Llegaba la noche y la verdad es que el día no podía haber ido mejor. Después de nuestra sesión de masajes ambos decidimos ducharnos para dejar nuestros cuerpos bien limpios y ponernos a hacer la cena. La verdad es que no nos complicamos, hicimos una buena ensalada para ambos y comimos muy cómodamente, charlando de la vida como lo harían una madre y un hijo, cosa curiosa teniendo en cuenta que hacía apenas un par de horas estábamos corriéndonos juntos cual amantes. Una vez cenados decidimos coger unas cervezas y salir a la terraza, ya que la noche estaba muy bonita. Ella llevaba un pijama algo más normal, de encaje pero con un poco más de tela. Incluso me pude fijar que llevaba sujetador, ya que la noche estaba algo fría. Yo por mi parte iba más sencillo, un típico short con una camiseta y una sudadera.
-Oye mamá, ¿te puedo hacer una pregunta?
-Claro cielo, dime.
-¿En casa habías usado el dildo ese? Ese u otro vaya. Que si habías probado antes juguetes de ese estilo.
-Que va que va, para nada, este es el primero que pruebo. De hecho me lo compré justo el día antes de venir aquí.
-¿Y cómo te dio por eso?
-Si te soy sincera estaba bastante cabreada con tu padre, y la verdad es que llevamos un tiempo en el que no tenemos mucha vida sexual que digamos. Así que pasé por una tienda y me apeteció darme un capricho.
-Di que sí. Además es bueno que uno experimente consigo mismo, de hecho deberías probar algún otro juguete, que hay un montón de variedad.
-Hombre con lo que he vivido hoy ya te digo yo que alguno más probaré jajaja.
-Me alegro que hayas disfrutado.
-¿Disfrutado? Dios cariño perdóname que hable tan bruscamente, pero no me había corrido tan a gusto en años -se notaba que mi madre era muy suelta cuando ya estaba en faena, pero en frío era una mujer pudorosa-.
-Jajaja pues me alegro mami. La verdad es que estos días me lo estoy pasando muy bien.
-Yo también cariño. Hacía años que no disfrutaba tanto. Además pensarás que es una tontería, pero cuanto más rienda suelta doy más caliente ando, que vergüenza no sé cómo explicarlo…
-Sé lo que dices sí jajaja.
-Mira cielo, lo que quiero dejar claro es que tenemos que cortarnos un poco. Quiero decir, parece que hemos normalizado esto, cuando nunca se debería normalizar algo así entre madre e hijo.
-Pero mamá, yo no quiero cortar esto que tenemos.
-Hijo sé que a tu edad todo lo relacionado con el sexo es lo que más interesa, y a todos nos gusta, pero tenemos que pensar un poco en nosotros.
-Y en nosotros estoy pensando mamá. Yo no quiero hacer cosas contigo por mi propio disfrute, yo quiero verte feliz y satisfecha. Puede que pienses que hoy por la tarde estabas desatada y que lo que has hecho está mal, pero hoy yo sólo he visto a una mujer disfrutando como se merece. ¿Está eso mal? ¿Por qué un hijo puede darle un masaje a su madre, o cuidarla, o hacerle la comida, pero no puede regalarle orgasmos?
-Hijo no sabes cuanto te agradezco lo bueno que eres conmigo, pero sabes que no está bien -decía mientras me abrazaba y me daba un beso en la mejilla-. A estas alturas sé que no podemos deshacer lo que hemos hecho durante estos días, y que sepas que me has dado mayor placer del que me haya dado nunca nadie, pero lo que me da miedo es hasta donde podemos llegar.
-Te refieres a follar, ¿verdad?
-Dios sólo la palabra ya me impone respeto.
-Entiendo lo que dices mamá pero, si lo hiciéramos ¿qué pasaría?
-¿Cómo que qué pasaría? ¿Crees que podríamos seguir manteniendo nuestra relación madre e hijo después de tener sexo?
-Mamá pero, ¿qué te crees que hemos hecho hasta ahora?
-Bueno no hemos tenido sexo.
-Hombre yo creo que si jajaja -yo intentaba quitarle hierro al asunto para que ella se relajara-. Esa visión de que el sexo es sólo penetración es muy antigua mamá. Por esa regla entonces las chicas lesbianas no tendrían sexo nunca.
