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En mi secuestro me convertí en esclava sexual
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Tiempo de lectura: 18 minutos

Romina, como la llamaré para este episodio, me contactó para que hiciera pública su historia. Yo con mucho gusto la escribo, no sin antes darle un poco de orden gramatical, de manera que usted amigo lector, saque sus propias conclusiones y reflexione al respecto.

Romina con sus palabras me cuenta que…

… No sé cómo pasó, y tiempo después al tratar de escribirlo para traerlo al presente, me doy cuenta que aún no logro responder esta pregunta: ¿Cómo ocurrió mi secuestro y por qué a mí?

Algunas veces por las noches mi sueño se ve interrumpido por un sobresalto, y un pánico me invade. Mi médico me comentó que se trata de un estrés postraumático; algo que se desarrolla luego de experimentar un episodio tan singular como el que yo viví, y que poco a poco debo superarlo y aprender a vivir con esa experiencia; por lo demás, realizar actividades que me mantengan ocupada.

Pues esta es una de las cosas que quiero hacer para sacar esto que llevo por dentro y me hace sentir culpable.

Estaba por subir a mi auto en el sótano del centro comercial en donde momentos antes estuve de compras; para dirigirme a mi departamento, coloqué la llave en la cerradura de la puerta y abrí, cuando por detrás se me acercó alguien y me sujetó, colocó en mi cara un pañuelo con algo muy fuerte que no me permitía respirar, yo forcejeé queriendo zafarme y correr, tratar de gritar pero fue inútil, era una persona muy fuerte y no tuve la fuerza suficiente para escapar; seguidamente no supe más de mi.

Desperté y lo primero que hice fue tratar de incorporarme, levantarme y orientarme; saber qué me había ocurrido y en dónde estaba yo. Pero no pude, estaba atada de manos atrás, con una venda que tapaba mi boca fuertemente y con mis ojos vendados acostada en una especie de cama o colchón que al moverme hacía un ruido, rechinaba al más leve movimiento de mi cuerpo. De repente escuché una puerta que se abría y unos pasos fueron a dar al borde de la cama donde yo estaba.

-Te preguntarás dónde estás y qué te pasó. Seré breve, estás secuestrada y por un tiempo estarás aquí, y si todo sale bien podrás volver a tu vida cotidiana. –Dijo una voz masculina.

-Espero que te comportes y hagas caso a todo lo que te diga. Mientras colabores no habrá ningún problema. Me entendiste? -Preguntó él.

Yo por supuesto, tenía una venda en mi boca y lo que hice fue tratar de decir un sí como pude y asentí con mi cabeza.

Luego escuché sus pasos alejarse y cerrar tras de sí la puerta. Quedé allí acostada de lo más incómoda y asustada, en pánico, con mil preguntas en mi mente, y más que preguntas, eran dudas y miedos recorriendo mi pensamiento, los cuales me asaltaban casi que a cada rato.

Quién es esa persona? Por qué me ha secuestrado? Qué quiere de mí? Me dejará ir? Qué será de la vida de mis padres?

En fin, las preguntas me arremetían a cada instante y sin poder darles respuesta oportuna.

De repente me asaltó un sentimiento de tristeza y comencé a llorar; por mis mejillas iban mis lágrimas como perlas negras desde mis ojos, con mi rímel recorriendo mis mejillas y la mayor parte de ellas se quedaban depositadas en la venda que llevaba puesta.

Logré quedarme dormida; no sé por cuanto tiempo estuve así. Un sonido me despertó al instante:

La puerta de la habitación se abrió y entró mi raptor, me tomó por la cintura, me haló hacia él y me incorporó al borde de la cama para luego quitarme la venda que tenían mis ojos.

-Recuerdas lo que te dije? –Preguntó con voz firme.

-Si colaboras todo irá muy bien! –Me recordó.

Seguidamente quitó la venda de mi boca y pude preguntarle:

¿Qué hago aquí señor? ¡Por favor, no me haga daño, se lo suplico, tengo mucho miedo! –Le dije con voz temerosa.

-Calma corazón, no te precipites. Todo a su tiempo y verás que todo irá muy bien. Por lo pronto aquí tienes la cena y un poco de agua para que tomes. Voy a desatar tus manos pero estarás amarrada de tus pies al borde de la cama.

-Ok gracias! –Le dije con tono de voz amable tratando de sonar obediente.

Salió y me dejó sola en el cuarto y pude hidratarme y comer algún bocado porque no había desayunado y mi estómago estaba vacío y rechinando.

Me quedé dormida en cuanto comí ya que estaba muy cansada muy agotada por lo sucedido.

