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Escapada a la montaña con mi madre (XII)
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Tiempo de lectura: 25 minutos

Se acercaba la hora de cenar, pero mi cabeza solo podía estar en un sitio, con la misma idea rondando una y otra vez. Las dudas comenzaban a asaltarme, y no eran pocas precisamente. Sí claro, por un lado la idea de ver a mi madre en medio de un gangbang, rodeada de tíos usándola como un juguete sexual… Dios, escrito sé que suena horrible, pero muchos me comprenderéis cuando digo que hay como un morbo especial en eso. Obviamente yo respeto a mi madre con toda mi alma, y es la única persona en el mundo por la que daría mi vida (lo siento papá). Y vamos, sobra decir que no podría soportar ver a alguien tratándola mal. Contradictorio, pensaréis algunos. Y no os falta razón claro, pero precisamente esa es la gracia.

En el sexo mientras todo sea consensuado y hablado de antemano por ambas partes, podríamos decir que todo vale, y el tratar en la cama de forma dominante a una persona a la que en el día a día respetas a más no poder, eso queridos amigos, es una de las magias del sexo. La cosa son los contrastes, por ejemplo, mirad el caso contrario, el de mi madre. Es una madre, con todo lo que ello conlleva, es decir, una mujer que vela por su familia, pero que ante todo es una figura de autoridad inamovible. Y sin embargo ahí la tenéis, rogándole a su propio hijo que se la folle duro y pidiendo prácticamente a gritos que este mismo la someta, convirtiéndola así en un mero juguete sexual.

Obviamente por esto y por muchas más cosas, la idea de ver como varios tíos la someten de esa manera (además ordenado por mi) era de lo que más cachondo me podría poner en este mundo, pero claro, ¿qué pensaría mi madre de todo esto? Sé perfectamente que ella lo disfrutaría como nadie, pero de la fantasía a la realidad hay un gran paso. Además, el factor fundamental aquí era mi padre, ya que aunque lo que hayamos hecho hasta ahora a ojos de mucha gente pueda parecer lo más horrible del mundo, ir a un bar expresamente a follar con cuantos más tíos mejor es algo quizá demasiado premeditado. ¿Y si al proponerle esto ella se enfadaba y decidía cortar nuestra relación?

Al fin y al cabo era solo una noche la que nos quedaba de vacaciones, y supuestamente una vez regresáramos a casa todo esto debía terminar. Y digo supuestamente porque mi cabeza todavía no quería procesar eso. Ya no solo por el sexo, que obviamente jugaba un papel fundamental, si no por el resto de cosas que lo rodean. Es decir, dejar de dar besos de buenos días… apartar a un lado las caricias y los toqueteos furtivos… En fin, esas muestras de cariño propias de las parejas.

En ese momento escuché como mi madre me llamaba para cenar desde la planta baja. Me había quedado tan absorto en mis pensamientos que ya daban casi las 21:30. Me levanté de un salto de la cama y abrí la puerta completamente decidido. Se habían acabado las comeduras de cabeza, si era cierto que esa iba a ser nuestra última noche en esta retorcida relación incestuosa, tenía que jugármela para que fuera lo más legendaria posible.

Una vez abajo me encontré con mi madre preparando la mesa del comedor. Colocando los platos y los cubiertos alrededor de una ensalada de pasta, la cual tenía una pinta increíble. No tan increíble eso sí como ella, la cual como ya era costumbre lucía impresionante. Tenía su preciosa melena recogida en un moño casual bastante sexy, mientras que puesto llevaba uno de sus típicos camisones de seda, esta vez color lila clarito. Sobra decir que obviamente lo que más destacaban eran sus imponentes tetas, ya que aunque el camisón no llevara nada de escote, la fina tela permitía que estas se marcaran tambaleándose con sus movimientos a la perfección, pudiendo ver sus pezones como si prácticamente no llevara nada.

Nos saludamos con un piquito y nos sentamos dispuestos a cenar. El ambiente era de lo más relajado, pero los nervios no paraban de atormentarme. No hablamos demasiado en lo referente a sexo, simplemente charlábamos sobre varios temas banales de forma distendida, lo cual no me animaba mucho precisamente a sacar el tema. Tenía la cabeza en cualquier lado menos en la conversación, por lo que mi madre no tardó demasiado tiempo en darse cuenta de que algo me rondaba por la mente.

-Hey cielo -mientras me acariciaba la mano- ¿estas bien? Te noto como distraído.

-Eeeh… Sí sí, todo bien tranquila -dije yo sonriente intentado no preocuparla-.

-Venga hombre, que las madres no somos tontas -decía ella divertida-. Vamos cuéntame qué ronda por esa cabecita.

-Puees… Nada verás, es una idea a la que le he estado dando vueltas desde hace un rato.

-Mmm… Interesante. Y de qué trata cuéntame.

-Bueno tiene que ver con el vídeo que vimos antes, ya sabes, el del ''gangbang''.

-Uuy. Sabía yo que iba a tener algo que ver con eso. Pues mira antes de que digas nada -dijo ella acercándose hacia mi oído mientras comenzaba a acariciar mi muslo-, estoy deseando volver a probar lo que hicimos hace un rato…

-Yo… yo también mamá… -en ese momento pensé en dejar a un lado la idea y tirarme sobre ella, pero tenía un plan y había que mantener la mente fría-. Pero, ¿no preferirías hacerlo bien esta vez?

Estas palabras hicieron que mi madre se cortara un poco, apartando su mano de mi pierna y volviendo a sentarse en su silla.

-¿Cómo bien? No se a que te refieres cielo -obviamente por su tono de voz sabía perfectamente a lo que me refería-.

-Pues eso, bien hecho. Es decir… Ya sabes… Como en el vídeo -su cara era un poema-. O sea quiero decir, es solo si te apetece, he estado buscando información por internet y…

-Pero hijo -me interrumpieron sus palabras-. ¿Me estás proponiendo lo que creo que me estás proponiendo?

-Sí mamá ya te lo he dicho, como en el vídeo. Te estoy ofreciendo experimentar un ''gangbang''.

-Pe… pero… Yo… Yo no sé si podría hacer algo así…

-Ya lo sé, -esta vez fui yo quien interrumpió- por eso dudaba en si decírtelo. Sé que es algo muy fuerte, y que igual te sentías culpable por papá.

