James Slater estacionó su volvo en el aparcamiento de la revista 515. Rio para sus adentros, pues él era después de todo, un muy altamente entrenado guardaespaldas y agente de seguridad, no un modelo. Pese a ello, no habían sido pocas las ofertas que en ese rubro había tenido a lo largo de los últimos años.
James cerró de un portazo y caminó hacia el ascensor, aún sin estar muy convencido de todo aquello, pero volvió a sonreír divertido. Salir en la portada de la más prestigiosa revista de la ciudad, en realidad lo pondría en un elevado estándar y la publicidad no le vendría mal a la empresa. Era parte de la campaña de márquetin de Marcus y todos habían estado de acuerdo con que él fuera la imagen de la compañía y la sesión fotográfica haría maravillas para la contratación de nuevos clientes.
-James, hola. ¡Excelente!, ¡Todo un sex simbol!-
Dijo la voz de Alfonso a sus espaldas.
-Ah, hola. Bueno, sí voy a convertirme en la imagen de Exlibris Seguriti, debo conquistar a las nenas ¿no lo crees? Después de todo hoy en día las mujeres emprendedoras son las que pagan mejor la seguridad.-
Replicó James mientras se giraba y estrechaba la mano de su jefe.
-Ya lo creo. Esta campaña de publicidad ha sido muy exitosa. Sabes, tenemos varios contratos en puerta y luego de la cena de beneficencia que Marcus dará el domingo y de la entrevista de hoy, nos pondremos a la cabeza de la rama. Ven vamos, el editor y el equipo de fotografía ya nos esperan.-
Aseveró Alfonso a la vez que las puertas del ascensor se abrieron.
James entró después de él y observó que el castaño programaba el piso catorce. -¿Estás bien?, veo que traes los ojos un poco rojos.-
Inquirió James al percatarse del carmesí en las pupilas de Alfonso.
-¿A esto?, no es nada. Bueno, la verdad es que ayer salí con Shantal y ya sabes. Fuimos a un club, bebimos bastante y tuvimos una noche más que productiva.-
Explicó Alfonso entre risas.
-¡Vaya, pensé que habías roto con ella!, ¿desde cuándo volvieron?-
Cuestionó James con curiosidad.
-No volvimos. Ayer la encontré cerca de la oficina y la invité a tomar una copa. Creo que aún hay algo de pasión entre nosotros. La verdad es que es lo único que hay ¿me entiendes?-
Explicó Alfonso entre risas.
-Si, ya lo creo. Últimamente he tenido muchos incendios que apagar.-
Respondió James al doble sentido.
Las puertas del ascensor se abrieron y ambos hombres entraron a un atestado y elegante vestíbulo, en el que varios reporteros, secretarias y visitantes se atravesaban en el paso unos contra otros.
-Alfonso, James, ¿cómo están?, Crichton ya los está esperando.-
Saludó Marcus con entusiasmo, mientras se aproximaba a los dos.
-¡Marcus!, no sabía que estarías en esta sesión.-
Dijo James con sorpresa.
-¡Claro!, yo soy el nuevo director de publicidad de Exlibris Seguriti, es lógico que acuda.-
Afirmó Marcus divertido.
-Vaya, me perdí de muchas cosas, ¿verdad?-
Exclamó James extrañado.
-Bueno estuviste en ese contrato con Kronowere y luego en el diplomado de balística. Hemos tenido algunas mejoras. Mañana haremos una junta y te informaré.-
Replicó Alfonso al tiempo que seguía a Marcus hasta una puerta de cristal al fondo del vestíbulo.
Los tres hombres ingresaron a un gran estudio, en el que un grupo de personas instalaban cámaras de video y hacían ensayos fotográficos, mientras probaban con varios fondos en una pantalla verde.
-Alfonso, Marcus. ¿Y tú debes ser James?-
Preguntó un hombre de unos cuarenta años, que estaba próximo a la puerta.