-Bueno… visto así sí claro…
-Pues eso mamá tu no le des vueltas a la cabeza. Estos días son para divertirnos, no para pensar de más. Disfrutemos todo lo que podamos, no hagamos nada que no queramos hacer y simplemente descansemos.
-Ay hijo no sé cómo puedes tomártelo tan a la ligera. Seré yo que me como la cabeza de más jajaja.
-Jajaja yo lo veo así no sé. Mira mamá lo que creo que tienes que hacer es relajarte y probar cosas nuevas.
-No si al final vas a tener razón hijo. La verdad es que estos años me he centrado más en la familia y en hacer feliz a todo el mundo que en explorarme más a mí misma. Supongo que también por eso ahora me está viniendo todo de golpe.
-Pues no te preocupes, cualquier cosa que necesites o que quieras probar aquí estoy.
-Ya ya, tú lo que quieres es enseñarme guarradas eh, como esa de comerme… Bueno ya sabes… Ahí abajo…
-Jajajaja no noo, yo me refiero a cosas de todo tipo. Pero eso precisamente fue un buen descubrimiento, ¿verdad? Jajaja.
-Ay hijo… De verdad que así en frío me da cosa hablar de estos temas pero… dios que gusto que da -decía ella entre risas y empujándome divertida-. Sólo hay que ver los chorros esos que suelto, te juro que nunca me había pasado. Bueno bueno voy a dejar de pensar en eso que me pongo tonta jajaja.
-Jajajaja tú habla de lo que quieras no te preocupes -decía yo tocándole suavemente el muslo-. ¿Oye y cómo es que nunca te lo habían hecho?
-Bueno antes eran otros tiempos, la gente de mi edad siempre ha sido más conservadora en el sexo. Además antes de tu padre yo tampoco es que hubiera estado con muchos otros hombres, y supongo que tu padre no es el más fogoso precisamente jajaja.
-Ya me imagino ya jajaja -ella ya estaba empezando a estar más tranquila, por lo que había que entrar un poco en acción-. Oye mamá y dime, ¿te gustó el masaje de hoy?
-¿Es una pregunta trampa o algo del estilo? Porque por cómo acabamos te puedes imaginar la respuesta jajaja.
-Ya bueno jajaja. Pero me refiero al masaje en sí, es que nunca había hecho uno en así en serio.
-Hijo pues si te soy sincera me encantó, con decirte que casi me quedo dormida y todo jajaja. Varios de esos necesitaría yo para desestresarme -en ese momento no sabía si iba con segundas o si realmente solo se refería al masaje-.
-¿Lo hice bien en serio?
-Y tanto cariño, me dejaste la espalda como nueva.
-Pues no se hable más, antes de dormir te daré otro.
-Bueno bueno hijo yo por mi encantada. Pero no será para luego querer hacer esas cosas que te gustan eh, que te veo venir jajaja -decía divertida-.
-Anda como si fuera el único aquí al que le gusta hacer "esas cosas" jajaja.
-Jajajaja -reía ella sonrojada-. Noo pero en serio hijo, un masaje normal eh, recuerda que tenemos que relajarnos un poco.
-Lo que tú mandes mamá, seré lo más profesional que se puede ser y solo haré lo que usted, mi clienta, me pida -dije en tono de broma haciendo una leve reverencia-.
-Jajajaja. Pues agradezco su seriedad caballero -decía ella siguiendo el juego-.
-No se hable más entonces. Espera aquí mientras yo preparo todo y te llamo en cuanto esté listo.
-Perfecto hijo, aquí te espero.
Tras esto yo empecé a organizar todo. Busqué por la casa y encontré un pack de velas y otro de incienso. También cogí el lubricante y un par de toallas. Encendí varias velas por todo el cuarto de mi madre para crear ambiente, prendí también un par de varas de incienso para aromatizar y puse toallas sobre la cama para no mancharla de lubricante (con esperanza de que luego se manchara de otros fluidos). Tras esto puse en el iPad un pequeño hilo musical con una música muy relajada, algo subida de tono eso sí. Una vez con todo preparado fui a avisar a mi madre.
-Mamá ya esto todo listo para tu masaje.
-Perfecto hijo. ¿Cómo me pongo?
-No no aquí no, que es de noche y empieza a hacer fresco. Te he preparado todo en tu cuarto.
