Nunca os habéis sentido atraídos por alguien muy cercano a vuestra pareja, bueno, pues eso me pasó a mí sin pretenderlo y no es que tropezara en la piedra una vez, sino dos y tres veces, la verdad que ahora que lo pienso realmente se lo tenía bien merecido mi novio.
Contaba yo casi 21 primaveras, y salía con un chico monísimo, un poco juerguista y bastante cabroncete y aunque me había puesto ya los cuernos en un par de ocasiones con amigas mías, era mi chico y yo como una tonta le había perdonado, le conocí en la facultad, un día me invitó al cine y acabamos follando esa misma noche en la parte de atrás de su coche, desde que se fue Juan, yo me había desmelenado y de qué manera, en mi defensa diré que me gustaba demasiado el sexo.
Cesar que así se llamaba, tenía un amigo de esos inseparables, a veces parecía que estaba saliendo con los dos y de vez en cuando le tiraba indirectas a Tomás para que se fuera. Tomás era un chico bien parecido aunque un poco engreído, no es que me cayera especialmente bien y estoy segura de que el sentimiento era recíproco, siempre terminábamos tirándonos los trastos a la cabeza y Cesar mediando entre los dos para que la sangre no llegara al río, pero no sé ni porque ni como todo cambio un día, uno de esos que acudimos a una de tantas fiestas universitarias.
Estábamos a primeros de abril y hacia bastante buen tiempo, habíamos quedado en el parque con algunos amigos, estuvimos bebiendo y riéndonos de todo y de todos, Cesar y yo estábamos muy acaramelados esa noche, Tomás siempre estaba revoloteando pero no le pase ni una, yo había bebido demasiado y tenía que ir al baño, le dije a Cesar que enseguida volvía y me fui sola buscando un sitio donde poder hacerlo sin que nadie me viera, ya que mis amigas estaban en un estado bastante lamentable.
Encuentre el sitio perfecto, detrás de unos arbustos y no muy lejos, de hecho podía ver y oír a la gente, me levante la falda poniéndome de cuclillas y me retire un poco las bragas y empecé a mear, con un clínex me sequé un poco y según me estaba subiendo las bragas vi a Tomás como me miraba a menos de dos metros.
-Pero que cerdo que eres tío. Le solté enfadada
-Yo… pero que dices tía, si estaba aquí antes que tú.
-A si, pues… para lo que hay que ver. -Le volvía a contestar burlándome de él.
-Ya te gustaría a ti verme la polla zorrita.
-Zorra yo, a que no hay huevos de sacártela.
-Ja, ja, ja… a que no tienes ovarios de sacármela tú.
Estaba tan molesta, le odiaba, pero me había retado y si pensaba que me iba a achantar iba listo, fui directa hacia él y le palpe con la mano el paquete que tenía entre la pierna, Tomás no se lo esperaba y dio un paso atrás.
-Ja, ja, ja y con eso pretendes asustarme, no sentiría tu polla ni aunque engordara.
-No te apostarías nada,
-Si ya ves, con eso lo que quieras mi niño ja, ja, ja.
Tomas se quedó sin palabras, me di la vuelta y me fui, pero no di ni dos pasos cuando sin esperármelo Tomás me había sujetado por la espalda, con una mano me sobaba las tetas y con la otra presionaba mi coño por encima de la falda, un escalofrío me atravesó, aquellas presiones con sus dedos en mi coño me habían sorprendido, me di la vuelta rápidamente, clave mis ojos en él, quería pegarle, pero el deseo era mayor, él me miraba también desafiante, no sé cómo pero nos empezamos a besar profundamente, me apoyo en un árbol y sus manos se metían como un pulpo por todo mi cuerpo mientras me besaba el cuello, me levanto la falda bajo mis bragas y empezó acaricias mis labios,
Estaba híper excitada, sentía mi coño mojado, le desabroche el pantalón, le saqué la polla y empecé a meneársela, la tenía enorme, dura como una piedra, él seguía con sus juegos digitales con mi sexo, metía sus dedos en mi vagina una y otra vez, ha, ha, ha gemía de placer, oía y veía gente a nuestro alrededor, estábamos detrás de unos árboles y raro seria que nos vieran pero si podrían oírnos y yo solo pensaba en que me follara.
-Lara, quieres que siga, quieres que te la meta, quieres sentirla dentro de ti.
-¡¡aahh!! siií, por favor, continua, continua.
Tomas me bajo las bragas de tirón, mis pezones duros querían salir de mi sostén, me abrió de piernas y se metió entre ellas, me coloco la cabeza de su polla en mi rajita y empujo hacia arriba, metiéndose parte en mi coño, empezó a menearse arriba y abajo, su polla se deslizaba dentro de mí, la saco y me puso de espaldas, me agarré al árbol puse el culo en pompa esperando recibir nuevamente, pero esta vez entro directa hasta el fondo ¡¡aahh!!!, un pequeño grito de placer se me escapo.