-Desperté, sintiendo unas manos que me halaban y me ponían en pie, yo preguntaba ¿qué pasa, que me hacen?

Tenía puesta la venda en mis ojos, estaba atada de manos las cuales tenía hacia adelante, pero al fin y al cabo no me podía resistir. Me llevó a una especie de baño en donde me ató a una barra que estaba arriba, mis brazos me los levantó y me amarró fuerte las manos allí.

Seguidamente sentí como el agua de una regadera comenzó a salir y mi cuerpo comenzó a empaparse y mi ropa se humedecía rápidamente.

-Por favor no! De esa manera no por favor, me voy a resfriar con mi ropa mojada! –Le decía yo.

No hubo respuesta. Por el contrario lo único que sucedió fue que comenzó a desnudarme, inició con mi blusa y luego mi brassier para dejar mis pechos al aire. Luego desabrochó mi pantalón y bajó mi cremallera para luego de un jalón bajarlo hasta mis pies. Luego con sutileza bajo mi panty, alcé mis pies para que me la sacara. Yo no sabía qué hacer, lo cierto es que lo único que debía hacer era, mantenerme en calma “y todo saldría bien” como aquella voz me había informado.

De repente unas manos comenzaron a enjabonar mi cuerpo, sentía que eran unas manos de hombre. No hubo lugar por donde no me enjabonara.

Dejó la barra de jabón y comenzó a pasar sus manos por todo mi cuerpo lavándolo muy bien. Mis pechos, toda mi espalda, mi vagina, mi culo, mis nalgas todo fue enjabonado haciendo énfasis en mis partes íntimas, las cuales enjuagó para luego colocarles una especie de jabón líquido y con el cual pasó sus manos muy sutil y suavemente por mis orificios. Primero mi vagina la cual penetró levemente al igual que mi ano. Esto con la idea de lavarles bien.

Yo sólo me dedique a sentir todo; mis lágrimas no se hicieron esperar, debido a que sentía esto como una humillación lo que aquel desconocido hacía conmigo.

Procedió a secarme con una toalla muy suave y de agradable olor. Me llevó al cuarto y me colocó una bata de baño y me dijo:

-Gracias por ser paciente y colaborar conmigo!

Yo no evoqué palabra alguna, sólo guardé silencio. A los diez minutos me llevó la comida la cual olía muy bien, se notaba que la habían preparado con dedicación y esmero –Pensé yo.

Comí porque estaba hambrienta y la comida por el olor que había percibido me abrió el apetito. Así que disfruté la comida porque en verdad estaba buena, además tomé de la bebida que me había traído.

Apenas terminé de tomar la bebida caí en un sueño que me hizo regresar sobre la cama y al poco rato perdí el conocimiento, me había dormido, algo habían puesto en mi bebida para que durmiera profundamente.

Desperté sintiendo una sensación sobre mi vagina, succionándomela, chupándomela, tragándomela toda.

Al volver completamente en mí, pude darme cuenta que me hacían el sexo oral, unos labios! Su boca estaba posicionada allí sobre mi vulva, pude sentir su lengua que me la metía dentro de mi orificio, me penetraba la vagina, explorándome toda, al momento que podía escuchar los sonidos propios de una mamada; al igual que cuando te lo hacen de esa manera.

-Por favor no me trate así se lo ruego! No por favor, déjeme ir se lo suplico, no me haga daño!

Pero lamentablemente aquella persona estaba muda, no gesticulaba palabra alguna. Muy por el contrario, seguía dándome jalones con su boca como que si estuviese hambriento de sexo oral.

Mi preocupación iba más allá de una mamada de vagina, me preocupaba la violación inminente que se me avecinaba, estaba esperando finalmente ser penetrada y la manera cómo lo haría. Tal vez haciéndome daño y quién sabe qué cosas más me haría.

Lloré en silencio y dejé correr mis lágrimas pero no de placer sino de vergüenza, miedo, y humillación.

Muy por el contrario, esa persona siguió chupándomela y momento después comenzó con mi culo, había extendido sus caricias linguales hasta mi orificio anal, yo ciertamente no lo disfruté si es lo que imaginan. Es cierto que el sexo oral es divino pero cuando es consentido ciertamente; y no de esa forma como me lo estaban haciendo, en contra de mi voluntad.

Pude sentir sus gemidos y movimientos extraños y el chirrido de mi cama mientras él seguía con sus caricias orales a mis partes íntimas. Entonces entendí que tal vez se masturbaba mientras me lo hacía, y así fue. Mi “amante” estaba dándome duro con su boca en mi coño mientras se daba una masturbada fuerte, no pudo evitar sus suspiros y jadeos los cuales ahogaba con mi coño ya que tenía su boca incrustada allí debajo de mí mientras se daba de paja.