-Así es Crichton, él es mi mejor elemento. Perfecto para el artículo y nuestra campaña de márquetin.-
Respondió Alfonso mientras le daba la mano al editor.
-Si, ya lo creo que sí. Un gusto James, he oído mucho de ti-
Afirmó el hombre a la vez que apretaba la mano del guardaespaldas.
-Cosas buenas, ¿espero?-
Inquirió James.
-De hecho te vi pelear en el torneo de artes marciales del sureste el año pasado. ¡Soy tu admirador!, sobre todo desde que me hiciste ganar mil dólares.-
Dijo Crichton entre risas.
Alfonso y James soltaron una carcajada satisfechos. -Sí, fue un torneo difícil. Hércules, Nataku y yo las vimos duras, tanto que la final quedó entre nosotros.-
Afirmó James entre orgulloso y divertido.
-Bueno, todo está listo para la sesión fotográfica. Si les parece primero vamos con eso y luego con la entrevista.
Declaró Crichton.
-Me parece bien, ¿y a ti James?-
Preguntó Alfonso.
-Estoy de acuerdo, listo para modelar ¿a dónde me quieren?-
Aseguró James con sorna.
Una mujer fotógrafa tomó a James y a Alfonso del hombro y los condujo hasta el otro extremo del estudio para iniciar con la sesión.
-Vaya Marcus, ¡los dos son muy ardientes!-
Dijo Crichton en un murmullo para evitar ser oído por la gente del estudio, aunque con una mirada cargada de lujuria.
-Así es-
Respondió Marcus con sequedad
-¿En verdad Alfonso está?-
Preguntó Crichton en un susurro.
-Sssh. Ya te dije que sí. El domingo los presentaré a todos incluidos James y Nataku. Después del show escucharé ofertas y si estas son generosas, pactaremos un buen negocio.-
Afirmó Marcus discreto.
-Te anticipo que yo ofertaré por James, me encanta. Y en ese traje. ¡Oh vaya!-
Indicó Crichton.
-Espera a verlos bien a todos, quizás cambies de opinión.-
Aseveró Marcus lascivo.
-Quizás sí. Alfonso también es un macho digno para ofertar.-
Sonrió Crichton cómplice y sin despegar la vista de los dos fuertes guardaespaldas.
La sesión fotográfica y la entrevista duraron aproximadamente dos horas, en las que Marcus se deleitó al contemplar a su séptima y más jugosa presa. James era una de sus víctimas más codiciadas y pensó en la noche que había planeado para ambos. Con él guardaba la fantasía de celebrar una escena más privada y romántica, en otro ambiente, donde pudiera conquistarlo, tal como lo hizo con Alfonso. Deseaba cazarlo sin apoyo de su harem y ya contaba con una estrategia.
-Listo, terminamos.-
Dijo James algo cansado por la larga entrevista y sesión fotográfica.
-¡Estuvieron excelentes!, enserio. Este número de 515, con dos hombres como ustedes ¡será un boom entre nuestro público femenino!-
Comentó Crichton sin dejar de desvestir a James y Alfonso con la mirada.
-¿Cuándo saldrá la edición?-
Inquirió Marcus entre un fuerte carraspeo.
-O sí, sí. Mañana estará lista, se los aseguro.-
Confirmó el editor.
-Vale, fue un placer salir en tu revista, ¿tú también estarás en la cena de Marcus el domingo?-
Cuestionó James con cortesía.
-Si, claro, no me la perdería por nada del mundo.-
Respondió Crichton tras dirigirle una mirada cómplice a Marcus.
-Vale, será un placer encontrarnos por allá. No deseo ser grosero, pero quedé en ver al jefe de recursos humanos de Kronowere para que me entregue el cheque a las 2.00. ¿Vas a querer que vaya a la oficina por la tarde Alfonso?-
Cuestionó James al castaño.
-No, no. Mañana nos veremos a las diez para ultimar detalles y allí te informaré de todo. Tómate la tarde libre.-
Indicó Alfonso, luego de estrechar la mano de James.
