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Es muy tarde para intervenir
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Tiempo de lectura: 10 minutos

Capitulo l : El despertar de la curiosidad.

En un escritorio lujoso adornando con hermosos acabados de caoba, con lindos detalles metálicos en dorado se encuentran posados decenas de documentos, cuidadosamente ubicados alrededor de una computadora portátil, en la cual se encontraba inmersa la mirada de una bella mujer de nombre Susana, su rostro expresaba una mescla entre la frustración, el enojo y la decepción mientras que su mente se encontraba teniendo una conversación consiguió misma.

Susana: "Hoy es mi cumpleaños número 40 y aun así tendré que quedarme a trabajar hasta tarde, para ser sincera amo a los abogados ineptos, me hacen la vida más fácil, pero no cuando trabajan conmigo, o mejor dicho, ¡para mí! No me importaría sí esto no jodiera la reputación del despacho que yo misma fundé, cuidé y le di prestigio, pero ahora tengo que hacerme cargo de este caso, que para colmo es de un cliente de alto valor."

Dijo mientras sujetaba una tasa con café negro muy cargado y que ahora se encontraba a temperatura ambiente, un claro indicador de las incesantes horas de trabajo.

Susana: "Originalmente el caso fue asignado a Gabriel, ese idiota, llegó con las más altas recomendaciones y con un brillante diploma de la mejor universidad del país, creí que sería una buena adicción al equipo, pero como todo hombre no deja de ser un idiota, uno con adicción a encandilar jovencitas con su profesión y su lujoso auto, espero que pueda seguir llevándose a la cama a veinteañeras después de que lo deje sin empleo, ahora tengo que revisar toneladas de evidencias, de este nuevo caso y de otros que ya estaba llevando".

Frustrada apoyó su senos contra el delicado borde del fino escritorio, mientras arqueaba su espalda y con sus amplias caderas desplazaba su silla hacia atrás.

Susana: "Aunque siendo sincera conmigo misma tampoco quiero llegar a casa, amo a mis hijos, pero es bastante estresante estar con ellos, Samantha ha estado insoportable desde que terminó con su pareja, no quiere hablar del tema, solo es sarcástica e hiriente con todos sus comentarios, está ahogada en su autocompasión, ella es hermosa, pero es bastante imponente con sus casi 1.86 metros de altura y su afán de utilizar ropa negra y un maquillaje excesivo para mí gusto, con sus ojos inmersos en la más profunda oscuridad de sus sombras y sus labios en tonos negros y guindas, supongo que eso es lo que ahuyenta a los hombres, pero siendo sincera, quien los necesita, son estúpidos impulsivos y mentirosos, supongo que las enormes caderas y la carita de ángel que le heredé no son suficiente incentivo para esos cobardes.

Por otro lado está Sam, mi hijo menor, recientemente cumplió los 19 años, Samuel es sociable aunque es un chico de pocas palabras y también pocas pulgas, es bastante impulsivo y eso le ha traído muchos problemas, le rompe los dientes a cualquiera que lo haga enojar, lo cual es un problema, el heredó la altura del lado de mi familia, así que no es muy alto, mire tan solo 1.70 pero jamás ha tenido miedo de pelear con alguien que lo superé en tamaño, por suerte es un chico bastante atlético y es un apasionado de la tecnología, sé que últimamente ha estado bajo mucho estrés, últimamente se ha alejado mucho y sé que en parte tengo la culpa, pero tiene la cara del hombre que una vez me destrozó la vida y no puedo evitar recordarlo cuando veo el rostro de mi hijo".

Susana se estiró levantando sus brazos al aire mientras dejaba salir un enorme bostezo, tomó sus lentes y los empañó utilizando su aliento para después limpiarlos con un pequeño pañuelo color amarillo canario, al colocar sus gafas en su rostro se esclareció la borrosa imagen del reloj en su escritorio.

Susana: "Vaya, ya es muy tarde y simplemente no me puedo concentrar, será que mejor revise este material llegando a casa, solo necesito un baño caliente."

En casa se encontraban Samantha y Samuel discutiendo como de costumbre, con un intenso y acalorado intercambio de palabras y reproches buscando sobreponerse uno sobre el otro, para lograr obtener una incipiente victoria que solo duraría hasta la próxima discusión.

Samuel: "Eres una inútil, no aportas nada a este hogar, solamente vives escondida en tu sucia y apestosa habitación, pavonándote por toda la casa semi desnuda, comiendo la comida que compra mamá, no trabajas, ni siquiera estudias, solo vives gastando dinero que tú no ganas y saliendo con tus amigas"

Samuel está harto de las actitudes despreocupadas e indisciplinadas de su hermana, pero sobre todo está cansado de ser tratado con desdén y desprecio por su hermana.

