Con mi ex mujer solíamos salir por las calles de los Olivos por donde vivíamos, pero las salidas eran algo excitantes.
Un día fuimos a una discoteca por el ex boulevard y entre trago y trago se nos ocurrió salir a seducir a los chicos que estaban en la calle, ella llevaba un minivestido ultra chico que a la justa tapaba sus nalgas, unos pantis color piel, sin ninguna trusa ni sostén.
Ya saliendo calenturados por la noche y ardientes por los tragos, hacía que ella avance más delante de mí, como quien caminando sola, para poder ver a reacción de los transeúntes varones y así excitarnos, y mientras desfilaba con sus piernas expuestas y exponiendo sus pezones a través de su vestido medio transparente, los chicos volteaban a mirar descara mente, mientras yo iba a escuchando que decían, “que rica esa flaquita, para levantármela toda, otros decían, “carne blanca para llenarla de mi leche” entre otras cosas, debo confesar que todo lo que oía me excitaba mucho.
Camino a la espalda del royal plaza, por donde están los hoteles con prostitutas, caminaba por el borde de la vereda, y mientras caminaba lentamente, pasaban autos, taxis que se entre paraban a su lado que después me cuenta, le preguntaban cuanto cobraba, que estaba rica que la quería penetrar por el ano, que cuanto eran sus servicios, pero ella excitada solo sonreía, pues siempre tuvo cuidado y no la vayan a raptar o algo así.
Después fuimos a la espalda de megaplaza, por Mi Banco, entre parques nos paramos y comenzaba a manosearla, subiéndole el vestido hasta la mitad de las nalgas con una mano, mientras que la otra la masturbaba por encima de sus pantis.
Varios carros sobre paraban silbando, gritando “llévala al hotel” y después de un rato decidimos ir a casa, para esto paramos un taxi, y antes de entrar le dije a mi mujer: “harás como si fueras una prostituta que he contratado”. Lo cual ella sonrió y me dijo que ya.
Entramos al auto y ella se hizo la dormida, en eso le digo al taxista, amigo ¿te gusta mi puta? Y por el retrovisor me dice, si esta linda, en eso meto mi mano por su escote y le saco una teta y manoseándola y pellizcándole los pezones le digo al taxista, ¿qué tal su tetita?, ¿quieres? A lo que el miro y sin decir nada, mientras manejaba más lento, acerco su mano y comenzó a manosear su tetita rica de mi mujer, así que saque su otra tetita para manosearla yo.
Mi mujer ya excitada, simulo que estaba mal y dijo, “quiero vomitar”, así que el taxista paro el auto en un parque algo desolado, abrí la puerta que estaba de mi lado del asiento e hice que se incline desde su lado hasta afuera del carro, dando a mostrar todo su trasero.
Mientras ella simulaba encima mío con la cabeza afuera del carro que estaba vomitando, subí su falda mostrando todo su trasero, y bajé sus pantis hasta su muslo, dejándola totalmente descubierta sus nalgas, su ano bien rico, y su vagina ya mojadita y peladita.
Le dije al taxista, amigo aprovecha y ni corto ni perezoso comenzó a manosearla, meterle el dedo a vagina de mi mujer mientras yo le habría las nalgas a mi esposa para que el taxista pueda gozarla cómodamente.
Tuvimos que parar el gozo momentáneamente porque pasaba un patrullero, así que siguió su andar el taxista y mi mujer se sentó bien, pero aun con los pantis abajo.
Como ya estaban encendidas las cosas, mientras manejaba rumbo a nuestro domicilio, comencé a masturbar a mi mujer, diciéndole en el oído que se dejara llevar, ella comenzó a gemir rico, yo le sobaba su clítoris para que se mojara aún más, y le dije al taxista, para un momento para compartírtela, así que avanzo una cuadra más obscura y se detuvo.
Sin decir ni una sola palabra, se desabrocho el cinturón y a través de los asientos acerco su mano a la vagina de mi mujer que ya estaba toda abierta de piernas con los pantis en los tobillos, y comenzó a masturbarla, mi mujer gemía alocadamente, me apretaba la mano, me decía que rico me masturba, sigue, sigue, sigue, sigue, le repetía constantemente al taxista. Hasta que no aguanto más comenzó a gemir más fuerte y gritaba… “¡¡me vengo me vengo!!” y de un profundo gemido se corrió toda, el taxista ya desacelerando la media de dedos, dejo de masturbarla, acerco su mano a su boca, lo lamio todo, se secó con una franela que tenía y siguió el camino a nuestro destino. Mientras llegábamos mi mujer solo se apoyó en mi pecho y con una mano se sacó los zapatos y los pantis. Llegamos y lógicamente no nos cobró nuestro amigo, le pedí su número cualquier cosa para que nos vuelva a traer el taxi y se fue.
Llegamos al cuarto a seguir haciendo el amor como locos toda la noche como es de costumbre cada vez que teníamos una experiencia así.
Lastimosamente el papel con el número del taxista se quedó en mi pantalón y al lavarlo se borró el número así que perdimos ese contacto.
Espero les haya gustado este relato, mi correo es [email protected] y ya pronto subiré otro relato. Feliz año a todos.