-Ya decía yo que mucho estabas tardando. A saber la que me habrás montado jajaja -decía divertida mientras se levantaba y subía las escaleras hacia la habitación-.
Estábamos justo a punto de entrar, pero yo había preparado algo especial para antes del masaje. Algo que seguramente relajaría aún más a mi madre y que incluso podía hacer que se empezara a calentar por su cuenta.
-Espera un momento mamá, porque este no va a ser un simple masaje, sino que será una experiencia de spa al completo, por favor te pido que me acompañes.
-Veras… Jajaja -ella me miraba esperándose cualquier cosa-.
La guíe hasta llegar al baño, donde había llenado la bañera hasta arriba prácticamente, llena de espuma de jabones aromatizantes que había encontrado. Todo esto acompañado de unas cuantas velas. Una vez dentro su cara era de asombro total. La verdad es que me gustaba verla así de feliz.
-Pues aquí tienes mamá, antes del masaje podrás disfrutar de un relajante baño.
-Ay hijo de verdad que eres el mejor del mundo -decía dándome un abrazo para después plantarme un seco beso en los labios-.
-Te lo mereces mamá -dije yo respondiéndole con un beso también corto pero esta vez con algo de lengua-. Mira aquí te dejo el albornoz para que te lo pongas cuando salgas, así luego no tienes que andar quitándote ropa.
-Perfecto hijo, pues no te preocupes que en unos minutos estoy lista.
-No tú tranquila, es tu momento del día así que disfrútalo todo lo que quieras. De hecho en el armario del lavabo te he dejado un amiguito por si quieres entretenerte un rato.
Obviamente me refería a su dildo, el cual dejé ahí por si quería ir entrando en caliente. A esto ella respondió con una expresión un poco pudorosa pero sonriente y, tras darme un último beso, cerró la puerta para tomar su relajante baño. Yo me quede un par de minutos al otro lado intentando escuchar si abría el armario para coger su juguete, pero solo conseguí oírla canturrear mientras se metía en el agua. La verdad es que nunca sabré si lo llego a usar o no.
Tras esto me fui a la habitación a esperar a que ella terminara. Yo no tenía prisa, pero sí que cada cierto tiempo fantaseaba con la idea de mi madre metida en la bañera, bien mojada y enjabonada, quizá incluso jugando con su dildo. Era una imagen que me ponía a más no poder, pero tenía que estar sereno para cuando ella llegara, tampoco era plan de que me pillara con la polla al aire. Tras unos treinta minutos aproximadamente oí como salía del baño y se acercaba, por lo que me levanté de la cama. Abrió la puerta y ahí estaba ella, con su media melena húmeda y algo ondulada secándose al aire y con su albornoz puesto, el cual por el escote dejaba intuir que efectivamente no llevaba nada debajo.
-¿Qué tal mamá? ¿Disfrutaste de tu baño?
-Uy hijo no sabes cuanto -decía ella feliz y totalmente relajada-. Hacía años que no me daba uno de esos. Por mi hubiera estado más tiempo vaya jajaja.
-¿Por qué no te quedaste más entonces? Ya te dije que podías estar todo el tiempo que quisieras.
-Bueno pero no quería tenerte aquí esperando cariño. Además también tengo ganas de un buen masaje de los tuyos.
Lo dijo sonriente pero sin ningún tonito insinuante, por lo que no sabía si iba con doble sentido o si realmente solo se refería al masaje en sí. Eso sí, la simple duda ya me pareció de lo más erótica y levantó aún más mi "ánimo"
-Bueno bueno muchas gracias mami. Me alegro que de verdad te gusten jajaja. En ese caso… -dije yo apartándome y señalando la cama para que se pusiera cómoda-.
-Con mucho gusto…
En ese momento se abrió el albornoz dejándolo caer, mostrando todo su cuerpo totalmente desnudo sin pudor alguno ante su hijo. Estos días había visto más a mi madre desnuda que en toda mi vida, pero la verdad es que me pareció una diosa. Sus tetas brillaban de lo húmedas y limpitas que estaban. Incluso se podían apreciar leves marcas de los chupetones que le había hecho esa misma tarde. El resto de su cuerpo obviamente también estaba radiante, especialmente su jugoso y resplandeciente culo, el cual me quedé mirando embobado de la que se tumbaba boca abajo. Supongo que os haréis una idea de lo que me apetecía tirarme a comérselo cual animal, y del esfuerzo que tuve que hacer para contenerme.