Samantha: "Escúchame bien enano, en esta casa yo soy la mayor, yo no te estoy quitando nada, además recuerda que empezaste tu trabajo en ese estúpido lugar debido a que tú te lo buscaste con tu impulsividad de "machito", tal vez sí no fueras un maldito simio no tendrías tantos problemas".

Samantha se paró frente a su hermano, buscando intimidarlo con su impresionante altura, Samuel se planta frente a ella sin vacilar, intercambiando intensas miradas cuyo único propósito es buscar intimidar uno al otro, parecía una lucha de egos interminable que se vio interrumpida rápidamente por la entrada abrupta de su madre.

Samantha y Samuel: "¡Felicidades mamá!".

Gritaron ambos al ver a Susana atravesar la puerta del comedor.

Samantha: "Te estábamos esperando desde temprano madre, ¿sucedió algo?".

Dijo tratando de disimular la pelea que acababa de acontecer hace escasos segundos.

Samuel: "Mira mamá, te conseguí un pequeño regalo, espero que te agrade".

Exclamó mientras observaba nervioso a su madre con una sonrisa en el rostro.

Susana: "Muchas gracias gracias mis niños, muero por un pedazo de pastel, pero tendré que dejarlos pronto, tengo que seguir trabajando".

Susana abrazo y besó en la mejilla a sus hijos comenzando por Samantha, cuando llegó el turno de Samuel su semblante cambió de uno amable y dulce a uno frío y serio.

Susana: "¡tienes un moretón en el rostro Samuel!, ya habíamos hablado de esto, nada de peleas ¿recuerdas lo difícil que fue librarte de esa demanda?, escúchame bien jovencito, sí me entero de que te volviste a meter en problemas te largas de la casa".

Samantha no podía perder la oportunidad de burlarse de su hermano así que no pudo contener su risa y el placer que sentía al ver la situación en la que estaba su hermano.

Susana: "Tu también jovencita, ni siquiera en mi cumpleaños puedes vestirte de forma decente, tres centímetros menos de tela y estarías completamente desnuda, todo el día estás en ropa interior diminuta, tu hermano está en casa".

Susana dio la vuelta, tomó sus cosas y subió por las escaleras dirigiéndose hacia su habitación con una frustración evidente.

"Ves lo que causas imbécil" –reclamó Samantha.

“Tú no te salvas idiota" –replicó Samuel.

Susana: "Guarden silencio los dos, me tienen hecha un manojo de nervios, sus gritos los pude escuchar desde antes de entrar a casa, llévense bien por un maldito día".

Susana aceleró el paso y cerró con intención la puerta de sus aposentos.

Samantha: "Eres el culpable de todo, mamá sabe que eres un problemático y un pervertido"

Samuel: "¿por qué diablos soy un pervertido?"

Samantha: "cree que te gusta ver a tu hermanita mayor en su linda ropa interior, ¿Eso es cierto pervertido?"

Dijo Samantha mientras movía ligeramente los delgados tirantes de su sostén, y balanceaba sus senos frente al rostro de su hermano menor, mientras mantenía un semblante burlón y la mirada fija en las expresiones de su hermano.

Samuel: "estás loca, jamás pasaría algo así por mi mente" molesto se alejó del lugar y se dirigió a su cuarto.

Susana se encontraba preparándose para ducharse, ya en la intimidad de su alcoba despojó sus prendas dejando su torso desnudo, desabotonó su falda y la dejó caer hasta sus tobillos, con delicadeza desprendió un lindo liguero negro que sostenía sus traslúcidas medias que hacían contraste con su suave y tersa piel blanca que al mínimo contacto se tornaba en un lindo color rosado.

Con únicamente unas pequeñas pero muy elegantes pantaletas de encaje se dirigió hasta el tocador, tomo un poco de desmaquillante para colocarlo sobre una pequeña almohadilla hecha de algodón y frotó su lindo rostro, Susana a pesar del tiempo seguía siendo muy hermosa.

Susana: "aún con todo lo que he conseguido no he logrado sentirme completa, hice todo por mis hijos, logré estar de pie aun cuando mi mundo se derrumbaba, aun cuando los hombres en los que confíe y les di mi amor, recibí como recompensa que me dieran la espalda, aun cuando les cerré la boca a todos aquellos que me dijeron que no sería nada por qué mi lugar era estar en casa".

Ella observa sus muslos y como unas pequeñas estrías comienzan a hacerse notar, sabe que el tiempo ha pasado, ya no es esa linda muñequita con piel de porcelana y la extensa cabellera castaña.

