—Con este collar te aceptó como aprendiz, lo debes llevar siempre en el cuello, para casi todos pasará desapercibido, pero para los que saben que significa les dirá que estás en entrenamiento y tienes dueño, luego en nuestras sesiones, te lo podrás quitar ahí te pondré otro mientras dure la sesión. Con el tiempo veremos si te ganas y aceptas el definitivo el que simboliza que soy tu dueño que te has convertido en mi perra.
También estaba dentro un dildo que se controlaba desde mi celular.
—Quiero que siempre lo lleves contigo y quiero que siempre esté cargado, entendiste?
—Si mi señor
—Tendrás algunas tareas, ya te iré diciendo que debes hacer ¿estás emocionada?
—Si mi señor ya quiero comenzar.
En los siguientes días le mandaba algunos mensajes para que se pusiera el juguete mientras yo la masturbaba desde la distancia en algunas ocasiones la hacía terminar ahí en su oficina, en otras simplemente la dejaba con ganas de poder hacerlo.
En varias ocasiones hacíamos video llamadas ella desde su oficina. Era simplemente gratificante verla por la pantalla del teléfono como su color se iba subiendo de tono cuando le explicaba lo que quería que hiciera, ella de inmediato se paraba para poner seguro a su puerta y cerrar las persianas de la oficina, mi voz en susurros mandándole, indicando exactamente dónde y cómo se tocará.
—Quítate el pantalón, ahora la blusa, pasa tus manos por tus pechos, si así, libera tus tetas, quiero verlas, ver cómo se movían frente a la pantalla es rico, así es mi niña tócate, pasa tus dedos por tus senos, acaricia tus pezones, endurece los para tu Señor, acerca la cámara quiero verlos de cerca, bien ahora pon tu celular en la orilla del escritorio donde te pueda ver acostada, recárgalo en algo, acuéstate sobre tu escritorio con la piernas abiertas y flexionadas, si abre bien tus piernas que quiero ver tu coño…
Tócate, tu mano será como si fuera la mía, frota lentamente por tus labios, no no metas aún tus dedos, espera con calma, usa dos dedos por cada lado de tus labios, frota con ellos tus pliegues, jala un poco de ellos cada que bajes, rosa tu ano juega un poco en él, ¿te gusta? ¿Lo sientes? Tu pulgar úsalo en tu clítoris juega con él en forma suave, en círculos, no, tus dedos síguelos usando en tus labios, si, así… ve más rápido déjate ir, quiero que vayas más rápido, quiero escuchar en tus labios "mi señor, mi señor" quiero que te corras gimiendo mi nombre, si así, mi niña, eres una buena chica, sí.
Eres una puta, mi puta y solo mía, bien ya quieres meter un dedo? Metelo! Si así, muéstralo quiero ver tus jugos en él, lame siente tu sabor en tu dedo, rico? Si debe estarlo eres deliciosa, bien ahora mete tu dedo anular y el dedo medio desliza los dentro tuyo, si así, las yemas hacia arriba en tu pared frontal, si como si te rascaras por dentro, con tu mano libre haz presión en tu monte de venus, sube y baja tus dedos dentro de ti, ya lo sentiste? Ya encontraste el lugar que quiero que presiones? Si lo sé, ya vi como tus piernas se tensaron, ábrelas quiero verte, entrégame tu orgasmo. Su grito vino acompañado de agua, ella pensó que se había orinando pero en realidad se había corrido como nunca, eyaculo por primera vez, su celular quedó empapado, hasta él llegó el agua, quisiera haber estado ahí para verlo en vivo, para sentirlo de cerca, para beber de ti, estaba duro, muy duro viéndola disfrutar, viendo como mis instrucciones la llevaban la clímax y más allá.
Un día antes del día que tenía previsto ir a su empresa para levantar mi pedido de materiales le mande un pequeño paquete a su casa, dentro estaba un arnés para su pecho, con una nota;
"mañana debes llevarlo en tu oficina, sin el brasier, solo el arnés"
Viviana se sorprendió de ver llegar a su jefa con ése arnés que le llegaba al cuello, era imposible ocultarlo, para quien no sabía que era podría ser simplemente un adorno debajo de su blusa, pero Viviana sabía el significado, ella muchas veces había usado uno de esos con su amo.
