Una mañana, ya pasados reyes, salia de casa de mis amigos Jorge y Ramón caliente como una perra, desde el polvo con los dos chicos en Canarias la víspera de nochebuena no me había vuelto a comer una polla, andaba dandole un vistazo a la agenda de mi móvil cuando vi el número de Jacinto, el puto viejo salvaje que prácticamente me violó debajo del puente cuando decidí venderme como una puta y que más tarde, en una sauna, tanto me hizo disfrutar, mi polla reaccionó a los recuerdos al instante.
-¿Jacinto?
-¿Quién es?
-¿Soy Einar?, ¿me recuerdas?
-¡claro que sí! ¡mi putita llorona!
-¿Podemos vernos?
-¿Que te pasa guarra? ¿Estás caliente?
-He pensado que podíamos tomarnos una cerveza.
-Vamos puton dímelo, dime que quieres mi polla.
-Eeehh yo solo…
-¡Vamos maricón! ¡dímelo!
-Quiero tu polla puto viejo cabrón.
-Te mando mi dirección, maricon, aligera, tengo un regalito para ti.
En ese momento me lo imaginé agarrándose el paquete.
Fui a mi casa, me coloqué la ropa que suelo usar para estas cosas, pantalón de chándal, camiseta y sudadera con capucha y antes de media hora estaba llamando al portero automático de su edificio, me abrió sin preguntar quien era y subí nervioso como puta primeriza, me había embadurnado bien el culo con lubricante por si acaso.
En cuanto se cerró la puerta detrás mia me agarró y me plantó un beso en la boca y me metió la lengua hasta la campanilla, me arranco la sudadera y la camiseta dejándome desnudo de cintura para arriba, me pellizcó los pezones, los mordió, me besó el cuello, me fue empujando por los hombros hasta que quedé de rodillas, se bajó el chándal y me metió la polla en la boca, me agarró por el pelo y empezó a follarmela.
– ¡chupa maricona! – me decía – ¡venga perra, trágate mi polla putón!
Y yo me la tragaba entera, hasta la campanilla, y me daban arcadas pero seguía comiéndomela mientras los pelos del pubis me hacían cosquillas en la nariz y sus huevos me daban en la barbilla.
– ¡ay!
Le di con los dientes sin querer, me la sacó de la boca y me dio una hostia en la cara que me la dejó ardiendo, no me dio tiempo ni a protestar, me la volvió a meter en la boca
-¡puta y torpe! ¡eres una maricona vieja que ni para comer pollas vale! Casi me corro por la humillación, la mejilla me ardía y yo seguía tragándome aquel vergajo, chupando y mamando como si me fuera la vida en ello.
-¡me corro puta, me corro!
Metió su polla en mi boca hasta los huevos mientras me tiraba del pelo y me agarraba por la barbilla
-¡ohhh! ¡puto maricón de mierda!
Me tenía asfixiado, y cuando creía que se iba a correr directamente en mi garganta sacó su polla y se corrió en mi cara, largó una buena cantidad de lefa, aquel hijo de puta soltaba leche como para hacer un colacao.
-¡no te mereces tragarte mi semilla, golfa! – continuaba agarrandome del pelo y con el nabo en la mano me restregó todo su semen por la cara.
-No amo, no me lo merezco – yo había aceptado sin problemas el papel de siervo de aquel cabronazo.
-¡límpialo puta de mierda! – y yo sumisa le limpié con mi boca toda la leche que le manchaba la polla y los cojones.
Me levantó del suelo tirándome del pelo, me hizo caminar delante de él hasta el dormitorio, allí me quito el pantalón del chándal y quedé desnudo. -¡tiendete en la cama boca abajo maricón y ábrete bien de piernas!
Hice lo que me dijo como la maricona sumisa en la que me convierto cuando me encuentro con un macho así, el viejo se colocó entre mis piernas, cogió la almohada, la colocó bajo mi vientre para que mantuviera el culo levantado y me abrió las nalgas para dejar mi ojete al descubierto
-¡puto maricón de mierda! ¡te has puesto cremita para que te folle bien el culo! ¡eres un puto maricón!
Me dio un azote que me hizo lanzar un lamento de dolor.
-¡aaay!
-¡no me extraña que tu mujer tenga que buscar pollas que la satisfagan maricón! ¡seguro que mas de una vez te has tragado la leche del que se la ha follado antes cuando te comías su coño!
Y mientras decía eso continuaba dándome azotes en las nalgas poniendomelas al rojo vivo y yo lanzaba no ya lamentos de dolor sino gemidos de placer.
Se puso sobre mí, yo tenía los cachetes del culo doloridos de los azotes y en esa posición me metió su polla hasta los huevos
-¡ay cabrón! ¡ya no es mi mujer, nos hemos divorciado!
-¡no me extraña puta! ¡este ojete se traga las pollas como si nada! ¡maricón! ¡seguro que en una competición entre tu exmujer y tú a ver quien se traga mas pollas ganabas tú, maricona!
