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Es hora de que pagues todo lo de esta noche
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Hace meses que me gusta ir a una cafetería a leer mientras me tomo un café. La verdad que acudo porque la chica que trabaja allí es muy atractiva. Es bajita, medirá 1,59, tiene un pelo negro liso y largo. Acostumbro a pedir un café con leche y salir a la terraza a tomarlo al sol. Ella suele salir a recoger las consumiciones de los clientes de vez en cuando. Cuando he terminado mi café siempre pasa por mi mesa y me lo retira. Desde hace días que noto que me mira con intensidad cuando lo hace.

Hoy he decidido llevarle yo las cosas dentro antes de que ella pasara, ve como dejo la taza en la barra y viene.

– Gracias- me dice mientras sonríe con la cabeza hacia abajo.

– De nada- le contesto- Soy Manu

– Yo Marina, si te apetece esperar, salgo en media hora.

Me quedo algo aturdido ya que no pensaba que me fuera a decir que esperara a que terminara de trabajar, aun así y sin pensarlo espere a que terminara su jornada y fuera nos volvimos a saludar. Me dio dos besos y se puso roja. Fuimos a tomar algo por ahí y estuvimos charlando un rato. Se tuvo que ir rápido ya que me dijo que le tocaba también trabajar por la tarde.

Llevo saliendo 4 años con Elena, una chica maravillosa, ella es enfermera y llevamos una buena vida. Tenemos un trato para poder acostarnos con otras personas, pero tiene condiciones, aunque ya las explicaré. Estuve toda la tarde pensando si ir o no a verla (Elena estaba trabajando pero yo tenía ganas de jugar) total que al final no pude resistirme y aparecí por allí sobre las 11 de la noche. Ella me vio entrar, no había mucha gente y me senté en la barra. Ella no me dijo nada pero me trajo una cerveza y me la puso sin cobrarme. Cuando la termine le pedí otra, ya casi no quedaba nadie y en cuanto me la trajo el último grupo de gente que había se marchó.

– ¿Cuánto de debo?

– Tranquilo ahora te cobro- me dijo mientras me guiñaba el ojo.

Salió y cerro la verja, vi que llevaba unos leggings e inconscientemente me fije en el culo que tenía, sobre todo cuando bajo la verja del local. Volvió hacia donde yo estaba y se puso muy cerca de mi diciendo que el pago iba a comenzar ahora.

Nos empezamos a besar y agarre su culo acercándola más a mí. Levantó un poco su pierna derecha rozándola contra mi cuerpo, mordió mi labio inferior y separándose un poco me dijo:

– Espera que termine esto y nos largamos de aquí.

Lo hizo todo corriendo demostrando las ganas que tenia de irse de aquel sitio y seguir con lo que habíamos empezado ya. Quería cobrarme lo de esta noche y tenía prisa por hacerlo. Nos marchamos de allí y me dijo que vivía cerca y que si quería podíamos ir su mi casa. Para allí que fuimos y al vivir ella en un sexto esperamos al ascensor y ya dentro de este empezamos a besarnos de nuevo. Se notaba que estaba muy excitada y yo también, tuvo que notar como se me iba poniendo dura ya que pegaba su cadera contra mi, me llevó contra la pared.

Llegamos arriba y abrió la puerta. En la entrada de mi casa seguimos jugando con nuestras lenguas y ella decidió saltar y la cogí. La lleve hasta la cama y la deje caer allí. Me quite la sudadera y la camiseta.

– Es hora de que pagues todo lo de esta noche- me dijo mientras se mordía el labio inferior

Me tumbé sobre ella. Empecé a besarle el cuello y ella nudo sus piernas sobre mí. Le ayude a quitarse la parte de arriba y seguí besando su cuerpo jugando con sus pezones y fui bajando poco a poco sin prisa. Le ayude a quitarse los leggings y vi su tanga negro rodeando su cuerpo ella me quito los pantalones y me tiro a la cama.

Se sentó a horcajadas sobre mí y seguimos besando mientras nos rozábamos. Le agarre del culo nuevamente y le hice acercarse hacia mi hasta que termino poniendo una pierna a cada lado de mi cara y pude besar sus ingles y arrastrar mi lengua hasta comérselo. Empecé suave pero fui subiendo la intensidad y con ella subía la respiración de ella. Note como cada vez estaba más húmeda y terminó literalmente follándome la cara de los movimientos pélvicos que realizaba buscando más más placer. Tuvo un orgasmo sobre mí, tirándome del pelo. Se separó y me miro.

– Quiero sentirte dentro- me dijo mientras se quitaba el tanga.

Se dio la vuelta y se puso a cuatro patas pidiendo que la follara porque no aguantaba más. Me quite los calzoncillos y comencé a meterme en su interior con las manos en su cadera. Su precioso culo chocaba contra mi dándome placer. Escuchaba nuestros cuerpos chocar y sus gemidos, la intensidad iba subiendo y recogí su largo pelo negro con la mano y la traje hacia mi hasta que pego su espalda contra mi pecho y seguí metiéndola y sacándola mientras con la otra mano la tocaba. Ella sacaba su lengua en señal de placer.

En un momento se la saco y se giró hacia mi como si estuviera endemoniada. Me tiro a la cama y cogió mi cinto y me ató las manos a los barrotes de su cama y se puso sobre mi y comenzó a moverse y a botar. Gimió fuerte y para que no la escucharan se tiró contra mi y mordió la zona de mi clavícula mientras chocaba contra mi. Cogió mi cabeza y se acercó a mi oído y me pidió que por favor terminara dentro de ella. La cogí de sus nalgas de nuevo, haciendo presión con mis dedos contra ella seguimos follando hasta que se puso como una amazona. Le agarre del pecho y como ella había pedido termine dentro de ella.

Se dejó caer hacia atrás y estuvimos un rato tumbados besándonos y comentando lo mucho que nos había gustado estar juntos. Me tuve que marchar ya que Elena estaba esperándome en casa y tenía que volver. Nos despedimos con un beso y nos prometimos repetir.

Debía volver a casa porque Elena y yo tenemos un pacto. Podemos acostarnos con otras personas sin ningún problema pero con una condición; debemos contárnoslo luego con todo detalle. Lo hacemos así porque después de contarlo repetimos juntos los que hemos hecho con la otra persona. Cuando llegue me metí en la cama y le conté todo a Elena que note que estaba empapada ya que había está jugando ella sola mientras me esperaba, imaginándose como me había acostado con Marina. Así que Elena se quitó la ropa y se sentó sobre mi cara diciendo:

– Es hora de que pagues todo lo de esta noche.

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