Hola Miguel, soy Montse, ¿podemos hablar “en privado” cara a cara?.
Isa se va mañana temprano a Madrid, yo me quedo dos días más.
Si te parece bien, dado que esto está apartado podemos hablar en mi casa.
Mi dirección es: xxx
Después de pensarlo un momento le escribí, “Nos veremos en la cafetería de la Plaza, a las 10:00”. No quería un entorno en el que se sintiera segura.
Llegué unos minutos tarde, Montse estaba esperando, había cogido una mesa apartada, se le notaba nerviosa. La saludé con dos besos y pedimos un café.
-Y bien. ¿Qué era eso que tenías que decirme cara a cara? Y que no podía oír tu prima.
Se notaba que no estaba cómoda, mirando quién podía oír la conversación.
-Bueno desde lo que pasó ayer, no he parado de darle vueltas, fue una situación inesperada para mí, pero la disfruté. Quería proponerte encontrarnos algunas veces en mi casa a solas. Puedo darte mucho más, ya has comprobado que cuando dejo a un lado esa represión a la que estoy sometida, soy una mujer con mayúsculas, muy perra, puedo hacerte y dejarme hacer cosas que quizás ni te habías planteado. No quiero que nadie, ni siquiera Isa se entere de que me acuesto contigo, tú puedes seguir con ella si quieres. (estaba poniendo a prueba mi voluntad de aceptarla, queriendo tomar las riendas).
-Ja, ja que te ha salido un amante que te tenga contenta, solo para ti, pero me das permiso para follarme a tu prima.
-Bueno dicho así… es que quiero tener cubierta las espaldas.
-La espalda y algo más, por lo que veo. Espera. Dije mientras sacaba mi móvil le conecté unos cascos y le di al play.
Se veía a Montse pidiendo ser follada a gritos en el sofá fuera de sí y como le comía el coño a su prima. En la casa del pueblo, al igual que en el piso de Madrid de Isa habíamos colocado cámaras, tan solo había que descargarlas del servidor.
-¿Como has podido? Vas a hundirme.
-No, dado que son imágenes de una sesión entre Isa y yo, a la que tu te uniste, no dejarían de ser de “consumo propio”, ahora que se sabemos que vuelves a intentar humillar a Isa las usaremos para sacar la puta que eres y disfrutaremos de ello.
-Vete al baño y tráeme tus bragas.
-Se levantó sin pensarlo y volvió a los dos minutos, poniendo sus bragas en mi mano.
-Están tan mojadas como las de tu prima, será cosa de familia. Mientras metía la mano bajo su corta falda, quedando atrapada entre sus muslos.
-Por favor, te lo ruego, nos pueden ver y me conocen. Me estoy excitando, solo con la situación. Vámonos a casa y fóllame como quieras allí.
-No haré nada que te pueda comprometer, si sigues las reglas. Te vas a despedir cordialmente, vas a ir a tu casa, deja la puerta entreabierta, te dirigirás a tu dormitorio desnudándote por el camino, te vas a tumbar boca abajo con los brazos en cruz y el culo hacia fuera, tu prima sabrá darte el castigo que te mereces.
-¿Como? ¿Isa está aquí?
-En tu casa, le conté a mi sumisa tu mensaje y que andabas tramando algo, me dijo que tenía una llave de tu casa. Te estará esperando y ni se te ocurra desobedecerla, o tendrás que hacer frente a las consecuencias, dije mirando hacia mi móvil.
Se levantó con una mueca de resignación y miedo, despidiéndose.
-Yo solo pretendía…
-Sé lo que pretendías, humillar de nuevo a Isa y controlar toda la situación, pero ahora serás nuestra puta y te usaremos a nuestro antojo.
Pedí otro café para darle tiempo a que mi zorra disfrutará del castigo.
La llamé contándole lo sucedido y avisándole de la vuelta de su prima, ella me contó algunas de sus ideas para “castigarla” pidiendo mi aprobación.
-Es tu castigo, luego me cuentas.
Me recreé más de la cuenta con mi café y dando un tranquilo paseo me acerqué a la dirección que Montse me había propuesto.
