Hacía un tiempo que Matías no tenía noticias de Débora, pero sabía que Juan, el novio, estaba de viaje, y le pareció un buen momento para retomar el contacto. Todavía recordaba el sueño que había tenido con ella hacia un par de noches, y por más que lo intentaba no lograba sacarse de la cabeza la fantasía que le había generado.
Se había obsesionado tanto con el tema, que había desarrollado un plan muy claro en su cabeza, y conocía a Débora lo suficientemente bien para saber que –con un poco de paciencia y algo de tiempo- podía llegar a concretarlo y cumplir su fantasía
Decidió que ese era el día justo, así que espero a que se hiciera la hora a la que ella llegaba del trabajo, se arregló un poco para estar presentable, y juntando un poco de coraje le hizo una videollamada.
El teléfono sonó durante un largo rato, lo que le generó un poco de ansiedad, pero finalmente ella atendió y la pudo ver.
-Hola! Como andas Mati! Tanto tiempo que no te veía, que sorpresa! Disculpa que tarde en atender, pero llegue del trabajo muerta y me metí a darme una ducha para sacarme el calor!
Mientras sostenía el teléfono con una mano se sacudía el pelo todavía mojado con la otra, lo que junto con el top y el shortcito que llevaba la hacía verse increíblemente sexy. Estaba natural, a cara lavada, pero aun así se veía divina, y lo primero que noto él fue como la forma de sus pezones se marcaban a través de la delgada tela que los cubrían.
Matías trato de que no se notara mucho su excitación y comenzaron a hablar, y pronto la conversación comenzó a fluir. Como hacia un tiempo que no se veían charlaron de todo un poco: del trabajo, de la familia, de algún viaje que habían hecho, e incluso Débora comenzó a contarle un poco de su relación con Juan.
Ya llevaban más de una hora hablando de la vida, hasta que finalmente Matías pensó que ya era momento de comenzar con su plan.
– Sabes que la otra noche tuve un sueño raro? – le dijo
– Ahhh conociéndote seguro que soñaste algo “hot”!!! – Le contesto ella en tono de broma – siempre fuiste medio degeneradito!
Habían estado un tiempo juntos, así que ella lo conocía bien y sabía que siempre estaba pensando en sexo, pero su comentario había sido un chiste y realmente no se esperaba la respuesta de Matías.
– Sabes que si? – Le contesto él – Tenes razón… fue mas que “hot”. Y sabes que fue lo más excitante de todo?? Que la protagonista del sueño eras vos… – y luego de eso se quedó en silencio, esperando la reacción de ella.
Débora se quedó helada, mirándolo con una sonrisita tonta y nerviosa dibujada en sus hermosos labios. Al cabo de unos segundos reacciono y comenzó a titubear:
– Pero, entonces… vos soñaste que nosotros… – y se quedó esperando una respuesta
– Nooo no… No soñé con nosotros – le contesto Matías. Luego hizo una pequeña pausa y se quedó mirándola, imaginando lo fantástico que habría sido ese sueño con él como protagonista, pero aun así, por alguna extraña razón, lo excitaba más tal como había sido.
Rápidamente salió de su fantasía y le explico a Débora su sueño. Le conto toda la acción con lujo de detalles, y se guardó para el final la parte más importante:
– En el sueño estabas con Juan. Todo lo que te conté lo hacías con Juan, y yo mientras te miraba
Débora se quedó observándolo fijo. Estaba callada y no sabía realmente que decir. A pesar de eso, Matías noto que había en sus ojos un cierto brillo que antes no estaba, y que sus pezones, que antes se traslucían a través de su remera, se habían puesto duros de la excitación y se marcaban aún más.
Abrió los labios como para hablar, pero se notaba que no sabía cómo preguntarle a Matías lo que quería saber, hasta que finalmente se animó.
– Pero, eso que soñaste… No te dio celos? Que te produjo verme con Juan?. -En su cara se notaba que estaba realmente intrigada.
– No – le contesto él – en realidad me excito muchísimo! Cuando en el final del sueño Juan te acababa, yo también me vine. Hasta tuve que cambiar las sabanas!!! – le dijo riéndose y poniéndole un poco de humor a la charla para descontracturar.
Más allá del chiste, había sido cierto que había tenido que cambiar las sabanas, y recordar eso le hizo revivir mentalmente la imagen de Juan moviéndose dentro de ella, sacándosela y acabando a chorros sobre sus tetas. El recuerdo lo excito de una manera que ni el mismo se esperaba.
Mientras tanto Débora abrió grande la boca, simulando sorpresa, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar, pero luego se empezó a reír con ganas y Matías la acompaño en la risa.
– Pero entonces vos me estas queriendo decir que te calentó soñarme cogiendo con Juan? – le pregunto Débora con algo de intriga y sin poder salir de su sorpresa.
– Sí, mucho! – le respondió Matías sin dudar.
Después de eso solo se rieron un poco nerviosamente, y comenzó a notarse una cierta tensión en el ambiente, mezcla de excitación y nerviosismo.
Matías entendió que era el momento justo de dejar todo ahí, y le invento un compromiso por el que debía dejarla e irse. Muy rápidamente se despidió diciéndole que le había encantado verla, que había estado bárbara la charla y que esperaba volver a hablar con ella pronto, y sin darle siquiera mucho tiempo a ella para que lo salude, le guiño un ojo, le tiro un beso y corto.
Se recostó sobre la silla, puso sus manos en la nuca y sonrió satisfecho: acababa de sembrar una semilla en la cabeza de Débora, y ahora solo tenía que darle el tiempo necesario para que germinara.