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Enculando a mi novia en cama de su amante
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Continuación del relato “Sacrificando mi culo por la mujer más hermosa 1 y 2”, dejo los enlaces al final de este relato.

Arturo se había ido y solo me quedaba su recuerdo. Los muebles que me había regalado me hacían evocar todas las experiencias vividas, las noches de pasión e incluso llegaba a sentir que no se había marchado, esa noche dormí en su cama, me costó dormir, rememorando todo lo vivido sobre ese colchón, el cual había sido mudo testigo de tantos encuentros llenos de sexo, pasión y lujuria…

Al otro día, ya me encontraba un poco repuesto, cierto que me dolía su partida, pero la vida debía continuar, así que más tarde le hablé a Adriana y la invité a mi departamento, le dije que tenía una sorpresa que mostrarle, una vez que llegó le mostré la sala y el escritorio que me había dejado Arturo, no podía creer que Arturo hubiera sido tan generoso.

Ay vida, que gentil fue Arturo, el departamento ha quedado precioso, tus compañeros van a quedar impresionados.

Como había comentado anteriormente mis compañeros de departamento vivían uno en un pueblo del estado de México y el otro en uno del estado de Hidalgo y ambos solían viajar los fines de semana, desde el viernes y llegar el domingo en la noche, así que los sábados eran los días que normalmente llevaba a mi novia a coger en el departamento, aprovechando la ausencia de mis amigos y compañeros.

Si, ya tenemos sala, lástima que ya no cupo el escritorio y la silla ejecutiva en mi cuarto. Pero todavía hay más, ven.

La llevé a mi cuarto y le mostré la cama king size y la enorme pantalla de TV que me había dejado Arturo.

-Mira, la cama es enorme y súper cómoda y mira la pantalla, ¿no es impresionante? – Dije.

-Ufff, amor, la pantalla me encantó, es enorme, pero la cama no se la hubieras aceptado, conociendo a Arturo ha de estar más usada que una cama de motel barato, quien sabe qué tipo de mujerzuelas se habrán acostado en esa cama, me da un poco de repulsión- expresó.

-Mujerzuelas, mujerzuelas como tú – pensé, al recordar que esa cama había sido usada por Arturo y mi novia en varias ocasiones, pero me quedé callado, en vez de eso insistí,

-Es una cama súper cómoda, tamaño king size y está en perfecto estado, no podía no aceptarla amor, mi cama tu sabes que era vieja e incómoda.

-Bueno, si tu insistes allá tú, pero yo no me acostaré en esa cama, creo por lo menos le debes comprar un buen forro y desinfectarla, bien sabes cómo era Arturo, en esa cama habrán desfilado un sinnúmero de mujeres, y seguramente muchas de dudosa reputación, no vaya a agarrar una infección.

-Si, putas, bien putas como tú, -estuve a punto de decir, pero me contuve.

-Al final la convencí de quedármela con las condiciones que Adriana propuso.

-Ja ja, no te preocupes, la vamos a desinfectar bien y comprarle un buen forro de colchón, le voy a poner hasta agua bendita, anoche escuché gemidos, jadeos y suspiros- Bromeé con mi novia.

-Ja, ja, entonces creo que tendremos que buscar un sacerdote para que realice un exorcismo, esta poseída.- Añadió Adriana, ambos reímos.

Fuimos a comprar el material de limpieza y desinfección, así como el forro para el colchón y algunas colchas y sábanas. Al regresar me ayudó a desinfectar y ponerle el forro al colchón y las sábanas.

Al terminar, no tenía donde guardar el material de limpieza sobrante que compramos y se me ocurrió guardarlo en el escritorio, también regalo de Arturo, pero al abrir un cajón, un frasco cilíndrico rodó y llegó a mis manos, inmediatamente lo reconocí, era el botecito de lubricante que usaba Arturo con sus conquistas y le grité a Adriana.

-Mira amor, aquí nos dejó Arturo un regalo sorpresa, ja ja.

-¿Qué es amor?,- volteó a ver y le mostré el botecito.

Claro que sabía de qué se trataba, ya que había sido testigo como Arturo lo usó para lubricar su colita el día que la cogió por primera vez, así como cuando me llegó con la colita llena del semen de Arturo, y seguramente lo había usado por lo menos un par de veces más, pero no iba a descubrirla.

-Mira, es un lubricante sexual, y dice aquí que tiene estimulante y relajador muscular- ¿No te gustaría probar?

-Ay Ariel, eres insaciable, pero estoy cansada.

