Soy Silvina y me gusta esta forma de contar mis goces.
Con mi Billy frecuentemente usamos la entrada trasera para el placer, como tiene una pija normal siento alguna molestia pero disfruto siempre.
Una noche salimos con nuestra pareja amiga, Mirta y Roberto, ya hemos contado que la pija de Roberto es inmensa, larga, gorda y una cabeza monumental.
Comenzaron los tres, Billy, Roberto y Mirta que me dejara romper el culo con Roberto.
Con miedo pero con el sueño de tenerlo muy abierto como buena puta que se precie, acepté emocionada.
Me puse en 4 en la cama, Billy y Mirta me tenían y Roberto fue acercando su pija a mi ano. Los dos ayudantes escupían saliva en el glande de ese pene gigantesco, sentí como lo colocaba en la puerta de mi culo, me relajé todo lo que pude y él hizo fuerza, Esa masa de carne caliente forzó mi ojete, lo fue abriendo y entró la cabeza. Mirta y Billy seguían salivando.
Sentí un dolor agudo pero estaba a merced de mis torturadores, con la lubricación de la saliva Roberto siguió sin piedad. Debo decir que rápidamente disminuyó el dolor agudo y sentía un dolor sordo y delicioso. Es pija entraba y salía y comencé a sentirme en el cielo. Los tres me alagaban diciéndome lo puta y degenerada que era, lo buena que estaba y como me iba a quedar el ojete. En un momento las divinas bolas de Roberto tocaron mi culo, se detuvo unos segundos y comenzó a moverse en círculo y en vaivén.
Yo sentía mi vientre revuelto, no sabía bien que era esa sensación pero me gustaba. Comencé a moverme yo también, los dos cada vez más rápido, sin darme cuenta empecé a pedir más y más, a decir palabras soeces que me salían del alma. En unos minutos llegamos juntos al orgasmo. Yo me sentía marear, desvanecer y reaccionar. Fue una culeada increíble.
Nos fuimos los dos al baño, yo al inodoro y Roberto a lavarse porque había salido un poquito sucio. Mientras se lavaba me daba la espalda muy cerca mío, yo aún sentada no pude aguantarme y comencé a besarle sus nalgas peludas. Volvimos a la cama y Roberto se acostó panza arriba, me acosté sobre él poniendo mis tetas sobre sus bolas y su pene. Besaba y lamía sus muslos peludos, lamía y chupaba sus ingles, sudadas con un rico sabor salado. Subí con mi boca por su cuerpo, besé, lamí y chupé sus vientre peludo, sus pecho aún más peludo con pelo de macho, chupé lamí y mordisquee sus tetillas, mamé y masturbé su rica pija.
Le pedí que se volteara y abriéndole las nalgas le lamí su querido culo, tenía un pequeño gusto a… a culo. Cuando comenzó a reaccionar la apreté entre mis tetas y comencé con una cubana.
-Querés más pija, pedazo de puta? -me dijo
-Sí, otra vez por el culo.
Cuando se irguió del todo se sentó en el borde de la cama, después de un corta mamada me senté sobre esa pija que era mi sueño y entró mucho más fácil. Allí fue donde yo me mostré en todo mi oficio, moviéndome como la buena puta que soy. Yo acabé al rato pero Roberto no llegó.
Esto no podía quedar así, volvimos a culear en posición de perrito. Lo mío era un delirio de goce y locura y llegué a dos orgasmos hasta que Roberto me volvió a llenar el culo de leche.
Desde entonces cada vez que nos encontramos por lo menos una culeada me hace y tengo el culo tan abierto que puedo recibir cualquier verga.
Si les gusta mi vida sexual, escriban al mail de mi marido: [email protected].