Cuando llegué a la casa, me dirigí al dormitorio guiado por los gemidos de mi sumisa, la imagen era excitante mi sumisa estaba sentada en el cabecero de la cama mientras Montse le comía el coño con las manos atadas a los tobillos de Isa, en posición de a cuatro, Isa tenía cogida de los pelos a Montse, marcándole el ritmo de su cabeza, ritmo que le costaba seguir. El culo rojo de Monse fruto de unos azotes dados con la mano llamaba a follárselo, disfrutando de la vista, me acerque a Montse, ella movía su cuerpo mientras comía el coño de Isa, la sujete por las caderas y se la metí de un solo golpe, chilló por lo inesperado. Isa le apretó más la cara contra su coño.
-Amo es la tercera vez que me corro con esta puta, rómpale el culo, para que no se pueda sentar en un mes.
-Eso te lo dejaré a ti.
-Montse volvía a estar fuera de sí, comiéndole el coño a Isa y disfrutando de la cogida por el culo, no podía articular palabra solo sonidos.
-Mmm. Agg, agg, Isa le tenía apretada la cabeza contra su coño.
-Aceleré los movimientos y me corrí dentro de ese magnífico culo, salió algo sucia
-Desátale las muñecas quiero que me la limpie ella, tu mientras vete a por el dildo que más te guste, si te fascina romperle el culo, lo harás tú misma.
Isa y yo intercambiamos posiciones, Montse seguía a cuatro, el rímel resbalaba por su rostro totalmente desmadejada, le puse la polla en la boca
-chupa guarra, ya puedes dejarla bien limpia. Con algo de reticencia al principio, la cogí de la nuca y se la metí en la boca, sabía que hacer, se esmeró bastante, pero no quería correrme, la aparté, dejando a Isa que se deleitara con su castigo.
-¿Puedo castigarla como quiera, amo?
-Como quieras, es tu esclava.
-Gracias. Volvió a ponerse en el cabecero. La agarró de los pelos y poniéndole el coño en la boca, se empezó a mear en ella, abre la boca Puta, trágatelo todo, vas a sentir la humillación de estos años, Montse intentó resistirse, pero un nuevo bofetón (parece que a su llegada se llevó alguno a juzgar por las marcas de mano que tenía en su mejilla) y la mirada impasible de su prima la volvió a su realidad, la humillación de su prima en su cama era el colofón para bajarle los humos (o eso creía yo).
Isa tomó el dildo más grande de los tres, se colocó detrás suya y empezó a jugar con su coño.
Montse la miro con los ojos como platos.
-ponle gel o algo.
-el algo se lo tendrás que poner tú, porque va ir tal cual y hasta el fondo por todos estos años, ¿puedo amo?
-Es tu decisión. Puedes hacerlo como quieras.
Isa de lo metió dos veces en el coño y sin miramientos se lo clavó de golpe por el culo.
-Montse soltó un grito desgarrador, ahhh, por favor me partes en dos, duele, sácalo, te lo suplico
-Ni de coña, puta te voy a reventar el culo, cada vez que te sientes vas a recordar quien te lo ha dejado así. Continuo de manera brusca hasta que Montse acalló sus quejas, ya no decía nada y se dejaba hacer. Isa continuó follándola por el culo hasta que se corrió.
-Tirada en la cama, era un juguete roto.
-Perdóname Isa, solo quería sentirme tan feliz como te sientes tú ahora, mi marido me tiene muy abandonada, seguro que tiene a alguien por ahí, pero sí le doy en menor motivo me deja de patitas en la calle. No me he portado bien contigo, perdóname. Haré lo que me pidas, lo que queráis.
-Por supuesto, la decisión es tuya, Isa. Tómate tu tiempo.
Metí mis dedos en el coño de Montse, si en la cafetería estaba húmeda, lo de ahora era un mar de jugos.
-Todavía hoy no has disfrutado por el coño guarra.
-No Amo, (era la primera vez que me lo llamaba), es suyo. Yo soy suya..
-Isa, al entrar he visto una mesa de comedor que puede dar mucho juego, le mostré el mando del vibrador que había usado con ella en su porche, rápidamente captó la idea.
-Vamos perra, síguenos al comedor como lo que eres, le dijo mientras cogía la bolsa de los juguetes.
Montse, sin levantar la mirada nos siguió a cuatro patas hasta el comedor. Isa la hizo tumbarse en la mesa, atándole pies y manos, amordazó su boca, la cara de Montse era de terror y resignación, intentando imaginar que se venía encima. Le metió sin miramientos un dildo más pequeño por el culo y en el coño el vibrador, mostrándole el mando.
