Somos un matrimonio, actualmente tengo 31 años y mi esposa Ana María 28. Nos casamos muy jóvenes Ana María con 18 años y yo con 21, habíamos sido novios desde la secundaria.
Todo comenzó después de 5 años de casados, a pesar de todo, no habíamos podido tener hijos, y mi esposa se sentía frustrada, lo que hacía que nuestras peleas fueran cada vez más constantes. Fuimos al médico, nos hicieron exámenes a los dos y nos dijeron que el del problema era yo, que era estéril, que la calidad de mis espermas era muy mala y que jamás podría ser padre.
Esto hizo que nuestro matrimonio tambaleara y estuvimos a punto de divorciarnos si no hubiera sido por mis compañeros del taller mecánico en donde trabajo. Un día mi jefe, un señor de unos 60 años, me vio muy triste y hablo conmigo en su oficina, entre lágrimas le conté mi problema y que no sabía cómo salvar mi matrimonio, ya que amaba mucho a mi esposa.
El después de escucharme, me propuso ayudarme junto con los muchachos del taller, siempre que yo estuviera de acuerdo, y la idea era que pudiera compartir a mi esposa con todos ellos, para ver si así lograba quedar embarazada, por supuesto nadie más se enteraría que yo no era el padre del niño o niña que naciera, y todos se harían cargo de la mantención. Lo hablo con los demás, y los 8 estuvieron de acuerdo en ayudarme.
Salí del taller con una sensación extraña, que no supe comprender en ese momento, pero que con el paso del tiempo lo entendí, y es que me daba placer ser un cornudo. Cuando le conté a mi mujer la idea de mis amigos del taller, se enojó muchísimo y me dijo que como se me ocurría, y que jamás lo haría.
Pero pasaron los días y me seguía rondando la idea en mi cabeza, lo hablaba todos los días con mi esposa, pero ella se negaba. Un día, de mucho calor en el verano, en que iríamos a casa de mis suegros, ella me paso a buscar al taller, cuando entro, me buscaba con la mirada, pero yo estaba detrás de una carrocería y la divise parada en la puerta del taller, observe como ella miraba a mis amigos, los que por efectos del calor solamente estaban vestidos con pantalones cortos y sin camisetas, exhibiendo sus cuerpos transpirados y con grasa, todos eran fornidos y grandes, note que su cara se descompuso, y pude percibir el deseo carnal que la invadió.
Mis amigos se percataron que ella había entrado y la saludaron con mucha amabilidad, mientras me llamaban para avisarme, cuando salí y me acerque, pude ver la turbación en su rostro y lo colorada de su cara. Yo me cambie y nos fuimos.
Durante el camino no dijo nada. Pero al regresar a casa, me empujo al dormitorio y me hizo el amor como nunca antes, ahí comprendí que nunca más seria la misma. Después que estábamos abrazados, me dijo que haría lo que le pedía, pero solamente porque me amaba y quería salvar nuestro matrimonio.
Al día siguiente, mis amigos comenzaron a visitar mi casa. Hicieron un sistema de turnos para estar con mi esposa. Uno falta un día al trabajo, y pasa todo ese día con mi mujer, y así lo hacen toda la semana. Hasta mi jefe, don Rubén, se va a quedar los fines de semana con mi esposa. Cuando voy saliendo al trabajo por la mañana, uno de mis amigos llega a quedarse con mi mujer.
Nuestra vida ha cambiado, en estos últimos 5 años, soy padre de 2 niños y una niña, mi esposa se ve feliz y radiante y nuestro matrimonio cada día es más sólido, mis amigos y compañeros de trabajo, solventan los gastos de mis hijos y los de mi casa.
El precio que pague es que ya nunca más poder compartir mi cama con mi esposa, ella les pertenece a mis compañeros y yo debo dormir en la pieza de visitas desde hace 5 años… mi único placer es masturbarme viendo a mi esposa gozar y gemir, con mis buenos amigos y compañeros del taller.