Mi nombre es Matías, tengo 19 años. Mido 176 cm y de cuerpo atlético había dejado de practicar deporte con tanta constancia porque me dediqué a trabajar y estudiar mi carrera, pero me conservo muy bien.
Vivo aún en casa de mis padres, mi papá trabaja muchas veces en otras provincias e incluso en el exterior, por lo que mamá y yo pasamos juntos una gran parte de tiempo.
Rompí con mi novia justamente por estar pendiente de mis actividades y no le dedicaba mucho tiempo. Cuando nos veíamos quería tener sexo con ella. Pero al pasar de unos meses viendo que la relación no marchaba bien terminamos.
La relación con mi madre siempre fue muy buena, ella se casó joven por qué se quedó embarazada de mí. Incluso mucha gente ha dicho que soy su hermano menor. Me daba celos salir muchas veces con ella al supermercado o al centro comercial, pues le lanzaban piropos y algunos subidos de tono.
A ella no le importaba mucho, pues es una mujer muy bella y joven con 38 años, figura delgada pero con un trasero muy bien formado y redondo y sus pechos grandes y naturales. Con una piel blanca, de pelo castaño claro y unos ojos cafés muy seductores de cara muy guapa. Y yo tengo mucha similitud facial con mi madre.
A las pocas semanas había solicitado vacaciones y estaba en casa con mamá, ambos con ropa liviana de casa. La verdad mamá siempre me pareció guapa pero no había pensado en hacer algo, nunca.
Esa tarde ella estaba buscando en la parte alta de su armario unas prendas de playa pues habíamos organizado un viaje al otro día a la vuelta de mi padre. Yo estaba en mi cuarto aprovechando su ocupación, navegando en una app de citas. Hasta que sorpresivamente encontré a mi madre en la aplicación.
Y en realidad las fotos que ponía eran muy sugerentes y atrevidas, fue muy raro porque vi a mi madre como a una mujer y no como mi madre. Mi miembro se comenzó a parar hasta que oí.
-Matiaaas!!! – me llamo mi madre con urgencia.
Acudí a ayudarla un poco asustado por el grito con una cajas que estaba en peligro de caer sobre ella y en su estatura no alcanzaba a sostenerlas bien, cuando llegue vi que estaba con un shorts de algodón muy ligero, fue una grata vista de su bien formado trasero y aún estaba con mi miembro semi erecto. Intenté ayudarla pero estaba en una posición muy incómoda, así que solo me quedo en ponerme detrás de ella y ayudarle.
Yo estaba en bóxer, cuando me coloque detrás de ella sin premeditarlo mi pene quedó en medio de sus nalgas, que sensación mas deliciosa estaba teniendo pues solo traía sus shorts tipo cachetero, mi verga encajo perfectamente en la línea de su gran culo y estaba comenzando a reafirmar mi verga.
La ayude con las cajas y ella incómoda por la situación se salió del armario. Terminé de acomodar las cajas y salí también con una erección poco disimulable.
-¿Matías hijo que eso?
-Perdona mamá respondí, es involuntario.
Parece que una caja quedó mal acomodada y cayó al suelo detrás de mí. Mi sorpresa fue ver qué de la misma salía un consolador de esos con ventosa. Al parecer mi mamá estaba buscando eso.
-Recuerda que soy tu madre. No seas cochino me dijo entre una risa nerviosa. Me tomo rápidamente de mi brazo, expulsándome prácticamente de su habitación.
-Bueno me voy a tomar una ducha Matías, estoy llena de polvo en mi cabello.- me decía mientras me llevaba hacia la puerta.
Un poco avergonzado y sorprendido me retire a mi habitación pero no podía de dejar de pensar en lo que había pasado y con lo de la aplicación de citas me volaba la cabeza.
Mientras oía el agua me imaginaba a mi mamá metiéndose ese consolador. No me aguante más y decidí espiarla en medio de su ducha.