-No cariño, no es en papá en quien pienso ahora mismo. Obviamente estaría fatal y sería una falta de respeto horrible hacia él, pero a estas alturas creo que he hecho cosas peores -dijo señalándome de arriba a abajo, provocando en mi una leve sonrisa-. Estoy pensando en ti cielo. Puede que suene estúpido, pero acostarme con otra gente ahora mismo, no sé, sería como… Como ponerte los cuernos…

-Ay mamá… -dije dándole un abrazo-. Tranquila cariño, sé como te sientes, porque yo siento exactamente lo mismo. Creo que no podría acostarme con nadie más y, sinceramente, sí que me pondría un poquito celoso que tú lo hicieras con otra persona.

En ese momento ella iba a comenzar a hablar, pero a sabiendas de lo que me iba a decir decidí cortarla y continuar mi discurso.

-Sé lo que me vas a decir, pero escucha. Si bien es cierto que me entran celos al imaginarte con otra persona, también me pone extremadamente cachondo imaginarte rodeada de tíos… Follándote -en ese momento su cara cambio, pasando de una expresión preocupada, a una algo mas libidinosa-, y además sé, -dije acercando mi mano por la cara interior de unos de sus muslos, aproximándome peligrosamente a su desnuda entrepierna- que tu te mueres porque algo así pase.

-Cielo… Aahh… -mi mano acariciaba a ratos su coño-. Si te soy sincera ya sabes que me pone demasiado cachonda la idea. Pero es una fantasía, solo eso… ¿Cómo vamos a organizar algo así en tan poco tiempo? Ya sabes que una vez volvamos…

-Lo se amor, pero por eso no te preocupes, yo me encargo de todo. He buscado por internet y hay un sitio donde organizan cosas del estilo, y lo mejor de todo es que está apenas a una hora en coche.

-Dios cielo no sé… Esto igual es demasiado locura. ¿Y si nos ve alguien?

-Es un sitio muy discreto no te preocupes. Tú confía en mi, voy a dejarlo todo organizado para que estés lo más cómoda posible cariño. Pero bueno, de momento, ¿habrá que buscarte un modelito no? Quiero que esos hombres se peguen por mi mujer… -Según acabé la frase me acerqué a su boca, comenzando un rico y apasionado morreo mientras mis dedos se clavaban completamente en su coño-.

-Agh… -gemía ella separándose de mis labios, mientras con sus manos sujetaba mi muñeca-. Joder cielo… Sé que esto es una locura… Pero… Pero… Agggh… -no pudo terminar la frase, ya que mis dedos comenzaron a tomar mejor ritmo, mientras que mi mano libre le agarraba uno de sus pechos por encima del fino camisón-.

-Hoy vas a disfrutar como nunca en tu vida amor… -decía mientras pellizcaba unos de sus pezones-. Me voy a encargar de que nunca olvides esta noche… Pero primero, toca que elijamos ropa -dije yo levantándome y dejándola a medias de un inminente orgasmo-.

-No me jodas… ¿En serio me vas a dejar así? Vamos cielo… Mami necesita correrse… -Decía ella levantándose hacia mí, cogiendo una de mis manos y llevándola de nuevo hacia su entrepierna, todo esto con su voz de niña buena, sabiendo lo mucho que me pone-.

-Y claro que te vas a correr cariño… De hecho hoy te vas a correr como no te has corrido en tu vida -decía yo acariciándole la barbilla-. Y por eso mismo, quiero dejarte así. ¿Sabes por qué?

-¿Por qué amor? -Su voz sonaba de lo más caliente posible-.

-Para que tu coño esté bien preparadito, porque hoy, te van a follar hasta que te desmayes… -dicho esto pegué su cuerpo contra el mío y le planté un sucio morreo, morreo en el cual ambos mezclamos nuestras lenguas todo lo que pudimos y más-. Ahora sé buena, y sube a buscar algo bien sexy para la ocasión.

-Joder… No sé cómo he aguantado tanto tiempo sin alguien que me ponga tan cachonda…

Mientras decía esto, pude ver como subía las escaleras en dirección a su habitación, por lo que era mi momento de dejar todo bien preparado. Cogí el móvil y me puse a investigar de nuevo en las páginas que ya había visitado hacía un rato. Decidí crearme una cuenta y mandarle un mensaje privado a ese usuario, el que hablaba sobre el pub situado bajo el hotel. Se veía que era bastante conocedor del asunto, por lo que toda información que me pudiera dar me sería útil, pero además necesitaba alguna forma de entrar al sitio en sí, ya que en el post mencionaba que necesitabas ser conocedor de una especie de contraseña, o bien entrar por invitación.

Por suerte y para mi sorpresa, el usuario no tardó en contestarme.

-Buenas!! Verás estaba buscando información sobre locales de intercambio, y al ver tu post me he animado a escribirte, ya que parece que sabes bastante sobre el tema. ¿Me podrías orientar un poquito?

-Heey qué tal! Si claro, no eres el primero que me escribe buscando más info tranquilo jajaja. Coméntame, ¿qué estabas buscando concretamente?

-Bueno verás, mi novia y yo llevamos interesados en el rollo de los gangbangs desde hace un tiempo, y he visto que mencionabas una especie de pub donde se podían probar cosas del estilo, el que estaba debajo del hotel ya sabes.

-Sii claro! Un sitio muy muy interesante. Además para primerizos en estas experiencias está muy bien, porque es un sitio muy elegante y nada basto, como que no asusta de primeras sabes jajaja.

-Pues es justo lo que andábamos buscando!! Queremos probar cosas nuevas pero tampoco meternos de lleno en lo más loco claro jajaja.

-Claro claro, yo cuando empecé la verdad es que estaba cagado jajaja. Pero na luego ves que es un mundo increíble, buen rollo por todos lados vaya. ¿Y para cuando tenías pensado ir?

-Bueno ahí está la cosa. Estamos de paso por la zona y nos hemos decidido hace bien poco, de hecho nos gustaría probar esta misma noche.

-¿¿Esta noche?? Buf eso si que va a estar complicado. Normalmente para nuevos hay una semana o dos de lista de espera.

-Oh que pena… Pues entonces difícil, porque mañana mismo nos vamos jajaja.

-¿En serio? ¿Mañana? Joder pues vaya faena… Mmmm… Oye, ¿puedo preguntaros la edad? Si no es mucha indiscreción vaya.

-Si claro sin problema! Yo tengo 26 y mi chica 47 -tuve que mentir un poco en la edad para que no sonara tan loco el asunto-.

-¡Wow! Sin duda una pareja inusual jajaja. Pues mira si te soy sincero, tengo un contacto que trabaja ahí, y os podría intentar colar para esta noche, pero cosas tan de golpe es complicado que las acepten. ¿Podría hacerte un par de preguntillas antes?

-¡Sí claro! Sin problema pregunta lo que quieras.