-Un gusto Crichton, te veré el domingo. Y gracias por todas las atenciones, fue un placer darle a tu equipo esta entrevista.-
Aseguró James, al despedirse del editor.
-El placer es mío James, nos veremos en la cena de beneficencia y tendremos más oportunidad de conversar.-
Contestó el editor, aunque no sin antes dedicarle una mirada insinuante al guardaespaldas.
-James, ¿irás hacia el centro?-
Preguntó Marcus, a la vez que recogía su maletín.
-Si, ¿quieres un aventón?-
Devolvió James con tono amistoso.
-Si, voy a ver a un cliente a la calle Halliwell, si puedes dejarme en la rotonda estaría perfecto.-
Respondió Marcus.
-Claro, está bien. ¿Vienes Alfonso?-
Cuestionó James al castaño.
-No, bajaré a al séptimo piso, tengo una cita con la gente de Bogue para los pagos restantes de Hércules y Sergio después de la semana de la moda.-
Afirmó Alfonso, aunque antes compartió una breve mirada con Marcus que a James le pareció sospechosa, mas decidió ignorarla.
-Vale, nos vemos entonces.-
Dijo James al despedirse finalmente de Crichton y Alfonso.
Marcus y él se encaminaron hacia el vestíbulo y los ascensores. -¿Veo que Alfonso y tú han hecho una buena amistad?-
Preguntó James cuando estuvieron asolas dentro del cubo del elevador.
-Si, hemos compaginado bien. Me gusta trabajar con ustedes, llevaremos a Exlibris Seguriti a un nuevo futuro.-
Respondió Marcus con una voz misteriosa y una mirada torva.
Tras un minuto el ascensor corrió sus puertas y ambos se encaminaron de vuelta al volvo de James. El guardaespaldas usó el mando a distancia para alzar los seguros y Marcus subió al asiento del copiloto, sin embargo antes de que James pudiera acomodarse en su sitio, el publicista extrajo un objeto de su maletín, el cual levantó en sus manos.
-¡Voltea James!, ¡mira esto!-
Dijo Marcus al guardaespaldas, que en ese momento cerraba la portezuela del conductor.
-¿ Pero qué es eso?… Ah, es, uno de esos, discos que hipnotizan…
Respondió James a su propia pregunta con una voz pausada y cadenciosa, mientras su mirada quedaba fija en el objeto, su rostro se volvió completamente ausente, los brazos le cayeron pesados a los lados de su cuerpo y sus músculos se pusieron totalmente rígidos.
Marcus sostenía delante de la cara del guardaespaldas una especie de disco giratorio, hecho con cristales que destellaban luces de colores muy atrayentes, el cual creaba remolinos fluorescentes que se reflejaron instantáneamente en las pupilas de James.
-Te escucho… Tus deseos son órdenes…-
Dijo James en un tono carente de emociones e incapaz de apartar la vista de los remolinos destellantes del disco giratorio.
-Bien, pon atención. Quiero que cada vez que escuches la frase “Duro como tablón”, pero cuando la escuches de mi voz y sólo de mi voz, entres en un profundo trance, aún más profundo del que te encuentras ahora, completamente ajeno a todo lo que ocurra a tu alrededor, profundamente dormido y te hallarás totalmente bajo mis órdenes. ¿entiendes?-
Inquirió Marcus con su característica voz aterciopelada.
-Ssi… Cuando escuche la frase “Duro como tablón”, pero cuando la escuche de tu voz y sólo de tu voz… Entraré en un trance profundo, aún más profundo del que me encuentro ahora… Completamente ajeno a todo lo que ocurra a mi alrededor… Dormido profundamente… Y me hallaré totalmente bajo tus órdenes…-
Aceptó James con su voz perdida y los remolinos reflejados en el azul de sus pupilas.
