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Tiempo de lectura: 3 minutos

Tercer relato donde la esposa le platica su vida anterior a su esposo mientras tienen relaciones.

En esa noche los niños ya se habían dormido, la mujer sale del baño y con unas mallas pegado y una pequeña camiseta de tirantes se acercó a la cama para secarse los pies, pero el marido apago la luz de la lámpara y aprovecho la situación para tomarla de manera fuerte y preso de deseo le baja las mallas. Una mano se encargaba de tocarle el clítoris y penetrar con algunos dedos la vagina y el ano, mientras que la otra va de los pezones a jalar el cabello o apretar el cuello.

Un pene con una cabeza gruesa roza la entrada de la vagina sin penetrarla por completo, pero haciendo un vaivén donde con la estimulación y la ligera penetración, lo que poco a poco provoca que el deseo aumente y la mujer le susurre: “ya cógeme, ya mételo”. El marido le jala el cabello y luego le oprime los senos mientras estimula los pezones. “No, primero debes contarme otra cosa”. Mueve despacio la cabeza del pene sobre la vagina y la recorre hasta el clítoris.

Ella inicia el relato: “Cuando tenía 18 años, casi 19 años estaba en la universidad y salía los viernes de clases, me iba con mi grupo de amigas para una discoteca que estaba cerca de la universidad; estando en la discoteca bailaba con cualquier chico que me invitara a bailar pero había uno que me gustaba mucho, él era el supervisor de la discoteca era un hombre mayor que yo debía tenía en ese entonces sus 30 y algos, cada vez que yo iba a la discoteca él ponía cervezas y algunas botellas de cualquier licor que yo dispusiera solo para acercarse a mí, a veces acepta bailar con él y me podía de espalda y rosaba mi nalgas con su verga, la sentía crecer en sus pantalones, se le veía muy grande y eso me excitaba pero, nunca habíamos pasado de eso, hasta que un día luego de poner algunas cervezas en la mesa para mis amiguitas y para mí, se me acerco y me dijo que si lo podía acompañar a buscar unos papeles en la parte debajo de la discoteca, esa discoteca tenía tres pisos pero el primero era especie de garaje donde estaban todas las cajas de cervezas y licores, yo le dije que sí, que no había problema, que yo lo acompañaba.

Cuando bajamos a la planta baja yo iba delante de él, apenas entramos me giro y me beso, me besó también el cuello y me empezó a sobar las chichis por encima de la ropa; Lleno de excitación me decía que tenía muchas ganas de estar conmigo; yo me hacía de rogar, no me movía solo le respondía los besos y le frotaba por encima de la ropa el pene que se sentía muy grande y caliente, pero no hacía más nada. Él me llevo hasta donde estaba una caja registradora. En esa ocasión yo llevaba una minifalda y una blusa de tiritas, no usaba brasier, quería metérmela, se moría de ganas por penetrarme, le respondí que era virgen y que no íbamos a coger, pero podía frotarlo, después subiéndome la falda se sentó en una silla y se la sacó. Yo sólo miré de reojo y la vi, esa era la segunda que veía en mi vida, era grande, llena de venas y gruesa, mientras yo a horcajadas me frotaba en su pene primero con mi trasero y luego de frente. Él me chupaba los pezones y me apretaba las nalgas, me decía que mi trasero era increíble, que se lo ponía muy grande, también me besaba el cuello y me hizo unos chupetones.

La tenía riquísima, él se acomodó en la entrada de mi vagina, yo estaba súper mojada, me gustaba ese hombre mayor y, poco a poco, se excito mucho, me pidió que parara que quería cogerme, que quería metérmelo, pero eso me excito más y seguí frotando mi vagina húmeda en su verga hasta que se vino, me lleno mi calzoncito de semen. Se quedó entre enojado y excitado porque se había venido y sospechaba que me lo quería meter, pero la erección se la había bajado. Me agarró con mucha fuerza los brazos y me inmovilizó, luego con una mano me levanto la blusa y me chupo los pezones, me hizo a un lado la tanga y me lo chupo con mucha violencia, mientras sujetaba mis manos, me metió un dedo y casi me vine. Me dijo luego de eso que era una buena perrita y que pagaría las cervezas de sus amigas y lo que yo tomara. Me dio algo para limpiarme y salimos de ahí. Me dio un poco de miedo porque me gustó que me dominara y me forzara, pero de eso tengo otra historia que luego te voy a contar.”

El marido la penetra y le oprime el clítoris a la vez que le jala el cabello, la mujer se viene y se retuerce un poco mientras la penetración fuerte y rápida inicia. El marido la jala por las caderas, luego con la mano derecha le oprime las chichis y después la baja, con el dedo medio continúa haciendo presión en el clítoris y con el meñique le acaricia el ano mientras le dice: “puta, ofrecida, fácil”; luego, con la izquierda le restriega la cara y los senos. Ella experimentas espasmos mientras el orgasmo la recorre.

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Deukirne
Deukirne
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