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En proponer no se pierde nada
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Tiempo de lectura: 5 minutos

A mis 50 años y separado me encontré en la disyuntiva de que estaba en una etapa limite, crecí en una época donde hablar de sexo era tabú, situación diametralmente opuesta a la libertad que tiene la juventud de hoy.

Una definición de un amigo me hizo ver la realidad.

La suerte tuya, tienes buena presencia, trabajo estable y de nuevo soltero, disfrute la vida.

Mi fantasía sexual fue siempre un trio hmh y esta se fue acentuando con mi ex ya que si bien, nunca se concretó, lo más cercano fue el integrar a nuestra intimidad un consolador de látex.

Pasado unos meses de regreso del trabajo, me saludo una mujer rubia de bonita figura, su sonrisa hacia resaltar su carita de niña inocente. El encuentro fue al momento 3n qu3 ella subía al carro del metro (tren subterráneo) en una de las estaciones de Santiago centro.

-¿Tan cambiada estoy que no me reconoces?

La multitud que de la hora pick en un carro lleno de gente la hizo apoyarse sobre mi pecho. -Soy Joanna…

Una novia de juventud que no veía hacía unos 30 años.

-¿Qué tal, como estas? Disculpa, pero no te había visto entre tanta gente. Bendita multitud, sentí sus senos apoyarse en mi pecho y la reacción que sentí fue natural. Ella noto mi erección y se sonrió. Entre el movimiento del carro, los permisos de la gente que bajaba, ella no se apartaba cuando ese apoyo se transformó en un roce que ninguno de los dos evitaba.

Intercambio de celular, llamadas de saludos iniciales que pasaron al recuerdo. Y finalmente concretamos juntarnos a charlar unos tragos en un pub de la zona del barrio bellavista.

Resumiendo, las primeras citas, le comenté de mi soltería a la vez que ella me dijo que, si bien estaba casada, lo hacía por sus hijos pero que, vida marital e intimidad no tenía ya hacia un par de años. Hasta ahí todo normal con el resultado lógico que fue ir a un lugar más íntimo para estar solos.

Toda mujer sobre los 40 que solo ha tenido sexo de forma mecánica donde el esposo la penetra hasta correrse, se siente objeto de uso, no valorada y su autoestima es una flor que se empieza a marchitar… me confió después de una tarde de sexo donde hubo una previa de seducción, propuestas que ella despertaba producto de su belleza y la llave que abrió esa cárcel donde estaba oculta una hembra que no conocía el orgasmo, la lujuria ni el placer sexual, fue una simple propuesta.

-Sabes que has despertado el sentimiento que tuvimos cuando éramos jóvenes, soy un hombre maduro que no quiere dañarte ni hacer nada que te haga sentirte mal. Si mi lado oculto de macho dominante te molesta, solo dímelo.

Como comenté al principio, la sociedad y uno cambia.

Además de la atracción física hacia Joanna, volvió a renacer ese sentimiento con la intensidad de un ahora donde se vive la edad de la verdad.

Me la jugué al todo o nada antes de la primera cita, le comenté que tenía una fantasía sexual que era un trio hmh y que, llegado el momento del final de mi camino, no quería arrepentirme por no haber hecho lo que estaba en mi hacer.

Si bien era una fantasía, había un sentido valórico íntimo, que para esa mujer también fuese algo soñado.

Me miró con su carita de niña inocente diciéndome…

-Soy una mujer que nunca se ha sentido hembra. El respeto que me tienes sé que es parte de ese amor que revivió.

Soy una mujer madura y se lo que sentimos. Quiero vivir, descubrir lo que es el placer sexual y sentirme una hembra deseada por primera vez

Tome mi corbata y ate sus manos al soporte de la tv, con su pañuelo de seda le vende la vista, su piel blanca y cuerpo desnudo se estilizaba al estar parada sobre sus zapatos de tacones que dejaban su culito y vagina a nivel mío.

En la carta de productos del motel compre un pene de látex, un látigo con unas correas delgadas y un lubricante.

Sus pezones rosados estaban duros y al morderlos sus gemidos de dolor me excitaban, al sentir el dolor suave como una caricia intensa de las correas de los primeros latigazos en sus senos, doblo su espalda formando una S con su cabeza doblada entre sus brazos y levantado su culo.