-Vale no sé si has leído el post entero, pero hay varias formas de ir. Lo primero sería saber que roles lleváis cada uno.

-Sí sí, me lo leí entero tranqui. Pues verás ella sería la que ''recibiría'' por así decirlo, y yo sinceramente no tengo muy claro si participar o no, la verdad es que todavía no lo he decidido.

-Vale tranquilo, con eso es suficiente de momento, de hecho lo importante casi siempre es saber quien va a recibir, como tú bien dices, ya que el que la otra parte participe o se mantenga al margen no influye demasiado. Vale pues sabiendo que es ella la parte recibidora te tendría que hacer otra pregunta, aunque esta es un pelín mas comprometida, espero que no te importe.

-No claro claro, tú pregunta lo que necesites vaya, no te cortes.

-Te lo agradezco, es que nunca sabes como de abierta es la otra persona al tratar estos temas jajaja. Bueno pues el tema es que tendría que preguntarte por los atributos físicos de tu pareja. Verás sé que suena un poco feo, pero para invitaciones de última hora suelen fijarse bastante en lo que es el físico, ya que al tratarse de algo extraordinario deben asegurarse de que va a funcionar en la sala, no sé si me explico.

-Sí sí claro, lo entiendo. Pues mira si te soy sincero, extraordinario es la palabra perfecta para describir a mi chica. Ya que veo que estamos en confianza voy a hablar sin tapujos. Rubia, buenos pechos, un cuerpo maduro pero firme, caderas de infarto. Lo que es una MILF en toda regla, no te voy a mentir. Por no hablar de que es una de las mujeres mas preciosas que he visto de cara. Créeme amigo, si la vieras en la vida real no podrías articular palabra -igual me había venido un poco arriba, pero visto lo visto tenía que jugar todas mis cartas, además, tampoco estaba diciendo ninguna mentira precisamente-.

-Wow… La verdad que me dejas sin palabras. No es que aparezcan muchas mujeres con esa descripción no te voy a mentir, pero sin duda para que un chaval de tu edad ande con una mujer madura, debe de estar de infarto.

-Infarto es poco, te lo aseguro.

-Pues amigo, no quiero crearte ilusiones, pero por lo que me estás diciendo me da a mi que no lo vais a tener precisamente complicado para entrar. Además últimamente hay muchos chavales relativamente jóvenes por la sala, y esos la mayoría de las veces van ahí buscando mujeres como la que me acabas de describir. Mira ahora mismo voy a llamar a mi colega y veré qué puedo hacer, pero yo de vosotros me iría arreglando. En cuanto sepa algo te aviso por aquí.

-¡Mil gracias tío! Voy a comentárselo ahora mismo a mi chica. ¡Espero tu mensaje!

No me lo creía. ¿Esto era real? ¿Estaba apenas a unas horas de acompañar a mi madre a un gangbang? ¡¿Qué?! Mi cerebro apenas podía procesarlo, pero ahora no era momento de quedarse en las nubes, sino de prepararse para aquella magnífica noche que nos esperaba. Según bloqueé el móvil me dispuse a subir a la habitación de mi madre para darle la noticia y de paso, ayudarla a elegir conjunto. Al abrir la puerta me la encontré prácticamente desnuda, con unas medias negras algo translúcidas, las cuales le cubrían casi todas las piernas, llegando hasta su entrepierna y realzando así su perfecto culo. Por otro lado el resto de la ropa se encontraba encima de la cama, prácticamente toda sacada de su maleta y hecha un revoltijo.

-Ey cariño, ¿qué tal? ¿Todo bien? -dijo en un tono nervioso de la que se acercaba a darme un beso. Se notaba que estaba un poquillo alterada-. Verás me he puesto estas medias pero no sé que más debería ponerme. ¿Cómo es el sitio? ¿Hay algún tipo de código de vestimenta?

-Mamá tranquila, estas demasiado nerviosa.

-Claro es que si vamos en coche igual debería maquillarme al llegar. ¿Será mejor que lleve tacones o plano? Es que los tacones creo que me realzan la figura, pero en plano también estoy coqueta, y además iré más cómoda.

-Mamá, ¡mamá! Tranquilizate por dios -dije acercándome a ella y cogiéndola de las manos-. Por favor mírate, estás revolucionadísima. Ven siéntate -ambos nos sentamos a los pies de la cama-. ¿Vas a decirme qué te pasa?

-¿Que qué me pasa? Pues que esto es demasiado fuerte. O sea, quiero hacerlo, estoy totalmente segura de que quiero hacerlo, es más, me muero de ganas de que llegue la hora. Pero es lo que te dije cenando, una cosa es imaginártelo y otra enfrentarte a ello.

-En normal que estés nerviosa cariño. Yo también lo estoy, y eso que mi papel es mucho más secundario que el tuyo que digamos -dije en tono animado, haciendo que mi madre liberara un poco tensiones-. Mira tranquila, me he informado bien y ya esta todo encaminado. El sitio es un bar muy normal, no pienses que nos vamos a meter en ningún antro de mala muerte, de hecho por fotos que he visto parece hasta un poco elegante y todo. Pero no te obsesiones con qué llevar, ya sabes que estás preciosa con cada cosa que te pones -este comentario despertó una mueca de ternura en mi madre, la cual acompañó con un beso en mi mejilla-.

-Eres un amor cielo, siempre usas las palabras correctas para hacerme sentir bien. Pero entonces, ¿dices que ya lo tienes todo mirado? Es que yo no tengo ni idea de como van estos temas. ¿Hay que contactar de alguna manera con el sitio o cómo es?

-Sí bueno algo así, de hecho estoy pendiente de la confirmación, pero vaya que todo pinta genial. Y por la ropa no te preocupes, en serio. De hecho… Puestos a preocuparme por algo relacionado con la ropa, yo me preocuparía por la interior. Al fin y al cabo ¿quieres estar sexy para tus acompañantes de hoy, no?

-Dicho así… Pero bueno… Supongo que sí, claro -dijo algo sonrojada-. Había pensado en llevar el conjunto que me compraste, ya sabes, este blanco de encaje. O si no alguno de mis conjuntos de sujetador de braguitas combinados con estas medias. ¿El rojo quizás? -dijo cogiendo el sujetador y probándoselo por encima-. Pero no sé, igual queda muy soso.

-Bueno… Creo que es hora de contarte un secreto…

-Uy… No sé si ese tonito me asusta o me encanta… ¿Se puede saber a que secreto te refieres? -dijo ella con sonrisa de circunstancia y poniendo los brazos en jarra-.

-Bueeno… ¿Te acuerdas de los regalitos que te di? Los del sex shop.

