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En la fiesta de mi amiga con el dealer vergón
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Tiempo de lectura: 10 minutos

Hola, y gracias por seguir leyendo mis relatos, les recuerdo mi nombre: soy Paulina, una mujer travesti a tiempo completo, esto básicamente quiere decir que salgo vestida de mujer a la calle y realizó todas mis actividades en mi rol femenino.

Mi siguiente relato se remonta a una época en la que viví excesos, me relacione con tipos con los que definitivamente hoy en día ya no lo haría porque con esas compañías incluso llegue a conocer las adicciones. Sin embargo, claro que en mis recuerdos quedaron personas de esa época, uno de ellos, Luis alias “El Stock”, un exnovio mío que me mostró y me enrollo en el feo vicio de la marihuana, a mi punto de vista la más liviana de las adicciones que pude conocer, sin embargo por preferencia personal decidí no continuar consumiéndola, pero no es por esto que en mi perversa mentecilla se mantiene el recuerdo de “El Stock”, ya Uds. se lo imaginaran… Así es… mi ex tenía una verga tamaño familiar!! Además tenía esa mezcla de personalidad rebelde y problemática que a una niña de 23 añitos le fascina.

Él era muy moreno, alto, de cuerpo muy ancho, brazos fuertes, unas manotas y como ya hice mención… este hombre se cargaba con una tercera pierna que era su principal atractivo: Larga, gorda, cabezona, llena de venas… En fin, un monumento en verdad a la verga, escribo sobre ella y mi agujerito se estremece como si pudiera regresar el tiempo para volver a disfrutar como loquita rebotando en ella, además, a este hombre le colgaban un inmenso par de huevotes que se encargaban de almacenar su testosterona y liberarla en forma de premio para mí cada que hacía yo buenos méritos… en fin, este relato tiene lugar en la CDMX por allá del año 2010, ya en ese momento era yo casi todo lo que hoy Uds. pueden ver de Paulina, en ese momento lejos de mis compromisos escolares o laborales, ya prácticamente hacia todo en mi rol femenino, salía como tal a la calle y respondía como tal en la cama y la intimidad… en fin ojalá les guste:

Siempre fui una chava fiestera y amiguera, escuchar para mí la palabra fiesta era motivo más que suficiente para esbozar una sonrisa, y con el tiempo ame más aún las fiestas de disfraces, o fiestas con temática, así que cuando mi amiga del alma Franny, otra chava travesti tan desclosetada y puta como yo organizo una con motivo de celebrar su cumpleaños número 24, me emocione, y más aún cuando me hizo saber la temática de los disfraces: prostitutas y chulos

Alrededor de 80 personas habían llegado a una enorme casona rentada en la colonia Roma, calle Orizaba lo recuerdo a la perfección. Vestidos diminutos, zapatos de plataforma, escotes sumamente reveladores, labios rojos y pestañas postizas; fueron lo que todas las chicas usaban. Ellos, enfundados en trajes brillantes, camisas llamativas, sombreros y grandes cadenas tenían un espectáculo visual a donde quiera que miraran.

Apenas eran las 2 de la madrugada y casi todos estábamos borrachos, quizá la ropa escasa y la atmósfera del lugar nos hacían un poco más desinhibidos. Esa noche elegí unos tacones plateados de 10 cm, medias de red, un mini vestido plateado que apenas llegaba unos tres dedos debajo de mis nalgas, puse brillos en mi clavícula y en mi espalda para resaltar la desnudez de esta, el gloss rojo es mis labios terminó con mi look. Los rizos rojos de la peluca que para esa noche usaba descansaban sobre mi sensual espalda.

Con todo entallado, la curva de mis nalgas resaltaba y mi cintura embonaba perfectamente entre las manos de Luis “El Stock”, mi novio. En ese momento me sentía diferente, nunca tuve ataduras en cuanto al sexo pero al vestirme así y notar la mirada de otros hombres e incluso de otras mujeres Tv y biológicas también, era como si ellos pudieran saber lo que pensaba en mi calenturienta cabecita.