Mientras que Tomás me penetraba más y más sus manos habían tomado posesión de mis pechos, la camisa que llevaba estaba casi desabrochada y mis pezones fuera del sujetador, su polla me llenaba toda, podía ver al fondo a Cesar hablando con sus amigos riendo y mirando a todos lados como buscándome mientras su amigo me estaba follando cada vez más duro mientras me decía "la notas Lara, que la notas ahora zorrita", joder si la notaba, me estaba volviendo loca, su pene se deslizaba una y otra vez llenando mi vagina, Tomás con un gemido enorme saco su polla y se corrió.
Había terminado y me había dejado a medias, según nos acercábamos al grupo me iba arreglado la falda y la camisa y se lo iba recriminando,
-Mucha polla pero luego me dejas a medias capullo.
-No te preocupes princesa que tengo para darte más y antes de que termine la noche me pedirás por favor que te vuelva a follar una y otra vez.
Me gusto como había sonado aquello, al llegar Cesar nos dijo que donde habíamos estado, que si nos habíamos perdido, le dije que estuve sentada porque me encontraba mal y rápidamente Tomás siguió con la historia.
-Nada tío, me encontré a Lara, detrás de unos arbustos y la vi que estaba mareada, así que me quede con ella.
-Además me ha pedido que la lleve a casa porque no te quiere molestar y la verdad que yo paso de estar aquí, así que me la llevo y así terminamos lo que hemos empezado.
-Que habéis empezado. -Preguntó Cesar.
-A nada, una discusión de las nuestras, pero esta vez la voy a callar la boca ja, ja, ja
-Ah si, muy seguro estas tú de eso, te recuerdo que el primer asalto nada de nada. Le contesté yo burlonamente
-Si Larita, pues yo no estaría tan segura, bien que abrazabas al árbol.
-¿Yo?
-No hay quien os entienda, así que hasta mañana. Nos dijo Cesar antes de marcharse.
Cogí el bolso y nos fuimos de allí, nos montamos en mi coche y cuatro calles más adelante aparque detrás de unos árboles, no dijimos una sola palabra, le eche el sillón hacia atrás todo lo que pude, Tomás ya se había quitado los pantalones y tenía aquella hermosa polla tan grande como antes y era otra vez solo para mí, se la empecé a menear, a jugar con ella con mi lengua, la repasaba de arriba abajo desde la cabeza a los huevos y la empecé a chupar, Tomás me apartaba la melena para ver como lo hacía, como la metía hasta el fondo, casi atragantándome con ella, sentía sus gemidos, presionaba mi cabeza sobre ella, me la saque de la boca y le puse un preservativo, él reclinó el sillón y se tumbó.
Ya me había quitado las bragas, no había parado de mojarlas desde el parque, pensaba que me iba a quedar con las ganas pero me equivoque, me subí la falda por encima de la cintura y colocando su polla en mi vagina la metí dentro, mmmm.
Entro toda, haciéndose camino por mi vagina hasta el fondo muy despacio, ¡¡aahh!! Gemía mientras subía y bajaba, su polla me penetraba más y más, según cabalgaba me desabrochaba la camisa y me quitaba el sujetador, dejando libres mis pechos para que pudría disfrutar de ellos, los pezones estaban hinchados y bien duros, eche el cuerpo un poco hacia delante mis manos se apoyaron en él, me tumbe encima para besarle, nuestros cuerpos sudorosos se unían, los movimientos habían cesado, pero su polla seguía en mi interior, notaba sus palpitaciones.
No sé cómo lo hicimos en un sitio tan estrecho pero se me dio la vuelta muy rápido, me tumbo boca arriba, puse los pies en el salpicadero del coche bien abierta de piernas, Tomás estaba entre mis piernas, su polla surcaba mis labios, se iba deslizando suavemente haciendo de este momento algo hermoso, su capullo acariciaba mis labios mojados se metía en mi vagina un poco y volvía a salir, me estaba poniendo cardiaca, no podía más, con la respiración entrecortada busque las palabras que Tomás me había dicho que le diría, no me importo claudicar, yo solo quería sentirla dentro de mí,
-Tomás… por favor fóllame ya, me estás volviéndome loca, fóllame, métela ya.
Fue el último recorrido, después de haber jugueteado con mi clítoris su polla empezó a bajar por los labios uniéndose cada vez más en ellos hasta entrar en mi vagina, la iba metiendo poco a poco mientras me besaba, la sacaba despacio para luego darme un empujón que me hacía gritar de placer, esta vez aguanto más, aunque la sensación de hacerlo con el preservativo no era lo mismo para mí, estaba rompiéndome todos mis esquemas con esas penetraciones tan profundas y con esa polla tan grande que me partía en dos.
Me penetraba ahora a buen ritmo, cuando mi cuerpo empezó a temblar, una de mis piernas resbalo del salpicadero, la sentía entrar y salir con rapidez de mi interior, me besaba mordiéndome el labio, metiéndola cada vez más rápido y empezó a gemir, su polla lanzo chorros de semen contra las paredes del preservativo, en ese mismo momento empecé a gritar como una loca cuando me corrí, poco a poco saco su polla y mis muslos se empapaban de mis flujos mojando el sillón, sentía como el preservativo se iba quedando parte dentro hasta salir por completo.
