Ya llevaba 2 meses sin coger y últimamente no cazaba nada nuevo en la red social. Vivía de masturbación pura y dura.
Un día estaba esperando que me vinieran a conectar el internet y así, entre otras cosas, podría disfrutar del porno.
Cuando algo a atender a los muchachos veo que son 2 tipos, un señor de unos cuarenta y tantos al que no le presté mucha atención y un muchacho que parecía un poco más grande que yo y que estaba bastante pasable.
Como la conexión no requería de mucho trámite de instalación, sólo entró el más joven a mi departamento mientras el otro esperaba en la camioneta. Una vez adentro yo no tenía nada que hacer más que verlo trabajar y esperar a que terminara. Así que mientras me tomaba mi té, lo miraba y hacía algún comentario de vez en cuando y al rato ya estaba fantaseando con el tipo de cosas que suceden en las porno.
Probablemente no me di cuenta, pero la realidad y la ficción se me mezclaron un poco y sin pensarlo dije "¿no te parece injusto que la instalación sea gratis con todo lo que ustedes se esfuerzan?”.
Él no le dio mucha importancia al comentario y sólo me dijo que les pagaban bien a fin de mes. A lo que respondí:
-Igual te podría dar una propina por la molestia. Dirigiendo mi mirada directamente a su entrepierna.
Por suerte, él no se ofendió, captó la idea y me sonrió diciendo "bueno".
No lo podía creer, realmente estaba funcionando y por fin iba a poder coger.
No lo pensé dos veces y lo senté en una de las sillas de la cocina, me arrodillé frente a él y le abrí el pantalón lo más rápido que pude, saqué su pene afuera que estaba a medio camino de duro y lo levanté mientras metía sus bolas depiladas en mi boca, podía sentir su escroto en lengua y como su verga se endurecía en mi mano. La metí en mi boca y sentía como crecía hasta llenarme toda la boca. Era muy larga y cabezona pero no tan ancha, de todas formas yo estaba muy concentrada chupando la cabeza y masturbando su tronco con tal velocidad que no pudo evitar soltar un sonido.
En ese instante su teléfono suena y yo, sin dejar de chupar lo miro. Él atiende como si nada y eso me re calentó, ¿con quién estaría hablando? Esa persona ni se imagina la tremenda chupada de pija que le están dando. Escucho que dice que está trabajando y que tiene para un rato más y entonces, para hacerle a propósito, me la meto toda en la boca de golpe hasta sentir el tope mi garganta y empiezo a chuparle todo lo que puede, él tira la cabeza hacia atrás y pone una mano en mi nuca para que yo no disminuyera el ritmo "estoy trabajando, después te llamo" dijo, apenas, y cortó el teléfono. Sigo un poco más y luego le digo que me la meta, él duda:
-no tengo forro
– mejor, quiero sentir bien todo
Eso parece haberlo calentado aún más porque le levantó de un salto y me puso de espaldas contra la mesa bajándome el pantalón, mi conchita chorreaba y antes de que reaccionara me metió toda la verga de una sola embestida. Dios! Siii! La quiero toda!!! Solo recordarlo me excita nuevamente.
Me embestía tan duro que podía escuchar como chocaban su pelvis y mis nalgas, tan rápido, tan fuerte que todo me excitaba más. Él me agarra del pelo y lo estira en su dirección dejándome con la boca abierta hacia el techo.
En un rápido movimiento me voltea y yo me siento en el borde de la mesa abriéndome tanto de piernas como puedo y él sin dejar de embestirme me agarra de la cintura para hacerlo más rápido. Podía escucharse los fluidos chorreando y yo no podía evitar gemir. Me estaban cogiendo como nunca y yo quería tener esa verga adentro por siempre.
– Te gusta así?
– Si, papi, no pares, por favor
– Esto te pasa por andar calentando a todo el que entra a tu casa
– Si, soy una puta, bebé. Castigame
Él me agarra del cuello con una mano y me dice "te voy a acabar adentro".
En ese mismo instante siento su explosión dentro de mí y eso desata mi propio orgasmo. Así que ahí estamos los dos agitados, mirándonos como si no supiéramos lo que acaba de suceder.
Yo me levanto, me coloco el pantalón y no hay mucho más que hacer acá.
-Gracias por la instalación, te acompaño a la puerta.
Él con cara de sorpresa se sube el pantalón y agarra sus cosas para seguirme sin decir una sola palabra.