La conversación estaba siendo emocionante y excitante, tanto para el marido como para el extraño, pero en cierto momento, la aplicación empezó a dar problemas de conexión. Como ambos estaban disfrutando del momento, Semental le propuso al Marido Orgulloso continuar la charla mediante correo electrónico. El marido rehusó, ni mucho menos quería que un desconocido que se excitaba con su mujer tuviera su dirección de correo electrónico, pero aun así Semental le dio su propio correo y le propuso seguir la conversación en el mail. Justo en ese momento la aplicación falló del todo, así que Semental perdió el contacto con su víctima.
Pasaron los minutos, y la aplicación seguía sin funcionar, así que Semental ya se disponía a ir a la cama, justo cuando el móvil vibró. Le había entrado un e-mail. Y sí, efectivamente era el Marido Orgulloso, quién en ese tiempo se había creado una cuenta anónima de correo. Se enviaron 3 o 4 mail en los que se reafirmaban en lo excitados que estaban y en lo bien que lo estaban pasando y Semental le pidió de nuevo a la foto de la mujer, pues la aplicación del chat se había bloqueado y ya no tenía acceso. La verdad es que Semental se había descargado ya la foto y la tenía en su galería, pero la aplicación rebajaba la resolución de las fotografías enviadas y confiaba de que la imagen que le enviara por correo tuviera mayor resolución.
Pasaron unos minutos sin que Semental tuviera mucha fe en que le enviara otra vez la fotografía y pensaba que en cualquier momento el marido entraría en pánico y desaparecería, como ya antes habían hecho muchos otros. Pero la verdad es que en el quinto correo recibió de nuevo la fotografía, y esta vez efectivamente tenía mayor resolución.
Continuaron con los correos hasta que el marido orgulloso se percató de que volvía a funcionar el chat. Siguieron en el chat, donde la conversación era mucho más ágil y así fueron pasando aún más horas. Al final, tras un total de cinco horas de conversación, Natalia llegó a casa y el Marido Orgulloso tuvo que finalizar precipitadamente la sesión de charla.
Total, que eran las tres de la madrugada y Semental tan solo había obtenido una foto de una mujer vestida, que no sabía quién era y a la que no se le veía ni la cara. Se fue a dormir pensando que todo había sido una enorme pérdida de tiempo.
Pero al día siguente fue Martin quién se puso de nuevo en contacto con Semental. Había disfrutado la experiencia y quería conversar más con ese contacto, al que creía un chaval inofensivo y al que pensaba calentar un poquito más. Primero intentó hablar con el tal Semental por el chat, pero al no recibir respuesta, le envió un correo electrónico en el que le adjuntó una nueva fotografía. En este caso era Natalia de espaldas, vistiendo ropa deportiva en lo que parecía una clase de yoga. La parte más excitante de la foto era su culo, eróticamente resaltado por unos ajustados leggings.
Sorprendido, Semental decidió entrar de nuevo en la comunicación y preparó un texto en el que describía sensualmente el cuerpo de la mujer, que aparecía en la foto visto desde atrás. Se lo envió de vuelta por correo electrónico y le sugirió entrar por la noche en la aplicación de chat para seguir con la conversación.
Al final ambos se llegaron a sentir cómodos en esa dinámica en la que Marido Orgulloso enviaba cada mañana una foto por correo electrónico, Semental preparaba a lo largo del día un texto en el que comentaba la foto, lo enviaba también por correo electrónico y ya por la noche ambos se metían al chat para comentar tanto la foto como el texto.
Pasaron los días y poco a poco Semental fue consiguiendo que Marido Orgulloso le mostrara más fotos de su mujer. Comenzó enviando fotos de Natalia en vacaciones, con vestiditos o pantalones cortos y al cabo de unas semanas y ya con algo más confianza, le mandó también alguna foto de Natalia con ropa de dormir, antes de irse a la cama.
recibido eran de vacaciones en lugares de playa y del resto de fotos no había conseguido adivinar ni siquiera cuál era la localidad en la que residían.
Pero al revisar una de las fotos, cuando ya estaba decidido a discontinuar las comunicaciones con este hombre, Semental se dio cuenta de que el marido había cometido un error garrafal. Se dio cuenta de que de la foto que estaba analizando en ese momento, que de hecho había sido la primera que le mandó, había sido manipulada para evitar mostrar el rostro de la mujer. Pero el fichero de la foto enviada por correo era el original. Es decir, sobre esa misma imagen, el marido había emborronado la cara de su esposa, y Semental se dio cuenta de que la foto podía ser revertida a la imagen original. Así que fue lo que hizo, la manipuló y por primera vez pudo ver la cara de esa hembra que tanto había deseado ver.
A partir de ese momento, Semental reunió todas las fotos que tenía de la mujer y comprobó como en muchos casos ocurría lo mismo y las revirtió a las originales, con lo que en muchas de ellas pudo desemborronar la cara de la esposa. También se dio cuenta de que algunas fotos habían sido recortadas, con lo que revirtiéndolas a la original también podía ver detalles que quedaban fuera de las imágenes que había recibido originalmente.
Y ahí es donde sorprendentemente se encontró con algo completamente inesperado. La foto en la que la mujer estaba practicando yoga era una imagen recortada de una foto más grande en la que no solamente aparecía la mujer de espaldas, sino que también estaba al lado su marido, pero en este caso de cara a la cámara.
Ya no solo tenía la cara de la esposa, sino que también tenía la del marido. Su corazón comenzaba a palpitar de nervios y emoción. Sabía que lo que había descubierto era importante, y que si lo manejaba correctamente podría obtener más. Había encontrado el resquicio.