Esta vez sí, esta vez sí me dejó satisfecha, nos miramos y empezamos a reírnos mientras nos besábamos.
-Que Lara, satisfecha o no, porque si quieres podemos repetirlo.
-Mmmm, no sé, ¿podrías mejorarlo?
-Estoy seguro de mejorarlo, tan seguro estoy que cuando termine de follarte esta noche, no querrás otra polla en tu coñito.
-Pues si tan seguro que estas, tendremos que probar otra vez, además no dicen que no hay dos sin tres.
El coche olía a mí, los dos queríamos más, nos pasamos al asiento de atrás, estábamos totalmente desnudos, pero había un problema no teníamos más preservativos, dude unos instantes pero estaba demasiado caliente, demasiado excitada y la verdad que me encanta la sensación del pene dentro de mí de nuestra piel frotándose, así que le dije a Tomás que no pasaba nada, que me follara pero sin preservativo, a él le encantó la idea.
Desde un principio me puso a cuatro patas y empezó a follarme, movimientos precisos acompañados de unas suaves caricias en mi clítoris con sus dedos, aquello fue nuevo para mí, la sensación de su pene rozando por toda mi vagina sin condón y sus masajes en mi clítoris hicieron que no tardara en tener otro orgasmo.
Tomás todavía no había terminado, seguía metiéndomela con fuerza, cada estocada era un gemido, un grito que salía de mi boca, nos sentíamos observados y nos dimos cuenta de que nos miraban por las ventanillas unos chicos a pesar de estar un poco empañadas, les veía tocarse sus pollas, incluso alguno la tenía fuera y se la meneaba, al principio me asuste pero luego me dio más morbo y me excito de sobre manera, no había terminado en saborear el orgasmo anterior cuando sentí como Tomás queriéndola meter toda dentro de mí, apretaba fuerte su pene contra mi vagina sin moverse,
-No te separes!! Aahh!! sigue por favor ¡¡aahh!!, no pares ahora, córrete dentro de mí, quiero sentir tu leche en mi interior!!!
Y me empezó a lanzar su semen dentro, lo notaba caliente, fue meter y sacar tres o cuatro veces más su pene y sentir como mi tripa empezaba arder, un calor que se extendió por todo mi cuerpo haciéndome temblar, nunca antes había sentido un orgasmo como ese, tan intenso, tan duradero, mi vagina se había inundado de mis flujos, mezclándose con su semen, Tomás seguía entrando en mi interior, su polla envuelta y empapada se deslizaba suavemente, a él también le sorprendió, su polla seguía dura como una piedra.
Me giro rápidamente sacándola, me sentó encima de él y empecé a cabalgar, no me lo podía creer, aquel aguante, aquella polla tan dura, las sensaciones de placer no cesaban, apretaba con mis músculos su pene, me acariciaba los pechos, estaba tremendamente mojada por el sudor, le pasé mis manos por su nuca abrazándole, besándole profundamente, el coche se meneaba de un lado a otro, nuestros gritos no pasaban desapercibidos en el exterior del coche, nos besamos profundamente a la vez que nos gritábamos.
Tomas me cogió de los muslos me tumbo en el asiento, parecía como si le hubieran poseído, porque me la metía y sacaba con gran rapidez, no paraba de gritar mis ojos estaban en blanco, me volví a correr, pero esta vez menos intenso.
Tomás soltó un gran grito, había explotado en un montón de chorros a presión dentro de mi coño, poco a poco fue parando, hasta quedar rendido sobre mí con su polla todavía en mi interior.
Yo le besaba con cariño, le abrazaba, no me lo podía creer, estaba destrozada, cansada, nuestros cuerpos sudorosos resbalaban entre ellos, miraba por encima de él y veía a los mirones como se la meneaban con rapidez, alguno que otro incluso se corrió del espectáculo que acababan de presencias.
Aunque no todos disfrutaban, había uno que no, me fije bien y vi que era Cesar, tenía la mirada perdida en el coche, en nosotros, el ver como follábamos además de aquella manera, no creo que le gustara demasiado y más delante de sus amigos, se dio media vuelta y se fue.
Ya os podéis imaginar lo que sucedió al día siguiente, sentí mucho como acabo todo, sentí mucho el daño que le hice pero cuando paso el tiempo a Tomás le consideraron un machote incluso se arregló con Cesar y a mí me tildaron de puta y eso que Cesar me había puesto los cuernos antes.
El caso es que yo disfrute mucho aquella noche, descubrí que si me excitan bien soy multiorgásmica y que el sexo me gusta cada día más, no volví a saber de Cesar pero con Tomás, con Tomás podríamos decir que nos vimos algún que otro día, nada serio la verdad, ya que nos seguimos cayendo bastante mal, pero en la cama…en la cama eso es harina de otro costal.
Y si vosotros queréis lo podréis descubrir.
Besitos.