-Claro que me acuerdo. Es más, creo recordar que en mí turno de dominación te ordené que me dieras todos. ¿No es así?

-Correcto correcto, veo que te acuerdas. Pues verás… La cosa es que me guardé uno para una ocasión especial, y… Bueno… Creo que especial se queda corto en este caso.

-¡Serás…! -Dijo riéndose mientras me lanzaba el sostén rojo-. ¿En serio te guardaste uno? Se suponía que cuando uno dominaba el otro no podía negarse. ¡Tramposo!

-Lo see… Lo seee… Pero si te lo hubiera dado en ese momento se hubiera quitado toda la gracia. Además, gracias a eso hoy podrás estrenar un modelito del que no tenias ni idea. ¿No es genial? -decía yo entre risas-.

-Hmm… Bueno pero que sepas que esta te la guardo. De hecho vas a estar una semana castigado sin sexo ninguno.

-Claaro como si lo fueras a cumplir. Sabes perfectamente que eso sería tan castigo para ti como para mí. Ademas, ¿en dos semanas ya estaríamos en casa no? ¿O sea que quieres…?

-¡Bueno! ¿Me traes ya mi conjunto o no?

Yo simplemente asentí con la cabeza y fui directo a mi cuarto. ¿De verdad ella tenía en la cabeza el continuar con esto aún volviendo a casa? Es cierto que mi padre muchas veces se tiraba días, incluso semanas fuera, por lo que podría ser más o menos viable seguir con nuestra relación sin que nadie sospechara nada. Pero, ¿y los vecinos? En algún momento alguno fijo que escucharía algo. Muchas preguntas y posibilidades asaltaban mi cabeza en este momento, pero no podía perder el tiempo con ellas. Llegué a mi cuarto dispuesto a coger la bolsita que contenía el conjunto, la cual había guardado encima del armario, cuando una notificación sonó en mi móvil. Efectivamente y para mi suerte, era el mensaje que estaba esperando.

-Buenas tio! Os lo he conseguido, de hecho están encantados de que os paséis por allí! La sala abre a las 00:00, y suelen cerrar sobre las 06:00 más o menos, pero vaya depende de la peña que haya y tal. El protocolo es muy fácil, simplemente tenéis que entrar al bar como cualquier otro cliente. Una vez dentro, veréis una puerta tapada por una cortina que pone ''acceso huéspedes''. Ahí encontraréis a un figurín trajeado custodiando la puerta. Lo único que tenéis que decirle para pasar es: ''Hola buenas, hemos perdido la llave de nuestra suit matrimonial de la quinta planta, ¿nos podrían dar una copia?'' Sé que es mu peliculero, pero así funciona esta gente jajaja. Nada, una vez hecho esto podréis pasar y él mismo os indicará el camino. A disfrutar campeones!! Por cierto cualquier cosilla escríbeme y te doy algo más de info, consejo o lo que necesitéis.

Perfecto, todo marchaba sobre ruedas. Tras esto decidí mandarle un mensaje para darle mil gracias, y de paso pedirle alguna indicación más del funcionamiento, así lo podría ir leyendo y comentando con mi madre en el coche. Hecho esto ahora sí, cogí el conjunto y volví con ella.

-¡Aqui lo traigo! -Dije entrando por la puerta con la bolsa en mano-.

-¡Ay, que ganas! ¿Cómo es? ¿Se parece al blanco? ¿También tiene ligueros?

-Bueeno, la verdad es que puede que algo tengan en común, pero es un pelín distinto.

-¿Cómo de distinto?

-Pues bastante distinto. De hecho no sé hasta qué punto se le podía llamar ''ropa'' interior -dije haciendo énfasis en el ''ropa''-.

-Suena interesante… A ver, a ver, déjame verlo -se la notaba entusiasmada-.

Tras esto decidí sacarlo de la bolsa. El conjunto en sí no es que fuera un conjunto como tal, ya que solamente estaba compuesto por una pieza. Era como una especia de body, como un arnés de cuerpo entero formado por tiras, ya que ninguna parte de este tapaba zonas como los pechos, el culo, o la vagina, simplemente las rodeaban, quedando estos totalmente expuestos, dando un efecto, efectivamente, algo parecido al otro conjunto blanco, realzando zonas como las tetas pero de una manera mucho más reveladora.

-Oye… ¿Y cómo se supone que se pone esto? -Decía ella divertida, intentando desenredar ese manojo de cuerdas negras-.

-Pues debe ser un poco complicado, pero mira, en la bolsa trae un manual y todo.

El manual era apenas un pequeño folleto que te daba una serie de pasos para poder colocarte el arnés sin fallecer en el intento. En la portada salía el cuerpo de una chica luciéndolo, algo más delgada que mi madre, pero con las mismas proporciones de pecho más o menos.

-¿Y esto se supone que me va a quedar así? -Sin duda su tono sonaba bastante entusiasmado-.

-Pues eso se supone. Bueno claro, a ti te quedará mis veces mejor, eso seguro.

-Ay que zalamero eres… -decía acariciándome la mejilla-. ¿Y de talla crees que me irá bien?

-Bueno era talla única. Se supone que el material se estira y se adapta bastante bien. ¿Ves? -dije yo estilando la tela, la cual efectivamente daba bastante de si-.

-Bueno pues supongo que no será tan complicado de poner. ¿Y cómo crees que quedaría mejor?¿Con las medias o sin ellas?

-Hombre pues puedes probar de las dos maneras. Por la foto parece que varias tiras bajan un poco por los muslos, así que igual mejor sin ellas, ¿no? Pero bueno eso ya como más sexy te veas tú cariño.

-¡Pues probaré de las dos formas sí! -decía mirándose al espejo emocionada-. Pero oye hijo, este conjunto… Bueno lo compraste para nosotros, ¿no? Quiero decir… Lo compraste para que yo lo utilizara contigo. ¿Estás seguro que quieres que lo utilice hoy? Ya sabes… Con otros hombres… -Sin duda su preocupación era sincera-.

-Ay amor… Gracias por pensar en mí de esta manera. Eres demasiado buena… -dije acercándome a ella, acariciándole la cara mientras con la otra mano le apartaba el pelo de esta-. Pero creo que estás un poco confundida -su cara se mostraba confusa-.

-¿Confundida? ¿En qué cielo?

