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En una calle obscura…
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Les voy a contar lo que me sucedió un día que regresaba de una fiesta con mi novio.

Íbamos en su auto, ya camino a mi casa; era bastante tarde y las calles estaban semi oscuras y solitarias.

Con un par de tragos en la cabeza, mi novio iba conduciendo y me acariciaba mi pierna, subiendo cada vez un poco más. Le pedí que se concentrara en manejar; pero, las caricias estaban empezando a hacer efecto en mi; podía ver su pantalón y una erección ya se vislumbraba.

Yo traía una falda arriba de la rodilla y una blusa ligera; al poco tiempo, me acariciaba los pechos y las piernas por encima de mi ropa.

Vio una calle menos iluminada; entró con el auto y se estacionó. Se abrió el pantalón, su verga salió, ya empezaba a manar líquido de la punta.

Se acercó a mi y me dio un beso, mientras guiaba mi mano hacia su falo; lo empecé a masturbar. Acercó mi cabeza a su verga y comencé a chupar.

Podía oír los gemidos de placer.

De repente, una linterna apareció en la ventanilla; un policía nos preguntó que estábamos haciendo.

Sacó a mi novio del auto y lo llevó a la patrulla que estaba al final de la calle. Otro policía se me acercó y me pidió salir del auto.

Me dijo que nos llevarían ante el juez para pasar un par de días en prisión por faltas a la moral. Le supliqué que nos dejara ir. El dijo que tenia yo que hacer algo para compensar que no nos arrestara. Le pregunté cuanto quería; me contestó que quería lo que le estaba haciendo a mi novio. Me indigné, le contesté que no; él dijo que pasaríamos unas horas en la cárcel y que ahí nos podrían pasar cosas peores.

Cuando agache la cabeza, comprendió que aceptaba lo que él quería.

Me senté en el asiento y él se desabrochó el pantalón; me ordenó que me subiera la falda, me quitara la panty; quería verme; obedecí, mi rajita estaba húmeda por el escarceo con mi novio. Si decir nada, me abrió la blusa y me subió mi bra; mis senos saltaron al verse liberados, mis pezones estaban erectos por la adrenalina.

Me manoseó los pechos, pellizcando mis pezones. Sacó su verga y me la puso en la cara.

– Chupa…- me ordenó mientras me manoseaba.

Ya no solo tocaba mis pechos, también acariciaba mis labios vaginales.

Su verga olía a orines y a semen seco; me dio asco meterla a mi boca; pero, empecé a chupar.

Él bufaba mientras sentía mi lengua acariciar la punta de su falo; líquido preseminal empezó a salir, parecía tener mucho acumulado; esa verga era larga y gruesa, apenas podía yo meter la cabeza en mi boca. Comencé a chupar mas rápido para que acabara y nos dejara ir. Sus dedos habían logrado que me mojara más.

– Estás muy mojada… no te puedo dejar así… acuéstate, te la voy a meter…- dijo mientras me empujaba.

– No, por favor… dijiste que solo era chupar… ponte un condón aunque sea… no me controlo con nada…- le supliqué.

– Cuando has visto que una violación sea con condón…- me dijo mientras reía y se subía sobre mi.

Yo sentía la punta de su verga en mi entrada, él me mamaba los pechos antes de meterse. Se acomodó en la entrada y empujó.

Yo había tenido sexo con mi novio; pero, su pene ni siquiera se acercaba al tamaño de esta verga. La cabeza entró con dificultad a pesar de que estaba muy húmeda; quise gritar y me tapó la boca.

– Shhh! No quieres que se entere tu novio… estás muy apretada… estás muy rica…- me decía mientras seguía empujando.

Yo sentía que esa cosa no tenía fin; él seguía entrando y yo ya no tenía espacio; entró en lugares que mi novio no podía alcanzar.

– Ya no cabe… por favor, estás hasta el fondo…

– Solo un empujón más…- dijo mientras sudaba.

Sentí sus bolas en mis nalgas y la punta de su verga en mi estómago. Se quedó quieto un momento, luego se movió arriba y abajo, en círculos; creí que ya no podía ensancharme más.

– Ya no, por favor… no se puede hacer más grande…

Empezó a bombear. Se salía por completo y me la metía hasta el fondo otra vez; cuando se salía, sentía un enorme vacío entre mis piernas.

No se cuanto tiempo estuvo cogiéndome.

Empezó a bombear más rápido; sentí como la verga se hinchó más.

– Acaba afuera… no me los dejes adentro… por favor, afuera…

– Necesitas la leche para venirte…

Cerré los ojos; él se hundió hasta el fondo. Sentí el primer chorro cómo lava hirviendo; pero, los estertores de su verga, estaban exactamente en mi clítoris y me estaba provocando un orgasmo.

Fueron muchos los chorros que me inyectó que empecé a venirme. Mi cuerpo temblaba desesperado por el orgasmo, le enterré las uñas en la espalda.

Se salió de mi, un gran chorro de leche y mi jugo salían de mi.

Me sonrió; estaba yo exhausta.

Vi otro policía acomodándose entre mis piernas…

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