Una vez con ella tumbada comencé a masajear de la misma forma que lo había hecho por la tarde. Primero la espalda y el cuello, rozando por momentos los laterales de sus aplastados pechos. Más tarde pase a las piernas, subiendo hasta el culo y centrándome un buen rato en amasarlo, como a mi bien me gustaba. Esta vez eso sí intente evitar la zona de la entrepierna, ya que quería jugar un poco con ella y no lanzarme a lo evidente. Después de un buen rato le dije que se diera la vuelta y repetí el mismo proceso. Empecé por el cuello para más tarde centrarme en sus tetazas. La verdad es que siempre me quedaba embobado con ellas. Verlas bien relucientes por el lubricante, resbalándose entre mis manos, sintiendo como la respiración de mi madre se aceleraba muy levemente cuando pasaba por sus pezones. Simplemente increíble. Más tarde como era obvio bajé hasta las piernas, eso sí evitando de nuevo la entrepierna para que se siguiera calentando. Tras un buen rato de masaje decidí decirle lo inesperado.
-Bueno mami pues ya estaría. ¿Qué tal? ¿Te ha gustado?
-Emm… Bueno sí… O sea… Sí sí ha estado genial cariño… -decía ella totalmente desconcertada mientras se incorporaba en la cama-.
-¿Qué pasa mamá? ¿No te ha gustado algo? -Decía yo haciéndome el tonto mientras me acercaba disimuladamente hacia ella-.
-Sí sí hijo me ha encantado, sólo es que conociéndote pensaba que ibas a salir con ese rollo del final feliz jajaja -lo decía en tono de broma, pero en realidad se notaba que se moría de ganas-.
-Bueno eso era otro tipo de masaje mami. Pero dime, -decía yo mientras me iba acercando más y más a su boca- ¿te gustaría?
-Bueno… -ella comenzaba a sonreír- No te voy a negar que por ahí abajo está algo húmeda la cosa…
-¿Ah sí? ¿Estás muy mojadita?
-Bueno un poquito sí… -decía sacando su lengua y metiéndola de lleno en mi boca, dándome así un húmedo morreo que daría comiendo a una interesante noche-.
-Mmm… Bueno pues hoy soy tu masajista privado, así que puedo poner solución a esto… -decía yo plantándole mi mano en su muslo-.
-¿Ah sí? ¿Y qué me hará el señor masajista? ¿Me va a tocar un poquito como antes? -Decía con esa voz de niña buena que a mí tan cachondo me ponía, signo de que ella estaba también caliente como una moto-.
-No… Ahora no te voy a tocar. Voy a hacer algo que me lleva apeteciendo toda la tarde… -dije para comerle la boca una última vez antes de poner rumbo a mi siguiente objetivo-.
Tras esto no lo dude ni un segundo y me puse encima de ella. Comencé a bajar lentamente, terminando nuestro guarro morreo para luego seguir besándole el cuello y más tarde comerme con mucha calma su rico par de melones. Los chupé bien de arriba a abajo, metiendo por momentos mi cabeza entre esas dos preciosas masas de carne. Pero en lo que más me centre sin duda fue en sus pezones. Dios me es imposible describir la sensación estar chupando uno de los pezones a tu madre mientras con una mano le amasas bien su otra teta. Todo esto claro acompañado de sus sensuales respiraciones, las cuales poco a poco se iban convirtiendo en gemidos.
Tras un buen rato seguí bajando para llegar a su entrepierna, la cual seguía cerrada. De esta manera acerqué mi cara y comencé a abrirla de piernas lentamente, dejando a la vista entre sus muslos varios hilos de sus fluidos, para que os hagáis una idea de lo mojada y cachonda que estaba mi madre en ese momento. Su coño estaba como siempre, bien depilado, mojadito y algo rojo por la excitación y la postura. Mire a mi madre a los ojos y ella asistió con la cabeza casi rogándome. Yo no me lo pensé ni dos segundos y ahí que fui directamente, comenzando de primeras a lamer toda su encharcada vagina de arriba a abajo para después centrarme en el clítoris, chupándolo a una velocidad de locos y succionando a ratos. Esto hizo que inmediatamente mi madre comenzara a gemir y chillar como una loca agarrando mi cabeza entre sus piernas, a lo que yo respondí metiéndole un par de dedos bien al fondo. Quería que se corriera lo antes posible, ya que esto sólo era el principio.