Si algo me enseñó Luis fue a disfrutar mi cuerpo y mi sexualidad aunque no fui premiada naciendo mujer biológica. Estando con él descubrí todo lo que podía lograr aceptándome y dejando que otros me disfrutaran. Siempre gocé masturbándome pero hacerlo frente a él era muchísimo mejor: su mirada, sus ganas, su ansiedad por tenerme y obvio… Verlo a él también jalarse frente a mi su vergotota alimentaba mi placer… no necesitaba nada más y así entendí que no eran necesarios unos senos enormes, bastaba con mis gordas nalgotas, redondas y respingonas, y mis pequeñas bubis, el resto según Luis “el Stock” era simple actitud.

Decidí llevar un poco de esa actitud frente a todos y provocar más cínicamente a Luis. Él había notado que gracias al vestido lograba llamar mucho la atención, no se separaba de mí por mucho tiempo, cuando no me abrazaba por la cintura, me tomaba de la mano, me ponía frente a su cuerpo y acariciaba suavemente mi estómago, era evidente que hacía notar que era mi dueño.

Me puse frente a él para bailarle, tomé su mano y la puse en mi cintura, acerqué mi cuerpo y puse una de mis piernas entre la suya, acerqué mis labios a los suyos para apenas rozarlos, lo besé en las comisuras y bajé mi mano para acariciar lentamente su entrepierna, que evidentemente comenzaba a alborotarse. Entonces con su típico tono regañón me dijo:

L- Tranquila Paulina, pues sin pensarlo te quitaría la ropa aquí mismo, no sigas…

P- Ah si?? Pues sin pensarlo te la mamaria aquí mismo…

Le respondí y acto seguido lo besé, metí mi lengua entre sus labios casi desesperada, aprisioné su labio inferior entre los míos y mordí un poco. Sus brazos rodearon mi cuerpo y una de mis manos se posicionó en su paquete, el cual a propósito apreté un poco, por respuesta obtuve que la fuerza de sus brazos al abrazarme fuera mayor.

L- Ya estás demasiado borracha!! Le estás dando espectáculo a todos estos weyes!! Vámonos!

P- No quiero irme, ya me voy a calmar.

L- No! no quiero que te calmes! te quiero desvestir, te quiero coger, hoy vas a cenarte mi verga… Vámonos!!

Esto me lo dijo con tono de orden, diciéndomelo al oído debido a la fuerte música y agarrándome una nalga.

P- Si tantas ganas me tienes… Cógeme aquí. Hay muchos cuartos sin luz allá en la casa, seguro encontramos uno para nosotros…

Un segundo después Franny se acercó con otro grupo de amigos para seguir con la fiesta. Yo bailaba con ella, pero no dejaba de lanzarle miradas a Luis, me restregaba muy provocativamente a ella cada que tenía una oportunidad, en un determinado momento, a propósito solté una cajetilla de cigarros y me incliné al piso sin doblar las rodillas, siempre buscando darle el mejor espectáculo a Luis, sin embargo era obvio que cualquiera que en ese momento hubiera estado lo suficientemente atento también pudo haberme visto. Cuando iba levantándome, sentí que Luis me jalaba hacia arriba con mucha fuerza y me acomodaba firmemente hacia él, entonces me dijo:

L- Qué chigados crees que haces? Lo de puta es sólo el disfraz, ¿por qué tendrías que mostrarle las nalgas a estos pendejos?

P- Si te molesta que se los enseñe, me los puedo quitar papito, así no va a haber calzones que puedan mirar…

L- Que fumaste? De la mía no fue, esa no te pone así…

P- Solo de la tuya y nada tiene que ver… solo estoy demasiado cachonda y quiero jugar con tu vergotota aquí mismo…

Lo tomé de la mano y lo llevé con rumbo a la casona, yo por delante, contoneándome para el como una verdadera puta, no conocía a la perfección las habitaciones ni los pasillos, pero afortunadamente por la tarde cuando llegue a ayudarle a Franny para los preparativos de la fiesta pude andar de curiosa y fue allí que pude darme cuenta de un baño en la parte trasera, ese serviría pues los demás cuartos estaban solos y no había muebles, apenas teníamos iluminación en ese bañito, básicamente lo que podía entrar por las ventanas y proveniente del alumbrado de la fiesta, sin embargo a nuestro favor es que estábamos lo suficientemente alejados como para pasar desapercibidos unos minutos.

