Ya han pasado tres días desde que llegue a la playa privada del sexo y no lo voy a negar he follado hasta quedar agotada, pero J me prometió darme el mejor sexo rudo y hasta hoy esa sesión no ha llegado, Estoy viendo como mis cuatro amigas son clavadas en sus dos hoyos, ellas están perdidas del placer y eso empieza a calentar mi concha, me retiro un poco de la acción y voy a una silla de descanso, me introduzco dos dedos en mi boca y los lubrico bien con mi saliva y me los paso por mis duros y ricos pezones, empiezo a estimularlos, pero no me es suficiente así voy directo a mi concha y empiezo a jugar con mi ya hinchado clítoris, lo masajeo en círculos, tengo la concha muy húmeda, deseo sentir más así que me meto Dos dedos y los llevo hasta el fondo, empiezo a moverlos más frenéticamente hasta que llego a mi orgasmo, mientras me retuerzo una voz me dice al oído.
– Que rica puta me he encontrado, te gusta jugar solita o quieres jugar conmigo.
Al levantar mi mirada me encuentro con esos ojos hermosos de J y no sé si era por lo arrecha y excitada que estaba o lo ansiosa que había estado estos días, que simplemente le dije.
– He deseado jugar a solas contigo, todos estos días.
– Estás segura putica, yo juego rudo, me gusta hacer que lloren, me gusta reventar culos y vaginas, quieres someterte a mí, no quiero arrepentimientos después.
– No me voy a arrepentir, quiero que me revientes toda, deseo sentir de nuevo tu gran verga. Quiero ser tu puta, deseo que hagas conmigo lo que te venga en gana.
– Si que me saliste puta, eso me encantó de ti, me gustan bien perras y que se le midan al dolor y al placer, si quieres ir conmigo a mi cabaña sabrás que este resto de días no te voy a dejar salir, serás mi perra, mi puta, mi sumisa y mi delicioso depósito de leche, eso quieres.
– Si deseo, ser tu puta, esta perra solo quiere contigo, tu eres mi amo.
– Tomate este cóctel, te ayudará para lo que viene ya que estoy seguro irás conmigo hasta el final.
Me tome el cóctel tenía un sabor a ácido, estaba delicioso. Me llevo a su cabaña, al ingresar me di cuenta, lo que le gustaba a J, sin mediar palabra me beso con mucha ferocidad, me encanto ese beso violento, bajo sus besos por mi cuello y termino de quitarme el traje de baño de un solo tirón y empezó a descender hasta llegar a mis erectos pezones, se introdujo uno a su boca mientras pellizcaba el otro, me los chupaba rico, era duró pero me encantaba, me sentía caliente y cada mordisco en mis pezones me refrescaba, J siguió descendió y me ordenó abrirme de piernas y así lo hice, se agachó, metió su cara en medio de mis piernas y empezó a limpiar mis jugos, que por alguna razón eran como un torrencial.
– Deliciosa puta, estás empapada aquí abajo, el cóctel está haciendo efecto, pero no te preocupes tu macho te va a limpiar, como tú te mereces.
Sentí el primer lengüetazo y la primera succión y de inmediato llegó mi orgasmo. J no se detuvo y continuó chupando, lamiendo y mordiendo cada vez era más duro, yo me estaba conteniendo para no gritar, pues era un dolor exquisito.
– A ver perra, no te contengas, si quieres gritar, llorar, gemir hazlo, es eso lo que busco y eso me excita.
No me dio tiempo de decir algo, porque mordió mi clítoris y me hizo ver estrellas y yo simplemente empecé a chillar como la perra que soy.
– Haaa papi, que rico ayyyy mmmm papi, que rico siento, mi concha está muy caliente. Ayyyy rico.
– Eso es puta, me encanta, calentarte esa cuca.
J se detuvo y se incorporó y me pidió que lo esperara sentada y con las piernas abiertas y así lo hice, espere a mi macho como él me lo pidió.
Cuando llego a mi traía una cadena, me observo y me dijo.
– Esta cadena tiene tres extremos en cada uno de ellos hay una pinza de presión, estas irán en tus pezones y en el arrecho clítoris que te mandas entendiste puta.
– Si amo, haz conmigo lo que quieras.
Me coloco cada pinza y aunque la presión era mucha ya que mis pezones y mi clítoris estaban muy rojos, mi excitación era mayor, cada vez que apretaba yo me retorcía de placer.
Me halo de la cadena hasta hacerme arrodillar y me restregó su gran verga en mi rostro, cuando yo intentaba mamarla me la alejaba, así lo hizo cinco veces, hasta que yo suplique.
– Papi por favor, déjame probarla, quiero mamarla te lo suplico.
– Está bien, perra ven a mamar verga.