Susana: "Dediqué mi vida entera a demostrar mi valor a personas que no valen, a idiotas que ahora ni siquiera se acuerdan de que existo, a un estúpido que me abandono dos veces, dejándome a un bebé con cada uno de sus abandonos, ¡ha! Supongo que la idiota fui yo, mi padre me tiró a la calle en cuanto se enteró que Samantha estaba en camino, sin embargo lo lloré tanto el día que me lo arrebataron ese día, oh dios sabe cuánto lloré, pero aquí sigo, siendo una mujer aterradora e imponente con mis apenas 152 cm de altura, con esta escalofriante mirada detrás de estos enormes lentes que resaltan mis ojos color miel, con este cuerpo que me enfoque en conservar solo para recordarle al mundo que nunca podría ser tocado por nadie, soy todo lo que siempre quise ser, pero sigo siendo infeliz, sigo enojada y sigo rompiéndome la espalda día con día para mantener las cosas así."

Unas pequeñas lágrimas brotaban de sus enrojecidos ojos color ocre, deslizándose a lo largo de sus pómulos y mejillas para reunirse en su delicado mentón

"Es suficiente, no me esforcé tanto para ser una mujer patética" –dijo Susana.

El deseo por calmar el estrés recorría su cuerpo, generándole aún más ansiedad y la sensación de que estallaría en cualquier momento, el instinto de luchar o huir se activó en su cabeza, pero ¿cómo huir de la obligación auto impuesta o asignada por la sociedad, como luchar contra el vicio destructivo que ella misma se creó con el arduo trabajo?

Susana: "Dios mío, siento que voy a reventar, necesito un pequeño tiempo para mí misma, tengo que olvidarme de los demás y consentirme un poco"

Se colocó de rodillas frente al tocador y abrió el último cajón, de el sacó una linda caja roja con textura metálica, que alguna vez fue ocupada por productos para el cuidado de la piel pero que ahora albergaba un lindo juguete rosado en forma de mariposa que contenía una pequeña bala vibradora en el centro y contaba con dos pequeños anillos en la parte inferior de la misma.

Con una enorme sonrisa la llevo consigo a la bañera, introdujo delicadamente sus pies en el agua tibia de ésta, descansó sus glúteos sobre la orilla, sintiendo el contacto con la fría porcelana, haciendo que un escalofrío recorriera su torso desnudo y se dispara en su nuca, mientras la distancia entre sus muslos va en gradual aumento para dejar completamente a la vista su delicada y lascivia vulva, decorada con un dulce y tierno color rosado, ella coloca delicadamente un poco de saliva sobre sus dedos índice y anular en su mano izquierda, para lentamente dirigir las yemas humectadas hacía su clítoris, el contacto produce una sensación electrizante que provoca que sus tobillos se flexionen y los pequeños dedos de sus pies se contraigan, como intentando aferrarse a la excitante sensación mientras aprieta sus labios con fuerza al mismo tiempo que surca los húmedos pliegues de sus jugosos labios vaginales, haciendo un movimiento cíclico de arriba a abajo.

En su mano derecha intenta colocar la pequeña mariposa vibradora apoyándose de su muslo, intentando introducir sus dedos en los pequeños anillos ubicados por debajo de la mariposa que portaba en su centro la maravillosa bala vibratoria quedando está apoyada en su palma, ella amaba este juguete, era fascinante que le permitiera hurgar el interior de su vagina al mismo tiempo que sentía el estímulo de las poderosas vibraciones en la totalidad de su deliciosa vulva, presionó un pequeño botón que accionó el juguete.

Utilizando los mismos dedos humedecidos con saliva que ahora se encontraban repletos de jugos provenientes de sus cálidos interiores, lentamente abrió los pliegues de su vulva para darle la bienvenida a su otro par de dedos, los cuales se deslizan muy lentamente a través del estrecho orificio vaginal, sus dedos eran portadores de las vibraciones que emanaban de su juguete masturbatorio.

Lentamente introducía sus dedos palpando la pared anterior sintiendo una placentera sensación que la invita a elevar un poco más la presión, sin embargo de un momento a otro su excitación cayó debido a un pensamiento intrusivo, o quizá solo una excusa para volver al vicio del trabajo.

Susana: "Maldita sea, tengo que avanzar con el caso del señor Arieta, sí el estúpido de Uriel no hubiera dejado el caso tirado, bueno tal vez sí reviso un poco de la evidencia gráfica aquí en la tina tal vez pueda descansar mentalmente".

Susana salió de la tina y se dirigió a la recamara, tomo la memoria USB de su computadora y un pequeño adaptador para celular-USB, y regreso a la acogedora sensación de estar rodeada de agua caliente acariciando su piel desnuda, aún con sus manos ocupadas por sus lascivos fluidos y su coqueto juguete conectó con delicadeza los dispositivos a su celular.

Susana: "Dios mío, esto tiene que ser una maldita broma ¿93 videos?, ¡¿47 minutos el más corto?! ¿Qué diablos es esto?

Mientras Susana deslizaba su pegajoso dedo sobre la pantalla mientras bajaba más y más analizando el contenido de esta memoria USB el líquido resbaladizo en sus dedos hizo de las suyas abriendo un vídeo al azar.