-Oooh, aaahhh, Ooohhh! -Escuché sus susurros finales.

Hubiese querido que ese sexo oral me lo hubiesen hecho en otra ocasión ya que “mi amante” demostró tener, a pesar de mis temores, cualidades orales con su boca, labios y lengua.

Al momento pude oler ese típico olor a semen recién eyaculado en la habitación, fuerte olor por cierto.

Les confieso que no lo disfruté, sólo me alcanzó el tiempo para llorar, suplicar me dejara ir, y rogar porque no me fuera a violar de una manera horrible. Al menos esa noche, no hubo penetración ni otra forma de violación, solamente sexo oral lo cual terminó con la masturbada que se dio mi captor allí.

Al finalizar su sesión, me limpió mi sexo y mi ano con una toalla húmeda con un olor a fragancia, entendí que eran de esas que venden en las farmacias para la higiene, me colocó la panty y me acomodó en mi cama y se marchó, me dejó dormir.

El siguiente día transcurrió en total y absoluto silencio, ya que no me había visitado mi captor, mi comida no había llegado hasta ese momento en que por fin escuché la puerta abrirse y una voz me preguntó:

-Cómo dormiste?

-Necesitas que te traiga algo además de la comida?

-Por favor no grites, sólo dímelo y te atiendo!

Esta persona no era mi captor, no era el que esa noche me había hecho el sexo oral, era otra persona la cual me estaba atendiendo. Me arriesgué a preguntarle con voz suave y amable:

-En dónde estoy?

-Me puedes ayudar a salir de aquí?

-Necesito saber qué quieren de mí?

Si me dejan ir, yo no diré nada. Sólo me voy y ya por favor!

De nada valió mi súplica, todo era inútil, no tenía información de nada, y esta vez era otro hombre el que me llevaba la comida. Qué había sucedido con la otra persona?

La habitación y alrededor del lugar era totalmente silencio, a mi parecer era un lugar apartado de la ciudad, tal vez un campo, una hacienda, algo así.

Esa tarde ya casi por caer las primeras horas de la noche, mi nuevo captor me levantó de la cama y me llevó al baño y de igual forma me ató las manos arriba y procedió a bañarme, esta vez totalmente desnuda ya que la bata de baño que tenía me la quitó y había quedado totalmente en cueros. La vergüenza me invadió nuevamente, otro hombre desconocido se disponía a pasar sus manos por todo mi cuerpo aseándome y yo sin poder hacer nada.

Me aseó toda e hizo hincapié en mis partes íntimas, tal y como el hombre anterior; éste, también me la lavó muy bien y mi culo de igual forma.

Me llevó a la cama y me puso otra bata limpia que olía muy bien.

Estaba dormida cuando nuevamente me despierta una sensación de invasión a mis partes íntimas, di un sobresalto allí acostada en la cama como para tratar de incorporarme pero estaba atada, amarrada, inmóvil y sin lugar alguno a donde ir.

Alguien saboreaba mi vagina con sus labios; con su boca. Utilizaba sus dientes para apretar mi clítoris. Esta vez, el hombre sin mucha contemplación me tomaba por mis nalgas y trataba de levantar mi vulva para ponerla a la altura de su boca; él, estaba siendo agresivo, por la manera en cómo me trataba, además me penetraba con su lengua.

Definitivamente, si esto iba a suceder todas las noches -Mejor lo disfruto y me dejo llevar por esas caricias que a cualquier mujer le pondrían los pelos de punta –Pensé.

Así que cedí, y voluntariamente abrí mis piernas, levanté mi pelvis para quedar sobre la boca de mi nuevo “amante” el cual me la comía con ganas. Comencé a jugar el juego que me proponían estas personas, iba a jugar por mi vida, necesitaba una reacción y reaccioné siendo parte activa del juego sexual que me venían implementado mis captores.

-Aaahhh!

-Me gusta corazón!

-Me la comes divino, no pares por favor!

De tal manera que mi “amante 2” -porque así le llamé- se animó y aceleró sus succiones y caricias a mi concha.

De repente él, paró las caricias labiales y escuché una cremallera bajar, imaginé que sacaría su pene y se masturbaría como lo hizo mi “amante 1”. Pero lejos de hacerlo, comenzó a frotar la cabeza o glande de su miembro allí en mi vulva toda húmeda y ensalivada.

