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Fantasías de mujer (1)
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Me llamo Carmen, con mis cuarenta y cinco añazos soy lo que se dice una mujer estupenda, puede que alguna me diga que me sobra algún kilo pero por los comentarios de los hombres (y de alguna mujer) los tengo más que bien repartidos con unas buenas tetas y un culo que es gloria verlo, hago ejercicio con regularidad pero no soy fanática del deporte, lo hago por mantenerme en forma y tener otras relaciones sociales diferentes a mi entorno laboral y familiar.

Estoy casada y el sexo con mi marido es satisfactorio pero la rutina hace que no tenga mucha chispa y con frecuencia tengo fantasías sexuales aunque no las he podido satisfacer hasta ahora. Al principio el sexo con mi marido fue intenso y variado, sin tabús por ninguno de los dos incluso, en alguna ocasión, aprovechando que Javier, mi marido, viaja con frecuencia por su trabajo, he tenido algunas (pocas) relaciones sexuales pero tampoco para destacar o que me hayan vuelto loca.

Con los años veo que necesito más sexo y más variado del que mi marido me puede dar. Si, lo reconozco, en mis fantasías soy una cerda, con los años, en mi imaginación, me he ido emputeciendo y cada vez me gusta el sexo más intenso y depravado, aunque no he podido (no me he atrevido) a pasar de ser fantasías, cada vez más guarras.

Como es corriente en estos relatos y porque en otros posteriores tendrán su protagonismo, voy a describir a mi (pequeña) familia: Javier, mi marido es un hombre de buena planta en la cuarentena avanzada y todavía de buen ver. Si no fuera porque es mi marido y, como decía, la rutina cansa, diría que tiene un buen polvo todavía.

También tengo un hijo adolescente, Andrea que, como se dice ahora, tiene un género fluido, es varón pero en parte se siente mujer, lleva el pelo largo y el cuerpo depilado. Ni a mi marido ni a mi nos importa su elección personal.

Como contaba, las pocas relaciones que he tenido fuera del matrimonio, me han ayudado a despertar mi sexualidad aunque no hayan sido extraordinarias. Todo cambió cuando conocí a John, un negro americano guapo, alto y fuerte. Nunca había tenido sexo con personas de raza negra aunque siempre ha sido una de mis fantasías, ahora después de probarlo, reconozco que me volví adicta a las pollas y culos negros.

En la cafetería donde habitualmente tomamos un café en mi trabajo, estando con mi compañera Sara, otra madura como yo “de las que todavía te la ponen dura”, nos preguntó por algunas de las especialidades de café que se ofrecían y que él desconocía dado que era su primera vez en España; le preguntamos cómo hablaba también español y desconocía las costumbre cafetiles españolas, pero nos contó que era profesor de español, pero que lo había aprendido en Colombia donde había estado varios años ya que su madre era de allí y era su primera visita a España.

Me gustó todo lo que vi de él, me recordaba al actor Denzel Washington aunque su tez era más negra y aprovechando que mi compañera tenía que irse alargué la conversación y quedamos para vernos al final del día dado que no conocía la ciudad y estaba encantado de estar acompañado.

Al volver a la oficina mi compañera Sara me preguntó cómo me había ido con nuestro nuevo conocido y le confesé que había quedado al final del día con él.

Le conté que me ponía muy cachonda y que tenía la fantasía de hacerlo con un hombre negro. Me pidió que al día siguiente le contara con todo detalle lo que hiciéramos ya que a ella también le había hecho tilín John. Sara es divorciada y por la confianza que nos tenemos sé que tiene citas ocasionales y es una mujer abierta en el sexo. Me ha contado sus experiencias sin omitir nada y sé por ello que ha participado en sexo en grupo, con otros hombres y mujeres, con todo tipo de prácticas. Yo también soy sincera con ella aunque no tanto, y aunque sabe de algunas de mis escapadas, no he sido tan franca ni le he contado tanto detalle de estas, aunque dada su vida sexual sé que lo aprobaría. Supongo que al estar casada me siento un poco avergonzada de contar mis (escasas) aventuras, ella en cambio es divorciada y se siente más libre de hacer lo que quiera y de contarlo.