Viviana le sonrió y Rebecca se sonrojo un poco, Mateo cuando fue a la junta matutina le alago su atuendo sin saber que ella estaba vestida para su señor.
Llegué a su oficina y como siempre platique un poco con Viviana antes de que me recibiera Rebecca, cuando entre es su oficina vi cómo lucia su arnés, se veía hermoso en su cuello ahora que yo entre se había quitado el pequeño chaleco que traía para ayudar a cubrir sus pezones, que con la pura blusa se notaba, los observé y ella se ruborizo un poco.
—Buenos días Fer, o debo decirte mi señor aquí también?
—Buenos días Rebecca, aquí somos empresarios así que Fernando está bien.
—Como gustes, Fernando!
—Lo único que te voy a pedir como tu señor, es que cada que venga a tu oficina vayas y me traigas un café. Eso será lo único que harás por tu señor cada que nos veamos por negocios. ¿Está claro?
—Si mi señor
—Muy bien, ve por el ya sabes como me gusta negro, sin azúcar y bien caliente.
—Cómo usted lo ordene mi señor –dicho esto salió de la oficina en busca de mi café–.
Cuando volvió con él lo fui disfrutando mientras tratamos el pedido y acordamos los precios de los materiales algunos habían subido un poco, al fin llegamos a un acuerdo. Antes de salir la invite a comer, se lo exigí ir a comer conmigo no estaba a discusión.
—Eso mi querida perra si será en plan de señor, pasare por ti a las 2 en punto, quiero que estés lista a esa hora.
Llegue puntual por ella, Rebecca ya estaba en la acera esperándome, abrí mi puerta y baje del auto para abrir su puerta, nos dimos un ligero beso y entró en el auto de forma automática, cerré la puerta y subí a mi lado maneje rumbo al restaurante “La fonda de Lorenzo" es un local de comida italiana cuyo dueño y chef Francesco es una vieja amistad, el lugar es una especie de refugio para poder comer cuando quieres ir con tus mascotas, necesitas una invitación para poder acceder y ya luego de un tiempo puedes hacerte miembro de la comunidad.
Cuando llegamos entramos en un pequeño vestíbulo donde estaba un guardarropa pero en lugar de tener solo abrigos, en el había toda clase de prendas como si se tratara de una tienda, pantalones, blusas, zapatos, hasta calcetines junto a los zapatos, una joven nos llevó hasta nuestro comedor privado.
—Tú debes ir en cuatro –le dije seriamente–.
Rebecca iba a protestar, pero se contuvo, bajo al suelo y me siguió por entre las mesas, varios señores o señoras comían mientras sus mascotas esperaban a sus pies, al pasar por la mesas Rebecca observa a todo, algunos tenían un collar en el cuello, algunos iban aún con su cadena, otros en cambio iban sin collar, como ella. La mujer que nos guiaba abrió la puerta del reservado número seis lugar donde comeremos cuando nos dejó en la mesa se retiró y nos dejó solos, cuando estuviéramos listos le llamaríamos con un pequeño botón incrustado en la mesa.
—Bien Rebecca es hora de comer, pero antes de ordenar debo decirte algo, tal vez la próxima vez que vengamos aquí ya tengas un collar en tu cuello, eso es símbolo de nuestra relación y de que tienes un dueño, tú aun no te lo has ganado, cuando lo tengas me seguirás a donde vaya así en cuatro como mi mascota ¿entiendes?
—Si mi señor
—Puede que también lo hagas desnuda, aquí existe esa opción y nadie te va a juzgar por eso, descuida no hay nadie de tus conocidos que sea miembro de este lugar, y aunque así fuera nunca nadie diría nada fuera de estas paredes, es una regla la privacidad de cada uno de los socios.
