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Esposas desesperadas (4)
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Daniela reclamaba al marido: es que no puede ser que después de tantos años aun no conozca a tu papá amorcito.

El marido con cara de preocupación respondía: ya te dije mi vida, no es alguien de quien pueda sentirme orgulloso, ha sido una persona muy mala, incluso ha caído en prisión.

Si amorcito, pero ya salió de la cárcel, ya cumplió su condena y seguramente ya está arrepentido de lo que haya hecho.

No lo sé esposita, yo lo conozco bien y sé que es una persona de las que nunca cambian, bueno amor me voy a trabajar mua.

Pero amorcito, ¿otra vez te vas sin desayunar? Preguntaba, mientras modelaba su cuerpo semi desnudo, cubierto apenas y con un top y una tanga de hilo que usaba como pijama en tiempo de calor.

Ay amorcito, discúlpame, es que tengo muchos pendientes en el trabajo, pero te prometo que regresando voy a hacértelo como tú quieres.

Daniela le dio un beso, mientras contestaba: si corazón, está bien (mientras trataba de recordar cuantos meses llevaba ya escuchando la misma evasiva)

Salió el marido y de inmediato la señora Daniela busco de qué manera calmarse las ansias, por lo que regreso a su recamara, aun destendida, se recostó y escuchaba ya el bullicio en la calle con el pasar de los autos y las personas platicando.

Cerró los ojos para imaginar que estaba afuera a la vista de todos, y comenzó a acariciar su clítoris, el cual de inmediato respondió al contacto, poniéndose duro y sensible.

De inmediato empezó a sentir como su panchita se mojaba, deseaba tanto tocarse, pero también le urgía ser penetrada, así que recordó su última adquisición: un enorme pene de hule (tamaño jumbo) que se puede pegar a la pared y decidió meterse a bañar para estrenar a su nuevo amigo.

Abrió la llave del agua caliente, aprovechando para mojar la ventosa del juguete para pegarlo a la pared de la regadera, lo coloco a la altura adecuada para que la penetración fuera directa, se desnudó y se metió bajo el chorro de agua caliente, acomodándose de espaldas a la pared, para ser penetrada por el enorme juguete.

Cuando lo compro Daniela pensaba en probar algo mas grande que el tamaño de pene de su marido, pero después de comprarlo temía que pudiera lastimarse con aquel animal, ya que nunca se había metido una verga tan grande.

Así como grande fue su sorpresa que una vez que se acomodó con el culo levantado y se acercó al miembro pegado a la pared, este entro en la vagina húmeda de Daniela con suma facilidad, ocupando por completo la cavidad de su vulva.

Se dio cuenta cuando sintió los huevos de plástico rebotar en su redondas nalguitas, lo cual le disipo el miedo y le aumento la excitación al saber que se había comido completo el camote de plástico que creía demasiado grande para ella.

Empezó a mover su cuerpo hacia adelante y atrás, mientras saboreaba la cabezota plástica recorriendo todo el interior de la vulva húmeda y caliente de Daniela.

Daniela había encontrado el ritmo perfecto para sentir entrar el enorme miembro ya demás recibir el golpe en sus nalgas al chocar contra la base del juguete, que sentía como una nalgada que le recorría todo el cuerpo y replicaba en su vagina.

Daniela estaba muy concentrada, pensando que muy pronto iba a obtener un orgasmo grande y ruidoso, cuando de repente la interrumpió el sonido del timbre de su teléfono.

Diablos, pensó Daniela, o sea que ni esto puedo tener, mientras se levantaba, cerraba la llave y tomaba una toalla.

Camino secándose aun a levantar el teléfono contestando disimulando el enfado que tenía: ¡Holaaa!

El marido al otro lado de la línea contestaba, hola querida, fíjate que necesito un favor, mi papa me había pedido los papeles de su matrimonio con mi mama, para ir a pedir trabajo, me los iba a traer aquí a la oficina, pero ahorita que vino el por ellos recordé que los deje sobre la mesa, ¿me haces el favor de entregárselos?

Claro que si, respondió Daniela, ¿en cuánto tiempo crees que venga?

Yo creo que no tarda amor, hace ya un rato se fue para allá…

En ese momento sonó el timbre, ¡Diablos! Pensó Daniela, diciendo al marido: ya llego amor, deja voy a abrir, bye.

Apurada abrió el closet, para ver que ponerse, sin fijarse eligió un uniforme de estudiante que había comprado para tratar de excitar a su marido (sin éxito, por cierto) y sin pensar se puso la mini falda escocesa, con una diminuta tanga y un top blanco, calzándose rápido fue a abrir.

