Ella estaba frente a la secretaria, me estaba dando la espalda, un pantalón de vestir color hueso que marcaba su rica trusa con encaje, era un cachetero, su blusa entallada de manga larga y su cabello suelto.
Sara, la contadora madura, esa que le causa erecciones a todos los de la empresa, ya les conté de ella en otro relato.
No podía contener mi deseo las ganas de embestirla como aquella vez, Sara se dio cuenta que la miraba y más se empinaba y más coqueta era, ya no aguantaba con la verga dura, quería ponerla en cuatro y darle hasta llenarla todita, no me importaba ser obvio, yo seguía disfrutando la vista que ella me regalaba.
Las horas pasaron, mi temperatura estaba a mil, imaginarla así, con su rico cachetero con encaje, su rico cuerpo, me valía que su pareja estuviera ahí, la suerte a veces me sonríe y ese día no fue la excepción.
El turno de la tarde no tuvo actividad y los de la mañana salieron a su hora habitual las 3:00 pm, hay una bodega de muestras a la cual fui alrededor de las 4:30 y como el encargado del turno de la tarde no estaba, me despaché solo. ¡Estaba yo tranquilo buscando mis muestras cuando Sara entro!, ella me miro sonriente y me pregunto por el compañero de la tarde, yo como pervertido la mire de arriba abajo y le dije que no estaba, ella me hizo la plática coqueta y justo cuando se disponía a salir, ¡la tome del brazo y le plante un tremendo beso!
S: ¡Tranquilo, aquí no, nos verán!
L: ¡No me importa, te deseo nena!
S: Basta, aquí está el, ¡además hay cámara!
L: ¡Pero la cámara no llega hasta aquí, te deseo nena!
S: ¡Luis, basta, por favor!
L: Sé que tú lo quieres también, ¡te ves riquísima!!!
La seguí besando y ella poco a poco se comenzó a dejar llevar, mis manos desesperadas recorrían su espalda hasta llegar a sus duras nalgas, por encima de su pantalón sentía su rica ropa interior, ¡eso me la ponía más dura! La fui llevando hacia una tarima con cajas, dobladas, ahí le comencé a acariciar sus piernas torneadas y besarle el cuello, ¡ambos estábamos conectados y algo rico se acercaba!
Le quité su blus ay la deje en brasear, le comencé a apretar las tetas con desenfreno, ella gemía y se ponía caliente de su cuerpo, la recosté sobre las cajas y comencé a besarle su abdomen hasta subir a sus tetas, las cuales, sacándolas del brasear, las chupaba y mordía, ¡mientras una de mis manos desabrochaba su pantalón y se metía para sentir su rica vagina húmeda!
S: ¿Qué haces?
L: ¡Te hare mía, eres un manjar!
S: ¡Luis, nos van a escuchar!
L: ¡Pues hagámoslo en silencio!
Sara, aunque decía que no, su cuerpo ya estaba listo para mí, le hice a un lado su hermosa trusa con encaje y baje a darle un rico oral, ella alcanzo el apagador y apago las luces de la bodega, le mamaba su vagina con suavidad, besaba sus carnosos labios vaginales muy salvaje, le metía mi lengua para lamer su clítoris, ella gemía despacio, se retorcía como pez fuera del agua, poco a poco mi boca comenzó a llenarse de sus ricos fluidos, de sus fluidos infieles y maduros!
Me baje el pantalón con apuro, bajando mi trusa también, saque mi verga la cual estaba durísima y al hacerlo, la hermosa contadora se acercó a ella y la llevo a su boca, lo mamaba sublime, me hacía jadear de placer que sentía cuando su lengua recorría mi tronco y se perdía succionando mi cabecita, lo besaba y lo mordía, yo estaba de pie y ella sentada en las cajas, de ahí podía mirar la planta vacía, solo ella y yo, ¡lejos de su pareja y de los demás compañeros!
L: ¡Corazón!! ¡Lo chupas magnifico!
S: ¡Agh, esta rica!
L: ¡No sabes cómo soñaba contigo!
S: ¡Nos van a correr!!
L: Pues para mí, ¡esto lo vale!
S: ¡Que gañan!!
Después de hacerme sentir maravillas con su boca, la recosté sobre las cajas levantando sus piernas, me incline un poco y la penetre fuerte, apoyándome en sus muslos me movía una y otra vez, me encantaba ver su trusa a un lado en su entre pierna, eso me puso como demonio, mis movimientos eran acelerados, Sara se tapaba la boca para no la escucharan, yo le apretaba las tetas, le morid a las pantorrillas, me movía con fuerza, le hacía sentir mi dureza, al dureza que con su seducción había provocado!
S: ¡Agh, que rico, no sabes cómo lo esperaba!!
L: ¡Eres súper nena!
S: Cuando tenía sexo con él, agh, pensaba en ti, ¡en como lo hicimos esa noche!
L: ¡Yo no he podido olvidar tu rico aroma y tu rico perro que traes ahí!!
S: ¡Dame más, agh, dame más!