Le daba movimientos rápidos verticales frotándolo allí, estimulándome con esas caricias, rozando su glande allí sobre mi clítoris. Yo por supuesto comencé a gemir y a buscar mi orgasmo con esas caricias por demás sensitivas que me ponían frenética.

—Aaah, no pares!

—Dale así!

—Quiero acabar!

—Me gusta!

—Que rico me das!

Lo estimulé con mis sensuales gesticulaciones verbales para que acabara; para que no intentara penetrarme si eso era lo que tenía en mente. De repente sentí sus jadeos y murmullos.

-Ohhh coño que rico! Te la voy a mojar toda!

Momento en que sentí sus chorros de semen caer allí afuera de mi vulva, dejándomela toda húmeda y empapada de su leche caliente.

Acto seguido, procedió a limpiármela con las mismas toallas húmedas que la noche anterior usó mi “amante 1” ya que el mismo olor se hizo presente al hacerme el aseo correspondiente.

Antes de irse, me dio un beso en una de mis nalgas, me la acarició con su mano y me dijo:

-Buenas noches corazón, gracias por acompañarme y no dejarme acabar solo!

Yo no gesticulé palabra alguna, sólo atiné a murmurar algo, sin abrir mi boca.

-Anjaaá! -algo que fue más bien un sonido que salió por mi nariz.

Me trajo una especie de sándwich y un vaso de leche y comí con ganas, tenía hambre y necesitaba comer. Había usado de mi energía en ese acto sexual “extraño” por demás.

Nuevamente caí como un lirón después de comer y beber mi leche.

No pienso detallar el día a día de lo que me hicieron mis “amantes 1 y 2”; sin embargo, esto sucedió día a día, noche a noche porque llegó el momento que perdí la noción de tiempo. Una vez mi “amante 1” y otra vez mí “amante 2”, de esa forma se turnaban.

Un día de esos no sé cuántos en realidad pasaron y; luego de comerme muchas veces mi vulva con sus bocas y lenguas, Porque eso era lo que me hacían, no había penetración vaginal o anal ni siquiera sexo oral de mi parte. Pues, decidieron cambiarme de lugar, me llevaron a una nueva habitación. Allí me quitaron el vendaje de mis ojos, tiempo después, mucho diría yo; lo cierto era que podía ver y detallar al menos, la habitación en donde estaba ahora.

Ellos estaban allí frente a mí. Yo guardé silencio y sólo esperé que ellos me dieran instrucción.

-Debido a tu comportamiento queremos que ahora estés en esta habitación, tiene su baño y una cama confortante en donde podrás dormir cómoda.

Ellos tenían puesta una máscara cada uno y sólo podía verles el físico atlético y su altura y por supuesto la vestimenta con la cual andaban vestidos.

-¿Tienes alguna pregunta? Ahora es el momento!

-Cuándo podré irme?

—He sido complaciente porque no me he portado mal y he aceptado todo lo que me hacen por las noches y no les he gritado, no he hecho ningún berrinche o algo parecido tratando de colaborar con ustedes y conmigo. –Les dije.

—Entiendan mi situación, mi familia debe estar preocupada por mi, qué piensan hacer conmigo?

—Falta poco corazón, continúa así como vas y ya verás que serás libre nuevamente. –Me dijo uno de ellos.

—Por lo pronto disfruta de tu nueva habitación. Y como te hemos dicho: colabora y todo irá muy bien como hasta hoy!

Salieron de la habitación y quedé sola allí. Pude ver el baño y detallar que allí había de todo para el aseo y baño corporal. Estaba tan acostumbrada al baño que me daban que sentí la necesidad de asearme y lavar mis partes íntimas sabiendo que ellos me tomarían, o al menos uno de ellos.

Esa noche esperé a mi amante con deseos, ya que mi vagina comenzó a desear ser chupada, comida, tragada, succionada por los labios de mis amantes. No había llegado, y ya mis jugos vaginales mojaban mi coño, me había acostumbrado a sentir el sexo oral que me hacían. Yo lo disfrutaba porque me la comían divino, y ya sabía que no había penetración, solamente me la comían y ya.

Esa noche me quedé con las ganas ya que no llegó mi visitante tan deseado, y para volver a dormir tuve que recurrir a darme una paja o masturbada, así que tomé con mis dedos mi vulva y comencé acariciar mi clítoris y a penetrarme con mis dedos y apretar mis pechos. Humedecí mis dedos con mi saliva y parte de mis jugos que empapaban mi coño deseoso de ser degustado por esas lenguas con esas capacidades y destrezas orales. No me llevó mucho tiempo llegar al clímax y tener un orgasmo del carajo, divino. Luego dormí extasiada.

