula, mientras juan llevaba su boca al sexo de Nay por detrás mientras ella estaba agachada. La forma en que Nay saboreaba mi pene y con sus manos masajeaba mis testículos casi hace que me venga en su boca pero hice un esfuerzo titánico para evitarlo. Nay ya comenzaba a soltar gemidos de placer por la forma en que Juan le devoraba desde atrás y la pareja de borrachos seguía en lo suyo.

Decidimos cambiar un poco y Nay comenzó a hacerle sexo oral a Juan, dejándome la tarea de comerme su vagina y pasando esporádicamente por su ano. En algún momento me dí cuenta de que Nay y Sandra se acariciaban de repente y se me ocurrió que si tenían ganas, se ocuparan entre ellas de entregarse placer, algo muy placentero de observar.

Después de un rato de mirarlas hacer un 69 delicioso, volvimos a repartirnos, esta vez Juan estaba besando y tocando por todos lados a Sandra y yo volví a disfrutar de Nay, ahora junto a Leo. Comencé a penetrar a Nay, sentí su calor envolviéndome totalmente, nos volvíamos locos de placer, ella estaba boca arriba tumbada sobre la cama y mientras yo la penetraba, Leo se acercó a su boca y después de besarla llevó su miembro para recibir un sexo oral que yo me deleité observando. Nay en momentos se comía su pene y también le daba atención a los testículos de Leo, jugando con ellos usando su lengua, cosa que lo volvía loco.

En algún momento de todo aquello yo me encontraba penetrando a Nay de perrito y comencé a sentir unas caricias en mis nalgas y luego esas manos ir hacia mis testículos y acariciarlos, eso casi hace que me corra, voltee pensando que era Sandra pero mi sorpresa fue mayúscula: era Leo.

No me molestó para nada, me pareció bastante divertido y mientras lo hacía, me tomó una mano y la llevó a su miembro, yo me dejé llevar. Le estuve masajeando un rato entre pene y testículos mientras seguía penetrando a Nay. Después cambiamos, Leo penetró a Nay de perrito y yo me tocaba mientras veía todo lo que sucedía.

Pasados unos 20 minutos de todo aquello no pudimos más, yo me vine sobre los hombros y espalda de Nay y no supe qué hicieron los demás. Posteriormente caímos rendidos, dormimos muchas horas y al siguiente día nos fuimos a desayunar juntos sin hablar mucho del tema.

Esa no sería la única vez que nos divertimos entre amigos de esa manera…

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