-Pues verás cariño… Hoy, no te vas a poner esa lencería para esos hombres… Te la vas a poner para mí -la mano que acariciaba la mejilla comenzaba a bajar hasta su cuello-. No te vas a correr para esos hombres… Te vas a correr para mí -comenzaba a agarrarla del cuello-. Hoy, no te vas a follar a esos hombres para que disfruten… Te los vas a follar para que yo, disfrute -la otra mano que acariciaba su pelo, recogió este mismo en un puño, sujetándola así firmemente tanto por su melena como por su cuello-. Todos esos tíos se van a correr encima tuyo, pero no por su disfrute… Si no por el mío… Para poder verte bien llenita de leche, y de cuantos mas hombres mejor. ¿Lo has entendido, mamá?

-Sii… A mami le ha quedado muuy claro cariño… -Decía con voz lujuriosa mientras con la cabeza asentía lentamente-.

-¿Ah si? Entonces dime… ¿De quién eres?

-Tuya amor…

-Así me gusta… ¿Y de quién es tu culo cariño?

-Tuyo cielo… Solo tuyo…

-Exacto… ¿Y tus tetas?

-Tuyas… Son sólo de mi hijo…

-¿Y tu coño? Vamos, dime de quien es tu precioso coño…

-Tuyo cariño… Tuyo para que hagas con él lo que quieras… -dijo con una voz completamente depravada-.

-Entonces supongo, que tu preciosa boca también es mía, ¿me equivoco?

-No te equivocas amor… Es tuya… Tuya y de nadie más…

Apenas le di tiempo a terminar la frase cuando me abalancé a comerle la boca. Sentía que mi polla iba a reventar. Mis manos seguían ahorcándola e inmovilizándola, mientras nuestras lenguas danzaban en un guarro, brusco y salivado morreo, el cual sentía que podría durar por los siglos de los siglos. Pero como todo en esta vida, llegó a su fin, siendo mi madre sorprendentemente la primera en apartarse.

-Hijo… Necesito… -se notaba que estaba bastante agitada-. Necesito pedirte una cosa…

-Claro mami… Puedes pedirme lo que quieras cariño…

-Por favor… Tengo demasiadas ganas de… De hacer una cosa…

-Pídemelo sin miedo amor…

-Por favor cariño… ¿Puede… ¿Puede mamá chuparte la polla…? -dijo con una voz casi susurrante mientras me miraba desde abajo fijamente a los ojos-.

Yo ante esta pregunta no tuve otra opción que aceptar sus ruegos. Tras esto me separé de ella, desprendiéndome de mi ropa y sentándome en la cama. Una vez acomodado, miré a mi madre, la cual permanecía de pie delante mío, y le hice un gesto con la mirada, señalándome mi erecto pene, el cual estaba duro como nunca (o mejor dicho, como siempre, siempre y cuando se tratara de mi madre). Tras recibir mi orden, se recogió el pelo en una coleta improvisada, mientras se arrodillaba a los pies de la cama, dejando a la altura perfecta mi polla de su boca. De esta manera escupió sobre esta y, sin preliminar alguno, se la introdujo hasta lo mas hondo, ocasionando un pequeño sonido de arcada y haciéndome sentir cada rincón de su garganta. Empezó de esta manera una mamada totalmente desatada, la cual iba alternando entre gargantas profundas y salivadas pajas, momentos que aprovechaba para recuperar un poco de aire.

Pasados varios minutos sentía que iba a reventar. Mi madre seguía chupando y chupando, pareciendo incluso por momentos estar poseída por algún tipo de demonio lujurioso. Pero no, ese no era ningún demonio, era la depravación de una madre totalmente sometida al incesto con su propio hijo. Yo no aguantaría mucho más, quería correrme, y por mucho que me gustara correrme en su boca, esta vez necesitaba algo mejor. Sin pensármelo dos veces y presa del deseo, la agarré del pelo, cortando su rica y salivada mamada y poniéndola de pie para, acto seguido, tirarla sin cuidado ninguno sobre la cama. Ella captó al instante lo que estaba pasando, e instintivamente se puso a cuatro patas, con su cabeza apoyada sobre el montón de ropa, y su espalda completamente arqueada, haciendo que su culo quedara en perfecta posición. Si yo ya iba loco, la imagen de mi madre meneando el culo esperando a ser ensartada me puso completamente malo, por lo que metí mi polla lo más rápido que pude en su coño, el cual estaba tan mojado que se sintió como un cuchillo caliente cortando mantequilla. Nada más meterla ambos soltamos un gemido de puro placer, comenzando así una follada dura y rápida.

-Aggh… Joder así hijo así… Dios llevo toda la noche deseando esto… ¡Más..! ¡Dame más fuerte!

-¿Te gusta eh? Agghhh… Sabía que chuparle la polla a tu hijo no iba a ser suficiente para ti… ¿Verdad mami? -dije mientras le soltaba un par de azotes en ese gran y precioso culo, el cual rebotaba una y otra vez sobre mis caderas-.

-Aah… No amor… Uf… Sabes que mami siempre necesita que te la folles así rico… ¡Aghhh…!

Si bien hacía unos instantes estaba a punto de correrme en la boca de mi madre, el cambio de posición me había dado el tiempo suficiente para refrescarme, por lo que ahora bombeaba con total seguridad de que iba a ser ella la primera en alcanzar el orgasmo. Y efectivamente, así sucedió. Pasados apenas un par de minutos mi madre comenzó a anunciar su inminente corrida, por lo que yo aceleré aún más el ritmo, agarrándola de la nuca y pegándole la cabeza al colchón. Después de un par de embestidas pude notar como su vagina comenzaba a contraerse entre espasmos, y como sus piernas temblaban de puro placer, mientras sus gritos inundaban la habitación. Ella se había corrido, pero a mí todavía me faltaba un poco, por lo que decidí no detener mi labor. Podría haber hecho que me la chupara, o haberla sacado para pajearme y acabar sobre ella, pero no quería eso, quería correrme dentro, y era lo que iba a hacer. Después de bajar un poco la velocidad de mis penetraciones, estas fueron recobrando poco a poco el ritmo.

-Aay… Cariño… Cariño dame un segundo…

Decía mi madre intentando recobrar el aliento, palabras que yo ignoré por completo. De hecho solo me dieron ganas de seguir más, porque sabía que cuando ella se acababa de correr, podía encadenar un segundo orgasmo en cuestión de segundos.

-Cielo por favor…. Dame… Agh… Dame un segunditooaagghh…

-Aaggh… -yo hacía caso omiso-.

-Cariño… Porfa… Si sigues así… Aggh jodeer…

-¿No querías correrte mami? Pues venga… Córrete otra vez para mi… Córrete para tu amo… -Dije agarrándola de la coleta y tirando de ella hacia mi, haciendo que su espalda topara contra mi pecho, lo cual sin duda por como apretó su coño, pude sentir que le encantaba-.