-Aagghh dios… Sii cariño… Cómeme bien ahí abajo… Jo-der que guarrada tan rica…
-Mmm… ¿Te gusta cielo? -yo levantaba a veces la cabeza para decirle cosas, mientras con los dedos seguí machacándola-.
-Joder me encanta amor… Aaghhh… Sigue por favor… Aaghh sigueee… -decía ella mientras con las dos manos intentaba agarrarse las tetas para chuparse sus propios pezones-.
-Mmmm… ¿Esto era lo que querías verdad? Querías que tu hijo te hiciera correrte ¿A qué sí?
-Mmmm… Sí… O sea no…
-¿Seguro que no? ¿No te gusta como te como este coñito gordo? -decía yo acelerando la lamida-
-Si cariño… Me encanta como me lo comes… Ufff joder me encant… ¡Aaaghhh!
-(Yo me centraba en que ella terminada de una vez)
-Ay… Ay ay hijo que me voy… Uff ufff… ¡Sii, SÍ! ¡Haz que mamá se corra!
-Si… Correte en mi boca mami…
-Aagghhh… Me voy cielo… ¡Me voy, me voy, me voy! ¡aaaggghhh!
En ese momento ella se empezó a retorcer de placer con mi cabeza atrapada entre sus piernas, mientras su coño expulsaba chorros y chorros de corrida, los cuales iban a parar directos a mi boca. Yo hacía lo que podía por tragarme todo, pero me era prácticamente imposible, por lo que mi cara quedó empapada al igual que la toalla que cubría la cama. Tras esto dediqué un par de minutos a dar leves lamidas por su rojo y palpitante coño, el cual no paraba de temblar por los leves espasmos debido al orgasmo, mientras ella aprovechaba el lubricante y sus propios fluidos para amasarse las tetas a la vez que me acariciaba la cabeza.
-Mmmm…. Me encanta comerme toda tu corrida mami -decía yo mientras subía lentamente para darle un guarro beso-
-Mmm… Dios hijo… Hay que ver qué guarradas más ricas le haces a tu madre…
-¿Te ha gustado el final feliz entonces?
-Bueno… ¿Hace falta que te responda cariño? -decía ella con una sensual sonrisa para luego continuar nuestro morreo-.
En ese momento parecíamos dos amantes. Yo estaba encima de ella, besándola mientras a ratos le tocaba suavemente su todavía caliente entrepierna. En un momento dado comencé a frotarme contra ella apoyando mi paquete sobre su coño suavemente. Ella de primeras me miró algo asustada, pero como yo todavía llevaba el pantalón puesto pareció dejarlo pasar.
-Mami sé que debemos poner límites, pero… -decía yo mientras me seguía frotando contra su vagina-.
-Hijo…
-Quiero… -me acerqué susurrando a su oído- Quiero hacértelo…
-Mmm… -ella se estremeció en una mezcla de miedo y morbo al escuchar eso- Cielo sabes que no podemos. De verdad que si seguimos así voy a acabar haciendo una locura.
-Pues hazla mamá, volvámonos locos juntos -dije yo comenzando a besarla con pasión mientras me quitaba lentamente los pantalones, dejando al aire mi tremenda erección a punto de estallar-.
-Mmm… Dios hijo hay que ver cómo estás…
-Esto es por ti mamá, así de caliente me pones.
-¿Tan cachondo te pone tu propia madre cariño? -su voz comenzaba a tornarse algo juguetona de nuevo-.
-No lo sabes su bien… Si te dijera las cosas que quiero hacerte te corrias solo de oírlas…
-Mmm… Pues de momento ven aquí, que ahora va a ser mami la que te haga algo a ti.
Tras esto ella se levantó y yo me recosté en la cama boca arriba. Se colocó entre mis piernas, por lo que yo ya me preparaba para una de sus buenas mamadas. Mi sorpresa vino cuando de repente se comenzó a echar lubricante por las tetas, algo que enseguida relacioné con lo que se venía. Así es, mi madre me iba a dar la primera cubana de mi vida.