Al abrir la puerta Daniela conoció a su suegro, era la versión descuidada de su marido, más alto, más gordo, más descuidado, más sucio, con una mirada de loco, que la recorrían por todo su cuerpo, haciéndola sentir cohibida, al grado de querer taparse con las manos, pero era ya demasiado tarde.

¡Nuerita! Dijo el tipo, pero mira nada más que hermosura de mujer, si hubiera sabido que estas tan linda me habría portado mejor en la cárcel para salir antes, jajaja.

Daniela, tratando de taparse los senos y la zona de la vagina, contesto: gracias suegro, como si no hubiera sido un cumplido lo que había recibido.

Al no saber que más decir: ¿viene por sus papeles? Pásele por favor, mientras caminaba, su suegro detrás de ella, admirando el vaivén de sus nalguitas, semi descubiertas, continuaba con el asedio:

Pero mira nada más que rica puta, balbuceo; a lo que Daniela volteando pregunto ¿Cómo dice?

Nada, nada nuerita que está muy rico el calor, jajaja.

Daniela continuó caminando, tratando de no menear tanto su trasero, pero era algo imposible, tantos años caminando así para tratar de llamar la atención del marido, no podía ahora ser de otra manera.

Llegaron hasta la mesa del comedor, donde estaba los papeles, tomándolos Daniela y extendiendo la mano, el suegro extendió su mano al mismo tiempo, simulando equivocarse llegando su mano a rozar un seno de ella, lo que provocó un involuntario escalofrío.

El suegro de inmediato lo noto, trato de aprovechar la situación: ¿y cómo te va con tu vida marital nuerita?, pregunto de manera descarada.

Daniela en vez de decirle que no era de su incumbencia o ignorarlo respondió: pues viera que muy bien, su hijo es un excelente amante…

Inmediatamente después de decirlo Daniela se arrepintió, pero el suegro no le dio tiempo de hacerlo porque estaba ya con la siguiente pregunta:

Pues parece por tu cara que no estas satisfecha nuerita, como que necesitas un verdadero hombre que te ponga una buena cogida.

Daniela sintiéndose rebasada, le contesto: bueno aquí tiene sus papeles suegro, si me hace favor de retirarse porque tengo muchas cosas que hacer.

Claro que si nuerita, nada más préstame tu baño, que solamente de verte me dieron ganas de ir jajaja.

Daniela señalo la dirección al baño, tratando de mantener la compostura de la mala pasada que estaba teniendo con su suegro, sin pensar que pronto se iba a poner peor.

El suegro salió del baño, con el enorme pene de hule en la mano, meneándolo mientras preguntaba: ¿así que te gustan grandes nuerita?, ¿qué tal te parece este?, mientras se bajaba el zipper y sacaba su monumental miembro.

Daniela lo alcanzo a ver, era más grande que su pene de hule, pero se tapó los ojos, gritando: guárdese eso suegro, ¿no le da pena?

A lo que el suegro contesto: traer esto no es motivo de pena nuerita, al contrario, es para presumirlo orgulloso, pero seguramente los que te comes son más grandes ¿verdad?

Daniela sin levantar la mirada amenazo: ya guárdese eso y váyase o le contare todo a mi marido.

En ese preciso momento sintió la mano fuerte de su suegro sobre su cuello, obligándola a hincarse, una vez hincada le dio una bofetada con el enorme camote de carne, que cayó como una descarga eléctrica en el cuerpo de Daniela.

Repitiendo la bofetada, el suegro amenazaba: a ver si le platicas esto también eh puta.

Apenas iba a responder Daniela cuando el enorme badajo de carne venia de regreso, impactando directo en la boquita delicada de ella, tapando por completo lo que iba a decir, escuchándose solo un Aggh.

Instintivamente Daniela subió sus manos para tomar el enorme cilindro de carne, mientras empezaba a hacer el esfuerzo de tragárselo todo.

Jajaja reía el suegro, pues vaya que te gustan grandes putota.

Daniela levanto la vista diciendo: no me diga así suegro, que no soy puta.

Como respuesta el suegro la volvió a abofetear con el enorme pene y lo regreso dentro de la boca de Daniela, tú eres mi puta y te vas a callar perra, mientras la tomaba de la nuca y la obligaba a comer más del enorme pepino del suegro.

Daniela trato de relajar la quijada, para poder comer más de ese tronco duro de carne caliente, pero era imposible, sentía que su garganta ya se estaba cerrando, provocando que sus ojos empezaran a soltar lágrimas, y de su boca se escapaba un grueso hilo de saliva, por no poder cerrar sus labios alrededor del palo de carne.