-Bien. Igualmente, cada vez que de mi voz y sólo de mi voz escuches la frase “Sin camisa”, te sacarás la camisa y caerás completamente hipnotizado, profundamente dormido, aún más de lo que te encuentras ahora y estarás bajo mis órdenes. ¿Comprendes?-
Volvió a cuestionar Marcus.
-Si. Cada vez que de tu voz y sólo de tu voz escuche la frase “Sin camisa”, me sacaré la camisa y caeré hipnotizado… Profundamente dormido… Aún más de lo que me encuentro ahora… Y estaré bajo tus órdenes…-
Admitió James cautivado por el trance generado por el disco giratorio.
-Bien, eso es. Escúchame, pon atención. Quiero que respondas a mis preguntas ahora y hagas lo que voy a pedirte. ¿De acuerdo?-
Inquirió Marcus sin dejar de sostener el disco delante del rostro de su presa.
-Si… Te escucho… Responderé a tus preguntas, ahora… Y haré lo que me pidas…-
Contestó James complaciente e indefenso ante aquel trance.
-Bien. ¿tienes pensado salir con alguna mujer esta noche?-
Cuestionó Marcus con voz curiosa.
-Si… quedé de ver a Damarina en su casa a las 8.00… Vamos a ir a bailar y tendré sexo con ella… Pienso invitarla a mi apartamento…-
Respondió James sin oponerse a la voluntad de Marcus.
-Bien, en cuanto acabe tu reunión con la gente de Kronowere, quiero que la llames y canceles. Dile que Alfonso te encomendó preparar logística para el evento del domingo. Quiero que le canceles y seas cortante. No quiero que concretes nada con ella. De hecho le dirás que no quieres volver a verla.-
Solicitó Marcus.
-Si… La llamaré y cancelaré… Le diré que trabajaré en la logística del evento del domingo… Seré cortante y no concretaré nada con ella… Le diré que no quiero volver a verla…-
Atinó James a obedecer la sugestión.
-Eso es, perfecto. En cuanto acabe tu reunión con Kronowere, quiero que vayas y compres ropa nueva. Cómprate un traje Armani, el más elegante que puedas encontrar. Quiero que compres también zapatos nuevos, los que más te gusten pero que sean de buena marca. También cómprate un bañador de color azul. ¿de acuerdo?-
Cuestionó Marcus.
-Si… Después de la reunión con Kronowere, debo ir a comprar ropa nueva… Un traje Armani… El más elegante… Zapatos nuevos, los que más me gusten… Pero que sean de buena marca… Y un bañador azul … Si…-
Confirmó el guardaespaldas la instrucción.
-¿Sabes cocinar James?-
-Si…-
Respondió con voz monocorde, cada vez más sumergido en la hipnosis a causa del disco que no paraba de girar.
-Bien, eso me encanta. También quiero que compres todo lo necesario para preparar los platillos más elaborados, deliciosos y afrodisiacos que se te puedan ocurrir. Quiero que prepares en tu apartamento una escena romántica, con champaña fría y burbujeante, velas aromáticas, un ramo de rosas rojas y una cena espectacular. Compra todo para ello. ¿Entiendes?-
Preguntó Marcus con voz sensual.
-Si… Compraré todo lo necesario para preparar los platillos más elaborados, deliciosos y afrodisiacos que conozco… Prepararé en mi apartamento una escena romántica con champaña fría y burbujeante… Un ramo de rosas… Velas y una cena espectacular… Si…-
Volvió a acatar la sugestión de Marcus sin oponerse.
-Bien. Quiero que cuando tengas la cena lista, te bañes. Después deberás vestirte con la ropa nueva que comprarás. En lugar de ropa interior te pondrás el bañador. Y deseo que te perfumes y arregles de la manera más fabulosa que se te pueda ocurrir. ¿Entiendes?-
Pidió Marcus ya excitado al imaginarse la noche que estaba por venir.