Me enloquecí al tener esa verga en mi boca, chupaba con tanto ímpetu, que nada más sentía como mi concha escurría, mis jugos bajaban por mis piernas, me sentía caliente con ganas de que me reventaran la concha y el culo deseaba ser penetrada, ese cóctel estaba haciendo estragos en mí y J lo noto pues me ordenó.
– Ven puta acuéstate en la cama, vamos a jugar.
Cuando me acosté J me coloco un rompe clítoris, la arrechera y calentura que yo tenía era tanta, que empecé a gritar.
– Aaa, aaaa, Papi, te quiero a ti, reviéntame a verga, por favor quiero tu verga, seré una buena perra, pero dame tu verga.
Pero J seguía dándome. Con el vibrador que cada vez más me hacía llegar violentamente a mi orgasmo, él halaba la cadena de tres puntos, pero eso no era suficiente, yo necesitaba verga y mucha para apagar ese fuego que me estaba consumiendo.
Me paso su rica verga para que la mamara, me ahogaba con ella, lo hacía sin contemplación, me la metía hasta la garganta.
– Vamos perra trágatela toda, tú eres una puta muy mala mereces ser castigada a punta de verga.
Yo solo asentía con mi cabeza, deseaba ser castiga, quería que me reventara mi concha y mi culo sin contemplación, el cóctel que J me había dado me tenía la chocha caliente y chorreante y el vibrador me hacía explotar, pero sentía que me faltaba tener la verga de J.
J me sacó su verga de mi boca para ordenarme que le colocara una funda de verga, si por naturaleza la verga de J era gruesa y grande con la funda quedó descomunal, su advertencia fue muy clara.
– Si te reprimes y no gritas como la puta que eres, que castigaré con toques eléctricos, quiero escucharte gemir, gritar, suplicar como la gran puta que eres.
– si Papi, tú solo dame verga que yo seré una buena puta, lo prometo.
Me coloco en cuatro y sin avisarme su verga entró hasta el fondo de mi ano, no lo pude evitar grite muy fuerte, fue muy doloroso, mi culo necesitaba verga, pero no lo voy a negar J me reventó como nunca, después de unos minutos mis gritos iban mezclados con gemidos y súplicas de más en un tono muy elevado.
– Aaaaa papi no pares, esto es delicioso, me encanta ser tu puta, quiero masss, soy tu puta J, haz lo que quieras conmigo aaaaa esto es dolorosamente delicioso.
– Eso voy a hacer, eres mi contenedor de leche, además desde que te provee me encantaste por perra, esa concha y este culo les fascina exprimir vergas y yo te voy a dar tanta verga que no vas a querer sino conmigo.
– Si papi, tu verga es única, solo deseo que me claves tu.
El golpeo de su pelotas en mi culo era extasiante, yo sentía que cada vez me lo habría más, J sacaba por completo su verga, para luego dejármela ir entera de nuevo, yo tenía muy claro que todos en la isla podían oírme y es que en ese momento no me importaba, no por el castigó si no por mi arrechera, quería que no acabara, quería que J me siguiera abriendo el culo, quería disfrutar y seguir teniendo orgasmos anales, desanillo mi ano, para reventar mi concha el dolor fue muy similar que en mi ano, pero el disfrute fue más que extraordinario, mi concha estaba tan mojada que de cada embestida salvaje de J, salpicaba mis jugos, jugos que recogía j con las manos y me los daba a chupar.
– chúpate mi mano puta, así de jugosa y deliciosa tienes esa chocha.
Parte 2:
Yo lamía su mano por completo, en verdad sabia exquisito, J me reventaba tan duro la concha que cada vez que sacaba su gran verga de mi se disparaba un gran squirt. Así que J optó por cambiarme de posición y que yo quedara de frente a él, para así él recibir gustoso todos mis intensos orgasmos. Fueron horas de intenso sexo, doloroso, delicioso, esta vez J hizo lo que quiso con mis hoyos y yo gustosa lo deje, mis pezones terminaron realmente sensibles y rojos, fui tratada como el contenedor de leche de J y eso me encanto, el saber que me voy bien follada, me encanta el sexo rudo, pero sobre todo las vergas grandes y gruesas y J cumple con todo lo que me gusta, mi concha y ano quedaron bien abiertos, valió la pena la culeada.
Con J nos volvimos más exclusivos después de ese día y me encanta. Él sabe lo que me gusta.
En este mundo hay mujeres que les gusta el sexo romántico y la ternura y está bien, pero yo soy todo lo contrario y J, lo entendió, afuera con mi familia y amigos él es un amor es el hombre más romántico del mundo me trata como una princesa, pero en la cama el me trata como una puta en celo y eso me enloquece me da lo que le pido.
Me encanta leer los comentarios y saber si les gustan mis relatos, para seguir contando les muchas cositas más.
Besos.