El suegro de Daniela le saco el camote de la boca, mientras le indicaba: que bueno que me recibiste con ese atuendo puta, porque necesitas un buen escarmiento para la próxima vez que me recibas lo hagas con educación.

Hizo que se levantara y de inmediato la levanto en peso, acomodando las piernas de Daniela alrededor de su cintura, moviéndose a la sala, donde eligió el sillón más grande para sentarse ahí.

Daniela quedo montada sobre el suegro, el cual sin quitarla, solamente le hizo a un lado la tanga y la acomodo para “ponérsela” encima del enorme garrote.

Desde que la punta de la vergota empezó a penetrar la vulva caliente de Daniela, esta comenzó a gritar de dolor: Ay, Ay, suegrito me duele.

A lo que el suegro contesto extrañado: ¿pues no que te meten vergotas grandotas puta?

Nooo suegrito, la suya es la más grandota, mientras el enorme trozo de carne penetraba la delicada cavidad de Daniela.

Cuando el mástil de carne del suegro entro hasta el fondo de Daniela, mientras ella se quedaba inmóvil para tratar de acostumbrarse, el suegro apunto el pene de hule en el diminuto botoncito de su culo, haciendo que ella nuevamente gritara de dolor: Ay me duele

El suegro le decía: acostúmbrate perra, porque de hoy en adelante vas a ser mi puta eh, hasta que tu agujero quede del tamaño de mi tronco.

Daniela trataba de tragar el enorme juguete de plástico a través de su diminuto ano, en tanto que empezaba a empezar a disfrutar el estar empalada por el suegro.

Cuando finalmente entro el juguete hasta los huevos, el suegro tomo los pies de Daniela y los coloco sobre el asiento del sillón, mientras le decía: te has portado bien perra, por eso te voy a recompensar dejando que tu sola te entierres mi verga a la velocidad que quieras.

Daniela apenas apoyo las plantas de los pies comenzó a subir lentamente desensartándose del enorme palo del suegro, a pesar que el pene de plástico lo tenía completamente metido.

Poco a poco sentía que el enorme tronco iba quedando fuera de ella, hasta que sintió la punta de la cabeza comenzó a bajar de nuevo, muy despacio, para sentir como esa enorme cabeza le iba abriendo las paredes de su vulva.

El suegro mientras tanto, comenzó a azotar las nalguitas de Daniela con sus enormes manotas, plaf, plaf, plaf.

¿Qué ricas nalgas tienes puta!

Daniela excitada le decía; si papito son para ti, cuando quieras meterme esa vergota.

Mmmm decía el suegro, todos los días que pasé preso, siempre pensé en conseguirme una puta saliendo, pero nunca pensé que esa puta iba a ser mi nuerita.

En tanto Daniela, subía y bajaba a través del enorme poste venudo del suegro, quien de vez en cuando azotaba las nalgas sonrojadas de Daniela: plaf, muévete puta.

Si papito, yo me muevo arriba de tu vergota para que me ensartes toda, contestaba ya enfilada hacia el ansiado orgasmo.

Daniela empezó a convulsionar mientras el suegro mordía con ansias los senos rosados de su nuera, provocándole dolor que incrementaba el placer hasta hacerla mojar por completo el tronco, los huevos y las piernas del suegro.

Daniela se abrazó de él, mientras su cuerpo se sacudía, solamente gritaba: ¡Que rico!, ¡Que rico, suegrito!

Después de unos minutos Daniela dejo de temblar y se pudo incorporar, tratando de acomodarse la tanga, sin lograrlo por tener ensartado aun el pene de plástico, recibiendo una nueva nalgada por parte del suegro ¡plaf!, pues vaya que estas buena puta, eso me gusta.

Daniela se sacó el pene de hule de su culito, mientras recuperaba el aliento, tomo de nuevo los documento del suegro y se los ofreció: tenga suegro sus papeles.

Mientras el suegro se subía el zipper, totalmente despreocupado contesto: no se moleste nuerita, ahí déjelos.

Pero, ¿no los necesita para conseguir trabajo?

Los necesitaba nuerita, ahora ya no, acabo de decidir qué vas a ser mi puta y a parte que voy a venir a cogerte me vas a dar dinero, dando una última nalgada en la sonrojada nalga de Daniela: ¡plaf!

Daniela se quedó congelada, con los documento en la mano, mientras el suegro salía de la casa y la dejaba sola.

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JORGEFAG
JORGEFAGhttp://jorgefag
Ferviente aficionado de los relatos propios u ajenos (imágenes facilitadas por lectoras y colaboradoras)

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