L: ¡Toma, uf, que rico, que rico!!
¡Me acosté yo en las cajas y ella en una forma de misionero improvisado comenzó a cabalgarme rico, me encantaba acariciar su abdomen y cadera cada que ella se movía a ritmo de la alarma de las maquinas, le acariciaba sus muslos carnosos y jadeaba en silencio, mi respiración delataba el placer que esa madura buenísima me daba!
L: ¡Que rico te mueves!!
S: ¿Te gusta cariño?
L: ¡Me encanta, muévete, mueve tu rico cuerpo mamacita!
S: ¡Que rico, estar aquí me pone más caliente!
L: ¡Seguro que es no te da tu merecido bien, jajá, uf!
S: ¡Olvida eso, solo dámela, dame tu dureza!!
¡Sarita estaba súper cachonda, la puse en cuatro en las cajas y tomándola por sus muslos la ensarté fuerte, me movía como toro, le apretaba las nalgas y le besaba su espalda, me encantaba tomarle las manos y pasarlas atrás de su espalda, a pesar de la excitación nos manteníamos cautelosos, se escuchaban ruidos afuera, pero yo seguía ensartando a esa rica contadora!
S: ¡Agh me empalas, que fuerte, agh!
L: Me pones a mil, uf, ¡que piernas!, que nalgas!
S: ¡Cógeme, agh, cógeme!!
L: Toma, uf, que rico aprietas, ¡eres toda una diosa!!
Sin sacársela la tome de la cintura y al puse de pie, la cerque hacia una puerta corrediza donde se apoyó, seguía penetrándola rico, no me importaba que nos vieran, solo quería seguir disfrutando de Sara, quería hacerla venirse y que se volviera adicta a mi sexo, ¡adicta a mi verga!
Ella se dio vuelta y nos besamos salvaje, le mordía las tetas y ella me mordía los pezones, nos perdíamos en un desenfrenado beso mientras ella subía su pierna hacia mi cadera y yo la penetraba fuerte, en esa pose apretaba más rico, me encantaba ver sus ojos, ¡me encantaba sentir su sudor y me encantaba el aroma mezclado de nuestros fluidos!
Había un escritorio donde ella se apoyó empinándose delicioso, la penetre de un solo golpe y ella lanzo un gemido magnifico, nos dio igual si nos habían oído, la tome de los hombros y me movía con fuerza, el sonido de mi pelvis chocando con sus nalgas era fuerte, ¡le daba de nalgadas y le apretaba sus hombros empujándola hacia mí!
S: ¡Agh, me empalas, agh, esto es la gloria!
L: ¡Deberías dejarlo, tengo verga para ti todos los días!
S: ¡No puedo, agh, hay muchas cocas que atan!
L: Entonces disfrutemos esto, disfrutare de ti, ¡de tu cuerpo!
La fuerza de mis embestidas me hizo derribarla sobre el escritorio, ella se subió boca abajo y yo detrás de ella, parecíamos dos iguanas en un rico acto bajo el sol, ella movía rico su cadera y yo apoyándome en el escritorio la embestía con muchísima fuerza, ¡estábamos a punto de llegar!
S: Luis, me vengo, agh, ¡me voy a venir!!
L: Si, agh, si nena, córrete, vente conmigo, ¡dios!!
S: ¡Si, agh, dame tu leche!
L: ¡Mi nena, agh, me la sacas, que rico me la sacas!
S: ¡Si, agh, te siento, dios, te siento!!
L: ¡Y yo a ti chiquita, uf, ah!!!
Mi semen salió como cascada, su venida y la mía se mezclaban maravillosamente, ahogamos nuestros gritos mientras el orgasmo crecía, seguíamos moviéndonos, ¡seguíamos disfrutando de placer de estar pegados como perros!
L: ¡Que rico, agh, me encantan tus gemidos!
S: ¡Sacaste mucha, ah, mmm!
L: Este fue un rico orgasmo, ¡ni con mi esposa lo siento así!
S: ¡Mentiroso, agh, tu esposa se ve que te doma!
L: ¡Jajá y tú lo domas a él, jajá!
Nos empezamos a arreglar, yo en un acto de chascarrillo le quite su trusa y la guarde en mi bolsa, ella sonriendo acepto eso, la olí y la lleve para mi bolsillo.
Salió primero ella y luego unos instantes después yo, sin darnos cuenta ya faltaban 15 minutos para la salida, habíamos cogido una hora y lo increíble que nadie se percató de nuestra ausencia, en la salida nos encontramos, ella ya iba con su gordito, me despedí de ambos y justo cuando pase a su lado me apretó el pene y me miro desafiante, mientras su gordo bromeaba con el vigilante.
¡A veces cada que hay posibilidad vamos hacia la bodega de merma, justo entre las 4 y las 6 pm, ahí cogemos como locos, esperando que nadie, ni su pareja ni compañeros ni los jefes nos cachen y en lo que eso pasa seguiremos disfrutando de esta prohibida rutina!