-Ahora puta puedes gritar cuanto quieras, vas a correrte todo lo que no te has corrido estos años, hasta la extenuación, ¿querías un amante para ti?, hoy tu amante (dijo sujetando y moviendo el vibrador dentro de su coño) te va a dejar bien satisfecha, accionó el mando.
Montse intentó controlar su excitación sin ningún éxito. A los pocos minutos soltó un grito ahogado del orgasmo que acababa de tener. Isa no paró el mando hasta unos instantes después, su cara reflejaba el triunfo que sentía.
-Amo esta perra me ha puesto muy caliente, sé que se folla cuando usted lo decide pero necesito, culminar este momento. Aceptaré cualquier castigo.
-Hoy no habrá castigo, entiendo que has liberado mucha rabia y humillación.
La bese con dulzura, me senté en el sofá, Isa estaba totalmente caliente, bajó a chupármela mirándome con esa cara de vicio que tanto me gustaba, la sujeté del pelo haciéndola subir encima, quería follármela de frente, comiéndole las tetas, pellizcándolas, besándola, se la clavó y permaneció un instante parada, disfrutando el momento, los ojos cerrados, dibujando una sonrisa de satisfacción, luego empezó a hacer pequeños círculos con las caderas, ronroneando, para continuar cabalgando mi polla de una manera salvaje. Estaba totalmente poseída.
-Si, si soy feliz, gracias, fóllame, córrete dentro, joder que gusto. No tardó en correrse, yo lo hice inmediatamente detrás, nos besamos y después de dejármela bien limpia, se volvió hacia Montse.
-¿Te ha gustado, como follamos, puta?
Accionó de nuevo el mando, Montse empezó a hacer pequeños movimientos limitados por las ataduras, comenzó a convulsionar de nuevo, poniendo los ojos en blanco, e intentando gritar, cuando acabó. Isa apagó el mando y la desató.
Vamos hueles a puta barata, dúchate y haz la habitación por si decidimos usarla otra vez, quiero que vengas muy arreglada, provocativa, como te gusta aparentar, ponte lencería de puta que sé que tienes, girándose me guiñó un ojo. Date prisa, todo lo que pase de quince minutos, te los llevarás en azotes y no serán con la mano.
Montse se incorporó como pudo, y se dirigió hacia la habitación, Isa la paró en seco.
-Puta no me has contestado, ¿lo has entendido?
-Si, señora, (aceptaba el dominio de Isa).
Isa se volvió hacia mí, sentándose a mi lado, me besó.
-Gracias, has cerrado un círculo muy doloroso para mi. Gracias, por hacerme descubrir quien soy y lo que quiero.
Le sonreí mientras bajaba mi mano a su coño, y empezaba a jugar con él, ella se echó hacia atrás abriendo ligeramente las piernas.
-Sé exactamente lo que necesitas.
La gire en el sofá y comencé a comerle el coño, de su boca solo salían gracias y pequeños gemidos, estaba extasiada. Levantaba la cadera para ofrecerme ese coño, seguí comiéndomelo durante unos minutos y comencé a follármela con los dedos, cogió con su mano la mía y se la llevó a la boca para limpiarlos, jugando con ellos en su boca volvió a introducirlos en su vagina, proseguí un par de minutos follándomela con ellos, cerró las piernas atrapando mi mano dentro, besándome, haciéndome participe de su orgasmo. Al abrir los ojos vio a Montse en la puerta parada, observando la escena y esperando nuevas instrucciones.
Vestía con una falda negra ceñida hasta casi la rodilla, una blusa morada abierta los dos últimos botones y un juego de lencería negro que le marcaban los pezones, unos zapatos de tacón de 7 cm y unas medias negras con algún dibujo.
Se había vuelto a maquillar pero esta vez sus labios eran de un rojo intenso.
-Ya está todo preparado, dijo
-Isa se levantó, la hizo dar una vuelta sobre sí misma. Y me la mostró.
-Amo, esta guarra quiere entrar a nuestro servicio, ¿cree que debemos aceptarla?
-Depende de lo que sepa hacer, según ella es toda una mujer.