La mañana siguiente desperté oyendo una música muy suave que venía al perecer de arriba del techo de la habitación, una especie de parlante colocado allí y me proporcionaba la música que estaba oyendo.

Mi mundo exterior se había paralizado, no sabía qué ocurría, desconocía si me buscaban, si pronto me encontrarían, pero lo que si estaba seguro, era que cada noche mientras dormía, estos hombres me daban una buena mamada, la cual empezó hacerme falta por las noches, sea cual fuere; uno o el otro, mi cuerpo necesitaba de esas caricias nocturnas sobre mi vagina hasta hacerme terminar.

Esa noche en particular no la olvidaré ya que sin yo saberlo iba a ser una especie de graduación, ya que luego de ese evento, me esperaba lo que tanto deseaba; mi libertad! Aunque no lo supe hasta esa misma noche.

Había comido muy bien, riquísimo diría yo, porque hasta postre me sirvieron en mi plato. Un tanto más tarde me di un baño como de costumbre y muy bien dado. Lavé como nunca mi vagina y mi culo, mis partes íntimas, sus partes preferidas las de mis “amantes captores”. Mis pechos, mi cuello, mis cabellos, esa noche sin saberlo, me di ese baño como nunca lo había hecho.

Ya no tenían que darme un jugo con somníferos, ya me había ganado el “privilegio” de dormir espontáneamente, y esa noche en particular dormí cómoda sin descartar por supuesto, “la visita” acostumbrada.

Pues; como lo presentí, allí estaba “mi amante 1” con su máscara y vestido muy holgado como para el momento. Sentí la puerta abrirse y al momento encenderse la pequeña lámpara de una mesita que daba una luz muy tenue pero lo suficiente como para detallar algunas cosas.

Me coloqué boca arriba y abrí mis piernas para ofrecerle gustosa mi vulva para que me la comiera, para que me le diera la jugosa mamada, esa estimulada labial y bucal que me tenía ya la vulva toda húmeda.

Pude ver cuando se bajó el pantalón y dejó ver sus dimensiones, sus dotes varoniles, un pene como de 23 cm se asomaba todo erecto, pero yo sabía que no iba a ser para mí ya que mi amante se masturbaba. Yo no me animé mucho, ya estaba preparada para conformarme con la chupada que se me venía dentro de poco.

Cuál es mi sorpresa que, casi después de mi “amante 1” quitarse su pantalón, entró mi “amante 2” e hizo lo mismo; quedó allí desnudo con su miembro erecto, aquel pene si que tenía dimensiones y tamaño. Aún más largo y grueso que el de mi “amante 1”. Todo eso era nuevo para mí, ya que podía verlos, no iba a ser uno sino dos amantes y me mostraban sus dotes masculinas; aun así albergaba la esperanza de ser penetrada por aquellos miembros de jugosas dimensiones.

Subió a la cama uno de ellos y de inmediato se adueñó de mi coño tal y como lo predije, yo empecé a gemir de una buena vez, ya que estaba esperando y muy excitada aquella mamada de coño. Mientras mi otro amante, se daba una paja, se sentó al borde de la cama y con su miembro en su mano derecha comenzó a frotársela, me encantó como lo hacía, ya que cuando bajaba, dejaba ver el enorme glande o cabeza de su miembro, allí mismo lo imaginé en mi boca que de una buena vez le pedí mamárselo.

-Lo quiero en mi boca, quiero tragártelo! Se ve tan divino tu pene! –Le comenté toda excitada-

De inmediato, él se me acercó y me lo puso allí en la boca y yo sin esperar, toda golosa me lo tragué antes de que fuera a cambiar de opinión, así que comencé a succionar y a llenarlo de mi saliva jugosa, ya que mi boca no paraba de babear, tanto así que mojaba la cama.

Mientras mi otro amante se daba banquete con mi vulva tragándosela como una succionadora automática, entiendo que mi vagina le era un encanto por la forma de comérsela, tan solo con esas caricias labiales me podía hacer acabar. Su lengua comenzó a penetrar mis entrañas, buscó mi orificio anal y desde allí lo sumó al botín que se comía con la punta de la lengua. Cada vez que bajaba y me la metía en el culo, era para mí, motivo de gritar y gemir como loca.

Luego comenzó a taladrar mi orificio anal con uno de sus dedos, mientras su lengua me penetraba el orificio vaginal, en fin una doble penetración me hacía desde la posición en donde él estaba.