-Vamos a descansar un rato y ya veremos.- le dije, guardando el frasco en mi pantalón y me fui a preparar unas palomitas y refresco para ver una película en la nueva pantalla.

Nos acostamos en la cama y nos pusimos a ver una vieja película romántica, platicando y comiendo palomitas, mientras la veíamos la abrazaba y le daba suaves caricias, la cual ella correspondía, y algunos besos tiernos, en un momento la abracé y me puse detrás de ella, apretando mi cuerpo al suyo, mi verga ya estaba dura y la acomodé entre sus nalgas.

-Mmmm- ronroneó como una gatita y allí me di cuenta que la acción podía empezar, así que empecé a frotar mi verga contra sus nalgas con mayor firmeza, como si la estuviera penetrando y una de mis manos buscó sus pechos, apretando sus pezones por encima del sostén, empecé a besar su cuello, y recorrer su piel con mi lengua, sabía que le excitaba mucho que le succionara el lóbulo de su oreja y eso hice, lo succionaba y mordisqueaba suavemente.

-… Ayyy, Ariel, que caliente estás, me estás poniendo muy cachonda.

-¿Y qué esperabas?, si siento tu cuerpo ardiente rozar el mío, me prende tu cuerpo, tus tetas, tu culito divino, toda tú me pone muy cachondo- le susurré al oído.

Me bajé el pants que llevaba, ella traía unos leggings azules imitación mezclilla y una blusita que le fui quitando lentamente y acomodé mi verga entre sus nalgas, al tiempo que besaba su espalda, busqué su tierno agujerito trasero con mi verga y presioné ligeramente, solo punteando la entrada unos segundos y dejar de presionar, solo masajeando la entrada, presionaba y dejaba de presionar, mientras mi mano estiraba sus ricos pezoncitos, bajé mi mano y la acerqué poco a poco a su coñito, acariciando toda su piel en el recorrido, al tocar su coñito sentí que se estremeció y dio un ligero gemido, estaba sumamente mojada, chorreante, prueba indudable que mis caricias estaban haciendo efecto y le di media vuelta, busqué sus labios y nuestras lenguas se entrelazaron en un beso cachondo e intenso, al tiempo que apretaba sus nalgas, busqué sus tetas y hundí mi cara entre ellas, hambriento, las chupaba y succionaba, mordisqueando sus pezones, fui bajando lentamente hasta llegar a su coño y me di media vuelta quedando sobre ella en la clásica posición del 69, su coño frente a mi cara y mi verga palpitante rozando sus labios.

Abrí sus piernas y su coño y culo quedaron expuestos ante mí, empecé a chupar su coño y separé sus nalgas con mis manos, chupando como un perro hambriento recorriendo mi lengua desde su clítoris hasta su agujerito rosadito y fruncido, empezó a gemir y con mayor intensidad aumenté el ritmo de mis lengüetazos, saboreando sus fluidos, mientras mi verga pulsaba contra sus labios, abrió la boca, succionando suavemente la cabeza de mi verga, me sentía en el cielo, me encantaba sentir mi verga en su tibia boquita mientras gozaba chupando su rajita, nuevamente froté la punta de mi lengua contra su hoyito y Adriana se retorció y dio un gemido de placer, así que ataqué con más ímpetu su hermoso agujero, abrí más sus nalgas y punteé con mayor fuerza su agujero,

-Me encanta tu culo Adriana, es delicioso, no sabes cómo me prende, es tan rico.

Adriana había dejado de chupar mi verga mientras gemía de placer, pero entonces sentí que retomaba la acción, pero ya no con mi verga, sino que fue directo a mi entrepierna, besó mis muslos y tomándome de las nalgas acercó mis huevos a su boquita, empezó a lamer mis huevos con suavidad y sentí que mi cuerpo se estremecía, esa caricia me transportó al paraíso, era delicioso, hermoso, mi verga se puso más dura todavía.

Abrió mis nalgas y desplazó su dedo por el perineo, ese caminito que va desde mis huevos a mi hoyito y me hizo gemir de placer, mi cuerpo vibró al contacto de su dedo frotando la entrada de mi agujero y sin pensar, abrí mas las piernas en señal de aprobación, era riquísimo, al notarlo, empezó a recorrer con su lengua ardiente mi perineo y pronto llegó a la entrada de mi fruncido agujero, sentí que explotaba y un gemido involuntario delató el placer que experimentaba, movió su lengua en forma circular y empezó a presionar la entrada con su lengua, sentí que me desmayaba, mi cuerpo se tensó, y una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, era increíble, seguí chupando el culo de Adriana con mayor intensidad, succionándolo, era increíble estaba comiéndome el delicioso culo de Adriana, mientras ella comía el mío, culo a culo.