-Vamos haz un striptease, quiero que nos pongas muy cachondos.
Se acerco a su equipo de música y conecto el móvil, selecciono una playlist de música erótica.
Empezó a insinuar sus curvas, que las tenía, mirándonos con deseo, subiendo la falda dejando ver las bragas de encaje negro y tocándose sensualmente las tetas.
Isa me hacía comentarios de todo tipo sobre su cuerpo, algunos hirientes, para que los oyera.
Montse también se estaba dejando ir y calentando con el numerito, en un momento dado se acercó a Isa, está apartándole las bragas, le metió los dedos en el coño y me los ofreció para chupar.
-Es la segunda vez que me ofreces el sabor de su coño, creo que lo debería probar directamente.
-Tu, túmbate en la mesa de nuevo y abre las piernas, mi amo quiere comerte el coño puta.
Le abrió la blusa con ambas manos , quería dejar patente su estatus y el de Montse, los botones cayeron al suelo.
Montse me miro buscando mi aprobación, no le hice caso alguno, se subió de nuevo a la mesa, intentando remangar el vestido, Isa le rasgó el lateral, metiendo su mano le quitó las bragas, Montse quedó con las piernas entreabiertas y recostada hacia atrás.
-Vamos puta disfruta. Le espetó mientras le comía la boca y metía la mano bajo el sujetador para amasarle las tetas.
Pasé mi mano por encima de aquella olla a presión, le di un par de palmaditas en el coño, el efecto del vibrador le hacía tenerlo muy sensible, ofrecí a mi sumisa dos dedos para que me los humedeciera con su boca, Isa lo hizo lentamente sin apartar la mirada, recreándose, los puse sobre el clítoris de Montse, ella se revolvía de placer, estaba muy, muy sensible, acerque mi boca a sus muslos lentamente, chupándolos alrededor de su coño, estaba loca porque empezara a comérselo, quería tenerla totalmente excitada, cosa que no era muy difícil pues Isa estaba haciendo un muy buen trabajo en la parte superior.
-Por favor hacerme llegar, no aguanto más, soy vuestra pero necesito correrme, esto es un suplicio. Soy vuestra.
Isa le pellizcaba los pezones mientras la besaba e insultaba.
Comencé a comerle el coño al principio despacio, luego mucho más fuerte, intentaba continuamente aumentar el contacto, decidí follármela, le froté un par de veces el capullo en aquel volcán, y se la metí de golpe, deslizándose en aquel mar de jugos, no aguantó, empezó a correrse encharcando todo y convulsionando de nuevo.
-Amo esta puta no tiene nunca bastante. Está muy necesitada.
-Puta has puesto todo perdido, limpia a mi amo con la lengua y luego todo esto. Luego te acostarás en la alfombra que hay a los pies de “nuestra” cama.
Isa alargo su mano para tomar la mía, nos dirigimos a la habitación a descansar mientras Montse recogía, casi dos horas más tarde desperté y vi a Isa mirándome fijamente con una expresión de gratitud y devoción difícilmente descriptible.
-¿Que te apetece?
La mire con cara de adivinar el doble sentido de su pregunta.
-Pasear contigo por el pueblo para que luzcas esa sonrisa triunfal, luego ya veremos. Si quieres puedes traerte a tu esclava, aunque sabes que las humillaciones son de puerta para dentro.
-Ok, tengo que pasar por casa a cambiarme, me ha dejado toda la ropa chorreando, quiero lucirme para ti.
Llamó a Montse, quien apareció por encima de los pies de la cama, sin atreverse a hablar.
-Zorra, recoge esto y vienes a casa a buscarnos, vamos a comer fuera para celebrar tu aceptación como puta esclava. Haz la reserva y no nos hagas esperar.
-Si señora, respondió Montse bajando la mirada.
Isa durante el camino rebosaba felicidad, su cara era de triunfalismo y liberación. Al entrar en casa se abrazó al cuello y nos dimos un profundo beso.
-Gracias. Por todo. por confiar en mí y dejarme que me liberara
-Vamos cambiarte, ha sido un placer verte desenvolverte, la ira no es buena consejera deberás ganarte su admiración y ganas de servirte, dejando claro que ahora es tu esclava. Hoy tienes carta blanca sobre ella.
