David tuvo que viajar por razones de trabajo y lo extrañaba mucho. Luego de algunos días de estar solo, me di cuenta que necesitaba tener sexo. Me masturbaba mirando porno gay, pero mi culo pedía pija desesperadamente. Me animé a entrar en una página de citas gay, la primera noche conocí a muchos hombres calientes con buenas pijas pero ninguno me convencía, hasta que comencé a chatear con un negro muy lindo y me interesó conocerlo con tanta suerte que vivía muy cerca de casa.
En media hora estaba en casa. Lo hice pasar y sin mucho preámbulo, le dije lo que me gustaba y mi curiosidad de coger con un negro. Sonrió y me dijo que le gustaba mi cuerpo. Me agarró de la cintura y trató de besarme, yo esquive el beso y me di vuelta para que su bulto generoso se apoye entre mis nalgas. Moviendo la cadera para sentirlo mejor, nos calentamos muchísimo.
Ya desnudos en mi habitación, mis ojos se clavaron en su pija, la cual no era lo que imaginaba, era linda, cabezona pero no muy grande. Igual me gustó mucho. Me la metí en mi boca suavemente, mirándolo a los ojos, tratando de darle la mejor mamada que pudiera. Según David, nadie la chupa como yo. Me encantaba tener ésa verga en mi boca. A los diez minutos me empezó a lamer el culo. Era delicioso sentir la lengua del negro moviéndose y tratando de meterla profundamente.
No aguante mucho tiempo y le pedí que me la ponga. Me acomode boca abajo con mi culo dispuesto a recibir su miembro, él se acostó sobre mí y con un movimiento muy hábil, me la fue metiendo hasta el fondo. Empezó a cogerme como loco y yo disfrutaba de su pija dura. Me puso de costado y siguió dándome. Luego, patitas al hombro y me calentaba verlo de frente mientras me cogia. Se inclinó sobre mi cuerpo para besarme el cuello y sentí un olor muy fuerte y desagradable a transpiración. Lo saqué de encima y terminé haciéndole una paja para que acabe.
Fue una experiencia muy decepcionante y además me sentí muy mal por engañar a mi hombre, mi gran amor.