Ya no podía más, estaba tan caliente que di media vuelta, me puse un condón, le abrí las piernas a mi novia y la ensarté por su coño en una sola embestida profunda, hasta que mis huevos chocaron contra su pelvis, dio un gemido profundo y arqueó la espalda, mi verga quedó abrazada por su cálido interior, ardiente, lubricado, la empecé a embestir con fuerza tomándola de la cintura y busqué su boca, mordiendo sus labios, mi lengua se introdujo en su cavidad y empezó a explorarla, un beso ardiente, jugoso, chupaba sus labios al tiempo que aumentaba la velocidad de mis embestidas, su vagina empezó a apretar mi verga cada vez más, contrayéndose y sus flujos chorreaban en abundancia, sentía como mis huevos estaban lubricados de sus fluidos, al embestirla, empezó a convulsionar y sus espasmos vaginales apretaban deliciosamente mi verga, pero me concentré en aguantar, no quería correrme todavía, no sin antes probar su delicioso culo, quería llenarla de mi leche y no correrme en un condón, la vi morderse los labios y poner los ojos en blanco, así que seguí succionando sus ricos pezones hasta que estalló en un orgasmo intenso.

-Me corro, me corro, Me corro, aghhh -Gritaba

Sentí que se tensaba, todo su cuerpo temblaba, convulsionaba y se retorcía, los espasmos fueron disminuyendo de intensidad hasta que cayó desfallecida sobre la cama, relajada, sudorosa y agitada, con mi verga todavía dentro de su ardiente coño.

-Ayyy, Ariel, que rico, no puedo creer que me hagas correr tan intenso, eres increíble.

-Todavía falta amor, no hemos probado el regalito de Arturo- le dije, al tiempo que me estiraba para alcanzar el botecito de lubricante.

-Ayyy Ariel, que bárbaro, pero está bien, vamos a probar que tiene de especial ese lubricante.- Mintió, sabiendo de antemano la sensación, y seguramente deseando nuevamente sentirlo en su colita.

Así que le saqué la verga y me quité el condón, le di vuelta poniéndola boca abajo y separé sus nalgas, amasándolas para relajarla, su tierno agujerito quedó expuesto y pasé mi lengua por todo el canal, dio un respingo y gimió de gozo y repetí la operación un par de veces más, continué succionando la entrada y empujando la punta de mi lengua, su cuerpo se tensaba y apretaba las sábanas con sus puños, estaba gozando mucho y gemía suavemente, empezó a empujar su culo contra mí, señal inequívoca del placer que sentía..

Abrí el botecito de lubricante y pues un poco en la yema de mi dedo y regresé a su arrugado orificio, frotando suavemente y aplicando una ligera presión, cuando sentí que estaba bien lubricada la entrada puse un pequeño chorrito directamente en su culo y empujé mi dedo un poco, solamente la falange y lo empecé a mover en forma circular, procurando esparcir el lubricante en todas sus pareces internas.

-¿Te gusta amor? – ¿Que sientes?, le pregunté.

-Ay Ariel, se siente riquísimo, tiene algo el lubricante que hace que mi colita se sienta caliente y más sensible, me encanta sentir tus dedos, ayyy, que rico.

Ya sabía los efectos del lubricante, pero quería escucharlo de su boca, seguramente estaría recordando las veces que Arturo la había enculado y me puse más excitado, así que hundí mi dedo en su interior, haciendo que soltara un gritito de placer, estuve jugando unos minutos con su colita, y poniendo un poco más de lubricante, inserté dos dedos, Adriana se retorcía de gozo, suspiraba y gemía levemente, pronto sentí su colita flojita y que mis dedos entraban y salían fácilmente de su orificio.

-Ya estás lista amor, tu colita esta abiertita, estás lista para recibirme- le anuncié.

Apoyé mi verga en su esfínter y presioné, firme pero suave, lentamente introduje la cabeza, Adriana dio un gemido y su cuerpo se tensó un poco, así que esperé que se relajara, disfrutando los espasmos de su culito, que se contraía apretando suavemente mi verga, cuando sentí que se relajó un poco, continué avanzando, lentamente hasta que se la metí hasta la mitad, me detuve nuevamente y empecé con un mete y saca, lento y delicado, escuché como poco a poco empezaba a gemir, y doblaba más la cintura, arqueando la espalda, era evidente que quería más y empujé el resto de mi verga hasta empalarla completamente, chocando mis huevos contra sus nalgas.