Ese día estaba cachondÍsima, el rato que había pasado desde que nos conocimos en la cafetería hasta que nos encontramos al final del día había estado pensando en sexo todo el rato, desde luego John tenía un culo gordito que me ponía mucho y me imaginaba que si su polla era tan negra como su tez lo íbamos a pasar estupendamente. En el trabajo no me podía concentrar, no paraba de imaginármelo en la cama follando como descosidos y el tiempo se me hizo eterno hasta que terminé la jornada. No quise hacerme un dedo en el baño aunque tenía el coño empapado de mis fantasías con John, deseaba llegar con toda la pasión a mi encuentro.

Con la copa que nos tomamos por la tarde fuimos intimando y entrando en calor. Para facilitarle las cosas empecé a cogerle la mano, tocarle en el pecho y él, dándose cuenta, también empezó a hacerme pequeñas caricias que mostraban nuestro mutuo interés, me confesó que cuando nos conoció esta mañana a mí y a mi compañera Sara le habíamos gustado y que se había ilusionado con la cita que había conseguido conmigo. Dado que el lugar no permitía ir mucho más allá de nuestras caricias y roces me sugirió ir a su apartamento que estaba cerca.

Nada más abrir la puerta y ante las dudas que pudiera tener le di el primer beso que siguió con un morreo descarado y un sobe de polla que le dejó claro mis intenciones y a mí las suyas; me subió la falda agarrándome el culo mientras nos morreábamos. Le solté el cinturón y le ayudé a bajarse los pantalones, tenía curiosidad por verle la polla y al bajarse el bóxer le cogí su polla gorda y negra. Dios mío que maravilla, qué gorda y dura que la tenía, no me pude resistir y de rodillas le empecé a hacerle una mamada de campeonato. No me cabía entera y eso que tengo práctica y una boca grande pero con la chupada cada vez se ponía más dura y gorda. La llevaba toda depilada y sus huevos gordos apenas me cabían en la mano mientras se los sobaba de lo duros que estaban.

– Mmmf qué rica polla, qué gorda la tienes.

– Te gusta?, se la cogía con la mano me la frotaba en la cara y me daba golpecitos con ella.

– Uuum me encanta.

Me levante y terminamos de desnudarnos, caímos en la cama devorándonos. Me chupaba los pezones como si quiera mamar de ellos; yo también se los chupaba y se veía su disfrute.

-Carmen que perra eres, tienes unas tetas y un culo para perderse en ellos te voy a chupar y joder hasta que revientes.

– Eso es lo que quiero cabrón, es mi primera vez con un hombre negro y quiero tu lengua y tu polla en el coño y en el culo, así que empieza a comer. Me tumbé de espaldas en la cama, y le animé:

– Venga campeón, chúpame el coño que está chorreando y no puedo más.

Me despatarré por completo y él se amorró a chuparlo primero despacio recorriendo de arriba abajo toda mi raja, metiéndola en mi coño que chorreaba, llegando a mi culo que abrió con sus manos y metiendo la lengua hasta el fondo, volviendo otra vez a mi clítoris; era la locura, me encanta que cuando me chupen lo hagan a conciencia, su lengua se deslizaba por mi raja y cuando llegaba al coño o al culo los penetraba sin pudor. Además de su lengua sus dedos exploraban y me jodían sin piedad mis agujeros.

-Qué bonito tienes el chocho tan depilado, me encanta cómo está tan mojado.

-Ahhh, joder como lo chupas cabrón méteme la lengua que reviento.

El cabrón sabía comer el coño, con sus gruesos labios y su lengua pasaba y repasaba sacándome los jugos que se tragaba sin pestañear, me abrí más de piernas si cabía, me cogí las corvas para despatarrarme y abrirme más el culo y el coño y el, vicioso, me metió la lengua en el culo que es de las cosas guarras que más me pone.

-Aaaah, maricón cómo te gustan los culos, chúpamelo, méteme la lengua hasta el fondo.

-Mmmm, joder que culazo tienes zorra, este culo ha recibido muchas pollas.

-Asiii, sigue, me han metido de todo por el culo, no pares que me corro.

Con lo caliente que iba no me pude contener, tampoco quería, y me corrí como la cerda que soy. Pasamos a un sesenta y nueve, conmigo encima. Le masturbaba y chupaba y pude apreciar que no me había equivocado, tenía una polla y un culo negros como el carbón, sus huevos, gordísimos tenía ganas de metérmelos en la boca y chuparlos hasta vaciarlos. Su piel lisa y depilada brillaba con el sudor.