Apenas cerré la puerta de ese baño tras de nosotros, y Luis ni lo pensó, me puso sobre la pared y me besó frenéticamente, su lengua acariciaba la mía y sus labios buscaban los míos, me mordió el labio inferior y bajó al cuello. Sus dedos se enredaban en mi peluca y yo subí una pierna a su cintura, mis manos buscaban desesperadamente su enorme atributo masculino.

Debajo del vestido llevaba unas pantimedias de red, al subir la pierna sentí la fría brisa del aire recorrer mi humedecido ano, pues la diminuta tanga que traía apenas lo tapaba. Debido a que mi vestido se subió, se interpretó como una completa invitación para que los dedos de Luis hurgaran en mi apretado agujerito anal, Luis llevo su dedo medio a mi boca para que yo misma lo lubricara y lo llevo de vuelta a mi ansioso hoyito, el cual lo recibió y lo engullo sin mayor dificultad ante la satisfecha mirada de él, al fin y al cabo acostumbrado a recibir el trozo de carne que mi novio se colgaba entre las piernas, que era muchísimo más grande, sin embargo no podía no sentir placer por cada caricia de Luis, así que involuntariamente arquee mi espalda en señal de gusto por lo que me hacía, lo besaba, mordía sus labios, sus hombros, mis uñas se aferraban a su espalda.

La adrenalina recorría nuestros cuerpos, sentía el latir de su corazón, su respiración, sus dedos entrando a su gusto en mi ano terminaron con el equilibrio de mis piernas. Me esforzaba por mantenerme de pie, prácticamente me colgaba de su cuerpo, también hacia un esfuerzo sobrehumano por no emitir ni un gemido que pudiera evidenciar lo que en ese baño estaba sucediendo. Entonces suplique:

P- Luis… vámonos!! No podemos hacer esto aquí… sabes que yo soy bien gritona y apenas puedo contenerme en este momento… Por favor vamos a tu departamento!!

L- Querías que te cogiera no? Me estuviste provocando frente a todos en la fiesta… estás muy cachonda pero te niegas a continuar aquí… Creo que ese disfraz de puta te queda muy grande…

El tono con el que Luis el Stock me contestó esto estuvo bien cargado seducción y de deseo por hacerme suya. Además el seguía tocándome, sólo que esta vez la penetración con su dedo llevo un intencionado interés por estimular mi próstata, situación que sumada al calor del momento y la adrenalina de lo que hacíamos provocaron en mi un orgasmo que no pude ocultar, pues además de que ensucie su pantalón y mis medias, mi cadera se pegó completamente a él, mis brazos lo abrazaron fuertemente y de mi boca salió un sonoro gemido que Luis ocultó con una de sus manotas, cuando terminó me dijo:

L- Shhh… Princesa… Aunque siempre es delicioso verte terminar y me encanta oírte gemir, esta vez tenías que ser un poco más discreta. Pero me tienes muy caliente, quiero métetela hasta que te fastidies, así que ahora sí ya vámonos.

En definitiva no me iba a hacer del rogar cada que mi novio me brillaba la oportunidad de gozar de su vergotota, así que prácticamente salimos de la fiesta sin despedirnos de nadie, podía sentir los rastros de mi pequeña eyaculación deslizándose por mis piernas, subimos a su auto y la tensión sexual se sentía en el aire. Prendió el aire acondicionado, subió las ventanas y tomó camino hacia su departamento en la colonia valle Gómez, en un semáforo en rojo que nos tocó por insurgentes me sorprendió sacándose su gordo miembro semi flácido del pantalón y me preguntó:

L- No quieres?

P- Uhhh papi… le preguntas que si quiere agua a la más sedienta!!