-Aaagh sii… Quiero correrme para mi amo… Por favor cariño… ¡Aaaagh por favorr..! ¡Haz que tu puta se corra…! -Una vez más, esas palabras me volvieron loco. Tras esto la solté del pelo, bajando mi mano por su vientre, hasta toparme directo con su clítoris, el cual comencé a frotar haciendo que se volviera loca de placer. Por otro lado mi mano restante consiguió atrapar con fuerza una de sus tetas, las cuales botaban completamente descontroladas.

-¡Aaaggh! Así… Así cariño, ¡así, así, así! Aaay joder que rico cielo…

-Pues esto no es nada comparado con lo que te espera hoy… Aaaah joder… Ahora mismo estás pensando en todos eso tíos follándote, ¿verdad? Aah… -Decía yo pegado a su oreja-.

-Siii… Dios me voy a follar a todos los que pueda… Aaagh… Voy a dejar que me revienten por todos laaahhh-doss…

-¿Eso será si yo te dejo, ver… ¡Aaaghh…! ¿…verdad…?

-Claro cariño… Mami es solo tuya… Aaaghh… Sabes que eres mi amo… Puedes hacer con mi coño todo lo que tú… ¡Aaaagh jo-derrr! ¡Todo lo que tú quieras hijo!

-Aaagh… Pues de momento voy a follarme este coño… Aaagh… Voy a hacer que el coño de mi puta se corra para mí…

Tras esto volví a tirarla sobre la cama, apoyando su cara de nuevo contra el colchón pero esta vez poniéndole los brazos a la espalda, como su estuviera esposada, quedando de esta manera totalmente inmovilizada. Yo por mi parte apoyé uno de los pies en la cama, tomando un mejor angulo para poder ensartarla completamente con mi polla, la cual a este ritmo iba a explotar un mar de corrida en cualquier momento.

-¡Aaay! ¡Así cariño, así! Jooo-der la siento toda… ¡La siento toda, la siento todaagh!

-Vamos cerda… Ahhh… Córrete.. ¡Córrete para mí!

-Aahhh sii… Me corro cariño… Dios que rico… Que rico te follas a la puta de mamá… Aaah sigue… Sigue que me voy… ¡Sigue que me voy!

-Yo también mamá… ¡Aaah! ¡Joder yo también…! ¡yo tambien me corro! ¡aaagh!

-Ay que rico… Ay nene que rico… ¡Que rico…! ¡Que ricoo…! ¡que rico! ¡que rico! ¡que ricoooagh!

Y así entre gritos, ambos explotamos. Yo no paré de penetrarla ni un solo segundo, haciendo que mi lefa se mezclara a la perfección con su corrida, y que estas salpicaran toda la cama. Por otro lado, mi madre se concentraba en seguir recibiendo, disfrutando de como su propio hijo no paraba de ensartada, mientras su coño se sentía cada vez más y más lleno de leche, llegando esta a desbordarse entre sus piernas. Después de un pequeño rato así, mi polla perdió algo de rigidez, por lo que decidí sacarla lentamente, disfrutando de la visión de ese rojizo y precioso coño goteando todo tipo de fluidos cual grifo que no cierra. Una vez nuestros cuerpos se desengancharon, ella se dio la vuelta, quedando boca arriba intentando recuperar la respiración. Yo me acosté a su lado, para, como ya era costumbre, darle unos besos por su sonrojado rostro, y unas caricias por todo su cuerpo.

-Me niego… Me niego cariño… -decía ella casi susurrante-.

-¿A qué te refieres mami?

-Me niego a renunciar a esto… No se cómo haremos… No creo que sea e momento de hablarlo… Pero aunque volvamos a casa, me niego a cortar esta relación -decía esta vez mirándome a los ojos-.

-No sabes lo feliz que me hace oír eso mamá… Y que sepas que yo también me niego -dije acariciándole la cara-. Pero no te preocupes, estoy seguro de que sabremos llevarlo bien.

-No sé que decirte cielo…

-Claro que sí, porque aunque siempre te he amado como hijo, desde que esto empezó te amo de otra manera. Estoy completamente enamorado de ti mamá, y sé que tu sientes lo mismo. Por eso sé que todo saldrá bien, porque si dos personas se aman tanto como nosotros, harán lo que haga falta para estar juntos.

-Ay… Cariño… -sus ojos casi se tornaban llorosos, pero su sonrisa me dejaba ver que era de pura felicidad-. Yo también siento lo mismo amor, ya lo sabes… -Decía ella emocionada mientras se acercaba a darme un beso, esta vez no lascivo, si no más romántico, como de película-. Hay que ver eh, hace un segundo diciéndome barbaridades y ahora me sueltas lo más bonito que me han dicho en la vida. ¿Se puede saber quién te ha educado así de bien? -dijo entre risas-.

-Pues una madre que tengo, que ademas de lista está como un tren -dije yo divertido dándole un beso en el cuello-. Pero en serio, esa es la gracia. Los jueguitos que tengamos en la cama se quedan ahí, en la cama. Una vez escuché una frase que decía: ''En la calle trátala como a tu reina, en la cama como a tu puta''. Y he descubierto que me gusta bastante aplicarla. ¿Es un buen refrán no?

-La verdad que es el mejor refrán que he escuchado en mi vida -decía ella divertida-.

-¿Verdad que sí? Ah y por cierto. Sabes que me encanta que me digas esas cosas… Ya sabes… Lo de que tu coño es mío y eso…

-Claro que lo sé amor. Y sabes que a mí me pone a cien sentirme así. No como un objeto cualquiera, sino como tú objeto. Dios la idea de sentirme totalmente sometida a tus deseos… Es imposible de describir con palabras lo cachonda que me pone…

-Y a mi cielo… Llevo fantaseando con follarte desde hace años, pero ni en mis mejores sueños me hubiera imaginado algo tan increíble.

-Hmmm… Ya veo… Así que el nene lleva años muerto por follarse a mami eh… -decía ella con voz provocativa mientras se acariciaba las tetas, sin duda sabía cual era mis puntos débiles-.

-Venga sabes de sobra que estaba muerto por ti. No había día que no me pajeara pensando en tu cuerpo… Tu culo… Joder, estas tetas… -dije agarrándole una de ella-. Dios, soñaba con poder acariciarlas aunque fuera por un segundo. No te haces una idea de lo que me ponía rebuscar entre la ropa sucia una de tus braguitas… Era como oler el cielo…

-Ay que pervertido eres -decía divertida dándome un suave golpe en el pecho-. ¿Quieres que te cuente un secreto? Aún que me da un poco de vergüenza, ya te aviso.