Abrí la puerta con cuidado me acerqué al baño no estaba con seguro. Abrí unos pocos centímetros la puerta. Y me tope con un cuadro totalmente inimaginable.
Mi mamá había pegado a la puerta de baño de cristal el consolador y se lo metía prácticamente todo. Veía chocar su trasero con el cristal una y otra vez, mientras gemía apagadamente. Ella me daba la espalda totalmente entonces no se había dado cuenta de que estaba observando su deliciosos trasero a través del cristal.
Sabía que estaba excitada, yo estaba a reventar así que decidí dar el siguiente paso. Me desnude con mis 18 cm al aire listos para la guerra.
Entre al baño sin ruido.
-Mamá ayúdame con esto- le dije en voz firme, mostrando mi celular con su perfil de la aplicación.
Ella casi se cae en la ducha, despegó su trasero inmediatamente.
-¿Matías que haces aquí? Me dijo sobresaltada. ¿Que paso?
Abrió la puerta de la ducha solo para sacar su cabeza y vi sus ojos de plato mirándome directamente a mi verga, para después regresar a ver mi teléfono.
-Que haces? Que necesitas? – me dijo claramente nerviosa.
-Mama ayúdame con esto por favor le dije mientras pasaba mi mano por mi miembro. Se que yo también te puedo ayudar. Le dije.
-Eres un imbécil soy tu madre, vete, fuera de aquí. Me increpo con ira.
Tomo una de sus cremas y me las lanzo, comenzó a buscar que más encontraba la puerta se abrió totalmente. Y pude ver sus senos y pezones claramente duros.
-Vi lo que hacías le decía tratando de esquivar sus proyectiles de objetos del baño y se de tu perfil en la aplicación.
-No me importa me dijo.
Así que preferí salir y fui a mi habitación, claramente estaba iracunda y nerviosa, no valía la pena seguir presionando.
Fui un imbécil por aproximarme así, pensaba. Pero había valido la pena verla en esa situación.
Salió de la ducha pasaron unos minutos y tocó a mi puerta. Ella siempre me había consentido mucho. Y era raro verla así de eufórica conmigo.
Abrió la puerta y aún estaba en bata de baño y si cabello mojado. Yo estaba con mi bóxer y aún con una erección que pedía la vagina de mi madre a gritos.
-Estás bien? Me preguntó.
Le atiné a decir que si, que había visto como se masturbaba con su consolador y que quería ser yo quien la consienta de esa manera.
La mire, se acercó a mi sin decir nada. Acercó su rostro al mío y me dijo.
-Que esto quede entre los dos.
Tomo mi barbilla y me dio un beso en los labios.
Su bata de toalla cayó al piso y estaba totalmente desnuda ante mi esa diosa, con un olor delicioso. Sus tetas firmes aún y su vagina depilada en totalidad. Me estaba volviendo loco con lo que estaba por pasar.
Subió a mi cama, busco mis labios. Y nos unimos en un húmedo beso de lenguas. Me parecía tan rico ver esa disposición de mi madre.
-No pude de dejar de pensar en tu verga, has crecido mucho hijo mío. Ahora mamá te va a enseñar lo que hace una mujer de verdad.
Bajo mi bóxer y me lo quito. Ella estaba en control de todo, ella tomó la iniciativa. Tomo mi verga y se la puso en la boca, me succionaba de tal manera y me la lamía en todo lo largo parecía una poseída.
Paso la pierna por encima de mi cuerpo dejando su depilada vagina a la altura de mi cara. Sus labios vaginales eran hermosos, su vagina era pequeña y carnosa. Invitaba a devorarla. Comencé a pasar mi lengua por sus labios vaginales y meter mi lengua en su orificio lo más que podía mientras masajes a su culo y jugaba con los dedos en su orificio anal.
Ella gemía con mi verga en su boca. Nunca mi novia me la había mamado así. En realidad la experiencia de mi madre.