Comenzó durante unos minutos masajeándose las tetas delante mío, apretándose los pezones, gimiendo y sonriendo mientras por momentos se masturbaba tímidamente. Un verdadero espectáculo a mis pies el cual me estaba volviendo loco. No eran pocas las ganas que tenia de saltar sobre ella y comenzar a follarla sin control, cosa que ella notaba perfectamente y que seguramente la estaría poniendo a cien.
Tras un rato así pasó al plato fuerte. Empezó a hacerme una mamada bien salivada de esas que a ella tanto le gustan y, una vez que mi polla estaba lista, agarró su gran par de melones y comenzó lo bueno. La sensación era increíble, siempre había soñado con mi madre haciéndome una cubana, pero esto sin duda superaba mis expectativas. Sus tetas subían y bajaban por todo mi pene mientras con su boca chupaba por momentos mi glande. No sé cuando tiempo estuve ahí pero recuerdo que sentía que estaba a punto de correrme desde el principio. Cuando estaba ya listo para llenarle la boca y las tetas de lefa, ella me sorprendió parando en seco y echándose boca arriba a mi lado.
-¿Mm…. Mama? ¿Qué haces por q…
-Cielo no aguanto más, ven aquí -ella me agarro y me puso encima suyo, exactamente en la misma posición que teníamos antes sólo que ahora los dos estábamos desnudos-.
-¿Qué? ¿Quieres que te lo meta?
-Sshhh -dijo tapándome la boca-. Hijo no lo metas por favor, solo frótalo por fuera…
Tras esto yo agarré mi dura y lubricada polla para empezar a frotarla muy suavemente. Era el primer contacto de mi pene con la vagina de mi madre y se sintió a gloria. Su coño estaba empapado, muy hinchado y muy rojo, seguramente al no poder usar sus manos para tocarse durante la cubana que me estaba haciendo segundos antes. Ella comenzó a gemir mientras me apartaba la mirada, se notaba que en el fondo se avergonzaba de lo que estaba haciendo.
Durante un buen rato fui recorriendo todos los rincones de ese jugoso manjar, rozando por momentos mi glande con su clítoris. Esto hacía que los dos nos retorciéramos del gusto y por momentos nos diéramos guarros morreos, llegando incluso a escupir directamente en la boca del otro. Se notaba que a mi madre y a mi nos ponían las mismas cosas, lo cual hacía de ese momento algo delicioso.
-Mmmm dios mami… Me encanta como se siente tu coño…
-Aaghh hijo no sabes lo cachonda que estoy… Ufff sí frótame bien…
-Te quiero mamá… -le dije mirándole a los ojos-.
-Yo también cariño… te amo -dijo ella mientras se incorporaba para besarme, lo cual hizo que mi glande rozara la entrada a su vagina, por lo que ella reculó-.
-Tranquila mami no pasa nada -dije yo volviendo a ponerla justo a la entrada-
-Mmm… Cielo esa zona es muy peligrosa, que no entre mucho…
-No te preocupes cariño… -dije besándola a la vez que aprovechaba para meter la punta unos centímetros dentro-
-Aaaghh cielo cuidado… Mmm…
-Shhh… Tranquila… -en ese momento comencé a metérsela muy levemente para que no se asustara. Joder entraba como un cuchillo caliente cortando suave mantequilla-
-Mmmm amor la estás metiendo mucho…. -decía mirándome a los ojos mientras se mordía el labio-. Aaaghhh sácala por favor cariño…
Para ese momento yo ya la tenía prácticamente entera dentro. Dios mi polla estaba dentro del coño de mi madre. Ojalá pudiera describir con palabras todo lo que estaba sintiendo en ese momento. Sentía mi rabo caliente, inundado por los jugos que emanaban de las entrañas de mi madre mientras sus jugosas paredes me apretaban. Ella quería (o más bien decía) que lo sacara, por lo que yo comencé a sacarlo muy lentamente. Cuando lo tenía prácticamente fuera mi madre comenzó a decir entre sofocos que debíamos parar, pero yo no la dejé ni terminar la frase y sin previo aviso volví a introducir toda mi polla hasta el fondo sin darle tiempo a reaccionar.
-Aaagghhh. Cariño por dios qué haces -decía ella casi sin respiración jadeando entre leves gemidos-.
-Aghhh… Perdón mami, ¿quieres que la saque? -dije yo mientras la sacaba lentamente-.