-Joder que gusto da chupar una polla tan gorda, tienes un pollón que me tiene loca. Que huevos tan gordos joder, estás cargado de leche cabrón.

-Joder como tragas zorra, asíii… hasta los huevos cómetelo todo puta, chúpame los cojones.

Estuvimos chupándonos con gula un buen rato y mientras, nos jodíamos los culos con los dedos y él se veía, como yo, que también le gustaba y tomaba por el culo por la facilidad que le metía uno y dos dedos mientras le mamaba. El me devolvía con creces la jodienda, si yo le metía dos dedos él me metía tres, por el coño y por el culo. Cachonda como estaba quise probar ese culazo.

-Anda ponte en cuatro que vas a ver lo cerda que soy, maricón, que te quiero comer ese culo negrazo que tienes. Ábrete el culo que te voy a meter la lengua hasta que chilles de gusto.

-Pero qué puta eres, mira cómo me abro el culo, méteme tu lengua.

Era impresionante verlo así en cuatro, con sus manos se abría su culo negrísimo y su polla durísima necesitaba toda mi atención. Le metí la lengua en el culo mientras le sobaba la polla y los huevos, mi negro estaba en la gloría.

-Aaaah… pedazo de puta, zorra, pero que cerda eres. Asiii… Méteme la lengua en el culo, joder cómo me gusta, siii…

-Te gusta eh… maricón, te voy a chupar ese culazo hasta que te corras.

-No pares no pares, joder que gusto méteme un dedo en el culo fóllamelo.

-Vaya vaya no sabía que fueras tan maricón, pero mira, si te caben dos dedos a ver si al final te voy a meter hasta la mano.

-Aaah, joder para que me corro, anda ponte tú ahora en cuatro que vas a ver cómo te follo ese coño y ese culo de puta que tienes.

Ahora era mi turno y fui yo la que me puse en cuatro, mi culo y coño chorreaban con las corridas que había tenido y con la primera embestida me la metió hasta el fondo de mi coño.

-Aaaah, cabrón asíii hasta el fondo joder, no pares jódeme el coño hasta que reviente.

-Que puta eres como te gustan las pollas negras, te vas a volver adicta.

-Siii, me gusta que me follen los negros, soy una puta blanquita, dame durooo.

Mientras me follaba el coño fue metiendo uno y dos dedos en mi culo, estaba en la gloria, no había echado un polvo tan salvaje en mi vida. No lo hacía con prisa y así evitaba correrse demasiado pronto, por mi parte soy multiorgásmica y no paraba de encadenar orgasmos.

-Aaaah, cabrón me corrooo.

-No puedo más Carmen, me voy a correr puta, quieres que te preñe el coño o que llene el culo.

-Por el culo maricón métemela por el culo y llénalo de lefa.

-Asiii joder, que polla tienes, cómo me lo abres, que gusto da por el culo, me corro maricón lléname de leche.

-Zorra, toma, tomaaa, aaah, te lleno el culo puuutaaa.

Sentí como se venía en mi culo, me lo llenaba con sus trallazos de lefa que se desbordaba y me salía por mi agujero dilatadísimo, yo me corría como una cerda sintiendo mi culo lleno mientras él empujaba una y otra vez su polla hasta el fondo. Se quedó quieto apoyando su pecho en mi espalda, los dos chorreábamos de sudor. Al final se incorporó y lo que no esperaba y me puso más burra y cerda todavía es que se puso detrás de mí me abrió el culo más de lo que ya estaba y comenzó a mamar su propia lefa directamente de mi agujero.

-Aaah cabrón, qué me haces mariconazo asiii mete tu lengua chúpalo todo.

-Asiii me corro con tu lengua cabrón. Aaaah

Su lengua penetraba mi culo abierto deleitándose en su propia corrida, sacaba la lefa con sus dedos y me los metía en la boca hasta que los dos acabamos dándonos un morreo mezclando y chupando nuestras corridas.

Aunque tengo mucho aguante, me había corrido un montón de veces y necesitaba un descanso por lo que nos quedamos tumbados y dormidos.

Continuará.

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