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Fantasía swinger con la “princesa” Oriana
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Pensando en qué podía escribir, vino a mi mente una vieja fantasía que se gestó durante un encuentro de placer con mi mujer, Ariana.

Si ya gozaron con mi anterior publicación, puedo jurarles que está no los defraudará.

Mi mujer y yo siempre nos hemos caracterizado por tener una buena comunicación, directa y transparente.

Un día en casa, acostados en nuestra alcoba recordábamos aquel encuentro sexual con su cuñada, aquel trío que había mostrado una nueva faceta de nuestro matrimonio. (No teníamos problemas en compartir) Ya saben a lo que me refiero.

Bien, estando en la cama empecé a frotarle la vagina por encima de la ropa mientras le preguntaba a quién incluiríamos en nuestro próximo trío. "No sé, dime tu", contestó. El momento se convirtió en un divertido juego de nombres, y descartes… sugerimos algunas vecinas, amigas y hasta una compañera de trabajo; una rubia ojos rayados, que con certeza no nos importaría meterla en la cama.

"Bien podría ser ella, tiene buen cuerpo", dijo Ariana. Mientras tanto yo seguía frotando. De a poco se iba soltando y abriendo las piernas. Podía sentir su clítoris endureciendo de a poco. Le hice una seña para que levantara las nalgas y así poder retirar el hilo negro que traía puesto.

Mientras la masturbaba, le dije: "Creemos una fantasía". Me miró con una cara de puta, demostrando que estaba de acuerdo.

Me dijo, comencemos. "La zorrita que traeremos a nuestra cama tiene que ser una joven, blanca, con tetas pequeñas, pero bien formadas. Tiene que ser una muñequita como de porcelana. ¿Te gusta? ¿Quién puede ser?", preguntó.

En ese momento en mi mente voló tan rápido que casi sin percatarme solté un nombre. ¡Oriana!

Ahora, bien, Oriana era la hija de una vecina muy cercana a mi esposa. Parecía una princesita, delicada, lindísima y contaba con todo lo ideal para ser la protagonista de nuestra fantasía.

Empezamos a hablar por turnos, añadiendo elementos y escenas a medida nos poníamos más calientes.

Según lo planeado Oriana llegaría a casa por medio de una invitación. Al final, casi no recuerdo, cómo llegaríamos a la cama los tres. Mientras mi mujer hablaba sobre lo que haríamos y cómo, yo le comía la vagina que a esa altura estaba lubricada.

De su raja empezó a chorrear un líquido, viscoso y transparente, no pude resistir la tentación así que lamí todo lo que salía sin desperdiciar nada. Creo que hacerle sexo oral a una mujer es una de las cosas más placenteras que hay en la vida. ¡Ese líquido vaginal, simplemente es exquisito. El néctar de la vida!

Volviendo a nuestra historia, yo tomaba un baño mientras ellas observaban vestidos en una computadora, entré a la habitación sin percatarme que estaban allí, me quité la toalla dejando expuesto mi verga.

Una sensación extraña como si un rayo me tocase recorrió mi cuerpo. ¡Maldición! El tono de piel de mi cara cambió. Me había ruborizado. La verdad ni sé porqué, pues soy algo exhibicionista. En fin…

"Oh, amor disculpa no sabía que vendrías tan deprisa", soltó Ariana para remediar la situación, aunque de nada sirvió. Mientras tanto la menina no quitaba la mirada de mi verga.

Mi esposa tomó la batuta en medio de su excitación y continúo la historia.

-¿Qué pasa Oriana?

-Nada, sólo que es enorme…

Me acerqué y le dije “tócala”. Miró a mi mujer y esta la miraba de manera deseosa. "Tócala preciosa, está bien, no hay problema". Se acercó y se asió a mi verga con las dos manos. "Oh, rayos es más grande que la John" (Su novio). Esa fue una señal que la zorrita ya se había empalado una verga en el coñito.

De allí en adelante empezaron a quitarse la ropa. Acostamos a nuestra actriz en la cama y empezamos literalmente a devorarla. Cada centímetro de su piel blanca y lechosa fue nuestra. Después coloqué a Ariana en cuatro y, mientras le enfilaba la verga en el coño, ella tenía a Orina abierta para comerle la raja. (A veces me sorprende la capacidad que tiene para dar lengüetazos). La sujete fuerte por la cadera con una mano y con la otra tiraba de su cabello negro como si de cabalgar se trataba. No aguante y me corrí, como casi lo hago también mientras recuerdo esa fantasía.

En el otro plano, la vida real, ya había penetrado con mis dedos a Ariana y seguía pidiendo más. "Mmmm! Si, rico no pares de moverlos", decía.

Fue cuando agregué otro elemento a la historia. Un novio celoso tocando a la puerta. "Ella dijo, espera yo continúo", sabía que vendría algo bueno.

En el relato, Ariana abrió la puerta desnuda y el joven quedó impactado. Sólo volvió en sí al escuchar los gemidos de su novia al fondo de la habitación y corrió hasta ella. Cuando abrió la puerta la escena era inimaginable.

Oriana estaba a cuatro pata recibiendo mis embestidas, casi sin poderse mantener en la posición. Por un momento John intentó abalanzarse encima, pero Ariana lo detuvo. "Ven aquí chico, es tu oportunidad", dijo.

Escuchar lo que ella haría me dio mucha tesón sentía que la verga me iba a estallar entre la piernas.

Continuó la historia. Se arrodilló ante él para abrirle la cremallera del pantalón y dejar expuesta su verga para chuparla con facilidad.

Me imaginaba esa escena y me excitaba cada vez más. El joven seguramente no podía concentrarse, al igual que yo.

Su novia siendo enculada por un perfecto extraño, una desconocida haciéndole una felatio; era mucha información para un joven de escasos 18 años.

Sujeté fuertemente a Oriana por el cabello dándole unos buenos jalones pegándola hacia mí, haciendo una "u" casi perfecta entre sus hombros y su lindo trasero.

Mi mujer no se quedó atrás. Sentó al joven en una silla cerca de la cama donde fornicábamos y le dio unas buena sentadillas… Juro que podía ver como los labios de su vagina abrazar la verga de aquel joven cómo en cámara lenta…

Mientras me contaba, su cara de pura me excitaba. Pensar que otro estaba a punto de llenarla de leche me volaba los tapones. "Me dijo tranquilo amor, ese beneficio está reservado para ti".

De un momento a otro se desmontó con rapidez para recibir su leche en la boca, al ver esa escena tan cachonda me corrí en el coñito tierno de la zorrita que rematé con un creampie, pude ver cómo le escurría cremoso semen por la rajita.

Mientras nuestra fantasía llegaba a su final… en la vida real Ariana tenía mi verga en su boca y se encontraba tomando mi leche. No sé cómo ocurrió, no lo percibí, pero así fue. Es increíble el poder que tiene la mente sobre el cuerpo.

A veces me masturbo recordando esa fantasía una y otra vez. A veces la recordamos mientras tenemos sexo.

No sabemos, quizás algún día ocurra de verdad.

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