Con esa misma suavidad dirigí los golpes a sus muslos de forma que su vagina y vientre recibieran ese suave dolor.

-¿Te duele amor?

-Es un dolor que me calienta.

-¿Puedo seguir?

-Has lo que quieras, nunca me había sentido así, ….

La gire de modo que su rostro quedo apoyado a la pared, besando su cuello y el lóbulo de uno de sus oídos le pregunte.

-Quiero hacerte sentir y liberar a esa puta sumisa que esta dormida en ti, una hembra transforma el dolor en placer… los gemidos fueron más intensos al sentir en su espalda, nalgas y piernas las correas del látigo.

Apoye mi pene entre sus nalgas, mis manos acariciaron sus pezones duros, al poner mi mano entre sus piernas, apoyo su culo contra mi pene y al rozar su clítoris sentí correr sus jugos vaginales por mis dedos.

-Tómame, soy tuya, soy tu puta sumisa.

¿Qué me has hecho? Nunca había tenido un orgasmo… mis dedos sintieron como sus labios vaginales estaban separados y su vulva húmeda e hinchada dejaban su punto G expuesto a las caricias de mis dedos.

-Quiero abusar de ti, le decía al oído mientras que con una mano en mi pene lo movía entre sus nalgas y con la otra acariciaba su clítoris que estaba durito, como un pene minúsculo pero sensible al roce.

No quiero que la lujuria de verte gozar por primera como hembra, que mi descontrol te haga sentirte un objeto de placer. Quiero violarte y sabes cual es mi fantasía.

Todo hombre respetar y valorar como persona a una mujer.

Toda mujer se transforma en hembra cuando la mente descubre que eso que tiene para entregar a un solo hombre, es descubrir que todo su cuerpo y entrañas es una fuente placer sexual.

-No te controles, quiero que me hagas sentir tu puta. Tómame, gózame, viólame, estoy caliente como nunca…

Lubrique mi pene tomando de la mesita de arrimo una crema, al sentir que buscaba su culito se inclinó tensado las amarras, se quedó inmóvil cuando sintió que mi glande se apoyaba en su botón anal. Con ambas manos en sus caderas la sostuve impidiendo que se apartara al oír su gemido de dolor en su primera experiencia anal.

Despacito que me duele, la sostuve con más fuerzas para impedir que se apartara, que sensación más intensa fue dejarla tomar la iniciativa, movía sus caderas para saborear mi sadismo de sus gemidos de dolor al percibir la dilatación de su culito y en la medida que se abría sus entrañas anales abrazan el grosor de mi pene, hasta que sus gemidos fueron de placer. Su culo dilatado descubrió el placer del orgasmo anal al entregarse al placer de sentir mi pene explorar y abrir las paredes de ese culo que entrego por deseo propio.

Teniéndola penetrada le quite la venda.

-Mírame, le dije en tono dominante.

Voy a abusar de ti, voy a violarte. Quiero que experimentes lo que es mi fantasía sexual. Tú sabes cual es.

Puedo, pero no quiero pagar por placer sexual.

Mi pene duro lo mantenía enterrado entero en su culo y con un brazo cruzaba su cintura manteniéndola ensartada e inmóvil.

Tome el pene de látex y lo puse frente a sus ojos abiertos, sabes que te violare, ¿verdad? Si me respondió.

Al ponerlo en sus labios empezó a mamarlo, así lubrícalo con tu saliva.

Lo retire de su boca y al sentirlo rozar sus labios vaginales abrió sus piernas, cerrando sus ojos un quejido de placer la hizo descontrolarse.

Que rico, así más fuerte, me suplico al sentir como en cada clavada anal mi pene rozaba ese otro pene de látex que al contacto de cada penetración dilataban ese musculo que separaba sus entrañas anales y vaginales.

-Dámelo gimió…. sus jugos vaginales bañaron la mano con la cual enterraba el consolador al sentir mi semen llenaba su culo.

Conversamos de todo lo que disfrutamos, fue algo nuestro.

Y ya estábamos preparados para hacer realidad nuestra fantasía sexual como pareja.

Un trio hmh donde ella determinara al varón que le sea atractivo, que sepa seducirla.

Quien sepa ver lo que ella busca, será ese amigo íntimo que buscamos para gozar los placeres de una doble penetración.

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