-N…Sí. Mmmm por dios hijo est…
Yo no le dejé ni terminar la frase y de nuevo la ensarté hasta el fondo, esta vez comenzando a follarla ya en toda regla. Ella empezó a gritar y gemir sin control mientras sus intentos por apartarme se iban disipando. Yo por mi parte estaba disfrutando como nunca. A ratos le comía las tetas mientras la penetraba sin control ninguno, a lo que ella respondía abrazándome y besándome por el cuello, gimiéndome al oído y diciéndome guarradas. Se notaba que estaba desatada por completo. Su tetas botaban en todas direcciones mientras oía perfectamente su chorreante coño recibir las embestidas de su hijo.
-Aaagghh cariño sí… Mmierda me estás matando… Ufff
-Dios mami… Aaghhhh….
-Aaaghhh hijo… Pero que cerdada estamos haciendo… Uffff dios que rica se siente tu polla amor…. Aagghhhh…
-Aaghh joder mamá que apretada estás…
-Mmmm pues ábreme bien cielo… Dios sí, fóllame bien el coñito… Aaaghhhh.
-¿Te gusta verdad? ¿Te morías de ganas de que tu hijo de follara no?
-N… No… Aaaghhh… Esto está mal…
-Mmm… Entonces no te gusta… ¿esto? -ahí comencé a chuparle con fuerza los pezones mientras aceleraba algo más las embestidas-.
-Aaagghhh siii cariño siiii… Cómeme las tetas… Ufff por favor no pares… ¡No pares!
-Te voy a follar hasta que te corras. Mmm ¿Quieres correrte en mi polla mami? Aaghh…
-Aaagghhh sí cielo sí. Ufff por favor fóllate rico a tu madre y haz que se venga.
-¿Quieres correrte amor? Aagghhh… Pues voy a hacer que esta madre tan cerdita se corra…-en ese momento acérele la follada y la agarré del cuello.
Mmmm…
-Aagghhh sii amor… Fóllate a la putita de tu madre… Dios como sigas así… como sigas así… -sus ojos estaban prácticamente en blanco-.
-Aaaghhh joder mamá que bien se siente tu coño… Dios no aguanto mucho más cariño… voy a explotar…
-Yo también cielo… ¡Yo también! Aaahhh joder siguee… ¡Sigue follándome y haz que me corra cariño! joder…
-Mierda no aguanto más mamá. Joder me corro cielo, ¡me corro!
-¡No la saques hijo! Correte dentro cariño… quiero que me llenes el coñito de leche rica…
-Aaaghhh me voy mamá. ¡Ufff! ¡Joder toma mi lefada cariño!
-Ayyy yo también me corro cielo. Dios hijo que me voy… Aaghh joder que rico… ¡Que rico! ¡Que rico! ¡ahhh!
En ese momento los dos explotamos en un orgasmo sincronizado, seguramente el más intenso de mi vida. Mi madre comenzó a gritar sin cortarse un pelo mientras se corría a chorros con mi polla todavía dentro. Pude sentir la presión de esos fluidos intentando salir mientras su jugoso coño se contraía exprimiendo cada gota de mi lefada. Yo por mi parte eyaculaba inundando todo su interior. Recuerdo que obviamente no lo podía ver pero llegue a sentir como de mí salían más de diez chorros de espeso semen. Estuvimos un buen rato ahí enganchados mientras nos vaciábamos bien el uno en el otro, dándonos besos pero esta vez no tan guarros, sino algo más cariñosos, como la primera vez de dos novios.
Tras un buen rato mi polla comenzó a ponerse dura de nuevo (esto sin haberla sacado de su vagina), por lo que yo comencé a realizar de nuevo movimientos de penetración, dispuesto claro a una segunda ronda. A esto ella respondió moviendo también las caderas y comenzando a besarme ya de nuevo de una forma más sucia, pero de pronto su móvil sonó. Se estiró un poco para cogerlo de la mesita mientras yo aprovechaba para comerle las tetas, pero al coger el móvil rápidamente me apartó y me dijo que me fuera a mi habitación, que mañana hablaríamos. Esto a mi me dejó con la cabeza loca toda la noche, ya no solo por la duda de qué la habría sobresaltado, sino por todo lo que tenía que procesar. Joder, esa noche me había follado a mi propia madre.
Continuará…