Enseguida me agache, quería olerla, besarla, mimarla, la tomé con suavidad casi con cariño entre mis manos, no me costó trabajo terminar de ponerla dura, al fin y al cabo ese monstruo de verga estaba acostumbrado y familiarizado con mis caricias. Se la apretaba con algo de fuerza, movía la muñeca para arriba y para abajo y ocasionalmente rozaba la punta con el pulgar, pasé mi cabello a un lado de mi cabeza y me termine de inclinar dispuesta a devorar ese gran pedazo de carne gorda y venosa, que soberbia sabiendo que era en ese momento la dueña de todos mis deseos y fantasías se erguia ante mi esperándome con unas gotitas de su cristalino liquido preseminal en la punta, así que agradeciendo el gesto pase mi lengua alrededor y bese la punta, impregnando mis labios con ese salado pero delicioso sabor a macho que a mí me enloquece. Metí esa gorda cabezota y la chupe delicadamente mientras seguía masturbándolo suavemente, poco a poco iba metiéndola a mi boca, Luis ya estaba durísimo como una barra de metal, tenía la verga caliente por toda la sangre que bombeaba en ese momento, podía notar las venas que recorrían su gordo instrumento masculino haciendo su trabajo y yo simplemente no podía parar a pesar de que Luis ya me lo había pedido un par de veces. Entonces me dijo por tercera vez al tiempo que me jalaba del cabello:

L- Ya detente Paulina… o vamos a chocar.

Esbocé un puchero por haberme separado de mi labor oral tan bruscamente, sin embargo mis manos no dejaron de estimularlo. Lo bueno fue que me di cuenta que ya estábamos muy cerca de su deprtamentoa, al cual llegamos ya en cuestión de minutos, el guardia nos abrió, estacionamos y subimos por el elevador sin quitarnos ni un minuto las manos de encima. Yo estaba súper cachonda, Luis tenía su vergota durísima, los besos, las caricias, la presión de su cuerpo, todo era perfecto. Entramos a su departamento sin siquiera prender las luces, no alcanzamos a llegar a la recámara, pues me detuvo a medio camino y me dijo al oído:

L- Siempre he querido cogerte en la cocina, ven…

Su cocina tenía una isla o barra de azulejos justo en el centro, Luis me tomó por la cintura y me subió a ella con suma facilidad como si de una muñeca de trapo se tratara, al fin y al cabo él era un hombre de 100- 110 k así que cargar mis 62 k para el no representaba ningún problema, el frío de la barra al contacto con la piel desnuda de mis gordas nalgotas me erizó la piel y me puso chinita chinita. Luis se agachó, termino de retirar mi pequeña tanguita, subió una de mis piernas en cada uno de sus fuertes hombros y me hizo inclinar hacia atrás, a modo que quede recostada en la barra y mi zona más íntima a merced de la boca de este macho, que me dijo enseguida:

L- Mi cena está servida…

P- Ahhh… Ahhh… si papi…

Así comenzaron los lengüetazos largos y profundos en mi ano y en mi diminuta verguita que de inmediato me hicieron vibrar, cada que Luis se acercaba a darle atención a mi agujerito yo quería absorberlo y con mis piernas lo jalaba más y más hacia mi. En unos minutos Luis provocó mi segundo orgasmo de la noche, no pude evitarlo y terminen en su cara, y eso que aún ni siquiera me había metido su vergotota que me encantaba. Después de aquello él se levantó me besó tranquilamente, me dijo:

L- Que rico sabe mi putita… Ahora me toca darle de comer a estás tragonas que me han traído loco toda la noche…

Mientras sobaba mis gordas carnosidades femeninas aún sentada en la barra. Entonces Luis deslizo mi vestido, solo de la parte de arriba y así quedé con mis pequeñas bubis al aire, yo realmente estaba cansada y me desplomé sobre la fría isla, solo dejándome hacer, mi respiración continuaba agitada debido a mi segundo orgasmo. No terminaba de recuperarme aun cuando me percaté de que sus manos recorrían mis piernas suavemente, me quitó los zapatos y hasta ese momento me incorporé. Luis el Stock ya estaba completamente desnudo, con su vergota bien dura, listo para darme bien duro.