-Si… Cuando termine la cena, me bañaré… Después me vestiré con la ropa nueva que compraré… Debo ponerme el bañador en lugar de la ropa interior… Después me perfumaré y arreglaré de la manera más fabulosa que se me pueda ocurrir… Si…-
Aceptó James esa nueva indicación.
-Perfecto. Cuando ya estés vestido y arreglado, te sentarás en el sofá de la sala. Te encontrarás ajeno a todo, únicamente atento al sonido del interfono de la calle. Abrirás a quien toque sin preguntar y volverás a tu sopor hasta que escuches que yo subo al pent-house. ¿entiendes?-
Inquirió Marcus.
-Si… Cuando ya esté vestido y arreglado, me sentaré en el sofá de la sala… Estaré ajeno a todo… únicamente atento al sonido del interfono de la calle. Abriré a quien toque sin preguntar… Y volveré a mi sopor hasta que te escuche subir al pent-house…-
Confirmó James sin dejar de girar su cabeza en exacta imitación del disco.
-Bien. Cuando me escuches entrar, te levantarás, tomarás el ramo de rosas, me lo entregarás y me besarás en la boca. ¿Entiendes?-
Volvió a cuestionar Marcus.
-Si… Cuando entres me levantaré… tomaré el ramo de rosas, te lo entregaré… Y…-
Admitió parcialmente los deseos extraños de Marcus, aunque su naturaleza heterosexual se resistió a sucumbir a la orden del beso.
-No, cuando yo entre, te levantarás, tomarás el ramo de rosas, me lo entregarás y me besarás en la boca. Repítelo completo.-
Dijo Marcus excitado por aquel inesperado destello de rebeldía.
-Si… Cuando entres me levantaré… Tomaré el ramo de rosas… Te lo entregaré Y yo… Hmmm… yo…-
Se interrumpió James, confundido e inconforme por tener que asumir aquella primera orden homosexual.
Marcus apretó un botón en la base del disco y este incrementó su destello y la velocidad de sus giros . -Te levantarás, tomarás el ramo de rosas, me lo entregarás y me besarás en la boca. Dilo.-
Recalcó Marcus una vez más la sugestión.
James comenzó a mover la cabeza en un esfuerzo por seguir e imitar los giros del disco, mientras los remolinos abarcaban esta vez toda la superficie de sus ojos. -Si… Cuando entres me levantaré… Tomaré el ramo de rosas… Te lo entregaré… Y te besaré en la boca… Si… Te besaré en la boca…-
Confirmó la sugestión al fin el hipnotizado guardaespaldas.
-Vale, vale, excelente. Ahora quiero que todo esto se grave en tu subconsciente. Voy a despertarte. No recordarás que te tuve hipnotizado, pero todas estas órdenes quedarán implantadas en tu mente y las cumplirás al pie de la letra, ¿entiendes?-
Indicó Marcus aquella sugestión final, mientras apagaba y guardaba el disco giratorio de vuelta en su maletín.
-Si… Vas a despertarme… No recordaré que me tuviste hipnotizado… Pero todas las órdenes las llevaré en la mente y las cumpliré al pie de la letra… Si…-
Afirmó James aún con la mirada perdida.
-Bien, contaré hasta tres y despertarás. 1, 2, 3 ¡Despierta ya!-
Terminó Marcus el trance con un sonoro chasquido de sus dedos.
James parpadeó desconcertado por unos segundos sin saber que había ocurrido. -¿Qué quieres que mire?-
Preguntó confundido y algo mareado por los efectos del disco hipnótico.
-Ah, sólo que ya es tarde. Salimos de la revista más tarde de lo que creíamos. Debes acelerar, o de lo contrario, ni tú, ni yo llegaremos a nuestros compromisos.-
Dijo Marcus con sorna.
-James observó el teléfono y comprobó que Marcus llevaba razón. -¡Joder!, estás en lo cierto. Abróchate bien el cinturón, ¡voy a darle, tenemos quince minutos!-
Exclamó James, al tiempo que encendía el auto y activaba la marcha.