-Listo amor, ya te empalé hasta los huevos, cada vez te entra más fácil, ¿te gusta?

-Me vuelves loca Ariel, que rico, me siento tan llena y el lubricante me hace sentir la colita tan sensible, tan caliente, puro placer, nada de dolor, me encantaaa

La tomé de las nalgas y empecé a embestirla con mayor intensidad, embestidas lentas y profundas, me encantaba ver como mi verga entraba dentro del culo de Adriana, como desaparecía centímetro a centímetro, y como gemía como puta, el lubricante también afectaba a mi verga y también la sentía más caliente y sensible, mil sensaciones recorrían mi columna vertebral y llegaban a mi cerebro.

Y empezó a culear, cada vez que se la metía ella empujaba su culo hasta que se ensartaba completamente y mis huevos rebotaban en sus nalgas, eso fue demasiado para mí, sentí que en cualquier momento me correría, pero quería que nos corriéramos juntos, así que busqué con mi mano su clítoris y empecé a masajearlo al tiempo que la seguía empalando, empezó a retorcerse y mi cuerpo se retorcía a su ritmo, nuestros cuerpos temblaban, oleadas de placer recorrían nuestros cuerpos y gemíamos, aullábamos de placer, ya no pude más y mi verga se expandió y empezó a lanzar chorros de esperma ardiente dentro de sus entrañas, chorros y chorros de leche, hasta que caí rendido sobre su cuerpo sudoroso, sentía los espasmos de sus paredes internas ordeñándome la verga, extrayendo toda la leche de mis huevos, hasta la última gota, poco a poco los espasmos fueron disminuyendo de intensidad y mi verga perdiendo firmeza.

Fuimos recuperando el aliento y me tumbé a un lado de Adriana al tiempo que la abrazaba,

-Gracias amor, le dije, fue maravilloso, eres fantástica, me has hecho gozar como nunca- le dije

-Si amor, fue riquísimo, me gustó todo, tu cogida, el lubricante, y sobre todo lamer tu colita, ja ja, pensé que te resistirías o dirías algo, pero vi que te encantó- respondió Adriana,

-Ja, ja, es que fue delicioso, nunca pensé que se pudiera sentir tanto placer por esa parte, ja, ja, me mandaste al cielo- Mentí,- Cada vez te vuelves una putilla más pervertida, ja ja- agregué.

-Ja, ja, perdona amor, pero tienes una colita deliciosa, ja ja, sabes, nunca te lo he dicho, pero lo primero que llamó mi atención al conocerte fue tu culo, tan bien formado, a las chicas también nos gustan los culos de los hombres, y en varias ocasiones había estado tentada de morderlo, pero me contuve, pensé que tal vez te molestaría, me da gusto ver que fue todo lo contrario, en otra ocasión tal vez probamos ese lubricante contigo, estoy segura que te va a encantar, ja, ja.

No rechacé la oferta, pero tampoco la afirme, dejaría la iniciativa a mi novia y los juegos que quisiera experimentar, simplemente me quedé pensando en todo lo vivido y lo rico que había sido todo, no sé, por un momento pensé que tal vez la cama tenía algo de culpa, era como si el espíritu de Arturo hubiera poseído a Adriana, mi antes recatada novia, y ahora se había vuelto una putilla pervertida, ávida de disfrutar nuevos placeres,

Lo que no imaginaba Adriana era que sus caricias en mi hoyito trasero habían avivado mis ganas de sentir algo más que un dedo en mi interior.

Nos levantamos y nos dimos un baño rápido, ya era tarde y tenía que regresar a Adriana a su casa, nos despedimos con un beso cachondo y regresé a mi departamento.

Al llegar, busqué el botecito de lubricante para ver la marca, tenía que comprarlo también, lo abrí y lubriqué la punta de mi dedo con el lubricante y froté la entrada de mi agujero, una vez que sentí que se empezaba a poner más caliente y sensible metí la punta del dedo para masturbarme analmente, mientras me jalaba la verga, hasta que me corrí en forma deliciosa y me quedé dormido.

Lo que pasó después lo cuento en el siguiente relato.

Agradecería enviaran sus comentarios al correo:

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Sacrificando mi culo por la mujer más hermosa

Sacrificando mi culo por la mujer más hermosa (2)

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