Comencé a pasar mi lengua por su clítoris de manera frenética mientras metía mis dedos en su vagina rosada y caliente.
-Así Matías, así, sigue por favor sigue!! Me decía claramente excitada.
Sus muslos se contrajeron y un chorro de su líquido vaginal salió disparado hacia mí cara directamente. Abrí mi boca para recibir lo que podía mientras ella tenía espasmos de placer. No podía creer que había hecho a mamá correrse de esa manera.
Se dio vuelta dejando su rostro a la altura del mío.
-Eres lo que me faltaba me dijo.
Sentí su mano apoderarse de mi verga, se comenzó a pasar mi miembro en su vagina que simplemente con rosarla se sentía hervir. Pasaba la punta de mi verga por sus labios vaginales como jugando con mi miembro.
Decidió acomodarla en su entrada y se sentó suavemente. Cada centímetro que introducía era un placer inmenso, su vagina era estrecha y sus jugos hacía que mi miembro resbale suavemente.
-Hijo la tienes grande me dijo.
Hasta que los huevos tocaron su grande trasero. Comenzó a mover sus caderas de una manera que nunca había sentido en mi vida, parecía que remaba con sus movimientos de trasero.
Se acomodo sobre sus pies para ofrecerme penetrar más profundamente su sexo. Se movía rebotando de arriba abajo, yo apenas me movía y ella era una jinete cabalgando sobre la verga de su hijo.
Admiraba su rostro precioso iluminado por la excitación del momento. Me sorprendió viéndola, me sonrió y me dijo.
-Ya encontré mi Match de la App. Necesitaba un joven que me quite todas las ganas que llevaba encima.
Me atrajo hacia ella mientras seguíamos culeando y nos fundimos en un beso de amantes, de cómplices.
Se separó de mi y se puso a 4 patas arqueando su espada para que su cabeza quedara contra mi cama. Y exhibirme toda esa vagina rosada, depilada y apetitosa lista para volver a ser penetrada.
Puse mi pene en su entrada y empuje con brío.
Ahora quería que ella sepa lo que yo podía hacer. Ametrallé con fuerza su concha y ella atinaba a gemir y gritar de placer invitándome a no parar hasta que sentí nuevamente una cascada que salía de ella mojando todo a nuestro alrededor.
Baje mi ritmo por completo con mi verga dentro de ella. La sostenía de sus caderas pues sus piernas se descontrolaron con el intenso orgasmo.
Cuando se repuso, quise seguir bombeando. Pero ella me detuvo saco mi verga de su vagina mientras decía.
-Probemos por acá
Condujo mi pene que estaba más grande que nunca hasta la entrada de su ano.
-Dale Matías me dijo suave por favor.
Yo sin vacilar, comencé a empujar mi verga en su estrecho ano poco a poco, encontraba cierta resistencia. Pero logré penetrarla entera.
-Tu papá nunca me coje por el culo me dijo. Ahora este hoyo es solo tuyo Matías.
Al sentir que se acostumbró, comencé a bombear con más fuerza.
-Sigue Matías así!
Sus palabras me alentaban a dejar todo de mi en ese momento. Y sin dudar si todas mis fuerzas. Hasta que sentía que me venía.
-Me corro hijo! Sigue!
-Que rico culo mamá, le respondí mientras comencé a dejar toda mi leche dentro de su ano.
Los dos terminamos en un intenso y húmedo orgasmo.
Cuando nos repusimos, mi madre me miró sonrió y me dijo:
-De lo que me perdía.
Y me beso apasionadamente.
Caímos rendidos hasta quedarnos dormidos.
A la noche el celular de mamá sonó.
Mi papá estaba al otro lado de la línea. Le informó que iba a demorar un par de días más en llegar por imprevistos.
Esos días con mamá no dejamos de aparearnos, cómo dos enamorados que recién empiezan a tener sexo.