Comenzó a moverse, metía y sacaba su polla de mi culo mientras me arrancaba gemidos de placer, ese nabo, el dolor y la humillación a la que me estaba sometiendo me tenían en extasis, me corrí sin poder evitarlo, un orgasmo intenso, que casi me hizo perder el conocimiento.
– ¿ya te has corrido puta? ¡que pena que te hayas divorciado! ¡un día de estos voy a tener que follarme a tu exmujer, y cuando le esté dando por el culo como a ti le voy a decir lo bien que me lo paso con el tuyo maricon! Continuaba metiendo y sacando su miembro sus huevos me golpeaban cada vez que me embestia, mi ojete ardía del castigo al que aquella polla lo estaba sometiendo, de pronto lanzó un alarido, se apretó contra mi y se corrió llenandome las entrañas de leche.
Tres días después Jacinto me llamó, quería verme, le dije que no podía acudir a su llamada cuando a él le diera la gana, que iría al dia siguiente… si podía, me castigó.
Cuando llegué a su casa me esperaba desnudo, tenia una fusta en la mano, me ordenó que me desnudara y me obligó a caminar a cuatro patas como su perra, me hizo lamerle los pies, me pisó el cuello y me meó, cara, espalda, culo…
-¡eres una puta perra, maricón de mierda! ¡esta es la única manera de que huelas a macho, putona! ¿sabe ya tu exmujer lo maricon que eres?
-no, no lo sabe.
-seguro que si, que sabe lo puta, lo zorra, lo maricón que eres, por eso te ha dejado perra por que no quería que pudieras robarle las pollas que quería para su coñito.
-eres un cabrón.
-lo sé guarra, por eso vienes a que te de por el culo, por que eres un punto esclavo que necesita a su amo.
Me obligó a limpiarle la polla con la lengua, tuve que lamer los últimos restos de orina que quedaban en ella, me agarró por el pelo y me la metió hasta la campanilla, sus huevos quedaron contra mi barbilla, me daban arcadas y creía que me asfixiaba, se me saltaban las lágrimas.
-¡traga mamona!, ¡puta golfa!
Comenzó a moverse metiéndome y sacándome el nabo de la boca, se me salía una baba espesa que me caía por el pecho
-¡me corro puta, me corrooo!
Me metió de nuevo la polla hasta la garganta y empezó a correrse, tuve que tragarme la leche para no atragantarme.
-¿te ha gustado el biberón, maricón de mierda? ¡pues ahora comeme el culo, puta!
Se dio la vuelta y me presentó el culo, metí la cara entre las nalgas y comencé a lamerlo, se lo llené de baba y se lo folle con la lengua, se comerme un culo y me estaba comiendo aquel con todas mis ganas, pero él no pensaba así.
-¿a ésto le llamas comerse un culo, puta? ¿Te ríes de mi, maricón? ¡te vas a enterar maricona! ¡tiendete en el suelo boca abajo, perra!
Hice lo que me ordenaba y comenzó a azotarme con la fusta, las plantas de los pies, las pantorrillas, los muslos, las nalgas, la espalda… y a cada azote a mi se me escapaba un gemido por que la mezcla de placer y dolor era tan intensa que tenía mi polla a punto de reventar.
-¡oh! ¡ay!
-¡eres una perra, gozas con el dolor, puta, ponte a cuatro patas, maricón!
Obedeci su orden, se puso entre mis piernas y con los pies me obligó a abrirme, con la punta de la fusta acarició mi ojete y mis huevos.
-¡qué maricona eres! ¡cuánto voy a disfrutar contigo cerda!
Me dio un nuevo azote en las nalgas y me puso lubricante en el culo metiéndome los dedos, yo me estremecía de gusto.
-¡follame ya por favor! – yo le suplicaba casi llorando
-¡cállate puto marica de mierda!
Me dio un azote con la mano y me metió en el culo el mango de la fusta dejándolo allí.
-¡te follare cuando a mi me salga de los huevos, perra, menea el rabo, perrita, vamos!
Empezó a mearme de nuevo mientras se reía a carcajadas viendo como se movía la fusta cuando yo movía el culo.
-ahora quiero que te hagas una paja golfa, venga puto marica, pajeate.
La verdad es que no tuve que menearmela mucho, me corrí enseguida.
-¡si amo si!
-¡además de maricón eres eyaculador precoz! ¡no tienes desperdicio maricona! ahora vístete y lárgate de aquí, no pienso follarme tu asqueroso culo de perra salida.
Me vestí y me fui humillado pero aprendí la lección, hoy me ha llamado y he acudido de inmediato, me ha vuelto a humillar igual pero hoy me ha follado, me ha regalado su polla y he vuelto a casa con el culo al rojo rezumando leche, notando el escozor que te queda en el esfinter cuando te lo folla un buen nabo.