En escena apareció un chico alto delgado aproximadamente de la edad de su hijo Samuel, con cabello rizado y algo esponjado, con nariz grande y ojos saltones, el chico buscaba encontrar el ángulo correcto para apoyar su cámara, se sentó en un sofá, retiro su cinturón y liberó su pene que ya se encontraba en estado de erección, el chico comenzó a agitar su pene como tratando de provocar a alguien más, ese alguien no se hizo esperar por mucho más tiempo, una mujer alta con una larga cabellera rizada de un tono negro profundo, con unos glúteos alucinantes, y unas grandes y sexys pantorrillas, que de alguna manera le parecían conocidas a Susana, la mujer se colocó de rodillas frente al chico, tomó su miembro desde la base, y comenzó a dar pequeños y lindos besos alrededor del glande del muchacho, poco a poco los besos amorosos y protectores se fueron haciendo cada vez más descuidados y llenos de lujuria.

Susana: "siendo sincera mi trabajo nunca deja de sorprenderme, ¿pero por qué esto sería algún tipo de evidencia?".

Susana encendió de nuevo su juguete y lo presionó con fuerza contra su vulva, sintiendo las vibraciones y cómo estás se iban esparciendo a través del agua.

Mientras tanto la parejita de tortolitos en el vídeo continuaba con la diversión, la mujer en un impulso de confianza sujetó la cabeza del pene con la delicadeza de sus labios y fue introduciendo lentamente y cada vez más el pene en su boca, hasta llegar al punto dónde se le escuchaba respirar con dificultad, el rostro del chico observando hacia el infinito con su rostro apuntando al techo hacia casi palpable el placer que estaba experimentando, las pequeñas arcadas de la chica no se hicieron esperar, pero ella intento resistir unos dos segundos más, hasta que desesperadamente levanto su rostro dejando un gran rastro de espesa saliva que conectaba su boca con el miembro del chico, la saliva eran como gruesos pilares cristalinos con pequeñas burbujas e hilos delicados que poco a poco se deslizaban por el tallo del pene del chico, a penas recuperar el aliento la mujer fue en busca de recuperar su saliva con la ayuda de su lengua, recorriendo desde los testículos hasta el glande, dónde la mujer volvió a liberar una considerable cantidad de saliva mientras soplaba presionando el pene contra sus labios, creando un maravilloso espectáculo de burbujas en la cabeza del pene del chico.

Susana estaba cautiva en la sensualidad del momento, sus dedos se movían con firmeza y decisión, palpando cada milímetro en el interior de su inundada vagina hasta que algo la hizo salir momentáneamente de su trance.

"Te amo tanto madre, eres la mejor mami del mundo".

Exclamó el chico mientras se reclinaba a besar los labios de la mujer.

Susana: "¿Madre? ¿Mami? ¿Acaso estoy presenciando un caso de incesto? Esto está mal, esto está muy mal."

Mientras tanto seguía frotando sus partes con intensa lujuria, su corazón latía con más velocidad.

Susana: "esto es asqueroso, una madre no puede estar con su propio hijo, pero a su vez ¿Por qué se ven tan bien juntos? ¿Por qué se ve tan sensual y tan placentero?

De vuelta al celular la mujer se levanta de sus rodillas y al fin muestra su rostro ante la cámara.

Susana: "no puede ser, pero sí es Alejandra, yo voy con ella al mismo gimnasio, y su hijo iba en la misma preparatoria que mi hija, un momento, ¿ella tiene dos hijos? Este chico se ve de la edad de mi hijo no se mi hija".

En ese momento Alejandra vuelve a cautivar la mirada de Susana al deslizarse en el desastre de saliva que había hecho en el pene de su aparente hijo, pero del cual se veía plenamente orgullosa, la suavidad con la que el pene se deslizaba en la chorreante vagina de su madre era hipnótico, casi irónico que antes el muchacho estuvo completamente dentro y ahora apenas logra entrar su pene.

Inmediatamente la mujer comenzó a galopar el lubricado miembro, de frente hacia la cámara mientras apoyaba las manos en las rodillas de su hijo.

"Mami no aguanto más" –dijo el chico mientras trataba de resistirse al placer con todas su fuerzas.

Alejandra: ”no te preocupes bebé, mami te sacará toda la lechita, mami la necesita en su suave conchita, llena a tu mami de tu rica y calientita lechita es una orden".

Casi de forma sincronizada el orgasmo del chico llenando de semen la vagina de su progenitora y el liberador clímax de Susana tuvieron lugar, dando pie a un sentimiento de plenitud y tranquilidad que recorría el cuerpo de Susana, está sensación parecía extenderse hasta el infinito, ¿pero lo será? ¿Será infinita?

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