-Ahora cien por cien me lo tienes que contar. Venga no te hagas de rogar.

-Bueeno. Verás hace un par de años empecé a notar que de vez en cuando me desaparecía ropa interior.

-No me jodas, ¿lo sabías?

-A ver en ese momento no como tal, nunca llegué a plantearme que fueras tú. Quiero decir obviamente lo sabía, pero supongo que mi cerebro prefirió no procesar esa información. Además siempre acababan apareciendo en la lavadora días días después, por lo que nunca le di mayor importancia.

-Dios… Si me lo hubieras dicho hace unos días me hubiera muerto de la vergüenza, pero si te soy sincero, ahora mismo me está poniendo un poco.

-Pues prepárate que falta lo bueno. Como te digo nunca quise darle muchas vueltas al asunto, pero un día pasó algo un poco especial. Era una época en la que no sé por qué, tu madre andaba, ya sabes, algo más caliente de lo normal. Por esa época me animé a explorarme un poquito más a mí misma, incluso me compré algún juguetito.

-Hmmm… Me gusta por donde va la historia…

-Y más que te va a gustar. Verás, un día estabas en clase, era casi la hora de comer y yo ya había terminado las tareas del día. Estaba en mi habitación leyendo, básicamente esperando a que tu padre y tú llegarais, y me entraron ganas de aprovechar que la casa estaba vacía. Total que empecé a tocarme un poco, pero sin quitarme la ropa por si en algún momento llegabais uno de los dos. Me metí la mano por debajo de las bragas y empecé a masturbarme, hasta que a los pocos minutos me corrí. Recuerdo que me corrí manchando bastante, lo cual por aquel entonces no era algo muy común. Por esto decidí cambiarme de ropa interior.

-Creo que ya sé por donde van los tiros.

-Seguro que sí -decía ella con una sonrisa juzgante-. Total que cuando a la noche me puse a meter la ropa a lavar, por ''sorpresa'' -decía haciendo comillas con las manos-. Esas braguitas habían desaparecido. Obviamente no le di importancia, de hecho ni lo procesé demasiado, pero a los días me fijé que esas braguitas no volvían a aparecer. De hecho tardaron como cuatro o cinco días en aparecer mágicamente en la lavadora.

-Menudo misterio -decía yo en tono de broma-.

-Pues sí que fue un misterio sí, pero espérate porque la historia sigue. A la semana siguiente se dio una situación parecida, solo que esta vez tendría la casa para mi sola más tiempo. La cosa es que vez de desnudarme, como solía hacer, no sé por qué decidí quedarme de nuevo con la ropa puesta. Se dio la misma situación y, efectivamente ese par de braguitas tardaron en regresar más de la cuenta.

-Un momento… ¡Me acuerdo de esa época! Hubo una temporada hace un par de años en que tus bragas olían como nunca habían olido. Era un olor muy fuerte, pero me ponían a cien. Recuerdo que las guardaba debajo de la cama durante días, y todas las noches me acababa haciendo dos o tres pajas con ellas. ¡Dios no me acordaba! -mi cerebro acababa de desbloquear un recuerdo totalmente olvidado-. Pero recuerdo que eso se mantuvo bastante tiempo, no fueron dos ni tres veces, igual duró incluso meses -tras esto mi madre sonrió con una mueca de circunstancia-.

Un momento… ¡¿Lo hacías aposta?!

-Bueeeno… Sí y no… O sea evitaba pensar directamente en que lo hacía para ti, pero durante ese tiempo por alguna razón me ponía extremadamente cachonda hacer eso. Además, cada vez era más premeditado. Había mañanas en las que me tocaba dos, o incluso tres veces, para dejarlas lo mas mojadas posible, y luego las echaba al cubo, esperando pacientemente que desaparecieran. Por alguna razón ver como esas braguitas en las que me había corrido desaparecían, no sé, era algo que me ponía demasiado.

-No me lo puedo creer mamá. Esas fueron literalmente las mejores pajas de mi vida. Durante esa época me pasaba el día esperando a que llegara la noche para poder cascármela con tu olor. Pero oye, si tanto te ponía, ¿por qué paraste?

-Pues porque hubo un día que me pasé, cruce una linea que me hizo replantearme lo que realmente estaba haciendo.

-¿Y qué fue?

-Verás, una mañana como cualquier otra estaba recogiendo la casa, y en cierto momento entré a tu cuarto para ordenar un poco. Ya sé que no te gusta pero ya que estaba quería recoger algo de ropa sucia. Total que mirando debajo de tu cama encontré una de mis braguitas, una que había ensuciado hacía un par de días atrás. Tenía pensado dejarlas ahí, pero decidí agacharme a por ellas. En ese momento confirmé que eras tú el que me las robaba, y sé que suena estúpido, porque era más que obvio, pero como te digo nunca había querido ni plantearme esa idea. Una vez con ellas en la mano me senté en la cama, y enseguida pude darme cuenta del fuerte olor que desprendían. Un olor fuerte, pero rico, que me puso a cien en un segundo. Habrían pasado apenas unos minutos cuando, sin darme cuenta, ya tenía mi otra mano acariciando mi coño.

-Mamá, ¿me estas diciendo que te hiciste una paja en mi cama?

-No cielo, no fue solo una.

-¡¿Qué?! -Yo no me lo podía creer-.

-Verás, empecé solo con intención de hacerme una rápida, simplemente para quitarme la calentura, pero en cierto momento decidí olerlas, ya sabes, un poco experimentar lo que tú hacías.

-Pero mamá, tú sabes que en esas braguitas yo era donde…

-Ahí vino el problema. Enseguida me di cuenta de que por unos de los lados había restos de semen, pero para mi sorpresa no me dio asco ninguno, de hecho todo lo contrario. Comencé a tocarme con más y más ganas, acabando entre chorros, los cuales nunca antes había soltado. Una vez acabé sentí algo que pocas veces me había sucedido. La calentura no bajaba, al contrario, aumentaba. Poco a poco me fui desprendiendo de mi ropa, quedando completamente desnuda sobre la cama de mi hijo, y tocándome una y otra vez. A día de hoy no recuerdo cuantos orgasmos llegué a tener, pero si sé que estuve más de una hora sin parar ni una sola vez. En cierto momento llegó el clímax de la cuestión. Me había corrido apenas hacía unos segundos, y admirando mis braguitas pude apreciar que por el interior también había restos de semen, pero este algo más fresco.

-Si bueno, no todas las pajas eran de noche, la verdad es que algunas aprovechaba nada más levantarme. Ya te digo que por esa época era un no parar.

