En definitiva, no aguantaba más, era como si en el aire hubiera esporas que dominaban mis sentidos con solo su presencia.
Ella es Deniss, una chica joven de apenas unos 24 años, su estatura ronda el 1.60 cm, cabello lacio y largo de color oscuro, su tez morena que le daba una corona de cereza.
Denis era para mí una grandiosa amiga, pero tengo que admitirlo, quería tener sexo con ella. Es que detenerme a verla era un suplicio, me torturaba ver sus caderas, su trasero y sus senos que no gasto en reparos al decir que son realmente protuberantes.
Una noche de esas en la que no soporté más su presencia, aclaro, su presencia sin sentirla mía, me acerqué a ella con toda la intención de tocarla, de besarla. Sin embargo, ella tenía que irse, y yo tenía también que retirarme, pero no sin antes lograr un premio.
Estábamos en la cochera, había un poco de peligro en que pudiéramos ser observados, pero no me importó, eso solo lo hacía más excitante.
Empecé a besarla, sus besos son lentos y húmedos, ella disfrutaba comerme la boca, sentir su lengua dentro de mi boca, a la vez que presionaba su pecho contra mí, es una sensación casi indescifrable, y eso es tan solo el inicio, pues mientras la besaba empecé a meter mi mano dentro de su falda y su ropa interior, buscaba su sexo, y no tardé en acariciar su vagina, sus labios, su clítoris ya estaban mojados, introduje mis dedos en ella, y sentía como se empapaba mi mano, sus fluidos vaginales eran cálidos y deliciosos.
Empecé a meter y sacar mis dedos de su vagina, dejando escuchar sonidos lascivos de su vulva, su respiración se aceleró, y los gemidos no se hicieron esperar; entonces ella metió su mano dentro de mi buzo y mi bóxer, tomó mi pene que estaba completamente duro, ya la cabeza estaba mojada, tenía líquido preseminal, ella empezó a masturbarme, y admito que se me cortó la respiración porque sus manos en combinación con mi pene, era como un sueño.
La masturbación se volvió más intensa, yo le metía los dedos acariciando su punto G, le comía la boca, y mi otra mano traviesa le frotaba los senos, y entre gemidos y gemidos, ella seguía jugando con mi pene al borde de la eyaculación, aceleró el movimiento de sus manos, lo sujetaba con más fuerza, y cuando estaba por venirme le dije que estaba al borde. Entonces me dijo que lo soltará en su mano y yo no pude contenerme al escucharle decir eso. Me vine en sus manos, aquellas manos cálidas estaban llenas de semen.
Entonces ella se lo llevó a la boca y se lo trago, dijo que no quería que nada se desperdiciara.
Así acabó aquella experiencia, experiencia que deseo volver a tener, pero por la falta de tiempo hasta ahí lo dejamos esa noche. pero sé que volverá a pasar, deseo tanto que me chupe el pene mientras le doy placer con mi lengua y mis dedos y acabar en su boca, para después penetrarla y regarme dentro de ella.
No es un secreto para Deniss que la deseo y que cuando menos lo espere, estaré abriendo sus piernas, para penetrarla y que reciba mi semen en su caliente vagina.
Hasta entonces, es todo lo que puedo decir. Mi experiencia llamada "en las manos de Deniss"’.