Con la misma facilidad con la que me subió a la barra, con esa misma facilidad me bajó y me puso de espaldas a él, ahora la barra me servía de soporte para que me recargara con mis manos de ella, me sentía a desfallecer pero Luis ya me había dado mucho placer y yo no quería quedarle mal, por lo que gire mi cabeza para mirarlo lo más putona posible y hacerle saber que esperaba ansiosa su siguiente movimiento. La cara que Luis me regreso fue de plena satisfacción, y enseguida me hizo sentir la dureza de su enorme vergota ya enfundada en un condón en mis femeninas nalgas, sus labios se paseaban por mis hombros, por mi cuello, mis oídos, sus manos se recreaban en mi, e iban de mi cintura a mis bubis. Debido a sus ricas caricias mi deseo despertó dejando de lado el cansancio y mi tragón agujerito anal buscaba ansioso a su enorme atributo masculino, como queriendo demostrarle que queríamos batalla.

De pronto aplico un poco de fuerza en mi espalda, lo necesario para que yo entendiera su mensaje y yo misma me inclinara hacia adelante, recargándome en la barra y entonces Luis comenzó a presionar buscando penetrarme, la primer barrera que era que su cabeza atravesará mi esfínter siempre fue lo más doloroso, pero aquella vez fue además de riquísimo muy fácil, quizá la excitación del momento o el excelente trabajo oral que previamente mi novio me había dado, así que de inmediato Luis comenzó a recargar su peso hacia mi, buscando desaparecer sus 20 cm de carne gorda y dura en mi pequeño agujerito, lo cual logré soportar sin mayor problema, al sentir sus piernas chocar contra las mías, gemí de placer:

P- Ahhh!!!…

L- Ahora si putita… puedes gemir todo lo que quieras!!

Cada que le daba la gana me plantaba una sonora nalgada, yo estaba realmente muy excitada, sólo gemía y eso a él lo prendía más, me decía:

L- No sé si me gusta más lo apretadita que estás o lo rico que gimes… hermosa putita…

P- Ahhh.. Ahh.. Si papi!! Te gusta que me escuchen gemir tus vecinos?? Pues es por ti!! Tú lo provocas… Ahhh Ahhh… Sólo dame más, no te detengas…

L- Con que mi zorrita quiere más!!!

Entonces me jalo del cabello, yo arquee por instinto mi espalda y esta vez de verdad me penetro bien duro, mis piernas perdían fuerza y la violencia con la que entraba y salía no me dejaba poner atención a lo que me decía, Luis me sujetaba del cabello con una mano y con la otra me abrazaba por la cintura. Dolía? Claro que dolía… pero el placer de sentirme usada me gustaba, siempre me a gustado, y pienso firmemente que siempre me gustara. Hablando del Stock no me encantaba solamente su verga, me encantaba su furia, su deseo por mi…

P- Ahhhh!!! Que rico me coges papi!!

L- Te cojo así porque no vas a volver a enseñarle tus nalgotas a la gente como hoy… Este culote… es solo mío… Entiendes Paulina?

P- Ahhh… si!! Si!!

A continuación aceleró el ritmo y terminó dentro de mí, incluso a través del látex del condón logré sentir sus potentes disparos de semen. Nos quedamos un momento inmóvil, ambos necesitábamos reponer las fuerzas, Luis se sentó en uno de los bancos y me llevó sobre sus piernas abrazándome.

L- Te quieres quedar un rato más conmigo? O te llevo a tu casa?

P- Bueno en casa dije que me quedaría con Franny toda la noche… así que o me llevas de vuelta con ella o me das asilo en tu casa, pero que sepas que si me quedo no tendré muchas ganas precisamente de dormir, eh?

L- Hahaha… Hermosa zorrita… te di verga hasta para llevar y no te llenas!! Eres insaciable Pau…

Y si que lo soy!!!

FIN

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