-Pues ese no parar tuyo me hizo ir por un camino la mar de peligroso. Al ver ese semen tan fresco, una llamarada recorrió todo mi cuerpo y, bueno pasó lo que es obvio.

-Me gustaría que me lo contaras -decía yo mientras iniciaba una lenta paja, lo cual animó a mi madre a tocarse ella también-.

-Está bien. Bueno, como te digo en ese momento estaba totalmente fuera de mí, por lo que sin pensármelo dos veces saqué mi lengua, y la pasé de arriba a abajo, recogiendo toda la leche que pude. En cuanto ese rico sabor hizo contacto con mi boca un electrizante latigazo recorrió mi cuerpo de arriba a abajo, haciendo que me corriera entre espasmos, y tapando como pude mis gemidos con mi propia mano. Pero no me detuve ahí. Seguí tocándome, y tocándome, cada ve con más ganas. Metiéndome los dedos, pellizcándome los pezones –en ese momento mi madre comenzó a replicar las acciones narradas en la historia-, lamiendo cada resto de lefa de esas braguitas… La lefa de mi propio hijo… Me corrí una, dos, tres veces, todo en cuestión de minutos. Cada vez que pasaba mi lengua y sentía ese rico sabor… Nunca en mi vida había estado tan cachonda. Llegué a pensar cosas que a día de hoy parecerán tonterías, pero que en ese momento eran auténticas barbaridades. En cierto momento llegué a fantasear con la idea de probar tu lefa directamente, que en algún momento aparecieras por la puerta dispuesto a correrte en mi boca. En cuanto ese pensamiento se cruzó por mi mente me corrí de un manera totalmente descontrolada, gritando casi sin cortarme.

En ese momento era yo el que no aguantaba más. Me puse de rodillas al lado de mi madre, y sin decir nada comencé a pajearme a la altura de boca, pero sin hacer que me la chupara. Ella entendió al momento lo que estaba haciendo, estaba recreando aquella fantasía que tuvo en su momento, por lo que sin pensárselo mucho, abrió bien la boca, sacando la lengua tanto como podría para recibir toda mi lefada. Por otro lado comenzó a tocarse a una velocidad impresionante, con una mano masajeándose su clítoris, mientras con la otra metía y sacaba sus dedos a un ritmo bestial, haciendo que el chasqueante sonido de su mojado coño inundara toda la habitación.

-Cielo has pillado a mami siendo mala en tu cuarto… Aaaghh… -Me sorprendió que llevara el roleo tan en serio, pero a la vez me puso extremadamente cerdo-.

-Ya lo veo mamá… Y veo que has descubierto que me hago pajas con tus braguitas…

-Eso ya lo sabía desde hace tiempo amor… Te las he estado dejando bien mojaditas para que te pajearas con ellas… Aaagh…

-Hay que ver… Parece que a mami le pone cachonda saber que su hijo se corre con sus braguitas…

-Agghh… Sí… A mami le pone muy cerdita que su hijo se la quieta follar…

-Y por lo que veo también le pone muy cerdita la lefa de su hijo, ¿no…?

-Sii… De hecho ahora mismo estaba fantaseando con una cosita…

-¿Ah si? Agghhh… -Yo estaba a punto-. Y dime mamá, ¿que cosita era esa?

-Pues a mami le gustaría mucho que su hijito le diera de su leche… Aquí… -apoyando su dedo índice en su mentón y sacando una vez más la lengua-.

-Pues estás de suerte… Porque siempre que me pajeo pienso en acabarte en esa boquita tan preciosa que tienes… Ahhhh…

-¿En serio amor? Pues haz a mami feliz venga. Córrete en mi boquita… Aaagh… Vamos cielo… Mami quiere tragarse toda la lechita de su hijo…

-Si mami… Sii… Toma… Aghhh… Toma toda mi lechita cariño… ¡Aagh!

Una vez más, de mi polla comenzaron a salir disparados chorros de espesa lefa. El primero cayó en su cara, cruzando esta de lado a lado, mientras que para el resto apunté directamente a su boca, la cual permaneció en todo momento abierta, dejándome ver como se iba llenando de blanco por todos lados. Segundos después era mi madre la que estallaba en otro orgasmo, soltando un squirt propio de una actriz porno y dejando así las sábanas aún mas mojadas de lo que ya estaban. Una vez terminó de disfrutar sus corrida, me miró fijamente a los ojos, cerrando suavemente la boca para después, coronar con un sonoro trago, dejando claro de que se había tragado hasta la última gota de mi leche.

-Dios mamá eso ha sido increíble… Ojalá esto hubiera pasado en su momento…

-Si cielo… Ojalá… Pero hubiera sido bastante bastante distinto. En es momento, justo después de correrme con esas imágenes en la mente, la realidad me cayó como un jarro de agua fría. Paré todo lo que estaba haciendo, saqué todas las sabanas y las metí al momento a lavar. Las bragas eso sí las volví a dejar en su sitio para que no sospecharas nada. Y después de eso ese jueguecito se acabó. La culpa me atormentó durante meses, y si bien de vez en cuando me seguían faltando braguitas, sabía que yo no tenía nada que ver en el asunto, por lo que borré toda idea relacionada de mi mente.

-Pues se te dio muy bien eh -dije mientras le limpiaba de su mejilla mis restos de semen-.

-Serás cabrito -dijo entre risas dándome un suave manotazo-. ¿Oye qué hora es?

¿No se nos habrá pasado la noche?

-No mujer tranquila -dije estirándome hasta la mesita para ver el reloj, el cual marcaba casi las 23:00-. El sitio en cuestión abre a las doce, pero están abiertos hasta súper tarde. Eso sí, vamos a ducharnos ya y a prepararnos, que cuanto antes lleguemos mejor -decía mientras me levantaba de la cama y me dirigía hacia la puerta-.

-Me parece bien. Es que a lo tonto no veas si nos hemos liado eh, y eso que no querías que me corriera… -decía ella en tono burlón desde la cama

-Hombre es que ante tremenda mujer uno no se puede resistir. Además, lo de antes de dejarte a medias era para jugar un poco contigo más que nada -dije en un tono bacilón para después salir corriendo hacia la ducha

-¡Serás! ¡Eso no se le hace a una madre! ¡Ven aquí que te vas a enterar!

Continuará…

Nota: La siguiente será la última parte de este relato, ya que como sabéis nuestras vacaciones se acaban aquí. Dejadme saber si queréis que continúe en algún momento con alguna historia suelta, una vez ya en nuestra casa, o si preferís alguna experiencia nueva. Cualquier propuesta o idea es bien recibida, os leo!

¡Nos vemos en la próxima!

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