Isa escogió unos jeans muy ceñidos y una blusa blanca con dos botones abiertos, que marcaba su silueta, dejando ver lo bien que se conservaba y que la hacían muy apetecible. Unos tacones altos y un pañuelo que caía sobre el pecho hacía desviar la mirada hipnóticamente.
Montse llamó a la puerta, está vez había elegido un vestido por encima de las rodillas y la espalda descubierta. Unos tacones algo más bajos que los de Isa con lo que equiparaban alturas.
-Todo preparado. El restaurante está en reformas tendremos que coger el coche o si quieren podemos tomar un vermut en la plaza y picar unas raciones.
-Perfecto, hace un día soleado y me apetece lucirme, dijo Isa.
Salimos dando un paseo hacía la plaza, Isa, le recitaba normas que había de seguir sin cuestionarse.
-En nuestra presencia y en tu casa cuando estés sola irás siempre en ropa interior, pondremos cámaras para controlarte.
-Estarás siempre dispuesta a ser usada por nosotros.
-Solo podrás unirte a nuestros juegos cuando mi amo o yo te autoricemos.
-No te podrás tocar, ni follarás con el imbécil de tu marido sin nuestro permiso.
-Acudirás cuando te llamemos. Justifícalo como quieras.
-En público nos tutearás, a solas seremos tus amos. ¿Entendido?
Montse solo asentía, calculando cómo iba a cambiar drásticamente su vida, valorando si había jugado bien sus cartas, sabía que su vida sexual salía reforzada, el precio a pagar era otra cuestión, aunque ya no había marcha atrás. Me retrasé un poco observando aquellas dos mujeres, conviniendo como servir de la mejor manera a su amo.
Llegamos a la plaza y nos sentamos en la terraza. Procurando estar algo retirados de miradas y oídos indiscretos.
-Vamos al baño, ¿verdad Montse? Por favor pídenos algo. Dijo Isa.
Según me dijo Isa al llegar al baño, sacó de su bolso un huevo vibrador, hizo a Montse humedecerlo con su boca, subir los brazos y lo introdujo en su coño, la cara de Montse era de súplica al saber que Isa disponía del mando y que lo usaría a su antojo, sin miramientos.
-Te dejaré de momento las bragas para que no se caiga y te sientas más segura, pero durará poco.
La beso dulcemente en los labios y salió delante. Cuando su prima fue a salir del local accionó un momento el mando con lo que se tuvo que agarrar a la puerta como si hubiera tropezado.
Al sentarse me ofreció el mando, decline la oferta
-Es tu esclava y tu día. Disfrútalo.
Me besó en la mejilla junto con un gracias.
Al sentarse Montse, volvió a accionar el mando, Montse se revolvía en su silla intentando controlarlo, cruzando las piernas. Encontró una postura en la que no era tan palpable lo que le ocurría, aunque las expresiones en su cara eran un poema. Isa la miró sabiendo que tenía el control, con una mueca de superioridad y haciendo comentarios sobre el tiempo y cosas banales. Lo mantenía pulsado intermitentemente. Cuando se hizo patente que había llegado sujeta a mi brazo y la mesa. Isa le hizo quitárselo y limpiarlo con la boca para un nuevo uso.
Había pedido unos vinos y algo de picar, hacía un sol agradable y decidimos comer de raciones.
Isa hizo un brindis:
-“Por la puesta al día de mi querida prima… en tan poco tiempo”.
Montse pidió permiso para ir al baño, pues parte de sus muslos y vestido dejaban patente, la corrida que había tenido.
-Déjatelo ya iremos luego, quiero que te sientas expuesta y que me perteneces, primita. Y de dio un beso muy cerca de su boca.
Montse solamente asintió, pero esta vez no había rabia, ni reproche en el gesto, fue un gesto de aprobación.
-Os he dicho que acepto ser vuestra, aunque sé que tampoco tenía otra opción, no me arrepiento, ha sido liberador. No estoy acostumbrada a que me humillen y vejen, se está abriendo un mundo que ni me había planteado, pero la adaptación me está gustando y mucho. Gracias. Quiero hacer un brindis:
-Por mi puesta al día… en calidad y… cantidad ufff.
Los tres reímos, sellando este acuerdo.
Esta vez Isa dio un pico en la boca a su prima, mirándose con morbo entre ellas a los ojos, mientras bebían…