Yo extrañada enormemente de toda esa actividad sexual de la cual yo era protagonista, ya que hasta hace poco, uno por vez me visitaba en la noche y me hacía el sexo oral, se masturbaba y luego se iba. Pero esta noche era diferente; mis dos “amantes” me estaban haciendo el amor a la misma vez, uno taladraba mi boca con su pija y el otro me comía la vulva como loco, a la vez que me torpedeaba con sus dedos mi orificio anal.

Yo ya me había acostumbrado a todo el sexo que me presentaban ellos; me había entregado a servirles de esclava sexual porque no tenía remedio y ni siquiera a dónde ir. Por lo tanto, me la jugaba con ellos, además me hacían acabar divino ya que comencé a disfrutarlo enormemente.

Ya cansados de esa posición, me pusieron de rodillas y ellos dos me mostraron sus enormes penes frente a mí y comencé a succionarlos, uno por vez, un glande más grande que el otro pero divinos ambos. Hubo un momento que me los metieron casi que a la fuerza dentro de mi boca, sus penes quedaron atragantados dentro de mí. Sus glandes o cabezas rozaban dentro de mi boca pero a ellos no parecía importarles eso; más bien parecía que les excitaba tal cosa.

La saliva salía de mi boca a montón, sus penes estaban embarrados de toda mi jugosa saliva, yo saqué uno de ellos y me quedé con el otro dentro mientras le daba una masturbada al otro. Así estuve un rato, cambiaba de miembro, sacaba uno y metía el otro. Divina acción la sentía así, ya que sus miembros duros se deslizaban dentro de mi boca como queriendo ir hasta mi garganta, acción que me hacía sacármelo de repente y toser y botar mucha saliva. Tragaba, tomaba aliento y continuaba metiéndomelo y seguía mi ejercicio oral.

Me tomó de mi mano uno de ellos y me alzó y me aferró contra él, pecho con pecho y buscó mi vagina y de un solo empujón me la metió sin contemplación, entró rápido y sin mucha dificultad ya que mis jugos invadían toda mi estructura vaginal por tan singular excitación; por cómo me lo estaban haciendo.

Mi otro amante se arrodilló allí detrás mío y puso su cara frente a mi culo, de donde él podía ver cómo me entraba el falo más grueso; momento que aprovechó y me lo comenzó a chupar, a tragar, queriendo penetrarme con su lengua. No tengo palabras para describir la sensación de ser cogida de esa manera, no le importaba que pudiera rozar en algún momento el pene de su amigo, sólo quería darme esa mamada de culo y hacerme gozar.

-Aaaahh!

-Me gusta!

-Chúpamelo así papi!

-Méteme la lengua corazón!

Eran esos mis gemidos y comentarios motivados por la intensa excitación que yo sentía en ese momento.

De repente; mi amante, el que me tenía en sus brazos alzada, se dirigió al borde de la cama y se sentó conmigo pegada a su pene aún. Yo quedé sentada sobre su verga y allí él me la empujaba aún más, motivo que me permitía sentir su glande rozar la boca de mi útero, porque de verdad la tenía inmensa. Eso hizo que mi garganta hiciera un grito de pasión:

Oh rico coño! Dame así cielo, dame así!

Al verme tan excitada, se acomodó hacia atrás y se acostó conmigo arriba y yo eché mi cuerpo hacia adelante; quedando mi culo, mis nalgas abiertas mostrando mi orificio anal. Eso lo aprovechó mi otro amante y tomó su pene y me lo puso allí donde estaba mi ojo anal y presionó; mientras, me tomaba de la cintura como para asegurar que su glande entrara, yo me hice hacia adelante un poco como huyendo del dolor que me causaba aquella presión que me hacía con su miembro.

Finalmente sentí como aquel miembro me entraba suave pero seguro y firme de su camino por recorrer: el interior de mi culo, todo mi recto, hasta acomodarse dentro de mí totalmente.

Quedé atravesada por delante y por atrás, un sándwich hicieron conmigo, al principio me dolió la penetración anal, pero poco a poco mi aro anal se acomodó a la circunferencia de mi visitante y cedió finalmente.

Allí comenzó ese vaivén de cintura muy acorde a la excitación y al ritmo que presentaba ese trío de amantes posados allí sobre esa cama silente, cómplice y muda por la experiencia que yo vivía con aquellos mis dos captores; mis dos “amantes”, expertos en el sexo y que me hacían vivir cosas que jamás pensé tener sobre una cama y menos con dos hombres a la vez.

Mi cabello se pegaba a mi rostro, ya que volaba hacia adelante, cada vez que mi amante de atrás me lo empujaba con ganas; mi otro amante me los quitaba con su mano derecha con una suave caricia y yo aprovechaba y besaba su mano en señal de que lo estaba disfrutando como nunca.