—Si mi señor, estoy de acuerdo
— Bien ahora quítate el pantalón y la blusa te quiero solo en bragas y el arnés –el arnés se sujetaba exacto en sus sugerentes pechos–, ven y acuéstate a mi lado en el suelo. Me imagino que se sintió el suelo frío para el contacto con su piel desnuda pero sé que se acostumbrara enseguida.
Cuando lo hizo acaricie su cabeza
—Buena niña.
Apreté el botón y ordene un pollo a la parmigiana, el pollo llegó, una cama de salsa de tomate sobre el plato y encima el pollo bañado de queso gratinado, con un poco perejil y a un lado unos espárragos estaba delicioso, de vez en vez dejaba caer algo de pollo o de la guarnición al suelo.
—Ponte en cuatro, tu cabeza y manos pegadas al suelo, tu trasero elevado. Si así niña déjame ver tu trasero.
Ella al principio no entendió pero una suave palmada en su cabeza le indicó que debía comer del suelo, verla tratando de comer del suelo, sin usar sus manos fue de verdad muy excitante, me puse duro dentro del pantalón, cuando hube terminado de comer llego una nieve de parte del chef, embarre un poco de ella es sus pechos y los lamí hasta que la nieve se terminó, le hable a mi mascota ella levantó su cabeza.
—Te voy a enseñar a hacerme una buena mamada!
Ven aquí!
Ella se acercó a mí con un brillo en sus ojos, cuando estuvo a mi alcance me saqué del pantalón mi falo, ella observó atenta mi cabeza rosada luego le dirigió una mirada al resto de mi pene.
—Abre tu boca,
lame la cabeza,
métela en tu boca, solo la cabeza,
si así,
eso es chúpala,
succiona,
si,
bien ahora para,
sacarla de tu boca,
Lame todo el tronco
Si así
Ve a los testículos mételos en tu boca
Tu mano, sube y baja por mi pene con tu mano
Si, así, eres una buena niña
Alto!
Ahora metelo de nuevo en tu boca
Vuelve a succionar, usa tu lengua acaricia con tu lengua el glande mientras tus labios succionan
Si, mi niña así
Metelo todo en tu boca –volteo a verme como diciendo que no podría–.
Pero lo hizo, se tragó los 18 centímetros erectos completos hasta su base.
La tomé de la cabeza y comencé a marcar el ritmo de un momento a otro la follaba por la boca, sufrió un poco para seguir mis constantes invasiones en su boca. Me dieron ganas de follarle ahí mismo así que deje de aprisiona su cabeza, le ordene sentarse en la orilla de la mesa con los pies bien abiertos hice a un lado sus bragas y mi lengua recorrió su húmeda raja, trace círculos sobre su clítoris, di lengüetazos por todo el largo de sus labios, mordí y succioné a mi antojo sobre el clítoris, rápidamente sentí como sus pies trataban de cerrarse sobre mi cuello y sus jadeos se intensificaron terminó sobre mi rostro con una mordida justo en su botón sagrado.
Me puse en pie y arremetí contra ella, entre lento, muy lento en ella… Podía sentir como se iba abriendo para mí, como la invadía por completo, como se aferraba a mí, como con cada embestida ella perdía más el control, mi ritmo cambió, ahora iba más rápido, más fuerte, más intensamente, la estaba haciendo mía ahora empezaba a ser de mi propiedad, cuando sentí la necesidad de correrme salí de ella la recosté sobre la mesa, subí a la mesa y así de pie sobre la mesa me más turbe hasta eyacular sobre Rabecca la mayor parte cayó en sus pechos, pero todo su vientre quedó marcado por mi esencia, tomé un poco de lo que empezaba a escurrir y se lo di a comer, ella lo comió hambrienta
—Fue una comida deliciosa
—Si mi señor, su sabor me agrada, me está gustando demasiado.
—Vístete que nos tenemos que ir ya vamos
Los restos de mi esperma aún estaban sobre su piel cuando se puso sus ropas… el recuerdo de esa comida lo llevaría en su mente, entre sus piernas y en sus ropas.
Salimos del privado, ella me siguió en cuatro me siguió como una perra sigue a su dueño así hasta la puerta del lugar, ahí se puso en pie y subimos al auto para ir a dejarla a su empresa.