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Encuentro en el Metro
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Una tarde nos pusimos de acuerdo para juntarnos, como siempre debía ser en la tarde después que él salía de su trabajo. De esta manera yo tenía tiempo de ir a mi casa a prepararme para el encuentro. Ese día mi esposo estaba fuera de Santiago, un problema menos, puesto le conté además que tenía una reunión en representación de la empresa a eso de las 20 h y que no estaría disponible, así que no alcanzábamos a hablar lo haríamos al día siguiente. Y mis hijos, sabían que de vez en cuando me pedían que asistiera a estas reuniones, por lo tanto, tampoco era un problema salir tarde y volver tarde.

Ese día me puse muy bonita, una rica ducha, una bonita mini negra sin ropa interior, botas largas de taco, una blusa; chaqueta, pelo tomado y un bonito color mis labios, toda muy atractiva y sensual para mi encuentro. Al salir me intercepta mi hijo y me pregunta de voy tan bonita, a lo que respondí… lo que ya saben, aunque no creo haberlo convencido.

Aunque no había algo preparado, con él siempre había adrenalina en el ambiente, nos juntamos con FJ en el Metro U. Católica, al verme se podía ver lo fascinado que estaba, quería tomarme, pero no lo deje, solo un beso como 2 conocimos. Insistió en tomarme la mano al entrar al vagón de metro, pero le dije que NO, era la hora punta y podíamos encontrarnos con cualquier conocido. Así le dije, yo entro primero y tú me sigues. El metro lleno, bajó algo de gente y pude meterme hasta el centro del vagón, como pude me afirmé y él se puso detrás de mío. Había mucha, pero mucha gente, todos muy apretados y el metro empieza a moverse, él me empezó a manosear el culo, bajó con sus manos por mi falda y empezó a meterse bajo la tela de la mini, podía sentir sus manos tocándome mi entre piernas, tratando de separar mis nalgas para alcanzar mi ano, mi vagina, no había calzón que le impidiera llegar. Yo preocupada de que no me viera nadie conocido, ni que alguien se diera cuenta de lo que me dejaba hacer, pero nadie te ve, nadie se fija en ti, todos preocupados de sus teléfonos, de su música, nadie ve nada… mi vagina más tranquila y segura, no tardo en mojarse mucho, cuando sus dedos alcanzaron mis labios ya ardían e inundaban en jugos. Separé un poco mis piernas para facilitarle el trabajo, pare mi culito para que explorara con tranquilidad, cuando… ¡Hoo, sorpresa!…, siento que lo que me hurgaba no era su dedo, era su pene duro y grande se empieza a abrir camino entre mis nalgas, resbala fácilmente por la gran cantidad de jugos que estaba liberando, resbala hasta alcanzar mi conchita, queda justo ahí en la entrada, entre los labios, puedo sentir su calor, su mano me toma de la cadera, como para que no me mueva, lo siento muy cerca, pero también siento un gran calor en mi cara, estoy nerviosa, hago un rápido recorrido con mi vista para cerciorarme que nadie nos ve y fijo mi vista al frente, levanto ligeramente mi culo, lo afirmo y empiezo a sentir como me penetra, se abre espacio entre mis carnes suavemente, pero firme con ella.

Ya para ese lapso de tiempo hemos llegado a la siguiente estación y nos bajábamos en una más. La gente se mueve para pasar bajarse, otros suben, los movimientos de esos que suben y bajan le facilitan a él moverse de modo más brusco e intenso, siento como me encaja me tiene tomada firmemente de una de mis caderas, mientras siento su pico esta enorme invadiendo mi interior, suave y tan profundo como puede. Me aflijo con la parada, alguien podría vernos, pero todos pasan, salen, otros entran nadie se preocupa, y yo procuro mantener la calma, siento mi cara y mi cuerpo arder, los jugos escurren por mis piernas, me están culeando en el metro y el hecho despierta en mi un gran morbo, quiero más, es la perversión que me invade y me tiene muy caliente, nerviosa, pero me gusta, trato de facilitarle su trabajo dentro de lo que se puede, parada en la puntita de mis pies siento partir el metro nuevamente y él se apura para encajarme más hondo, siento su penetración, siento su respiración en mi oreja, me dice lo rica que estoy, lo caliente que lo pongo, su mano ya no está en mi cadera, está en mi vientre apretando contra él y a no mucho andar puedo sentir como acaba dentro de mí, siento su palpitar y su leche caliente derramarse a chorros. Ya casi llegamos a estación Republica del Metro, me tiene firme y sigue sus palpitaciones cada vez más suave, estamos entrando a la estación y lo siento salirse lenta y suavemente de mí, aun se siente gordito, el tren se detiene, se abren las puertas y sin preocuparme de nada, me abro camino entre la gente y salgo al andén, volteo atrás para esperarlo y lo veo salir, miro su paquete, no sé cómo lo hizo pero esta todo guardado en su lugar, entonces le digo… ¡¡y ya!!, entonces, para qué nos juntamos si ya no habrá más…, pero el muy seguro de si me dijo, ¡NOO!, esto es solo el comienzo, vamos donde podamos terminarlo.

La verdad es que estaba muy caliente, todo eso me despertaba un morbo enorme, pero no pude acabar, estaba preocupada de que no nos vieran.

Salimos caminando del metro y el semen derramado en mi interior comienza a escurría por mis piernas hasta asomarse en mis rodillas, le hago gesto para que lo vea, su mirada morbosa se inquieta, pero le digo… ¡naaa!, déjalo lo ahí…, nadie me miraba, nadie sabía lo que venía de hacer, así que caminaba segura de mí misma sin importar como los blancos hilos de semen se asomaban por mis piernas hasta las rodillas y un poco más.

Llegamos a nuestro lugar de encuentros y así como iba de caliente no me deje esperar para terminar lo iniciado en ese vagón de metro… pero eso es otra historia.

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