Ya yo había tenido tal vez, al menos dos orgasmos y me preparaba para el próximo cuando comencé a escuchar los gemidos de mi amante anal, lo que me indicó que me la tiraría tal vez dentro o en mi espalda. No fue así, empecé a sentir su semen caliente depositarse dentro de mi culo, mientras que me jalaba con fuerza por mi cintura por la excitación de estar acabando.

Inmediatamente, me lo sacó y sentí como que si se descorchara una botella de champan en mi culo, un sonido parecido al abandonar mi orificio y como consecuencia de toda la leche que me dejaba dentro. Se tiró a un lado y mi amante de abajo, salió de su posición y acomodándome en posición de perrito, me la enterró también en mi culo, gracias a que mi amante anterior me dejó el culo lubricado, pude aguantar la entrada de mi otro amante ya que este pene era demasiado grande, pero al fin entró.

Me tomó por la cintura y me daba jalones ricos, jadeaba yo como loca, con una mezcla de dolor anal, excitación total, orgasmos que venían, y demás sensaciones indescriptibles. Predecí el momento cuando mi amante taladrándome por detrás se correría, ya que comenzó a jadear y a tirar de mi cintura rápidamente, momento que aproveché para darme una paja con mis dedos, tomé mi clítoris y lo masajeaba rico. Mi otro amante el que ya parecía estar fuera de combate, viendo aquello, presentó otra erección y quiso ponérmelo allí en mi boca y yo gustosa se lo comencé a tragar otra vez.

Claro está, el comenzó a darse una paja rápidamente, ya que nosotros dos estábamos casi acabando, en mi culo lo haría mi otro amante, y yo me correría con esa masturbada que me daba sobre mi vagina, en mi clítoris.

Así fue, finalmente yo comencé a dar quejidos y a moverme espasmódicamente por los eléctricos movimientos que me producía acabar, mi amante de atrás lo sentí chillar y gemir sacándome el pene y correrse sobre mi espalda, y mi otro amante, dándose duro y muy rápido, un minuto después tal vez, acabó en mi cara, bañándomela toda de su semen, yo abrí mi boca toda golosa queriendo probar sus fluidos, lo que hizo que me la echara en parte allí dentro.

Qué cogida tan rica la que nos dimos allí, es una locura lo que hicimos, yo no imaginé tener una experiencia sexual de esa magnitud, pero la tuve. Mi culo quedó todo dilatado y un poco adolorido, mi vagina toda cogida y lubricada, mi cara bañada en semen y con mi garganta llena de leche de la que logré tragar.

No pedí nada más, me abandoné sobre aquella cama al lado de mis dos amantes misteriosos; complacida porque me hayan secuestrado y que me hicieran disfrutar un mundo cogiéndome como lo hicieron. Ahora podría morir y ser feliz!

Tal vez; Media hora después, me invitaron a darme un baño, me consintieron ambos hombres allí, lavaron mis orificios, metieron sus dedos suavemente en mi culo para lavármelo, mi vagina no fue la excepción; por demás, mi cuerpo recibió las caricias de las sutiles manos de mis aseadores. Ellos por supuesto, también lavaron sus miembros allí delante de mí dejando ver sus glandes, las dimensiones de sus penes, sus testículos. Pensé que nos daríamos otra cogida allí, pero no fue así, yo fui osada y me arrodillé delante de ellos y por un momento tomé sus penes y les di una mamada a cada uno, ellos me levantaron y me miraron a los ojos en silencio viendo mi deseo como queriendo ver a través de mis ojos y luego dejaron que continuara con la mamada que les daba.

Sus penes quedaron como lanza nuevamente, pero esta vez se dieron una paja, yo arrodillada sólo quería complacerles con mi caricia bucal, con la mamada que se merecían y tal vez lograría que me cogieran otra vez.

Así fue, me sacaron del baño y me tiraron en la cama y en la posición de perrito comenzó la cogida otra vez, se fue uno hasta mi boca y me la puso allí, toda para mí. Mientras, el otro me la zampaba dentro de mi culo.

Al rato cambiaron de roles y tuve el miembro que me singaba antes, en mi boca. Al tiempo que sentía lo saladito de mi culo allí en mis labios ya que su pene me trajo sabores de mi trasero. Yo aproveché para masturbarme y gemir como loca, engolosinada con aquella vara, tronco, falo tan grueso dentro de mi boca, lo que me permitía botar saliva a grandes cantidades.

Sabía que no duraríamos tanto allí y comencé a sentir que me moría, ya a punto de acabar nuevamente, eso le dio señales a ambos para que también se dieran por finalizado sus roles.

Aquel, el que me la atravesaba por atrás comenzó a darme durísimo, hasta sentir como gritaba de pasión al acabar. Le dije:

-Toda adentro papi, toda adentro!

Sabía que necesitaba lubricación para cuando mi otro amante me la metiera. Así fue, sentí salir lo caliente de su pene dentro de mí, me lo sacó y le pedí a mi otro hombre:

-Dame por atrás también cariño! Métemela!

De un solo golpe, me la metió sin contemplación, pero como les dije, el semen anterior me ayudó a lubricar mi culo.

-Pártemelo amor, síngame duro, dale con todo cariño! – le pedía yo de esa manera tan loca-

También me la tiró adentro, momento en que suspiré al sentir su lava seminal dentro, dándome paja con la mano en mi clítoris, terminé! me tiré hacia adelante y morí, desfallecí allí, sucumbí a aquellas caricias amatorias, algo nunca pensado por mi, pero así fue!

Cansados en verdad nos quedamos allí, ya no hubo baño luego, estábamos cansados, pero complacidos, nos quedamos dormidos todos los amantes sobre esa misma cama.

Cuando desperté, comencé a mirar hacía el techo de la habitación, extrañada estaba, miré alrededor y detallé que estaba en una especie de habitación de hospital, en mi brazo derecho tenía una sonda pasando suero, con una bata, estaba yo allí desconcertada, pregunté a una enfermera que se acercó:

-Señorita, ¿en dónde estoy? Por favor!

La encontramos a las afueras del hospital, alguien la trajo y la dejó acostadita allí y se fue. Le estamos dando auxilio y esperando que volviera en sí.

-Pero…! -Traté de volver a preguntar pero guardé silencio.

Al poco rato llegó el doctor y tuvo una plática conmigo. Me informó que ya sabían que yo estaba desaparecida y que ya habían dado parte a las autoridades, pero que no me preocupara, estaba a salvo dentro del hospital.

El comisario de la policía de investigaciones contra el secuestro y extorción habló conmigo y tomó mi declaración. Relaté parte de lo vivido, sobre todo al principio de mi secuestro. No quise detallar las cosas que viví con mis secuestradores y menos las de índole sexual, era claro que de nada valía la pena detallar y explicar con lujos de detalles todo aquello, así que me lo reservé.

Mi familia me visitó y me consintieron mucho y me llevaron a casa con ellos.

De mi parte, traté de distraer mi mente en cosas que me mantuvieran ocupada, pero a cada instante me venían a la mente aquellos momentos vividos.

Tomé una cita con un psicólogo porque creí necesario buscar ayuda profesional. El médico me dijo que era obvio que luego de haber tenido esa experiencia, tendría esa reacción que yo le detallé, como sueños recurrentes, a veces como pesadilla, intranquilidad, ansiedad y todo eso.

Me habló del estrés postraumático y del Síndrome de Estocolmo ya que le confesé que terminé deseando estar con ellos, de mis experiencias sexuales, las cuales ya no las veía como sadismo de parte de ellos sino una como experiencia sexual de un trio de personas que se amaron locamente.

Les confieso que ha pasado tiempo de esa situación, no he vuelto a saber de ellos y me he acercado al centro comercial nuevamente en distintas oportunidades para tratar de que me secuestren otra vez, ya que ansío tenerlos en la cama otra vez, necesito de esas caricias labiales y bucales sobre mi sexo, de que me cojan como ellos lo hicieron.

Por las noches despierto ansiosa y excitada y tengo que masturbarme para contener mis deseos de amar como ellos me amaron. Alguna que otra vez, en mi cuarto y sobre la cama me masturbo imaginando aquellos dos hombres allí conmigo, cogiéndome, atravesando mi culo con sus grandes miembros, penetrando mi vagina y yo tragándome sus penes como una golosa desesperada.

He vuelto al centro comercial y me he cambiado el look y hasta con peluca sobre mi cabeza para lograr mi secuestro otra vez, pero hasta ahora ha sido en vano.

Tal vez ya no me vuelva a pasar; pero ahora estoy pensando en la idea de buscar al menos dos hombres y tratar de revivir mi experiencia sexual con alguien más. De lograr tener a la mano un par de amantes que me hagan gozar como ya se los he relatado, estoy dispuesta a enseñarles y llevarles a ese nivel de sexo que me enseñaron aquellos mis dos amantes anónimos.

Fin.

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